DE TU MANO
Historia época alterna
CAPÍTULO 2
Terminó de alistarse y con gran esfuerzo se pasó a la silla de ruedas. «Este maldito dolor que no me da tregua» pensó mientras sentía un pinchazo en su columna.
Cuando llegó a la sala encontró a Candy. De aquella bonita niña de coletas no quedaba nada, ahora era una hermosa mujer con un vientre de embarazada. Observó a Terrence Grandchester a su lado, aunque a él no tenía el gusto de tratarlo, solo se habían visto un par veces en persona para firmar papeles importantes sobre el bufete legal de Londres y Estados Unidos.
—Hola Neill —saludó Candy, con una gran sonrisa.
—Vaya que estamos a punto de reventar prima —le dijo burlón, ella solo se echó a reír, sabía bien que encontraría a un Neil, enojado con la vida.
Cuando Terry iba a mencionar algo, Candy solo tomó de la mano a su esposo y le sonrió.
Neil miró la escena sabía que le había molestado su comentario. Sin querer miró hacia la cocina donde se encontraba Mary atendiendo a una chica sentada en la isla de granito, solo la observó de espaldas.
—Mira Neil, no me voy andar con rodeos eso no funciona contigo, se que no eres del tipo carismático, ni de visitas sociales, ni de sorpresas inesperadas, estoy aquí por qué Albert me pidió algo.
—Vaya, nunca dejaras de ser Candy, siempre duro, directo y al grano, nunca te dejabas molestar de niña y aunque jalaba de aquellas coletas ridículas que traías puestas cuando éramos niños, siempre acababa con un buen golpe o en el piso —Ambos soltaron a reír cuando recordaron, contagiando a Terry con su risa.
La tensión parecía desvanecerse, y más aún en Terry.
Está bien, son bienvenidos a mi casa, ¿desean algo de tomar?
—Si, gracias le hemos pedido un té a Mary.
—Bueno pues vayamos al grano dime:
¿Qué te ha pedido mi tío Albert? o ¿cuál es el motivo de la visita? seguro es algo muy importante.
—Verás nosotros teníamos planeado venir aquí a Chicago a tener al bebe, y en una de las conversaciones que tuve con mi padre salió la preocupación que él siente por ti.
—Pues no sé cuál sea su preocupación, como puedes ver, estoy perfectamente.
—Eso no es verdad, no quieres hacer el esfuerzo por caminar, los doctores dijeron que tú parálisis era temporal, mi papá me dijo que hasta te mando adaptar un cuarto para las terapias y lo único que haces es hacer que los fisoterapistas salgan corriendo.
Neil soltó tremenda carcajada al recordar cómo habían salido corriendo ese par de tontos.
—Pues no se en que les afecta a todos ustedes esto, yo soy feliz como estoy —mintió.
—Eso es mentira a mi no me engañas Neil, somos tu familia y te amamos. Archie, Stear y Anthony, están muy preocupados por ti, lo único que haz hecho es alejarlos.
Él permaneció callado, el hecho que dijera que lo amaban lo hizo pensar en una realidad, ellos sus primos con los que había compartido tanto en su niñez y adolescencia de verdad lo amaban y querían ayudarlo. El amor que creía tener de parte de su familia más cercana no existía. Y para muestra de quien se preocupaba por él, estaban frente a él en su sala. Ni siquiera su hermana había querido interrumpir su viaje para hacerle una visita.
—¡No necesito su lastima! lo único que quiero es que me dejen en paz —espetó con molestia.
—Pues te aviso que no lo haremos —mencionó Terry, yo mejor que nadie conozco ese sentimiento de no querer aceptar ayuda de nadie, mi esposa ha estado muy preocupada por ti al igual que mi socio, amigo y ahora suegro, no venimos a preguntar si quieres la ayuda.
—Hemos traído a alguien para ayudarte.
—Si Neil, ella viajó desde Londres, es una gran fisoterapista y ya firmó un contrato con mi padre, ella necesita el trabajo y tú necesitas la rehabilitación.
Él la observó caminar hacia ellos, era una chica de ojos miel y cabello castaño al hombro, tenía unos lindos labios no pudo evitar mirarlos.
«Tonto que estás pensando» se dijo asi mismo.
—Te presentó a Jade.
—No necesito de ningún fisoterapista —la miro con desprecio y a la vez admiro su belleza natural. «Creo que estoy enloquecido, el encierro me está causando efectos secundarios»
—Creo que no lo estás entendiendo Neil, no te estamos preguntando si la quieres, ella ha venido a quedarse y ha firmado un contrato, si se rompe tendrás que pagar una suma estratosférica para indemnizar la ruptura del contrato. Tu cómo abogado conoces mejor todo eso y créeme que el contrato está muy bien redactado y específica los puntos, de hecho creo que despedirla te costaría parte de tu herencia, la de la tía Abuela Elroy, para ser más precisa. Es lo que nos dejó a cada uno de nosotros al morir¿lo recuerdas?
—¡Que……! Está loco Albert, yo no firme nada.
—Estás equivocado, hace pocos días tu le firmaste varios documentos a Albert —mencionó Terry—. Y entre esos estaba este, el de tu fisoterapeuta, —un admirado Neil, solo abrió los ojos y cuando iba a replicar élla añadió—: Bueno nosotros nos retiramos después vendré a visitarte, si no es que explotó en estos días —le dijo acariciando su vientre de embarazo y le guiño el ojo. Candy tomó su bolso, la mano de su esposo y se escabulleron antes de que Neil pudiera decir algo.
Candy y Terry reían en el elevador.
—Creo que eso no se lo esperaba querida, —Le dió un beso a su esposa.
—Yo conozco ese tonto, —reia—. Eso de la herencia que buena idea tuvo mi padre.
—Me preocupa Jade, ¿de verdad crees que lo pueda soportar?
—Ella es genial en su trabajo y en todo lo que hace y es de carácter bastante fuerte no en balde es mi hermana.
Hace un par de años Albert, había ayudado a Candy a investigar sobre sus orígenes, dando con el paradero de su madre biológica, se enteró que había que había fallecido unos años atrás en un accidente pero encontró una media hermana esa era Jadi como le decía. No eran hijas del mismo padre pero sí de la misma madre, ambas se hicieron muy unidas. Candy mejor que nadie sabía lo que había vivido su hermana de más joven. Un chico como Neil era pan comido para ella, y lo gran fisoterapista que era. Siempre lo que se proponía lo conseguía.
Mientras tanto Neil solo se dió la media vuelta en su silla de ruedas dejando parada a Jade en su sala sin siquiera saludarla.
—Señorita, no se preocupe él es así, la señorita Candy me dijo que hacer, venga por aquí, le enseñaré su cuarto y en un rato prepare la cena, descanse debe venir muy cansada, es un viaje largo desde Londres, debe tener el jetlag, les agradezco tanto lo que hacen por mi niño.
—¿Lo quiere mucho verdad? —preguntó Jade.
—Si, él es como mi hijo, lo he cuidado desde niño se que es orgulloso, y vanidoso pero no tiene un corazón malo como…
—¿Cómo quién…?
—Su hermana —masculló Mary—. Ellas si, es inhumana y cruel, desde que tuvo el accidente su hermano, solo ha recibido una llamada de ella eso todo ¿Lo pude creer?
—No se preocupe Mary, yo soy una tumba con todo lo que usted me diga, jamás saldrá de mi boca lo que me acaba de decir, verá que nos concentramos en hacer que Neil camine, aunque me termine odiando.
—Gracias señorita, las toallas limpias están en el baño y nos vemos en la cena.
Jade, observó la gran habitación con vista al downtown de Chicago, era realmente un departamento sorprendente, su vida había sido difícil y precaria, realmente solo había visto un lugar así en alguna revista de decoración. Y qué decir de viajar en un avión privado era algo que nunca se hubiera imaginado. Ella luchó por salir adelante por sí sola en su carrera de fisoterapista pues con lo que ganaba su padre trabajando solo era suficiente para pagar renta y comida.
Terminó su carrera con honores y empezó abrirse pasó hasta terminar siendo una reconocida fisoterapista en Londres, hasta que el dueño de la clínica terapéutica quisiera algo más que una simple relación de jefe empleada, y ella al negarse a los favores que pedía decidió renunciar y alejarse de él. Pero él al obtener una negativa de parte de ella habló a todas las demás clínicas reconocidas dando mala recomendación de ella para que no la aceptarán. La había acusado de ladrona. La llamada por teléfono de su media hermana Candy, era una gran propuesta para ella, en esos momentos lo recordó:
—Hola hermanita ¿Cómo estás? —preguntó Candy a Jade.
—Muy bien Candy —Mintió, tenía días de estar deprimida en su departamento y con el atraso de más de un mes de renta, pero primero muerta antes de pedirle ayuda a Candy.
Ella sabía perfectamente que su hermana, contaba con una buena posición económica, pero jamás se atrevería a decirle su situación a pesar de que se habían hecho tan unidas en tan poco tiempo. Candy la ayudaría encantada de la vida.
—Jade, no mientas se que no estás bien, no aceptas mis videollamadas, y este embarazo me ha dado un sexto sentido que me ha hecho indagar algunas cosas.
—¡Candy…!
—Vamos hermana, pedir ayuda no te hará daño, y aceptarla tampoco.
—¿Qué quieres decir con eso? ¡No te estoy entendiendo!
—Mira hermana necesitamos de tu ayuda —Explicó la situación de Neil, y los planes de Albert.
—Y prepárate cuñada, se escuchó la voz de Terry a lo lejos, embarazada es más necia que una mula está señora pecas.
—¡Terry…! Eres un tonto.
Y era verdad, por más que había tratado de dar excusas a Candy. «Acaso hay un motivo por el no deba aceptar el empleo»
—Está bien, aceptó viajar a Chicago con ustedes.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Y ahora estaba ahí a sabiendas que ese paciente tenía un carácter del carajo como le había dicho Terry. Suspiró regresando al presente con el rico olor de la comida que hizo gruñir su estómago y se apresuró a bañarse para estar lista para la cena.
—Mary, la cena estuvo deliciosa, pero el joven Neil ¿por qué no vino? Supongo que no está muy feliz de que yo esté aquí.
—No es eso señorita, él nunca sale a cenar, de hecho después del accidente se la pasa encerrado en su recamara.
—¡Cómo! ¡¿Estás bromeando verdad Mary?! —dijo con un tono de voz sorprendida y a la vez molesta—. El tiene un maravilloso departamento, una vista maravillosa, y aunque el diagnóstico del doctor hubiese sido de no volver a caminar nunca más, hay una y mil razones por qué vivir y ser feliz. ¿Supongo que tiene novia?
—Si tenía, esa chica solo era una interesada y cuando supo lo de la silla de ruedas solo desapareció de su vida.
—Ahora entiendo, esto es algo más que solo el accidente, el se está cerrando a la posibilidad de caminar, él necesita salir de aquí, tal vez ir a caminar a las orillas del lago Michigan, respirar aire fresco.
—Uy señorita eso será muy difícil, ni el señor Ardlay ha logrado hacerlo salir de esa habitación.
—Dejamelo a mi, mañana yo saldré con él, debo hacer unas llamadas y ya verás que ese chico deseara no haberme conocido —sonrió y le guiño el ojo a Mary.
Jade regresó a su habitación hizo un par de llamadas y todo quedó resuelto.
A la mañana siguiente ella salió muy temprano con su uniforme de terapista y su cabello en una coleta.
—Buenos días señorita, se ha despertado muy temprano.
—Mmm huele delicioso Mary.
—Le ofrezco algo de desayunar.
—No, solo un café está bien. ¿Esa es la charola de comida para el joven Neil?
—Si.
—Déjalo yo le llevaré el desayuno —Mary se quedó solo con la palabra en la boca y masculló—. Creo que esto no le gustará. «prepárate Mary te tocará limpiar la comida del suelo» se dijo la mujer esperando lo peor.
El toque de la puerta se hizo presente en la habitación principal.
—Adelante —mencionó Neil.
Al verla entrar con la charola de comida lo único que atinó a decir fue:
—¡¿Qué haces tú aquí?!
—Creo que ayer empezamos con el pie izquierdo, mi nombre es Jade y soy tu fisoterapista.
—No necesito ningún terapista, ¡lárgate! —le gritó.
«con que esas tenemos» pensó ella.
—Perfecto —dijo depositando la charola de comida en su cama—. ¡No pensé que fueras tan cobarde!
—¡Cómo te atreves!
—Mira Neil —trato de decir algo cuando él la interrumpió.
—Para ti soy el señor Leagan.
—¡Oh sí! no recordaba que estaba aún en un mundo lleno de prejuicios y diferencias sociales, le pido una disculpa señor, Candy me platico de ti al igual que Albert, yo pensé que tal vez podía tutearte, ese fue un gran error de parte mía lo reconozco desde hoy aprenderé a decirle señor.
—¡Quiero que te vayas! No necesito la lastima de nadie, ni de la ayuda de nadie.
—¡No me voy a ir! Y si, eso lo tengo muy claro, tanto que está luchando por tratar de caminar, tengo entendido que usted podrá caminar si se hacen fisioterapias y ejercicios, yo lo veo en su cama, no ha querido aceptar las terapias si lo que tanto quiere es deshacerse de su familia y de mi, vamos, hágalo, entre más pronto lo haga todos lo dejaran en paz, pero no, no lo creo, usted es de carácter débil. ¿No sé cómo es que es un abogado? me han contado, tal vez se equivocó de profesión, la abogacía no es para gente débil «no se que estoy haciendo solo espero no me soraje la charola de comida en la cara» pensó Jade mientras veía su cara endurecer y empezar a cambiar en color rojo.
—Si lo que tratas de usar es psicología inversa, dejame decirte que conmigo eso no te funcionará.
—¡Por favor señor! usted no es un niño, pero le advierto que si yo me voy de esta casa, me parece saldré muy rica por la puerta de este pent house, el señor Albert me hizo firmar un contrato donde si yo permanezco aquí y logró hacerlo caminar, todo será perfecto para usted, pero si no es así, parte de su fortuna señor Leagan será mía —mencionó burlona.
«No se como acepte este trato, solo por que mi hermana me lo pidió, esto es una locura»
—Con que esas tenemos, esta bien hare lo que tu digas entre mas pronto mejore te largaras de mi casa —le dijo observando su grandes ojos y cejas bien delineadas y no pudo evitar admirar sus labios una vez más, solo sacudió sus pensamientos «que te pasa Neil es en lo último que debes pensar, de verdad el confinamiento te ha dañado, para que cualquier mujercita venga y te perturbe»
Continuará...