El tiempo corre, no espera ni se detiene... y una muy afanada actriz no para de moverse de un lado a otro. Las mangas voluminosas de su vestido acentúan cada giro que da mientras sigue con sus aspavientos, los tacones de 15cm no impiden que se mueva con tal agilidad, que casi parece que levita.
-¿En dónde está? ¿En dónde está?
Se pregunta vez tras vez mientras las hojas que sostiene en sus manos caes al suelo. Un caballero se acerca hasta ella para ayudarle a recoger las cosas.
-Pero ¿Qué te pasa mujer? Estás tan acelerada, si a duras penas acaba de empezar la guerra.
-Ayy... calla Terriusqui, que hice la maleta... si es que a eso se le puede llamar maleta, más rápido que en lo que tarda en parpadear una estrella pulsar.
Puntualiza a la vez que señala lo que parecía una maleta que acaba de vomitar todo lo que contenía en su interior.
-Ya veo... pero quieres dejar de dar vueltas, me vas a marear.
-Pues maréate, porque hasta que no encuentre las cosas no voy a parar.
-Qué intensa vienes Itnecita, y esto que sólo lleva unas cuantas horas que iniciado el festival.
-Ay... ni me lo recuerdes... que si me lo preguntas, no sé en dónde está la cabeza. Con lo bonita que me estaba quedando la remodelación de la fachada nordeste. Ahora todo eso debe quedarse parado vete tú a saber cuántos días... por
-Ey, ey, ey... ¿Me estás diciendo que prefieres volver a tu casa en vez de estar emocionada de verme? Mujer, no seas tan cruel. Y yo que he esperado éste momento con ansias, ya me decepcionaste.
-No me mal interpretes Terroncito...
Dice la joven con intención de tranquilizarlo a la vez que tira de uno de sus mofletes y le muestra una de sus más adorables sonrisas. Por lo que continúa
-Claro que estoy encantada de la vida de estar nuevamente por aquí... ver tus ojitos, tocar tus nalgas, tirar de tus mofletes... ¿Qué más puedo pedir?
-¿Tener un poquito de exclusividad, quizás?
-Ha, ha, ha... ¿Lo dices porque siempre me encuentro con mis papasotes amigos de Michael, Anthony, los hermanos Corwell y Albert?
-Esos mismos... ya podrías por una vez dedicarme todas tus atenciones sólo a mí.
-No te me pongas celoso, que si yo hago eso, vamos... ni una chica sea del bando que sea te pone un ojo encima, y eso seria un problema serio... creo que sería perseguida en sueños por unas locas, y hasta la Geza soltaría a cancerberos para que me muerda... noooo, mi amor. Por ahí no paso, yo te disfruto a ti enterito cuando la guerra termine, mientras tanto toca compartir... por lo quee...
Hace una pausa la joven mientras deja sobre las manos del actor un pergamino, quien se sorprende ante ello. Cuando viene a darse cuenta, la joven esta bajo el umbral, casi lista para dejar la habitación.
-Si me disculpas Terroncito inglés, voy con mi querido doctor, que creo que tengo un pálpito que necesita de su atención.
-Palpito... ¡Palpito te voy a dar yo Intéee! ¡Ven aquí!
-Luego, luego... luego me das todos esos pálpitos que que quieras... no seas tan intenso que no quiero ser despellejada recién empezada la guerra. Ha, ha, ha...
Se marcha la joven muy jovial dejando a un hombre molesto, con una sensación de abandono y celos; Terry quería ir tras ella y obligarla a permanecer a su lado, pero el resplandor que emitía el pergamino atrajo toda su atención y lee.
"Con todo mi amor, Terroncito inglés.
Tu adorado tormento, Aitné S."
"ME EQUIVOQUÉ"
Inspirada en la canción de María José, dueto con Belinda.
En la habitación 503 un pitido constante de un aparato llama la atención de una enfermera, que acude presta a solucionar el problema, mientras que una joven ingresa en otra estancia; la luz es escasa y un par de ojos maduros la observan sorprendidos por su repentina aparición, más no dijo nada. Sólo observa como con un ligero asentimiento de cabeza saluda y se acerca al hombre que ya hace postrado en la cama de al lado.
Su respiración es casi imperceptible, y si no fuese porque hay un aparato que controla sus signos vitales, le parecería que está cadavérico. No puede evitar que su corazón de un vuelco intenso dentro de su pecho, e instintivamente acerca su mano hasta tocar la de él. No hubo reacción alguna y tal pareciera que todo su entorno empieza a moverse cada vez más rápido, por lo que decide tomar siento, respirar profundamente para calmarse, pero sin dejar de ver ese semblante adormecido ante sí.
Como si se tratase de un toque mágico, su espíritu revivió con aquel simple toque, quien sin esperar a que ese cuerpo reaccionase conjuntamente con las sensaciones que empezaban a fluctuar dentro de su pecho. Era inevitable que no la reconociera, esa hermosa cabellera dorada, ojos verdes y pecas en su rostro, es su amada. Con su mano etérea acaricia esa mejilla que ha sido empapada por las lágrimas. Desea tanto que ella pudiese escuchar las palabras que se acumulan en su pecho y amenazan con escapar.
-Me equivoqué… pedirte más tiempo fue un error, una estupidez.
Perdóname.
Duele y es difícil de confesar… y quisiera abrazarte una y otra vez.
El eco lastimero de su voz se pierde en el silencio de su espacio sin poder llegar a los oídos de su ser amado.
Las agujas del reloj se mueven lenta y dolorosamente, y los signos vitales del caballero no varían en lo más mínimo. Ella siente que su mundo está perdiendo algo, se queda sin brillo, un aire espeso la rodea y que, si las cosas no mejoran, se vería absorbida por la tristeza y desesperación irremediablemente. De presto, el médico entra en la habitación y se encuentra a la joven observando detenidamente al paciente.
-Buenas tardes.
-Buenas tarde doctor… dígame ¿Cómo se encuentra él?
-Debemos esperar a que reaccione. Y aunque el golpe ha sido muy estrepitoso, solamente la voluntad de él puede sacarlo de su estado de coma.
Finaliza, mientras observa los apuntes que han hecho las enfermeras en el informe a la vez que escucha como ella contiene un gemido a la vez que piensa.
-Debí buscarte antes y decirte que te equivocabas, que darnos tiempo no era la mejor solución. Sólo deseo escuchar tu voz que pronuncia mi nombre una y otra vez… deseo perderme en el azul de tu mirada y amarrarte con un abrazo para siempre.
Terry tienes que despertar.