LA PEREZA
Escrito por An Le Mun y Saadesa
—Jefatura de policías ¿cual es la emergencia?
—Quiero reportar un homicidio.
—¿Me podría indicar el lugar donde fueron las rencillas y cuántos disparos fueron detonados?
—No, no hubo disparos, tampoco rencilla ¡digamos que no tuvo ventaja para luchar por su vida?
—Le informo que si esto es una broma, será procesado conforme a la ley.
—Está bien, vengan ustedes y verifiquen con sus propios ojos. Si les parece que es una broma, entonces no habrá un criminal que perseguir.
—Andando señores, muevan sus asquerosos traseros —Dijo el teniente Andrew—. Comandante George, contacte al detective Leagan y dígale que nos encontramos en el lugar de los hechos.
Los agentes se dirigieron con rapidez a su coche patrulla, ansiosos por llegar a la escena del crimen.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Me colgó el teléfono, lo puedes creer, —masculló ella y miró al hombre al lado en la cama.
Ella estaba acostada con su novio y tenía su rostro tapado con la sábana.
—Lo siento —se disculpó con ella—. Ya sabes la costumbre de… bueno…, Pensé que estaba dormida en mi cama y el teléfono era el mío.
—Eso quiere decir que duermas bien aquí.
—No presiones, Neil.
—No presionó, nena —dijo Neil y se condujo hacia el baño, desde ese punto le gritó a la chica—. ¡Ah por cierto! ¿te gustaría que tuviéramos perros o gatos?
Ella solo pegó tremenda carcajada.
En el penthouse del detective unos minutos más tarde comenzó a timbrar su número particular. La voz de una mujer respondió la llamada enseguida, parecía sobresaltada ya que, su somnolienta voz dictaba que se encontraba dormida.
—¿Diga?
—Detective Neil. aaah —titubeo la voz de la mujer—. No el…
Neil Leagan con gesto amable indicó a la mujer le entregara el auricular. Ella obedeció.
—Detective Neil, a sus ordenes siempre listo para atrapar al criminal. —respondió a la persona.
—Esta no… no lo se Leagan, tal vez llamemos a otro… pensé que me había equivocado de número y decidí marcar a su número de casa.
—Deja eso George, también duermo.
—Me doy cuenta detective. —Le respondió con sarcasmo, Neil solo guardó silencio.
—De acuerdo, ¡vamos! saca tu caliente trasero de la cama, tenemos un supuesto acesinato.
—¡¿Supuesto?!
—Así es, digo “supuesto” porque no hay armas, no rencillas, deberías apresurarte ¡ah! espero que no hayas cenado mucho.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—¡Pero qué diablos pasa en esta humanidad!
—dijo el detective Neil, mientras estudiaba los restos de aquel hombre desnudo y mutilado que yacía sin vida sobre el piso del callejón.
Aún sin el informe del forense, sabía que no había sido un homicidio por tráfico de órganos. El saco su teléfono y comenzó a tomar fotografías del cadáver y de la escena del crimen.
El asqueroso olor a sangre era penetrante. Sus ansias por devolver el estómago se quedaron estancadas en la garganta. El se encontraba a cargo de la escena del crimen, y daba órdenes a su equipo, necesitaba que todo el perímetro fuese acordonado, quería tener el lugar listo, para que cuando llegaran los expertos en criminología, no hubiese ninguna falla y su informe saliera limpio. Aunque dudaba mucho que pudiese salir limpio de aquel lugar. Era sanguinaria la manera en la que le habían arrancado la vida a ese hombre, el corazón de aquel chico, había sido extraído de su cuerpo aún con vida y de esto tenía claro que no había pasado mucho tiempo de tremendo salvajismo.
Sus ojos aún se encontraban abiertos y en ellos, se reflejaba el horror por el que había pasado. Esperaba que al menos hubiese estado drogado para resistir ese dolor. Las pruebas de toxicidad determinarían si se le había suministrado algún tipo de droga.
—Señor las zonas ya están siendo acordonadas —dijo la detective Saadesa—. La detective Narcissus, con ayuda de su equipo se está encargando de tomar todas las pruebas que logré encontrar —¿Está usted bien señor? —preguntó al ver el estado de su cara.
El detective Neil Leagan, se había quedado petrificado al mirar el diamante que tenía incrustado en el ojo izquierdo, el ahora occiso. En su mente se comenzaba a reconstruir un terrorífico escenario, uno, que habían acordado enterrar y del cual nunca se imaginó que volviera a revivir. Sin decir nada se acuclilló frente a él, tomó toda la precaución para no interrumpir ninguna pista y con sumo cuidado, extrajo el diamante.
Dios mío «pensó». el monstruo de sus pesadillas había vuelto y la rabia que por tantos años había guardado, se veía reflejada en el ensangrentado cuerpo que yacía muerto en el piso del callejon.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Buenos días señores, que tenemos de nuevo el día de hoy —saludo amenamente el abogado Terry. Su sonrisa reflejaba el grandioso momento que había pasado una semana atrás—. Muy bien chicos espero que me esté esperando un buen caso.
—Abogado Terry, bienvenido.
—Hola An, cuéntame ¿por qué el aire se siente tan tenso? —inquirió Terry, la chica tomó una pila de carpetas y con un suave meneo de cabeza indicó que la siguiera. Al ver a donde se aproximaban, Terry tuvo un mal presentimiento—. No se el por que; siempre que se nos tiene malas noticias nos llevan a la oficina de juntas.
En cuanto la puerta de la sala de juntas se abrió y Terry miró a todos los equipos de detectives y policías reunidos supo que no era un caso fácil de resolver.
—Amigo —saludo Neil —al tiempo que apuntaba un asiento. La seriedad que se mantenía en el rostro del Neil puso a la expectativa a Terry el cual se negó a tomar asiento—.Terry, Susana Marlow ha dado luz de vida y de una manera que en verdad no damos crédito.
Neil entregó la carpeta al abogado Terry, este rápidamente leyó y sin decir más paso a las fotografías. Su peor pesadilla había vuelto y con una bestia interna sedienta de sangre.
—¿Dónde está? —Preguntó.
—No lo sabemos Terry, ella durante años ha aportado una y mil personalidades y la holgazana de su madre, esa mujer, supongo que debe estar en algún yate, viviendo de lo que su hija le da.
—¿Quién es la víctima? y ¿por qué se ensañó de tal manera?
Si había alguien tan despiadada y sanguinaria en este mundo era Susana Marlow, Terry bien lo sabía y la recordaba. Su temor a la oscuridad y al frío se lo debía a ella.
Pero gracias a su cautiverio que había vivido, había reencontrado a su gran amor, esa pecosa que con varias y mucho amor había curado sus heridas y dormido sus sus peores demonios.
No pudo evitar recordar todo lo vivido. Las imágenes en su mente se agolpaban una tras otra.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Vamos amigo solo será una exposición Luisa me ha invitado, dice que su amiga es una fanática de las esculturas en hielo seco.
Granchester no estaba muy seguro de querer ir, después de un largo día de trabajo lo que quería era un whisky y dormir.
—Vamos, solo será un rato. Mira en cuanto me vaya con Luisa, tú llevas a su amiga a su casa y nunca la volverás a ver .
—De acuerdo —susurró Terry.
—Vamos, Luisa dice que su amiga es muy muy agraciada, tu me entiendes.
—Ya Neil, dije que iré, quieres dejar de llorar como niño. Espero que nuestro jefe no se de cuenta que te has ausentado, yo ya voy de salida, pero tú…
—No, no pasará, confía en mí.
—Sean todos bienvenidos señores a la presentación de la gala de beneficencia, en este momento damos por inaugurada la exposición de hielo seco. —mencionaba el maestro de ceremonias.
—Ahí están vamos —dijo Neil
Terry, no camino tras su amigo, prefirió mantener aún un poco de espació. A decir verdad quería ver cómo era la señorita con la cual lidiará esa noche «todo sea por un buen amigo» pensó.
A lo lejos miro una rubia, con curvas despampanantes y cabello ondulado. Rogó que fuese aquel ángel, la que acompañera para esa y todas las siguientes noches.
—Mira, te presento. El es mi gran hermano Terry —el castaño solo atino a asentir galante mente a la mujer—. Terry te presento, ella es Susana Marlow, amiga de Luisa
Solo una tenue línea se pintó en los labios de Terry, él quería sonreír pero, a lo lejos veía como aquel ángel se le iba de las manos, alejándose con un tipo alto rubio con mucho porte. Sin embargo, sin saberlo Terry tenía frente a él su futuro, ese futuro que lo llevaría hasta las mismísimas puertas del infierno.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Señor Granchester le hemos mandado a traer para pedirle de favor que las cosas personales las arregle fuera del trabajo. Recuerde que usted es un novato. Necesitamos que tome con seriedad su entrenamiento. El que usted haya acabado su carrera de abogado, eso no implica que pueda hacer lo que le apetezca.
—Lo siento señor no volverá a suceder —dijo Terry y salió con la cólera enmarcada en el rostro.
—Qué sucede amigo —preguntó Neil.
—¡Qué sucede! ¿En verdad, eres o te haces y si te haces, que buen actor eres.
—Amigo esta vez, si no se que sea lo que te molesta.
—¡Mejor lárgate!
—No respóndeme, por qué al parecer yo soy parte de tu rabia —Terry tiró tres puños al aire y gritó.
—Desde hace tres meses la loca de Susana lleva jodiendo, le apagó el móvil; el contestador de mi casa está saturado y ahora la muy muy mujer del demonio, ha decidido llamarme a la oficina y no una vez, sino cinco o seis veces, lo puedes creer Neil, me ha llamado hasta de madrugada —Terry se sentía asfixiado—. Lo siento, lo intente amigo, pero no hay ni una pizca de química entre la esa mujer, su bendita madre y yo.
—¿Por qué no habías dicho nada? —preguntó Neil, —No le agradaba el curso que estaban tomando las cosas y preguntó—: ¿Y su madre que tiene que ver en toda esta obsesiva historia?
—Su madre es una mujer ociosa, perezosa. No hace nada en todo el día. No bueno si hace, máquina como enganchar a su hija con hombres fructíferos de buen sueldo, para desplumarlos como pollos.
—No exageres hombre, ¿Cómo sabes que ellas estafan hombres?
—Él me ha dicho. Un tal Hathaway, dijo que me alejara de ese par de arpías —Terry al recrear en su mente el encuentro que tuvo con Hathaway añadió—: No se Neil, él chico se miraba asustado y eso me atemorizó.
—Vamos amigo, que tan ruda puede ser esa diminuta y frágil mujer —Neil soltó una carcajada, tratando de restarle interés al momento—. Además la mamá. Supongo que lo peligroso que puede hacer, es quitar un cochambre pegado. Anímate yo hablaré con ella.
Buenos días señores —saludo el detective Neil. Con suma extrañeza, miró el escritorio de su compañero Terry «tal vez se ha pedido unos días, ha estado sumamente alterado» —pensó.
Ya habían pasado tres días de la ausencia de su compañero. El jamás se había ausentado sin dar informes de su paradero, mucho menos de esa forma. Esa mañana Neil tomó una drástica decisión.
—Buenos días señor —saludó Neil a su superior, el teniente Wilson.
—Leagan, que lo trae por aquí ¿No me diga que también usted se ausenta?
—No señor nada de eso ¿Por qué lo dice? —dijo, intentando no verse muy ansioso por una respuesta.
—Buen, supongo que usted ya sabe de la ausencia de su amigo y colega, pensé que le extrañaría y al igual que el señor Granchester, venía por sus vacaciones adelantadas ¡Las que se le debían y está! Vaya vacaciones que se planeó —dijo el teniente en forma burlona.
—¿Dos meses? —preguntó Neil con la voz apenas audible.
—No… no me diga ¡¿usted no estaba al tanto de esto?! —Neil negó con la cabeza gacha. Buscaba dentro de sus recuerdos, algo, algún indicio del por qué Terry había tomado esa decisión.
—¿Tuvieron alguna rencilla? —Neil volvió a negar. —detective Neil, es la hora de su almuerzo, por qué no va a la casa de su amigo, claro, esto no es una orden. Sería una visita de amistad, nada referencia a un hostigamiento ¿Verdad?
—Gracias señor.
—No tienen por qué Leagan "ah" dentro de una hora debo tomar una pastilla, me podría recordar y tal vez platicarme de las vacaciones de su amigo —dijo el teniente en tono amigable.
—Delo por hecho señor —sin decir más Leagan salió a toda prisa del departamento de policía.
«Terry Granchester donde carajos te has metido, se supone que soy tu mejor amigo, pero deja que te encuentre y tu trasero conocerá la furia de la punta de mi zapato. Me siento como una mujer desesperada. Ahora sé lo que se siente, que te dejen sin decir el por qué. Después de esto, ya no lo voy hacer ¡ahora si! A todas las niñas les diré el por qué las dejo» pensaba Neil mientras conducía hacia la casa de Terry.
—Hola Naty —dijo en cuanto la señora de servicio abrió la puerta —. ¿Y tu jefe dónde está?
—El señor me ha mandado un mensaje en el cual me decía que iría a ver a su madre.
—Ah ¿y eso cuando fue?
—El viernes ¿Por qué la pregunta, todo está bien?
—Bueno, es que se me hizo extraño que no me lo comunicará —respondió Neil con un tono triste, pero a la vez pensativo, algo le olía muy raro, él no era así.
—Bueno a decir verdad a mí también se me ha hecho muy extraño que se ausentara tan precipitadamente y su mensaje ¡Fue tan extraño! —dijo Naty y en sus ojos se asomaron las lágrimas—. Él nunca me llama por usted, siempre tiene una palabra amable o una broma por delante. Ahora estaba tan frío al despedirse, pensé que al llegar mi finiquito estaría sobre la mesa.
—Naty, no se acongoje. Tal vez fueron las prisas de su viaje —mencionó Neil, en un intento por consolar a la mujer —. ¿Naty puedo ver el mensaje en el celular?
—Claro que si joven —ella rápidamente lo busco y cuál fue su sorpresa, en un grito explotó—.¡¡Pero que!! El mensaje ha sido borrado
Me permite —dijo Neil. —En efecto el mensaje ha sido borrado
Naty necesito llevarme este móvil. Deben rastrear el mensaje. No quiero alarmarla, pero algo en esta partida no cuadra.
La mujer aceptó de inmediato y ambos fueron al departamento de policía de Nueva York.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Señor, me mandó usted llamar —preguntó la detective Saadesa.
—Si, detective hágame un favor, entregué un celular de emergencia a la señora Naty y el de ella llévelo al departamento de cómputo, ya hablé con el encargado, usted solo déjelo allí.
—Está bien señor, ¿algo más?
—Si, pida a An que enlace una llamada con la señora Eleanor Baker. Que diga que es de mi parte.
—¿Todo está bien señor? —preguntó la detective Narcissus.
—Depende de la respuesta de esta llamada, sabremos si todo está bien o no con nuestro compañero.
—Detective Leagan, aliste a su equipo —gritó el comandante Wilson—. Se ha encontrado el cuerpo de un hombre, totalmente mutilado, el equipo forense ya está en el lugar de escena.
—¿Quien llamó para informar del crimen? —preguntó Neil antes de subir a la patrulla.
—Una mujer que no quiso dar más información —respondió el jefe de policía.
Neil sintió como un fuerte frío corría por su espina dorsal. «No, no es lo que estás pensando»
En cuanto llegaron al lugar donde se había notificado el hallazgo de un cuerpo sin vida, el detective miró fijo hacia el lugar, enfocó la vista y encontró que él novato Jimi ya mantenía todo el lugar bajo resguardo. A paso apresurado se acercó al detective.
—Detective Neil, le entrego mi reporte preliminar —le dio en sus manos una sencilla carpeta.
Leagan se apresuró a saber lo que había en los resultados de los laboratorios.
REPORTE DE ROBERT HATHAWAY
En su cartera se encontraron su licencia de conducir, de allí se sabe su nombre. Robert Hathaway. Artista y escultor del hielo seco.
Arma homicida con la cual fue asesinado, no se encontró ninguna.
De su cuerpo ha sido extraído su corazón, al parecer el hombre aún estaba vivo cuando fue extraído el órgano Interno de su cuerpo.
Neil comenzó a mirar las fotografías instantáneas que se habían tomado de la escena del crimen. Aún no daba crédito cómo era posible que aquel ser humano tuviera ese coraje y pudiese cometer tal acto. Lejos de parecer un crimen daba la impresión de haber realizado un ritual satánico.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Horas más tardes en la jefatura de policía el especialista en homicidios se encontraba con un Neil, con el semblante demasiado demacrado.
—Neil ve a tu casa y date un baño, descansa un poco —dijo el teniente Wilson —. Qué le preocupa más ¿El cuerpo que se acaba de hallar? ¿O la desaparición de su amigo?
—Ambas cosas señor.
—¿Y por qué ambas? Qué relación hay entre el homicidio que se acaba de realizar con la desaparición del señor Granchester.
Detective Leagan —declaró un oficial en turno —. Acaba de llegar la persona que pidió para que viniera a declarar.
—Venga teniente Wilson, acompañeme a la sala de interrogatorio, allí sabrá el motivo de mi preocupación.
Ambos hombres se encaminaron hacia dicho lugar. Antes de abrir la puerta el detective Neil, se detuvo frente al teniente Wilson y dijo:
—Señor vea lo que vea, le pido de favor que no se deje engañar.
Abrió la puerta y se introdujeron en dicho lugar.
—Susana Marlow, una sorpresa verte en este lugar.
—Lo mismo digo Neil, fue sorpresivo para mí y mi madre aquí presente se nos haya extraído tan abruptamente de nuestro domicilio.
—No sé, ¿porque con tanta descortesía se nos ha tratado? —espetó la mamá de Susana. arrojándole miradas coquetas al teniente Wilson. —Cómo ve somos dos mujeres solteras e indefensas; ¿qué daño podríamos hacer?
—Muy bien Susana, no estamos aquí para que nos hablen del privilegio que tenemos con su presencia. Dime qué relación había entre tú y el señor Hathaway —preguntó Neil con tono severo.
—Ya deberías saberlo Neil, no voy a contestar que, acaso… ¿no conoces mis derechos? En este momento a un lado mío debería de tener algún abogado aunque sea uno de oficio. Pero bueno por la amistad que nos une te diré —Neil curvo la mirada, sentía la ironía palmada en la voz de Susana, pero a pesar de todo respondió—: El señor Hathaway y yo fuimos muy buenos amigos.
—¡¿Amigos?!
—Estuvimos comprometidos, pero todo terminó en cuanto me enteré de la caída económica que tuvo —lo dijo sin mostrar remordimiento alguno—. A madre y a mí nos conviene estar con una persona de tan bajos recursos.
—¿Y lo dices así Susana?
—De qué otra manera lo puedo decir Neil, una mujer como yo debe ser tratada como una reina y para eso se necesita tener la mejor posición económica. Ese estupido solo me hizo una corona de hielo seco. No hay dinero, no hay amor, así de fácil son las cosas.
—Y dígame usted señora Marlow ¿A qué se dedica?
—¿Por el momento me dedico a cuidar a mi hija ella es una joya y debo de tenerla muy bien resguardada en un estuche de cristal que yo me encargo de mantener pulcro.
—Digamos que no hace nada con su vida, ¿No es así?
—Qué trata de decirme detective, que soy una perezosa una holgazana que vive con su hija.
—Señora yo no lo diría así —dijo el teniente Leagan. Algo buscaba en esa conversación y hasta no encontrarlo no las soltaría.
El comandante Wilson, pidió a Neil un segundo a solas. Ambos hombres salieron de la sala de interrogatorios.
—Neil, sabes que estamos cometiendo un delito mientras no tengamos las pruebas para retener a estas mujeres, debemos dejarlas ir, —mencionó el detective Wilson
—Gracias señor solo déjeme un tiempo más con ellas y le prometo que las dejaré ir.
—¿A qué está jugando detective?
—¡Solo un segundo más señor! le pido un tiempo más con estas mujeres.
—Entonces se va a despedir de tus amigas. Eso no es un delito ¿verdad?
—Gracias señor.
Neil, regresó al cuarto de interrogatorio. En su rostro estaba pintada una sonrisa socarrona.
—Bueno Albert, —le dijo a su compañero detective— Ellas ya coperaron es su interrogatorio, será mejor que se vayan; ah por cierto no puede salir del país supongo les gustaría conocer a la madre de Terry, aunque no creo que decidan salir del país, sabían ustedes que la duquesa de Granchester viene en camino, si, viene a visitar a su hijo — y miro a de hito a hito a las dos mujeres.
—¡La duquesa de Granchester! —repitió una de ellas.
—Si, es una mujer muy perspicaz y mataría sí supiera que le han lastimado a su único heredero. Ahora bellas mujeres pueden retirarse, es gusto haber hablado con ustedes.
Ambas mujeres salieron a toda prisa de la jefatura de policías, tal como si el mismo diablo las persiguiera.
Ya en camino a su casa la señora Marlow dijo:
—Susana esto debe acabar tal cual lo planeamos no quiero errores, de aquí depende nuestro futuro; de salir mal, tenlo por seguro que te dejaré sola.
—Siempre he estado sola madre.
—No es momento de niñerías, es momento de que te concentres en lo que te he indicado, lo vas a presionar hasta que él diga que se casará contigo.
—Y si no y si no resulta qué harás madre, te echarás nuevamente en el sillón, beberás e imaginarás otra nueva situación para que me encuentre con un nuevo millonario.
—Mi pereza tiene su mérito, ¿acaso no? toda la vida has vivido como reina.
—Hemos, porque si no mal recuerdo tú también has tenido tu ganancia.
—No sé por qué crees, que no ha sido difícil vivir con toda esa bola de cerdos a mi lado.
—¡Ay por favor Susana! Lo único que tenías que hacer era meterlos a tu cama, bien que lo gozaste.
Las mujeres llegaron a su destino y en cuanto la puerta se abrió y detrás de ella escucho el cerrojo que ponía su madre. Susana fue marcada por un sin fin de objetos por enésima vez. La joven ya ni siquiera podía llorar, recibía su castigo como un sumiso cordero.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Apresurate, sacalo, tira de su ropa —ordenó la señora Marlow —uno minutos más en la jefatura de policías y ahora sí nuestro plan se viene abajo.
—No puedo madre, es muy pesado deberías ayudar.
—Claro que no, yo cree el plan y a ti te toca ese lado sucio y eso completa sacarlo de ahí.
El cuerpo del detective Terry Granchester estaba a punto de sufrir una hipotermia y las locas mujeres habían decidido esconderlo dentro de una cámara de congelación.
—Ahora lo vamos a subir al auto y lo voy a dejar en el Central Park, dónde todo parecerá alguien quiso asaltarlo y con estás temperaturas congelantes es ahí donde tú aparecerás de la nada y serás su heroína, lo llevarás a tu casa. Tendrás que ser muy lista hijita, una falla y sabes cuál será tu castigo —La mujer apuntó con un dedo hacia la cama de congelación. Su mirada macabra y el brillo en sus ojos parecía haber sido esculpido con hielo seco.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—¿Dónde estoy? —preguntó Terry, el castaño se encontraba envuelto entre suaves sábanas color de rosa —. ¿Qué me ha pasado? por qué me duele tanto el cuerpo.
—Terry no te levantes, no sé lo que te haya pasado, salí a trotar por Central Park y te encontré tirado por casualidad.
—¡Susana! y… ¿porque estoy en tu casa? ¿porque no me has llevado al hospital?
—Terry no sabía qué hacer, la verdad me desesperé tanto, tuve mucho miedo, y se me ocurrió traerte aquí a mi casa —dijo ella y echó a llorar —Te encontrabas tan frío donde estabas.
—Yo… no lo sé… solo tengo un vago recuerdo, son unos flechazos en mi mente solo recuerdo que había otro lugar muy frío y luego ahorita y… no recuerdo nada más.
—Terry yo te quiero ayudar —dijo Susana mientras comenzaba a desnudar su cuerpo.
—No Susana tranquila, yo en verdad me siento muy confundido, no sé ni qué carajos ha pasado conmigo, ya no sé si han pasado horas o días.
—Terry al ver la mirada de Susana, —le ofreció una disculpa—. No, no te sientas ofendida; en estos momentos de mi vida lo menos que quiero es hacer el amor, o más bien tener sexo.
Ella comenzó a vestirse y lloriqueado tras él, exigía una y otra vez que volviera a la cama, ella se sintió rechazada.
Terry pudo sentir un fuerte golpe sobre su cabeza con un objeto. Pero esta vez no lo hizo perder el conocimiento él rápidamente se acercó al cerrojo de la puerta que abrió como pudo y salió del departamento.
Al salir tan precipitado del edificio casi es arrollado por un auto, el cual al verle mal herido la conductora del auto decidió bajar y auxiliar a la persona, que de la nada iba a arrollar.
—¡¿Estás bien?! — preguntó la joven. Sus verdes pupilas expresaban el gran susto que había sufrido.
— No. Necesito ir al hospital —le dijo Terry.
—Yo te llevaré —Terry en cuanto elevó su rostro para dar las gracias a la persona que lo iba a auxiliar se topó con un bello ángel, ese que en algún momento había perdido de vista meses atrás.
Él quiso agradecer pero ella no lo permitió, apoyó su brazo sobre sus hombros y lo ayudó a caminar hacia el auto.
Susana había visto toda la escena de como Terry era subido a aquel auto, la fortuna y el titulo de duquesa se le había ido de las manos y su corazón en ese instante se le había congelado. La rabia se albergó en ella. Se juró que pagaría por tal humillación.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—¡Granchester! ¡Granchester! —Neil lo llamaba por cuarta vez, no comprendía qué le pasaba.
—Terry ¿estás bien amigo? —preguntó Neil —. Llevas un rato perdido en tus pensamientos. La reaparición de Susana te ha traído al pasado de vuelta ¿Verdad?
Terry solo afirmó con un suave movimiento de cabeza.
—Te prometo que las vamos a atrapar, esta vez sí vamos a encontrar el arma homicida. Las vamos a refundir en la cárcel.
Neil con la sangre llena de cólera se encaminó hacia la salida de la cafetería. Terry apenas audible dijo:
—Sabes amigo, aún tengo pesadillas. Aún por las noches escucho como ese látigo suena sobre la piel de alguien. Aún escucho el aleteo. Aún se me crispa la piel al recordar esa risa y los llantos de bebés. Quisiera recordar quisiera saber…
—Tranquilo amigo, vamos a dar con ellas y esta vez sí van a pagar.
Semanas más tarde. La fiscalía había archivado el caso, al no haber armas, ni pruebas. No había sospechosos, ni criminales que perseguir, en todas las fotos que se habían presentado como evidencia. Solo aparecían los cuerpos mutilados envueltos en sangre y las paredes pintadas con la misma sangre, frases inconclusas e inentendibles. Y a una corta distancia de la escena del crimen, sólo se hallaba un charco de agua y algunos trozos de hielo seco. Era como si el arma del crimen se las hubiera tragado la tierra.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Susana Marlow, y su madre la señora de Marlow, estaban esperando su vuelo privado en el hangar del aeropuerto.
—Muy bien, puede abordar, el vuelo para Inglaterra está próximo a salir. —mencionó la sobrecarga del vuelo al pie de las escaleras del Jet.
—Será interesante conocer algunos duques ¿No lo crees hijita?
—Así es madre, será muy lindo.
—Y debe ser pronto, la fortuna de Robert, que era una bicoca está apunto de terminarse con este maldito vuelo, pero qué le vamos hacer somos unas reinas y como tal debemos vivir, yo no pienso levantar ni un solo dedo para trabajar.
—Madre, por favor se más discreta nos pueden escuchar.
—Está bien, está bien, ya quiero estar en Londres, espero que los bebés ingleses, no sean tan llorones, y su sangre tenga mejor sabor.
—¡Madre! Tu siempre pensando en comer.
—Ay ya cállate, mejor disfrutemos del vuelo y la Champagne.
Susana se quedó callada y dió un sorbo a su copa, «esto no se quedará así un día volveré y pagarás el haberme rechazado» Recordó sus bellos ojos azules como el mar. Unos que por unos segundos cuando lo conoció pensará la sacarían de la esclavitud de su madre.
gracias Narcissus, Mia Granchester, Carmen de G, An le Mun y Saadesa
Última edición por Saadesa el Sáb Abr 23, 2022 7:44 pm, editado 4 veces