-- A lo mejor tendría que haber empezado desde el principio. Cuando Tania tenía dieciocho años, era la novia de mi hermano, o su tapadera, si quieres -- comentó Terry, con tristeza
--. Porque Ricky era homosexual.
-- ¿Homosexual? -preguntó sorprendida.
-- Mis padres no lo aceptaban tal y como era. Querían verlo casado a toda costa. Adoraban a Tania y ella adoraba a Ricky. Pero él nunca quiso casarse con ella. Cuando murió, mi madre pensó que sería la mujer perfecta para mí, pero a mí no me interesaba. A ella yo le gustaba, pero yo creo que es porque me parezco mucho a mi hermano.
-- ¿Y aquel día que te vi con ella en Escocia?
--Tania fue a visitar a unos amigos. Fue a verme al banco y decidí invitarla a comer a mi apartamento. Todo fue bastante inocente, hasta que se echó en mis brazos en el ascensor... pero yo no rechacé la invitación --admitió, con una mirada cargada de emoción --. Si no nos hubieras sorprendido, me habría ido a la cama con ella. Después de seis meses de matrimonio sin poder hacer el amor contigo, estaba a punto de cometer una locura -- Candy se quedó un tanto desconcertada al oír aquella confesión. Nunca había entendido lo duro que pudo ser para él no poder consumar el matrimonio. Ella habría cedido, pero él había sido más inteligente y había guardado las distancias. De lo contrario, nunca hubiera sido capaz de superar su adoración por él --. Me habría aprovechado de Tania, pero es una mujer que no se merece que le hagan eso. Ese día, salí corriendo en tu búsqueda y la dejé sola en el vestíbulo, sin darle ninguna explicación. Tardó bastante tiempo en perdonarme. Y ahora sólo nos vemos porque somos amigos...
--Amigos... ése es un término muy elástico...
--Tania y yo nos encontramos en la conferencia -- le interrumpió Terry
--. Está saliendo con otro banquero. Se ha vuelto a Roma conmigo para celebrar una fiesta en la que va a anunciar su compromiso -- Candy no supo qué responder. Esa explicación tenía sentido. Se sintió un tanto incómoda y estúpida.
--Eso le va a romper el corazón a tu madre -- fue todo lo que pudo responder.
-- Muy pocos hombres se casan con las mujeres que eligen sus madres para ellos -- replicó Terry. --. También he de comentarte que he recibido una llamada bastante sorprendente de la mía esta misma mañana.
- ¿Sí? -- Candy se puso tensa.
-- Me llamó para decirme lo mucho que me quería -- le dijo, mirándola a los ojos --. Aunque no me lo haya demostrado en diez años, no me ha dicho nada que yo no supiera.
-- ¿No? - Candy no sabía qué responderle.
-- No ha podido superar la muerte de mi hermano, pero hoy de pronto se ha dado cuenta de que es muy afortunada por tener todavía un hijo vivo.
- ¡Dios! -- exclamó Candy, apartando la mirada.
- -Mi madre también se ha enterado de que Tania está comprometida con otro hombre, y me ha querido decir que es posible que se precipitara un poco al decir que nunca te iba a aceptar en la familia.
El silencio se prolongó unos minutos. Candy lo miró a los ojos. Tania no era su amante, nunca lo había sido, ni siquiera había pensado casarse con ella.
-- ¿Y por qué no me explicaste todo esto hace cinco años? ¿Por qué me dejaste creer que era tu amante?
-Porque era mejor que nos separásemos. Tenías que crecer y lo tenías que hacer sin mí -- le informó Terry --.Luché con todas mis fuerzas para dejar nuestro matrimonio en un segundo plano.
-- Sin embargo no hiciste nada para anular nuestro matrimonio...
-- No encontré a ninguna mujer con la que quisiera casarme. Y tú eres un recuerdo muy dulce. La mujer en la que yo pensaba que te ibas a convertir, era una especie de ideal para mí.
-- ¿Un ideal? -Terry sonrió
-No me pidas que te explique por qué estoy enamorado de ti. Lo único que sé es que lo estoy... -- No podía apartar los ojos de él, tenía un nudo en la garganta y era difícil aceptar aquellos sentimientos que expresaba con tanta sinceridad. Terry avanzó unos pasos, se agachó para tomarle las manos y la levantó poco a poco --.Hay lazos que nos unen desde hace muchos años. Y tú has demostrado mucho coraje, mucha fe y mucha ternura. Ninguna otra mujer me ha llegado al corazón como tú lo has hecho, y sin embargo has sido a la que más daño he hecho...
Candy se apoyó en su grande y poderoso cuerpo. Temblando, apoyó su cabeza en su hombro, con los ojos arrasados de lágrimas.
-- En aquel tiempo yo te necesitaba. No tenía a nadie más - le dijo, con franqueza. --.Y estar entre tus brazos, es como estar en mi hogar.
--Hoy he tenido miedo de que no volvieras a casa -- confesó Terry, abrazándola con mucha suavidad, como con miedo a hacerle daño
--.Tenía miedo de que hicieras lo mismo que hiciste hace cinco años...
--Te aseguro que cada día que pasa, te quiero más --murmuró Candy, con voz temblorosa --. No te vas a poder deshacer de mí fácilmente.
- -Pero hace cinco años desapareciste y no lo dudaste un minuto. Ni siquiera escribiste. Yo quise ponerme en contacto contigo varias veces, pero pensé que no era justo. Tenías que tener libertad suficiente para convertirte en un adulto, pero dejarte marchar ha sido lo más duro que he hecho en mi vida.
--Nunca pensé que te hubieras podido sentir de esa manera.
-- No podía poner fin a nuestro matrimonio, sin darnos una segunda oportunidad. Guardaba todavía esperanzas. El día que te vi en La Cabaña, sentí la misma atracción por ti que al principio...
-- Pero Meleny se interpuso en el camino...
- -Pero no podía dejarte marchar --le replicó --.Así que me dije a mí mismo que en tres semanas se me pasaría.
- -Al principio yo tenía el mismo objetivo -- Candy le deshizo el nudo de la corbata y se la quitó-. Pero no sirvió de nada.
-- No, porque cada vez estoy más enamorado de ti.
- -Pues dijiste que pasárselo bien en la cama, no significaba estar enamorado...
- -Aunque no hiciera nunca más el amor contigo, seguiría enamorado.
-- Pues me dolió mucho cuando dijiste eso.
--Porque quería que estuvieras segura de que tus sentimientos por mí eran reales y duraderos. No quería correr el riesgo de que un día te despertaras y decidieras que eras muy joven para estar atada a un hombre...
--Tú eres el único hombre al que he amado -- Terry se sonrojó.
-- Me gusta que me digas eso...
-- Porque eres muy posesivo. Y yo también.
- -Antes de irme a Milán, no sabía si estabas enfadada porque estabas embarazada, o porque no lo estabas.
--Tendrías que haberme dicho que no querías divorciarte.
-- Quería que tú decidieras lo que querías hacer. Pero intenté demostrarte por todos los medios lo mucho que me importaba tu decisión...
-- Pues yo pensé que estabas molesto porque podría haberme quedado embarazada.
-- Ya ves que no... -Terry empezó a besarla con pasión. Candy se abrazó a él --.No obstante, cuando me dijiste que no lo estabas, me llevé una decepción. Aunque puede que sea lo mejor. Todavía tienes veintiún años. Tenemos mucho tiempo.
- -Pues he de decirte que serás padre para Navidad -- confesó Candy.
-- Dilo otra vez... -- Candy le explicó las pruebas que había hecho -. Así que mis células reproductoras ganaron la batalla en territorio hostil -- Candy se sonrojó, cuando Terry la echó en la cama y la miró fijamente a los ojos.
-Me gustó mucho el oso de peluche que pusiste en la limusina.
-Le llamaremos Flor. Te traía ese regalo para decirte que si de verdad querías tener un hijo, podríamos intentarlo otra vez.
- ¿Y qué hubieras hecho si yo me hubiera quedado con todo ese dinero? -le preguntó Candy.
-Pues habría hecho todo lo posible para reformarte. No creo que te hubiera dejado marchar cuando hubieran acabado las tres semanas. Te quiero mucho, pecosa mia. Podría perfectamente cuidar de tu madre, pero esta vez me aseguraré de que reciba sólo lo imprescindible...
-Eso no sería justo --protestó Candy, pensando que Meleny todavía era joven para ganarse la vida por sí misma.
--Déjame a mí que decida lo que es justo por una vez -- murmuró Terry -. Te prometo que me vengaré cuando vea la cara que Melany ponga cuando se entere de que va a ser abuela.
- -A Carl le gustan mucho los niños -le dijo Melany a su tercer marido, un ranchero de Tejas, que tenía a su nieto en brazos, mientras trataba de hacerle reír --. Incluso quiere que nosotros tengamos uno --Candy se quedó con los ojos abiertos como platos. Su atractiva madre se sonrojó y la miró en otra dirección.
-Ya sé que contigo no me he portado nada bien, pero Carl cree que ahora soy una mujer mucho más madura.
Carl Billings era un hombre fuerte que Melany tenía todo el tiempo en los labios. Lo había conocido en una perfumería, en la que estaba trabajando. Se habían enamorado, a pesar de que ella pensaba que nunca más se iba a enamorar.
Carl tenía bastante dinero, pero era un hombre al que le gustaba llevar una vida muy sencilla. Melany había tenido que hacer muchos sacrificios para llevar su ritmo de vida, pero al final lo había conseguido. Candy, al final, se había dado cuenta de que su madre había sido siempre muy infeliz, una mujer que había tratado de utilizar lo material para llenar el vacío que sentía por dentro. Un nuevo amor y un estilo de vida diferente con un hombre en el que podía confiar, le habían dado la ocasión de empezar de nuevo. Después de levantar en brazos a su hijo, Dylan, Terry cruzó la habitación.
-Yo creo que hay que dejar a Dylan un poco en paz por hoy. ¿Tú qué crees?
Candy estiró sus brazos para recibir al niño, mirando su cara soñolienta, con los ojos azules, como los de él.
-Sí, creo que habrá que dejarlo dormir un poco.
Pero todavía tardaron media hora más en lograr escaparse de aquella reunión familiar. Niko White y Richard Grandchester estaban conversando animadamente en una esquina. Las tías de Candy, que al principio estaban muy nerviosas por tener que abandonar su pueblo e ir al castillo donde Candy y Terry habían decidido bautizar al niño, estaban conversando con dos señoras mayores de la familia de Terry.
-Es un niño precioso -- estaba diciendo Eleonor Grandchester.
Candy sonrió. El niño había logrado romper el hielo entre su suegra y ella. Después de una década de pena y dolor por el hijo perdido, Eleonor volvía a vivir de nuevo. Terry estaba observando a Melany, que había ido por algo de beber para Carl.
Cuando insististe en que tu madre dejara la casa y buscara un trabajo, eras tú la que me preocupaba. Pensé que nunca te iba a perdonar que fueras tan dura con ella, pero le hiciste un gran favor. Es una mujer distinta ahora.
-Incluso está pensando tener un hijo -le confesó Candy. Después de una pausa, Terry se echó a reír.
-Está claro que sigue una línea de pensamiento -señaló --. Si tiene un hijo, Carl la liberará de algunos trabajos en el rancho -Terry y Candy pusieron al bebé en su cuna y echaron a andar, agarrados de la mano.
Candy rememoró su primer año de matrimonio. Mike había encontrado otro socio para la agencia de viajes. Ella había tenido un embarazo sin complicaciones Dylan había nacido muy sano. La felicidad de ser padres los había unido a Terry y a ella mucho más. Terry adoraba a su hijo. Pasaban muchos fines de semana en Escocia. Algún día Dylan conocería la humilde familia que tenía en el campo, como a Terry le había enseñado su abuelo.
- ¿Te he hecho feliz? -murmuró Terry, mientras caminaban por el pasillo.
-Muy feliz. Cuando me enamoré de ti a los dieciséis años, sabía que había hecho una buena elección.
-Y yo estoy muy feliz de que me eligieras -replicó Terry. Sus bocas se juntaron y tardaron bastante tiempo en volver a la reunión familiar.
FIN....
Muchas gracias por leer
Última edición por Lady Letty el Vie Mayo 06, 2022 10:43 am, editado 1 vez