DE TU MANO
CAPÍTULO 5
Al salir ella le dió su albornoz y preguntó:
—He cumplido con mi trabajo de hoy, ¿me puedo retirar señor?
—Jade, ¿pasa algo?
—No, no pasa nada, me retiro. Espera… —La llamo, y en esos instantes volvió a vibrar su celular. «Emily…!! Que quiere esa mujer» pensó mientras veía alejarse a Jade a toda prisa. Se animó a contestar la llamada.
—Bueno.
—Hola amorcito —Dijo una voz tipluda al otro lado de la línea.
—Vaya, después de casi un año recuerdas que tienes novio.
—Es que tuve mucho trabajo, pero estoy devuelta, me han dicho puedes caminar otra vez, puedo ir a tu penthouse.
—Tu y yo Emily no tenemos nada de qué hablar, yo di por terminada la relación cuando solo te marchaste y me dejaste por ser un inválido.
—No, no amorcito, eso no es verdad yo… —él no la dejó terminar la frase.
—No quiero verte, me entiendes, estás fuera de mi vida. —colgó la llamada y entendió que había pasado.
«Estas celosa Jade» pensó y una sonrisa se hizo presente en su boca. «Eso quiere decir que al igual que yo sientes algo por mi»
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
En una cama de hotel cinco estrellas una mujer de aproximadamente unos cincuenta y cinco años, muy bella y aún muy bien conservada para su edad, estaba cubierta con unas sábanas blancas. Tomaba las sábanas con sus manos y jadeaba mientras aquel hombre debajo de las sábanas la llevaba a las nubes, la vibración de su cuerpo y sus gemidos anunciaron al joven que la había llevado al clímax nuevamente. El joven salió por debajo de las sábanas y le sonrió.
—¿Complacida, querida?
—Más que complacida —respondió con su respiración entrecortada—. Eres el mejor querido.
—¿Entonces quiere decir que me perdonas?
—No lo sé, fallaste en lo que te pedí, y te he dado todo lo que me has pedido querido. Ese auto nuevo costó una fortuna y el reloj que tienes puesto de igual modo. Quedamos en un trato, prometiste deshacerte de él, y fracasaste. Acaso no te gusta esta vida, podría darte mucho más si lo quitas de en medio de nuestras vidas.
—Pero es tu hijo, cómo me puedes pedir matarlo, no lo entiendo, cuando todo falló y solo se supo quedó paralítico por un momento pensé que te sentirías aliviada.
La mujer se levantó desnuda de la cama y jalo la sábana para cubrir su cuerpo.
—¡Ese bastardo! no es mi hijo, Roger me obligó a cargar con él, mi familia estaba en bancarrota, así que fue un matrimonio arreglado siempre y cuando yo cargará con el hijo de su gran amor.
—Entonces la madre de Neil, ¿está viva?
—No, esa mujer murió al darlo a luz, así que se aprovechó de mi necesidad y la de mi familia.
—Nadie lo supo, la gente pensó que realmente era mi hijo, fingí estar embarazada y al dar a luz supuestamente llegamos a los Estados Unidos. Cuando por fin murió Roger pensé que recibiría la paga de mi sacrificio, cargar con ese estúpido niño y ser la madre perfecta ante todos los Ardlay. ¡Y qué pasó! El muy imbécil me dejó migajas al igual que a mi hija, solo unas mensualidad lo puedes creer. Al morir Neal automáticamente la herencia pasa a mis manos.
Así que si quieres seguir viviendo como rey Harold, más vale que no falles está vez.
—Pero no podemos arriesgarnos a ser descubiertos con otro accidente de moto o auto sería sospechoso.
—Y que tal esa fisoterapeuta que está con él, indague sobre ella Harold, es una muerta de hambre, no tiene nada, tal vez una buena suma de dinero y nos pueda ayudar.
—No lo sé Sarah, y si no acepta podríamos ser descubiertos.
—Todos tenemos un precio mi querido Harold, y para muestra estás tú.
—No es verdad querida, yo te amo.
La mujer soltó una carcajada ante su declaración.
—No te burles de mi Sarah, acaso no te lo he demostrado.
—Ay Hardold, somos fuego en la cama pero de ahí a que haya amor, pero bueno te voy a creer si haces bien está vez lo que te pedí.
—Te prometo que está vez no fallaré, acepto tu idea buscaré a esa fisoterapeuta, lo intentaré, me acercaré a ella en la fiesta de bautizo de los Grandchester, soy invitado, supongo que esa chica estará ahí, sé que es muy amiga de la señora Candy.
—Perfecto. Y ya lo sabes, ni siquiera se te ocurra mirarme, nadie debe sospechar que tú y yo somos amantes.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Aunque Neil había tratado de hablar con Jade, durante varios días, ella nuevamente se portaba distante con él. El día del bautizo había llegado.
—¿Me vas a permitir ser tu pareja en el bautizo este día? —le pregunto cuando la vio salir de su habitación «estás hermosa» pensó.
—No lo creo señor, usted y yo no podríamos ser pareja, de hecho espero ver a Archie, así que no se preocupe no estaré sola, ahora sí me permite debo llegar temprano a la iglesia.
—¡Espera…! Ya me cansé de tu indiferencia, se que sientes lo mismo que yo —la jalo hacía si, y la beso, al principio ella opuso resistencia, pero al sentir sus labios es como si ella misma pudiera ser mantequilla en un sartén. El beso empezó a ser más profundo, ambos disfrutaban de sus labios. Hasta que el sonido del timbre en la puerta los interrumpió. Ella caminó hasta la puerta y al abrirla se sorprendió al ver quién era.
Emily entró como dueña y señora de la casa y se arrojó a los brazos de Neil. —¡Oh mi amor! qué bueno que estás bien, vine por ti, estoy invitada a la fiesta de los Grandchester, qué mejor que ir con mi novio —estas palabras las dijo mirando con desdén a Jade.
—Oh señor Leagan, me alegra tanto que tenga con quien ir a la recepción, me adelantó por qué debo estar antes en la iglesia, por ser la madrina. Buenas tardes señorita con su permiso me retiro.
Tomó su bolso y salió a toda prisa, en el elevador, tocaba sus labios y no pudo evitar que unas lágrimas salieran de sus ojos.
A qué se suponía jugaba Neal Leagan, porque la había besado, no lo sabía.
Él estaba más que recuperado, solo faltaba una semana para finalizar el contrato, decidió que regresando de la fiesta, se marcharía de ese lugar. Con lo que había ahorrado tenía lo suficiente para volver a Londres y abrir su propia clínica.
Neal no llegó a la ceremonia, pues decidió hablar muy seriamente con esa loca modelo. Le había dejado muy en claro a Emily que no eran nada y no quería verla una vez más, menos en su casa.
—Pero… amorcito yo te amo, te extraño tanto.
—¡Oh por favor Emily! No me hagas decirte de mala gana, lo que te mereces. Tu no sientes amor por mi.
—Pero Neal.
—¡Cállate! Siempre has estado conmigo por interés, lo comprendí cuando me diste la espalda al saberme en silla ruedas, maldita la hora en que te presento conmigo mi hermana, pensé que tú estarías conmigo en esos momentos dónde me sentía en un abismo negro. Sentí tanta rabia por ser tan estúpido, tu no conoces la palabra amor. Así que deja de buscarme, hablarme, y sobre todo ir a mi casa.
—¡Por favor! Ya lárgate —mencionó con fastidio, ante la insistencia de la mujer.
— Déjame demostrar que te quiero.
—Bueno —puso su dedo en sus labios—. Mmm… déjame pensar como te voy a creer, quiero que en estos momentos hagas un live, en tus redes sociales y digas cuánto amas al abogado Neal Leagan, y que soy el amor de tu vida.
—Este… yo…, no puedo hacer eso, perjudica mi carrera de modelaje.
—Ya veo, y también a todos aquellos que te creen este cuento y les logras sacar lo que más puedes, todos esos hombres estúpidos, como lo fui yo
—¡Eres un estúpido! —Trató de abofetear su mejilla, pero él fue más rápido y la detuvo.
—¡No te atrevas! no me conoces molesto.
—Me las pagarás.
—No lo creo y no me pruebes, tengo pruebas de lo que acabo de decir, te investigué después que me dejaras. Por ahí tuve un cliente reportero de farándula, creo que me debe unos favores y pues este escándalo de la modelo Emily Whatson, creo que vendería muy bien a su revista.
—Me voy, y nunca más quiero verte Leagan.
—Lo mismo digo querida Emily. —mencionó burlón. «me siento tan estúpido como pude fijarme en alguien asi» penso mientras la miraba alejarse.
El se sintió aliviado que por fin esa mujer entendiera, por las malas que estaba fuera de su vida.
Él llegó a la recepción del bautismo en la casa de lago de la familia Ardlay , saludó a los anfitriones pero no dejaba de buscar a Jade con su mirada. Candy no se dió cuenta por tratar de consolar a la bebé que lloraba en sus brazos.
—Está bien, está bien mi nena, se que tienes sueño —consolaba a la pequeña bebé de ojos azules como su padre y piel blanquecina como su madre, en su pequeña cabecita se podían ver unos pequeños rizos. Sería igual de hermosa que su madre—. Primo me alegra tanto que vinieras, estoy orgullosa de ti y de que lograste caminar, te quedas en tu casa, está bebé debe dormir un rato.
—Buscas a Jade, no es así. —inquirió Terry.
—Tan obvio soy.
—Digamos que si, bastante, el amor te sale por los poros —lo embromó; lejos de molestarse Neal, lo acepto.
—Si, si la quiero, en estos ocho meses me he enamorado como un idiota de ella, y antes de venir, se lo dije; en esos momentos llegó mi ex novia al penthouse.
—Uy hombre esto amerita un trago, ven cuéntame todo con calma, y sí te puedo dar un consejo no la presiones, ella ahora siente decepción y eso tendrás que arreglarlo con el tiempo, eso de terceros en una relación es una maldición. Si lo sabré yo. Pero si quieres que te diga un secreto, creo que no le eres indiferente.
—¡¿Cómo lo sabes?!
—Salud primo, es todo lo que puedo decir, si hablara de más traicionaría la confianza de mi esposa, pero se que eres muy inteligente y con lo que te acabo de decir el resto será pan comido para ti.
Harold Miller, se había mostrado muy atento con Jade. Sarah Legan al ver toda la escena se le revolvía el estómago de celos, pero todo valía la pena con tal de que Neal Leagan desapareciera de la faz de la tierra.
Jade miró a lo lejos a Neal, lo vio conversando con Terry y después con su madre y algunos otros invitados, algunas veces sus miradas se encontraban. Hasta que lo vio caminar hacia ella, en un impulso le pidió a Harold.
—Sacame de este lugar, no quiero estar aquí.
Para Harold fue como música a sus oídos, estaría a solas con ella y le propondría un trato muy bueno.
Neal estaba apunto de llegar a la mesa de ella, cuando uno de sus clientes se acercó a él.
—Abogado Leagan, me alegra tanto verlo bien, espero pronto pueda seguir llevando mis asuntos legales.
—Así será, señor Macgregor, si me disculpa necesito urgentemente hablar con alguien —Cuando volteó, ella había desaparecido al igual que Harold.
La busco por todo el jardín, y no la encontró, permaneció un poco más por respeto a Terry y Candy y salió de aquel lugar, quería volver a su casa, tal vez ahí estaría ella.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
—Si aceptas el trato, está sería la suma que tendrías en tus manos —Jade observó la cifra con cinco ceros. No lo podía creer.
—Y si acepto que garantías me dan, de estar fuera de todo esto y nunca más molestarme.
Harold sonrió y recordó las palabras de Sarah "Todos tenemos un precio" Ella estaba aceptando el trato.
—Las que tú quieras.
—Quiero saber quien me pagara esta cifra de dinero.
—Es imposible.
—Entonces no hay trato, esa es mi garantía si conozco el nombre de la persona, sé que estaré segura. Pero como no me lo vas a decir, no, no hay trato, me voy, solo me queda una semana de trabajo con el señor Neal Leagan.
—Espera te lo diré, —se atrevió a decirlo pues la oportunidad se iba de sus manos, esa chica solo trabajaría una semana más con él—. Es Sarah Leagan.
—¡¿Su madre?!
—No lo es, y esa es una larga historia que no te interesa, tienes el nombre. ¿Aceptas?
—Está bien, ¿cómo lo haremos?
—Te conseguiré la inyección de midazolam, se usa antes de los procedimientos médicos y cirugía para causar somnolencia, y alivia dolor y evita cualquier recuerdo del evento, lo único es que aquí él no recordará pues se le será suministrado en una sobredosis. —rio al momento de imaginarlo—. Después de que se la hayas suministrado harás parecer que es una sobredosis de alcohol y estupefacientes, nosotros tenemos a la persona que le conseguía aquellas pastillas para el dolor, así que no será muy difícil.
—Cuando me darás las cosas.
—Ahora mismo si quieres, en mi casa está todo. No cometas errores —Le entregaba todo en las manos. Cuando esté hecho llámame a este número y ten —le entregó un teléfono desechable, así no dejaremos rastro.
—Está bien te mantendré informado.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄ƷƸ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Nuevamente Neal veía el reloj de su muñeca una y otra vez, dónde estaba ella está vez sí se había pasado de la raya casi eran las dos de la mañana
—¡Maldita sea Jade! Me muero si te pasa algo —tomó su teléfono, debía llamar a Candy, tal vez ella se había quedado a dormir en la casa del lago de Lakewood. En esos instantes la puerta se abrió.
—¡Jade estás bien! —camino hacia ella y la abrazo.
—¡Suéltame! Le ordenó.
—Pero…
—Usted y yo no somos nada, déjame —forcejeo con él.
—No, tu me quieres, yo lo sé, tus labios me lo dijeron esta tarde.
Entre el forcejeo de ambos, Neil pudo sentir un fuerte dolor en su pierna, eso lo hizo tambalearse hasta caer.
—¡Oh Neil! ¿Estás bien? —Le preguntaba muy preocupada.
—Vez, me quieres lo sé.
—Vamos a tu habitación, debes recostarte.
—Me duele mucho la cadera.
—No te preocupes iré por una inyección que tengo en mi habitación para relajar los músculos, mañana a primera hora iremos al médico.
Ella observó la jeringa, se debatía entre hacerlo y no, hasta que tomó la decisión.
Después de suministrar la inyección, Neil empezó a arrastrar las palabras pero con la fuerza que aún le quedaba la jalo haciéndola caer encima de su cuerpo, la estrechó con la fuerza que aún tenía y como pudo la besó, una de sus manos la metió su por debajo de su falda hasta acariciar su derrier, ella lo besó y dijo:
—Esta es la despedida…—En esos momentos Neil cerró los ojos.
Jade a toda prisa fue a la cocina, sacó el celular de su cartera y marcó el número le habían ordenado.
—Está hecho.
—Estoy en unos minutos contigo, haz lo que quedamos.
Jade, sacó el frasco de medicamentos, y los esparció en la cama donde estaba Neal, puso al lado de él la botella de whisky vacía que aún seguía debajo de la cama.
Fue una vez más a la cocina y tomó de un estante dónde había licores una botella más de whiskey, tiró la mitad en la cama y echó un poco en su rostro.
El celular de ella vibró, miro en la pantalla con el mensaje de texto.
—Estoy afuera abreme.
—Lo haz hecho.
—Si, tal como dijimos. Bien, ahora toma fotos.
—Pero…
—¡Pero nada! Esto es necesario, les harás llegar las fotos y quedarás de acuerdo con ellos de que te depositarán el dinero a esta cuenta. —Ahora apresúrate y recoge tus pertenencias. Ella volvió a ver la imagen de Neil en la cama. La decisión que acababa de tomar era una de la que tal vez se arrepentiría toda su vida.
Continuará...