Escrito por An Le Mun
La fuente que se encontraba a la mitad del patio, había hechizado a la chica. Su mirada cargada de ternura, se fundía entre las chispeantes gotas de agua, que salían expulsadas de la fuente. Temerosa se debatía entre meter la mano, o no, a la pila de la fuente. Como cualquier pequeña de escasos catorce años y traviesa por naturaleza, se quitó uno de sus guantes, despacio y sin presua, inclinó su cuerpo hacía el frente y metió la mano a la pileta. De inmediato la retiró al sentir la frialdad del agua, su gesto de dolor en su rostro, delataba que no la estaba pasando bien. Su mano que aún se encontraba enguantada, ejerce presión contra la lesión.
Detrás de ella soltaron una carcajada, inmediatamente, toda la atención de la chica la tuvo la persona que, sin aviso alguno, se encontraba a sus espaldas.
一Como se te ocurre meter la mano a la fuente, estamos a veinticinco grados —él no podía parar de reir. Impulsivamente apretaba su estómago y de la risa, pasó al dolor. Su risa había sido opacada por fuertes alaridos 一¡Ay! ¡No, no! ya me dio un calambre en la costilla.
一¡Qué bueno! por mala leche, te pego el dolor del caballo 一dijo la jovencita, en su rostro estaba pintada una tirana sonrisa.
Mientras el chico escudriñaba con la mira a jovencita, en su pensamiento se preguntaba 《será que dios está harto de sus groserias y me la envió como mi ángel de la guarda ¡no la quiero! se ve que es muy mala, pero está super bonita 》.
一¡Hey! ¡Candy! 一gritó Eleanor, agitando su brazo en el aire. Candy volvió su vista hacia la mujer, la chica corrió y se colocó a un lado de la mujer mayo 一Espero vernos pronto, en cuanto llegues a la ciudad me llamas 一dijo Eleanor y tomada de la mano de Candy, ambas bajaron la escalinata, con dirección a la salida.
La jovencita volvió su mirada hacia aquel joven que, las había salido a despedir 一adiós一 dijo en una muda exclamación y las arpas de los querubines, sonaron en los oídos del joven. El, con las mejillas enrojecidas camino hacia su madre. Se colocó a un lado de ella y solo entrecerró los ojos, al escuchar el suspiro de su madre. Sabía que algo incoherente dirá la mujer.
一¿Es guapa, no? 一él solo asintió con su cabeza. 一pero tiene catorce añitos. ¡Lastima! Gracias por participar.
一¡Rous Mary! madura quiere 一dijo, y la tensión se enmarco en su rostro 《los sentimientos no saben de edad》pensó.
一Anthony hablo muy enserio ¡Aun esta niña! – dijo Rous Mary, camino tras los pasos furicos de su hijo.
El, frenó su paso haciendo que su madre, chocara en su espalda. Con molestia respondió:
一No soy un anciano , ni siquiera se marca una década de distancia ¡todo puede suceder!.
一Anthony, solo deja que pase un par de años más, prometeme que…
一¿Y si se me va de las manos? 一cuestiono a su madre, enfurecido cerró la puerta de su habitación. Solo le faltaba dos años para graduarse, tiempo suficiente para ganarse el corazón de aquella bella pecosa.
∞∞ഡവൾ∞∞
Como le gustaba contemplar aquella bella fuente, que se encontraba en el centro del jardín. La silueta de su cuerpo, daba pequeñas capas de sombra en los bellos rosales. Los tenues rayos de luz que salen del amanecer, se reflejaban en su angelical rostro, tan sereno, tan pasivo, que lograba transmitir una paz interior.
一Vamos Candy hoy es tu gran día – dijo una de las monjas, la tomó de la mano y le encaminó hacia la entrada del recinto sagrado. La distancia no estaba tan lejana, pero… al pasar por uno de los portones de salida Candy, paró su paso y fijó su mirada hacia la puerta. Se había quedado estática por unos segundos 一¡Candy! hay niña por que siempre tienes esa manía ¿O es que la duda embarga tu alma?.
一¡No! Eso jamás, aquí está lo que quiero y lo que me da paz ーla joven continuó con su andar. Entró al recinto con la barbilla elevada, necesitaba convencer a todo aquel que la mirara 一¡sobre todo a ella misma!一 se tomó un profundo suspiro.
En la puesta del monasterio, fue recibida por el hermano Thom. Candy con una reverencia agradeció al sacristán.
La joven miró hacia el “Presbiterio” donde ya era esperada, por un caballero de edad madura. Las pesadas miradas que sostenían sobre la joven, se estaban transformando en pesados bloques, que estaban a sus pies.
Con firme convicción ella dio el primer paso.
《Padre… Vengo a confesarme》Él solo hecho de recordar, hacían que sus pulsaciones se aceleraran.
《Lo lamento, no podré ser yo quien te confiese hija. Busca a el hermano Anthony con el usted podrá confesar》Sus piernas dieron tres lentos pasos.
《 Por favor padre. Lo que tengo que decirle es muy importante, solo usted puede ayudarme》. Recordó la desesperación con la pronunció sus palabras.
Él sentía como su fortaleza se debilitaba, no debía bajar la mirada, debía de ser fuerte, aunque los recuerdos estuvieron fijos en su pensamiento 《La joven había tomado una determinación. Él, muy a su pesar, había cedido ante tal petición. Ambas figuras se encaminaron a unos de los pasillos laterales. El, tomó asiento en una banquilla y ella, manteniendo la cabeza gacha, se acuclilló frente. Después de dar un exasperante resopló él, se reacomodo la casulla. No podía establecer contacto visual con la doncella así que, fijó su mirada en un tenue destello de luz, que se reflejaba sobre la pared. Resignado a los obstáculos que Dios no pone en la vida. la exhortó a iniciar su confesión》
Sexto paso, los pensamientos taladraban su mente y las lágrimas se comenzaban a acumular, en esos bellos ojos esmeralda.
《padre…, he pecado ante dios y ante los hombres. Todos los mandamientos de la ley de Dios, los he quebrantado. Padre me he enamorado ¡el señor me ha enseñado a amar y a respetar al prójimo, pero este amor sale de mi alma! ¿Necesito saber qué tan grande es este pecado? 》
Él se refugió pensando en algunas citas del Evangelio. En el interior de su pensamiento, se encontraba confundido.
《hija… el señor puede ver en el fondo de nuestros corazones. Yo no puedo mirar eso que desestabiliza tu alma, solo soy un simple guía, el cual te ayudará a seguir sus mandato》
En el noveno paso, ya no había retorno para ellos. Candy, en un intento desesperado le busco el rostro, pero él se mantenía inquebrantable, ante lo que ocurría. No permitiría que la bruma de su mirada, echara a bajo su firme convicción.
《¡Padre! ¿me está escuchando? He pecado de lujuria carnal por el hombre, me he entregado a su pies y mis lágrimas son su nombre…
¡Calla, estás confundida! Arrepiéntete y te encuentras, retornando tu camino. Los demonios suelen ser tentaciones ante el humano y nos…
Padre y usted… ¿Se siente arrepentido?
¡Hija mía! Si sientes un dolor en el alma, por sentir este sentimiento, podré darte la absolución. Si no… solo te puedo jurar que todas mis plegarias, irán dirigidas hacia ti, para que vuelvas al camino de la luz y olvides ese amor que te atormenta》
Doceavo paso. Los jóvenes se habían perdido en la desesperanza y su pensamiento iba dirigido a aquel momento.
《No habrá penitencia más dura, que la que usted me impone. La crueldad de obligarme a olvidar este amor. Es más doloroso que el rechazo de nuestro señor. Él tendrá compasión de mí y me dará el amor que se me niega 》
Frente al altar Candy Withe, se acuclilló en los peldaños del presbiterio. Lentamente comenzó a doblar su cuerpo, hasta que su frente tocó el piso.
一Queridos hermanos, nos encontramos reunidos, para celebrar el final del noviciado de la hermana Candy – exclamó con sobriedad. Frente a ella, se encontraba el padre Anthony Brower. Sería él quien la entregaría a sus votos perpetuos, ante él señor…
Un profundo silencio se pronunció. Alguien a lo lejos exclamó:
一¡Corte y que la tome diez 一dijo el frenético el productor de escena Robert Hattawey. ーCandy necesito más énfasis en tus expresiones ¡siente el dolor! Te estás desgarrando por dentro mamacita. Frente a ti, tienes el verdadero amor.
Ella solo asentía con su cabeza.
ーCandy tienes una llama ーdijo su manager Albert, el rubio ya estaba próximo a ella. De un tirón le arrancó el celular de las manos.
一¿Cómo está? ¡Lo siento en verdad la tomas se han prolongado! pero… ¡ah si! que bien, eres un amor. Está bien, será un verdadero placer 一respondía a su interlocutor.
一¿Vendrá por ti? Preguntó Anthony a la rubia
一Sí… trae a el bebe y…
一Que bien me alegro que se estén arreglando 一ni el se creía lo que había dicho.
一No…, solo está conviviendo con su hijo 一Candy agacho su rostro, ante la cuestionante mirada del actor 一Anthony… necesito que entiendas esto. Él es el amor de mi vida desde que tenía quince años y eso, no lo puedo sacar como basura de mis sentimientos. Es más fuerte lo que siento.
一Candy tu y yo… 一lagrimas no actuadas salían de los ojos de Anthony 一nena ¿tu me amas?
一No… aquí no por favor 一su mirada apuntaba temerosa hacia todas las entradas del set 一Anthony… solo olvidemos ¿quiere? El es tu sangre y no sería justo.
一Sssh… 一él se aproximó acortando la distancia 一No te voy a abandonar nunca. Si quieres ignorar lo que te diga tu corazón, yo lo acepto. Solo que esas hermosas chispas, que salen de tus ojos al sentirme, también deberías enseñarles a mentir.
一¡Mami! 一La tierna voz del pequeño Graham, resonó en el estudio de grabación. El niño corrió hacia los brazos de su madre, estos ya estaban abiertos para recibirlo.
一¿Cómo la llevas Brower? – saludo Terry dando un abrazo a su primo Anthony.
一¡La llevamos! Y eso es decir mucho y tu que tal vas con el monólogo –preguntó Anthony, mientras se quitaba la casulla.
一¡Ya está listo! 一Terry colocó una sonrisa en su rostro 一Todo vuelve a su cauce. 一El castaño tomó de la mano a la rubia actriz y dijo: 一andando señora que su marido requiere de sus mimos y apapachos.
一¿Marido?! 一preguntaron al unísono, Candy y Anthony. Sin más soltaron la carcajada.
一¡Lo que seamos! se viene con su hijo y con el padre de su hijo.
La rubia solo hizo una mueca graciosa y al instante dijo: 一Aun no estoy segura si esto podrá volver a funcionar y yo pienso…
一tu ganas pecas yo hago la cena, lavó la loza y te doy cariño toda la noche 一ambos soltaron volvieron a reír.
Antony solo los miraba y volvía su vista a ese pequeño torbellino. Como ama ese pedacito de cielo.
一¡Eh amigo! – dijo Anthony llamando la atención del pequeño. Al instante le abrió los brazos de par en par. El chiquillo sin duda corrió hacia él. Dueño del cielo se sentía al estrechar entre sus brazos a ese pillo, roba corazones.
一Vamos Graham. Hasta mañana Anthony. Descansa no te trasnoche – dijo Candy.
Anthony solo podía mirar su cintura. Esta ya estaba rodeada por unos brazos, de alguien que no era el.
Terry, apunto hacia Anthony, un coloquial peace&love.
《Jamás debí haber hecho caso de mi madre. Ahí va la niña de la fuente, esa de la que me enamore en un segundo》 pensaba Anthony, mientras miraba como la rubia se alejaba. Los dedos de Candy ya iban entrelazados con los Terry 《y pensar que algún día… en algún momento… sus alas se abrieron…》.
Fin.
Muchas gracias por leer.