CAPÍTULO 1
¿Cuándo era la última vez que había dormido sin dolor? No lo sabía.
La medicación que le habían prescrito en el hospital solo había aliviado un poco su agonía y su dolor parcialmente. Desde que lo habían dado de alta y lo habían mandado a casa esas malditas medicinas no hacían ningún efecto ante el dolor espantoso que padecía. Todos sus sentimientos lo atormentaban. Tenía días automedicandose con unas pastillas que había traído un supuesto vendedor de pizza, las tomaba junto alcohol a escondidas, no había sido tan difícil conseguirlas, como abogado se había cruzado con varios tipos de clientes, algunos que de alguna manera le debían un favor. Él era un abogado muy reconocido; en esos momentos se preguntaba si la vida realmente tenía sentido y todos esos años dónde lo único que hizo fue tratar de complacer a su padre ¿había valido la pena? ya no lo sabía.
El estaba apunto de quedarse dormido, cuando un leño se desintegró en la chimenea de su habitación, ese sonido lo sobresaltó y trajo todos los recuerdos a su mente de aquel maldito accidente que lo tenía postrado en cama y con una maldita silla de ruedas.
Solo recordó su manos en el manubrio de su motocicleta, se encontraba pasando en luz verde el semáforo y de la nada sintió el impacto de una camioneta en el lateral haciendo que su cuerpo volará por los aires. De la motocicleta de carreras no había quedado nada y pudo comprobar aquello que dicen muchos, miró su vida como si fuese una película en cámara lenta. «Está vivo de milagro» fueron las palabras del doctor que venían a su mente una y otra vez. «Y realmente vale la pena vivir así» pensó.
Que había hecho de su vida, acaso tenía alguien que se preocupara por él. Comprobó lo que ya sabía desde hace tiempo. Su hermana no había regresado del viaje en el que se encontraba solo recibió una llamada de Eliza cuando se encontraba en el hospital.
—Ay hermanito es un alivio saber que estás bien, así no tendré que abandonar mi viaje por el Mediterráneo, nos vemos en las fiestas decembrinas y eso no lo sé, no estoy segura, mejórate —después de aquellas palabras solo colgó.
Su madre desde hace tres meses ni una sola vez se había acercado a él, para darle un abrazo o preguntar ¿cómo te sientes? Simplemente es como si con lo material, los regalos costosos que le hiciera llegar le demostrará su amor. Así estaba acostumbrada a hacerlo. Solo recibió una visita de su madre en su departamento, le dió un hermoso reloj Cartier. Cómo si con eso lo pudiera hacer sentir mejor.
Por instantes se preguntó dónde estaban las palabras de ánimo, de cariño, simplemente eso era algo que nunca había experimentado de parte de su madre Sarah Leagan. Y con su padre no fue tan diferente, él había fallecido dos años atrás, teniendo que quedarse él al frente del Bufete de abogados "Legal Leagan & Graham" recibió todo el apoyo de sus tío Albert, sus primos Stear y Archie Cornwell. Sabía que era socio a partes iguales con Terrence Graham, lo había visto algunas veces cuando de verdad lo ameritaba la mesa de accionistas. Sabía que era su primo político al estar casado con la hija adoptiva de su tío Albert.
Días atrás de mala manera recibió una llamada de quién menos lo imaginó, nada menos que su socio y su prima, llamada en la que le anunciaban que llegaban a visitarlo, nada menos que Candice y Terry Grandchester. «¡Qué modales! nadie los invitó y solo hablan para decir que tendré que soportarlos» pensó al colgar aquella llamada telefónica.
Cómo no recordar a su prima lejana, hija adoptiva del tío Albert, esa niña de coletas que siendo él un niño hizo rabiar tantas veces. Tenía años de no verla y lo último que supo es que se había casado hace varios años con un famoso empresario de Londres, que terminó siendo su socio.
Le daba vueltas en la cabeza ¿qué es lo que querían? y ¿a qué venían? Lo que menos quería era tener que ver a alguien y lidiar con la lastima de una persona más.
—¡Maldita sea! —gritó incorporándose en la cama con esfuerzo para sentarse—. No quiero la lastima de nadie —miro la silla de ruedas al lado de su cama.
«Sólo por qué no puedo hacerle esta grosería a mi tío Albert, la única persona que de verdad le había mostrado su cariño y afecto sincero, y aparte estaba llevando a flote sus negocios» pensaba.
Realmente no sabía cómo soportar la lástima de la gente. A sus primos Archie y Stear los había corrido semanas atrás, aunque estos dos no le tenían ninguna lastima, era todo lo contrario querían ser apoyó para él, pero Neil se cerró ante la posibilidad de tener trato con la gente.
Su tío Albert, había mandado dos terapistas, y ambas mujeres habían salido corriendo ante el carácter de él; aunque su tío había mandado adaptar una de las habitaciones de su departamento para que fuera su cuarto de rehabilitación para sus terapias, estaba muy enojado ante la situación, recordó aquella discusión con su tío.
—¡Vamos Neil! Dejá de tener lástima de ti mismo, he mandado a adaptar un cuarto solo para ti, no es necesario salgas de la casa, tienes un departamento hermoso en el centro de Chicago, ni siquiera sales de la habitación, es hermosa tu vista panorámica del lago Michigan, desde tu balcón. Mary está a tu servicio ella te puede ayudar si así tú lo deseas, ella te consiente demasiado, fue una de tus nanas de pequeño, toda la casa se adaptó para que tú mismo puedas hacer las cosas por ti mismo, deja de compadecerte, el doctor dice que volverás a caminar con terapias, pero no haces el intento de de salir ni siquiera de tu habitación, deja las tonterías y madura. Cómo es posible que siendo un abogado exitoso, que defendió con uñas y dientes tantos casos, ahora no ganes tu propia batalla, eres muy afortunado, tienes el privilegio de tener todo para hacer tu vida lo más normal posible, yo se qué tú puedes; no entiendo ¿porqué te autocastigas? tienes una familia que te ama aunque tú lo dudes y seas un testarudo.
—Eso lo dices tú, como no eres paralítico, tienes todo, una mujer que te ama y una familia.
—¡Tú eres mi familia! Stear, Archie y Anthony lo son y qué has hecho, solo correrlos a gritos. Ellos y yo, te amamos pero no lo entiendes. Te aviso que mi hija adoptiva viene a verte con su esposo.
—¡No quiero ver a nadie! —le gritó a su tío.
—No te estoy preguntando, te estoy avisando, creo que me lo debes ¿no lo crees?
—¡Esto es un chantaje, maldita sea!
—Mmm… digamos que si, es la paga por atender todos tus negocios y Archie tomó todos tus casos en el bufete Legal, por insistencia mía, porque creeme la manera en como lo corriste era para que se hubiera negado y no fue así.
—¡Tío...!
—Ah, y te aviso que si vuelves hacer que salga huyendo tu terapista físico, entonces me harás tomar otras medidas, digamos que serán muy drásticas.
—¡¿Me estás amenazando?!
—No, es un aviso y si lo tomas así, bueno es tu problema, y si, mejor lo digo de frente, te estoy amenazando niño malcriado.
—¡Tú no lo comprendes!
—¿Que no comprendo? Que tienes una vida por delante, te has dado por vencido sin empezar a pelear y en dado caso que las terapias físicas no funcionaran, tienes boca y manos puedes seguir ejerciendo como abogado.
—Sería la burla de todos, que autoridad demostraría en una sala de juicio, con esa cosa —señaló la silla de ruedas.
—¡Cómo es posible que pienses eso Neil! El detective Marlon, no deja de llamarme, no le has contestado ni una sola llamada, piensan que intentaron matarte lo sabes, la camioneta que te impactó era robada y con placas de carro falsas, debes hacer memoria y pensar quien te quisiera matar, por favor reconsidera tu actitud en todo esto.
—¡Vete! No quiero seguir hablando.
—Me voy, pero no te dejaré en paz, nunca lo haré, te amo y lo que hago es por tu bien.
Albert salió de su habitación, Neil solo puso una almohada en su boca y gritó toda la rabia que había estado conteniendo.
El solo pudo conciliar unas horas el sueño antes de que entrara Mary y le ayudará en algunas cosas como el poner su ropa sobre la cama, él había aprendido perfectamente a pasarse de la cama a la silla de ruedas y hacer todo lo demás por si mismo. «No sé qué pretenden, tengo años sin ver a Candy» pensó mientras se alistaba.
Lo que Neil no entendía es que verdaderamente Candy y Terry venían desinteresadamente con ganas de ayudar a su padre adoptivo. La rubia cada que hacía una videollamada con él, veía la cara de preocupación en Albert por Neil.
—Sabes papá, —le decía en una llamada por Skype—. Yo tengo una gran amiga que conozco hace tiempo, ella es una gran fisoterapista, hace poco dejó el trabajo por algunos problemas administrativos, tal vez ella quiera ayudarnos.
—De verdad Candy, sería maravilloso que ella aceptará, pero este muchacho tiene el don de hacer que salgan corriendo, primero fueron dos hombres y la última una mujer, tal vez tú amiga no soportaría el carácter del demonio de él.
—Ay papá, no la conoces, ella es bastante testaruda, y de carácter muy fuerte tal vez es lo que mi primo necesita.
—Si ella acepta, dile que será una excelente paga, más todos sus gastos y hospedaje, haremos todo lo necesario para que ella se sienta cómoda.
—Jade, así se llama ella, estará muy contenta, Se que tomará el trabajo déjamelo a mi, si acepta viajaré en unos días con ella papá .
—Oh mi pequeña, no te quiero molestar, no es necesario que dejes a Terry, ella puede venir en un Jet privado del consorcio "Ardlay"
—No papá, ya lo había hablado con Terry, faltan tan solo dos meses para que nazca mi bebé y ambos queremos que nazca en Chicago, además él me dijo que tiene asuntos que arreglar contigo de la compañía y hablar algunas cosas legales con Neil, del bufete legal en Londres.
—Si hija, me dará mucho gusto recibirlos y haré preparar la casa del lago de Lakewood para ustedes, es nuestra casa de vacaciones, se encuentra afueras del lago Michigan, ese clima te caerá de maravilla y Terry solo estará a unos cuarenta cinco minutos de las oficinas será perfecto.
—Será maravilloso, me encanta estar ahí, te lo agradezco papá.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—¡Neil! me estás escuchando —lo llamó por tercera vez su nana y amiga desde niño.
Aunque siempre había sido muy seco con ella, Mary sabía muy bien que en el fondo era un buen chico y que todas las travesuras que realizaba con su hermana de niños eran para llamar la atención de sus padres. Él en esos momentos difíciles, empezaba a descubrir y valorar el verdadero amor de gente que no era de su sangre y para su asombro entendió que los lazos afectivos muchas veces no son de la familia.
—Esperan por ti en la sala, es el matrimonio Granchester.
—Eh…, si Mary, me alistare, en unos minutos salgo, ¡Mary! —la llamo haciendo que ella volteara.
—Dime mi niño.
—Gracias, te agradezco todo lo que haces...
—Shhh… —respondió Mary, tratando de contener las lágrimas de sus ojos, ella sabía cuánto estaba sufriendo; pero lo más difícil para él era enfrentar su orgullo y por primera vez escucharlo decir "gracias" palabras que ella reconocía que tenían aún más profundidad—. Les avisaré a los señores Grandchester que estarás listo en unos minutos.
«Solo espero que se larguen pronto, no soportare su mirada de lástima»