Retaliación
By Rossy Castaneda
Capítulo 8 Parte 2
—Renunciando a sus sueños de ser una reconocida actriz, bajo la presión del hambre, la joven Baker aceptó el empleo en aquel cabaret demostrando su talento como pianista y cantante.
—En los primeros días de su empleo en el cabaret, la joven Baker consiguió una plaza en el coro de una iglesia, que contribuía a aumentar sus ingresos. La congregación vibraba de entusiasmo al contacto de su voz. Además, ¡era tan bella, tan modesta, tan femenina! Pero alguien susurró al oído de un superior, que la joven cantaba durante la noche en un pecaminoso cabaret en los suburbios de Manhattan.
El rumor se esparció como pólvora y en ese momento la congregación vibró de horror ante lo que habían descubierto. "¿Cómo era posible que tal mujer tuviera la audacia de presentarse en la Casa de Dios a cantar en los servicios divinos? Eso era un sacrilegio. ¡Desvergonzada! ¡Mala criatura!" —comenzaron a decir escandalizados.
—Sólo el ministro permaneció sereno y tolerante. Pronunció un sermón pidiendo clemencia y caridad, y citó las palabras de Jesús: "El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra". Sin embargo, temerosos a una contaminación, los miembros de la iglesia la veían con recelo, algo que orilló a la joven Baker a resolver el problema renunciando y se centró en su empleo en el cabaret del inglés. Este, se deslumbró con ella desde el primer momento, ya que la joven Baker era diferente a cuantas mujeres había conocido hasta entonces. Su belleza, la fuerza con la que afrontaba la adversidad, su inocencia y desamparo en aquel medio contrario a su experiencia y condición, llegó a la parte más generosa de él.
—El talento musical del que también estaba dotada la joven, sirvió a la vez como lazo de simpatía. El inglés profesaba un amor innato por la buena música, heredado de su descendencia. La música lo elevaba sobre sí mismo a regiones más puras, era también el bálsamo que aplacaba un tanto la memoria de su pasado. Asistía a las grandes funciones de teatro. Era amigo de todos los actores ingleses que pasaban por New York en invierno, así que, al tomar a la joven bajo su protección decidió abrirle paso a su carrera como actriz. Ante su insistencia, dos actores, amigos suyos, le hicieron una prueba a la joven para examinar su talento y ambos quedaron impresionados.
—Fue entonces cuando el inglés, ajeno al capítulo que la joven Baker vivió en el pasado, preparó una audición a la cual asistió August Carson, quien le dijo que la señorita Baker tenía posibilidades, pero que su talento carecía de formación.
—Tras aquella crítica, y lejos de desanimarse, el empresario inglés envió a la joven a la mejor escuela de actuación de New York.
—El inglés se enamoró de la joven, lo cual no tenía nada de sorprendente. Pero lo que sí resultó extraño fue que la joven Baker, a su vez, se enamoró de él. Había comenzado con una amistad nacida de la gratitud. Luego sintió hacia él una especie de respeto y admiración, y concibió fe hacia el poder de este hombre que la protegía y sembraba de alfombras su camino.
—La joven Baker conocía su pasado, pero cerró los ojos a su historia para abrirlos al hombre en sí, generoso, caballeroso, figura varonil y protector entre todos los de su esfera.
—Sus propósitos al aceptar este papel consistían en retener el puesto hasta reparar sus quiebras y abandonar luego el cabaret para siempre.
--¿Lo hizo?
William Ardley negó con la cabeza.
--Se le presentaron ocasiones de hacerlo. Dos directores le ofrecieron contratos teatrales. Sin embargo, ella continuó en el cabaret durante cinco años, y ya no era el dinero el que la retenía en aquel lugar, sino, su amor por él. De este modo comenzó el extraño idilio entre el empresario y la joven virginal de alma pura. Uno que se precipitó rápidamente en una tragedia más honda.
--¿Por qué lo dice? La curiosidad de Terrence aumentó. Aquella era de cierto modo, la parte de la historia que no conocía.
—Frente a la joven Baker, el empresarios inglés inició los trámites de divorcio, asignándole a su esposa la suma de cincuenta mil dólares mensuales. Seis semanas después, cuando le anunciaron que el divorcio ya era un hecho, viajó con la joven Baker a Nueva Escocia en donde se casaron y regresaron a New York después de cuatro semanas de luna de miel.
--Los meses pasaron y todo hasta entonces iba viento en popa. La ahora señora Granchester recibió la noticia que estaba embarazada y que daría a luz no uno, sino a dos hijos.
--¿Dos hijos? --Terrence ocultó la sorpresa que aquella revelación le causó, fijando su mirada al frente.
--Así es --respondió el licenciado Ardley observándolo por el rabillo del ojo, para posteriormente seguir su relato: —una tarde, el auto de Richard Granchester aguardaba frente a su residencia ubicada en una exclusiva zona de Manhattan, con su chófer al volante para llevarlo al cabaret. Como siempre, su joven esposa descendió las escaleras tocada de sombrero y envuelta en su vestido de maternidad, dispuesta a acompañarle, sin embargo, su esposo negó con la cabeza:
《Mejor será que te quedes y descanses, Eli. Tengo una cita con un hombre en el cabaret... Algunos asuntos que tratar》
—La señora Baker no pretendió hacer más averiguaciones. Apenas mostró curiosidad. Lo despidió con un beso y se quedó en casa.
—Según las declaraciones del chófer, Richard Granchester habló solo en Gaélico durante el trayecto, sin que él pudiera entenderle una palabra, y, a su llegada, el cabaret estaba casi vacío, así que, mientras caminaba hacia su oficina ubicada al fondo de una de las salas, se escuchó una ráfaga de balas.
—Lo último que Eleonor Baker supo sobre su esposo, es que lo sacaron del Pais de manera inmediata y al poco tiempo quien se suponía era su ex esposa se presentó frente a ella para restregarle en la cara que bajo la ley, ella era la viuda de aquel hombre ya que el divorcio jamás se llevó a cabo y que ella, Eleonor Baker no había sido mas que otra fulana que él se llevaba a la cama con falsas promesas de amor y que ahora ella se encararía de destruirla como se destruye algo inservible.
—Aquellas palabras fueron suficiente, para destruir el corazón de Eleonor Baker, quien vivió bajo las sombras con un bajo perfil durante algún tiempo.
—No paso mucho para que aquella amenaza se cumpliera, primero fue su madre y años mas tarde, de la nada August Carson se presentó en la vida de Eleonor Baker quien necesitada de un empleo, aceptó trabajar con el hombre que un día le hizo una proposición indecorosa y lo hizo porque ya no solo se trataba de ella, sino de una pequeña criatura de seis años a quien protegía con su alma, luego de haber perdido a su hermano gemelo a la hora del parto, sin imaginar el trágico desenlace que tendría y acabaría con su carrera y la vida al lado de su amado hijo.
Terrence apretó las manos al volante ante aquel relato, buscó una salida y aparcó el auto. La sangre hervía en su interior, la respiración se le aceleró y su corazón se agitó al punto que podía escuchar los latidos.
La rabia que emanaba desde lo mas profundo de su ser era tan grande que deseaba tener frente a él a todos los que durante años le gritaron que era un bastardo, producto de una relación pecaminosa. Y ahora descubría que el único pecado de su madre fue haber amado a su padre de la manera que lo hizo.
Gracias por leer...
A quienes han seguido esta historia hasta este punto, hago de su conocimiento que la compartiré en mi cuenta de Wattpad en cuanto me sea posible, hasta el final