Me prometí que no la presionaría, entiendo lo que debe estar sintiendo por la muerte de Anthony, pero ella merece vivir sin el temor que ocasiona una pérdida tan fuerte. En este momento se encuentra en la misma situación en la que yo he estado durante años: estancada deseando regresar al pasado sin poder continuar su camino. Por esa razón la ayudaré a salir adelante. De inmediato tomo a Theodora y salgo a buscarla, dejo a la yegua pastando mientras espero a Candy, en cualquier momento debe aparecer. No pasa mucho tiempo cuando la veo con sus amigas. Con mi forma usual de ser llamo su atención, ella solo responde y me sonríe, parece que se está acostumbrando a mí, esta sensación es increíble.
Cuando nos quedamos solos, le platico la buena nueva y tomo aire para hacer lo que ya tenía en mente; la tomo del brazo y la llevo donde se encuentra Theodora. Inmediatamente se asusta tratando de soltarse, la detengo y la subo al caballo. En este momento me estoy arrepintiendo de lo que hago, verla tan asustada suplicando que la deje tranquila me estremece, así que pongo fuerza en mi estómago para continuar. -Vamos- Theodora comienza a galopar, mientras ella se aferra a mí, provocando que un nudo se instale en mi garganta, perdóname por hacerte esto pecosa. “Anthony” “Anthony” comienza a llamarlo, es hora de que diga algo. “Déjame bajar” -¿Por qué no llamas a Anthony? ¡Llámalo! ¡Nunca volverá! ¡Tienes que dejarlo ir!- Su llanto cesa y aprieta su abrazo con más fuerza. -Candy tienes que abrir los ojos mira a tu alrededor no mires hacia atrás, mira hacia adelante, siempre tienes que mirar hacia adelante- Le digo con menos rudeza. -Anthony está muerto, pero nosotros estamos vivos y tenemos que seguir viviendo, como los árboles y el pasto. Arroja el peso de tu corazón Candy-
Cuando se tranquiliza bajamos del caballo y nos sentamos a disfrutar de la vista, no digo nada, quiero darle su espacio para que se recupere. Al voltear a mirarla me percato de que su brazo está sangrando, no puedo evitar sentirme culpable, con el pañuelo que me dio mi madre envuelvo su herida con cuidado de no lastimarla más. Sé que me pase del limite pero no me arrepiento, siento como si hubiera sido derribada la barrera que había entre nosotros.
-Candy, Candy- oigo que la llaman y ella responde pidiéndoles que se acerquen, es una pena, esperaba estar más tiempo a solas con ella. Estoy decidiendo si irme o quedarme, cuando veo a Eliza y Neal caer del bote, me quedo observando que alguien los ayude pero cuando me doy cuenta de que no lo harán lo hago yo, motivado por la obligación moral y de paso impresionar un poco a la pecosa. Cuando salimos del agua Candy parece estar genuinamente preocupada por ella, y se acercan los otros, me molesta que estando cerca de ellos no los ayudarán. Al explicarme sus motivos me siento engañado, así que le pregunto a Eliza si es que sabe nadar, “casi me ahogo” es lo que me responde y se arroja a mis brazos, esto es incómodo, desearía que me soltara pero no digo nada por que soy un caballero. De un instante a otro su humor cambia y trata mal a la pecosa cuando le da un pañuelo y la apoya para que vaya a su casa. Eso no lo puedo soportar, rechazo su ofrecimiento y me voy sin decir más.
Me siento indignado por su actitud hacia la pecosa, debí suponer que no era muy diferente a Neal, después de todo son hermanos. Suspiro y entro a mi habitación, estoy tan molesto que me arrepiento de haberla sacado del agua, si así se comporta siempre entiendo porque Stear y Archie no los ayudaron. ¿Qué se le puede hacer? Lo hecho, hecho está. Me quito la camisa mojada y busco una seca, ¿Por qué tendrán tanto odio por Candy? Aunque no tenga padres no es muy diferente de nosotros, de hecho, ninguno de nosotros ha crecido verdaderamente con sus padres, muchos hemos estado encerrados en el colegio desde hace mucho, otros son criados por sus abuelas, incluso por nanas.
-Terry- Escucho a Mark y salgo a su encuentro, su voz parece algo decaída. -Te traje pan y leche, los envía mi madre para ti-
-Gracias- Tomo un pan de la cesta y lo parto por la mitad, ofreciéndosela al chico frente a mi. Mientras comemos no dice ni una palabra pero parece muy entretenido en lo que está pensando, aunque por su rostro intuyo que no es algo bueno. -¿Te pasa algo Mark?- Si puedo hacer algo para ayudarlo, lo haré.
-¿Eh? Nada… Ah- Es evidente que trata de decirme algo, ¿será prudente insistir? -¿Qué es lo que hacen las chicas?- Su pregunta me deja desconcertado, a qué se referirá exactamente.
-Creo que soy el menos indicado para darte consejos sobre chicas-
-¿Qué?- Está completamente escandalizado. -No me interesan a mi las chicas… Es solo que…- De nuevo duda, y yo me siento más perplejo, de quien hablará para estar así. -Vi a Candy afuera- Oírlo hace que mi corazón salte de felicidad. -Pensaba en decirle que entrara conmigo a darte esto pero se fue corriendo antes de hacerlo- ¿Se fue corriendo? -Solo le pregunte si estaba buscándote y se fue. Terry, si te gusta Candy, ¿Por qué no se lo dices?- Su pregunta me toma por sorpresa, en otras circunstancias entendería el motivo por el que lo pregunta pero esta vez no es así. -Me voy, no diré más porque no es de caballeros decir el secreto de una dama, aun cuando esta sea la señorita pecas- Sale corriendo sin permitirme responder, ¿de qué habla este chico? ¿Qué secreto es el que sabe?
El fin del verano se acerca, pronto comenzarán las clases de nuevo, hasta ahora ha sido maravilloso, me reconcilie con Eleonor, además, a ella le agradó Candy, eso es bueno ya que no quisiera que tuvieran una mala relación. También estuve con Candy el domingo; cuando recibí la invitación de Eliza a la fiesta blanca estaba dudoso en ir por su comportamiento grosero, pero después de lo que dijo Mark quería verla lo antes posible para saber qué es lo que estaba pasando. Tuve la buena suerte de encontrarla a medio camino, me ahorré la molestia de ver que Candy había sido excluida de la reunión… Cuando hice la misma comparación que en el zoológico ella se avergonzó en lugar de enojarse, además, cuando le dije que no iría si ella no estaba y al invitarla a casa conmigo se alegró y aceptó. Sin embargo, su reacción fue muy diferente cuando la abracé con el truco del fantasma, no puedo evitar sonreír, señorita pecas, me das señales tan diferentes que no sé interpretarlas.
Después de eso nos sentamos frente a la chimenea, hablamos sobre mi madre, eso causó que se pusiera triste, mientras la miraba pensaba en la gran bondad y gentileza que tiene como sello personal y me pregunto ¿Qué clase de mujer dejaría a un ser tan bueno e inocente como ella? Al ver que no volvía a su habitual estado alegre, sentí la fuerte necesidad de decirle que, podía no tener padres, pero que el amor no le hacía falta porque yo estoy tan perdidamente enamorado de ella, estuve a punto de hacerlo, hasta que nos interrumpió Eliza haciendo toda una escena dramática y abofeteando a Candy. Debió contarle a todos que estábamos juntos ya que al día siguiente el elegante me retó a pelear sin motivo aparente.
Para mi es evidente su molestia sobre que yo sea cercano a Candy, me siento mal por el pobre chico, debe sentir lo mismo que yo cuando supe de Anthony por primera vez. Seguí la pelea por ser entretenido, aunque para él sea una competencia por la pecosa no lo es para mi, ella no es un premio que deba defender o ganar, pero eso no significa que no haya dejado claro que no me voy a rendir con esa chica entrometida… No entiendo que es lo que pretende haciendo que pasemos tiempo juntos los tres, no tengo roces con el chico de anteojos pero es el hermano de Archie y está claro que entre nosotros las cosas son complicadas, aunque a mi solo me gusta pelear con él. He estado tan acostumbrado a pasar la vida entre peleas callejeras que me es difícil dejarlas de lado completamente.
Gracias a que la señorita pecas, o mejor dicho, la señorita entrometida metió su nariz en este asunto recibo besos de agradecimiento, lamentablemente para mi, fue de parte del Andley equivocado. Supongo que esa es su intención después de todo, que nos llevemos bien o por lo menos que no peleemos a cada momento. ¡Ah! Candy tienes que convertirte en mi debilidad, pase de tener curiosidad por saber que tipo de chica eres a querer complacerte.
-Por favor Terry basta de peleas por hoy, Archie está demasiado cansado para pelear-
-No te preocupes, ¿y el avión?, todos queremos que el avión vuele- Ya he pasado meses sin fumar ni beber, podré evitar una pelea. Mientras les ayudo me siento satisfecho, pero de diferente manera a cuando estoy con Candy o con mi madre, ¿así que esta es la sensación de tener amigos? Nunca imaginé que estar con personas compartiendo intereses fuera tan entretenido, ni de lo gratificante que es trabajar en equipo por un objetivo en común.
Cuando el avión enciende siento la emoción a flor de piel, creo que también comparto gustos con mi padre después de todo… Unos aplausos llaman mi atención y al voltear veo a la niña de mis ojos y las otras dos chicas. “Señores la cena está preparada” y vaya que parece ser una buena cena, en cuanto entramos a la residencia el olor de la comida es delicioso. Cuando nos sentamos en la mesa cada una de las chicas se pone a nuestro lado, mi imaginación se pone a trabajar y no puedo evitar pensar que es como si fueran… como si estuviéramos casados compartiendo una reunión que pasa alegre entre risas, ¿Así se sentirá tener hermanos? ¿Esto es similar a tener una familia propia?
Un nuevo día nos sorprende mientras convivimos en el comedor; es ahora o nunca, ese avión debe volar hoy, vamos por el objetivo por el que trabajamos duro todo este tiempo. Lo llevamos hacia afuera para poder probarlo, no creía que esto fuera posible pero aquí estamos, todos juntos empujando el avión, bueno, a excepción de Candy que nos anima a seguir. Cuando llegamos al lugar, Stear sube y lo enciende, mi corazón late rápido ante la expectativa de lo que sucederá… Al verlo estar en el aire me quedo sin aliento, nunca pensé que lo vería volar, es simplemente maravilloso, aunque me abruma un poco querer saber lo que veía y sentía mi padre al estar en el cielo azul volando, disfrutando de la libertad que tenía antes de ser duque… Mis pensamientos se interrumpen al ver que el avión pierde altura y finalmente “cae” al suelo; el inventor está bien pero no parece importarle que esté destruido de nuevo, solo piensa en que estuvo volando hasta hace unos instantes, tal vez algún día yo…
-¿Sabes?, me imagino que el avión fue la primavera de la vida para mi padre- Recuerdo la “historia de amor” de mis padres, misma que terminó con la triste separación de ambos. De nuevo mi desaprobación por la nobleza y sus normas sale a flote admitiendo… -Yo estoy en su contra, solo quiero ser yo mismo toda mi vida- Pienso en lo difícil que es estar contra corriente en la sociedad en la que he vivido, donde lo que tienes es lo que vales y lo que eres y donde esos supuestos privilegios te quitan lo más valioso que puedes tener: amor, una familia unida, amistades verdaderas, metas y sueños que formen el centro de la vida, la felicidad y la satisfacción de compartir momentos.
Durante años creí que era el bastardo de mi padre, una molestia para todos los que me rodeaban, un rebelde por no querer adaptarse a lo establecido, alguien que no merece amar ni ser amado. Pase años buscando un poco de consuelo en el alcohol, el cigarro y las peleas, pero desde que conocí a Candy he cambiado, ya no soy el mismo chiquillo que volvió de América con el alma herida, ni el que pasaba las noches en los bares de Londres. Gracias a ella me he reencontrado a mí mismo.
Ahora he recuperado a mi madre y su cariño, ese que tanto anhelaba tener y al que me negué por orgullo, ahora se que tengo en común con mis padres más de lo que me imaginaba, aunque aun me duele saber que no tengo una buena relación con papá ya no siento el mismo odio y rencor que antes. He conocido la felicidad, el entusiasmo y la emoción de compartir el logro de hacer volar el avión y he descubierto que soy capaz de preocuparme por otros y de querer proteger a las personas que amo.
-Candy, ¿quieres bailar? para que recuerdes a Escocia- Y pensar que no quería estar aquí otra vez, las antiguas memorias que me causaban dolor, solo son recuerdos lejanos que no volverán pero que ya no deseo recuperar a toda costa. Los momentos del presente son los mejores que tengo. Miro a Candy mientras bailamos, sus ojos brillan diferente a otras veces, “no diré más porque no es de caballeros decir el secreto de una dama, aun cuando esta sea la señorita pecas” La voz de Mark hace eco en mi mente y la idea de que ella me ame se adhiere en mi alma con fuerza. El perfume a rosas invade mi olfato, mi corazón late con fuerza pero no sé por qué motivo, miro sus labios que se ven suaves y dulces, me he sentido tentado por besarlos antes pero esta vez siento que es más fuerte que yo este deseo. Me detengo abruptamente, no sé si es el momento para hacerlo, no estoy seguro de lo que siente por mi, debo sofocar esta deseo que esta consumiéndome desde hace tiempo… -¿Qué estás haciendo Terry?- Ni siquiera yo sé que es lo que estoy haciendo, solo sé que en verdad deseo besarla, probar el sabor de sus labios y sentir su suavidad en los míos, si la beso no habrá marcha atrás… no quiero volver atrás pase lo que pase… Cierro mis ojos y la tomo por la cintura atrayéndola a mi cuerpo y la beso, es un arrebato de mi parte pero satisface una necesidad que no sabia que tenia. El tiempo se detiene para mí y el resto del mundo desaparece, solo somos Candy y yo.
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