¡Hola habitantes del Ciber Hogar de Pony! Estoy sumamente feliz de poder hacerme presente un año más a este lindo evento. En esta oportunidad vengo representando a las "Bandoleras de Terry" y les traigo un escrito de época moderna y universo alterno, espero les guste, ya que lo hice con mucho cariño para mis amados rebeldes, pero en especial para mi amor eterno "Terry Granchester".♡
La preciosa portada es un regalo de mi querida madrina, (así le digo de cariño) ella es gene.sis_tg; una joven artista que nos ha deleitado con preciosos fanarts para el fandom.♡♡♡♡♡♡
Terence y Candice, son altos ejecutivos en la empresa familiar, y cada uno, tiene una pequeña trayectoria laboral admirable. La expansión de “GAQUIM” durante los años ha presentado un crecimiento sustancial, trayendo consigo nuevos retos y desafíos para los Granchester. En los últimos años, la empresa importadora y exportadora, ha logrado posicionarse entre las más grandes a nivel mundial, sin embargo, una serie de decisiones, harán desestabilizar no solo a la empresa, sino que también a la familia Granchester Ardlay.
CAPÍTULO 1.
Era un día domingo y Terence fue el primero en llegar al restaurante. Pidió mesa para dos y en lo que esperaba a Terius, aprovechó en leer el último correo que recibió de Candice. No pasó mucho cuando la voz de su hijo lo hizo alzar la vista.
—Hola papá—. El menor de los dos, le saludó.
Terence dejó el celular sobre la mesa, y se colocó en pie para abrazar con cariño a su joven hijo.
Terius Alexander Granchester Ardlay, es el primogénito de la familia, físicamente es una copia exacta de su padre, con el corazón noble de su madre. A sus diecisiete años, egresó de la preparatoria en el Loyola School. Realizó un viaje al rededor del mundo durante un año, sus familiares no intervinieron en aquel capricho, pues el muchacho siempre había sido responsable, buen hijo y un excelente alumno. Pasado el año sabático que se tomó, se instaló en el campus de la New York University (NYU), para iniciar sus estudios en ingeniería química. En la actualidad tiene veinte años y está en su segundo año en la universidad.
Padre e hijo rompieron el abrazo, ahora el muchacho estaba unos cinco centímetros más alto que Terry, y eso que Terence medía uno noventa; claro que el papá, era mucho más corpulento de espalda y torso. De por sí, la generación de los Granchester siempre han sido todos unos adonis, y cuando padre e hijo estaban juntos, para nada pasaban desapercibidos.
—¿Cómo estás?, ¿Qué tal la universidad? —Terence le preguntó, mientras tomaban asiento, él cruzó una pierna sobre la otra, adoptando una posición relajada sobre la silla.
—Estoy bien, gracias. Y sobre la universidad, tengo tantas tareas, como no puedes imaginar—. Respondió el muchacho, quien apartaba unos mechones rebeldes, que caían sobre su frente.
—Claro que las puedo imaginar, no olvides que yo ya pasé por eso, y créeme cuando te digo que estos años no se comparan con lo que vendrá—. Terence sentenció con cierto tono de burla.
—Es lo que siempre dice mamá—. Terius resopló, haciendo un gesto idéntico al de su madre. Ojeó la mesa, y alzó una ceja, al notar que esta solo tenía dispuestos los cubiertos para dos personas, entonces cuestionó—¿Y mamá? ¿Ellie y Mía, tampoco vendrán?
Ellie Sofía, es la segunda hija de los Granchester Ardlay. Es alta y de complexión delgada, heredó los delicados rasgos de su madre, incluyendo el cabello ondulado y rubio. A sus cinco años demostró su habilidad para la pintura, transformando una de las paredes de su habitación, en un mural colorido lleno de flores y mariposas. Por ese motivo Candice la inscribió en la Mach Art Academy, y a ella le encantaba asistir. Conforme pasaron los años, sacó todos los cursos disponibles en la academia y al ser muy talentosa, le ofrecieron la plaza de mentora infantil, ella se sentía realizada. Ellie, siempre fue destacada en todo, ya que heredó el espíritu competitivo de los Granchester, actualmente tiene diecisiete años, y posee un encanto innato. Es la más sociable de sus hermanos, por lo que tiene amigos y amigas en todos lados.
Terry le respondió—Tu mamá sigue en Washington y regresa mañana. Ellie llevó a una exposición de arte a sus alumnos, y Mía está en sus clases de mandarín, ya sabes, la muchachita, se cambió al plan fin de semana—. Tomó una de las cartas y empezó a leer el menú, buscando algo nuevo para probar.
Mía Harper, es la hija más pequeña y está por cumplir los catorce años. Posee una complexión mediana y una altura promedio, el tono de su piel es blanca pálida, tiene el cabello lacio, castaño y usa flequillo, los iris de sus ojos son celestes, ella a diferencia de sus hermanos suele ser muy solitaria e independiente. Cuando cumplió trece años, a escondidas de sus padres y hermanos, se tatuó una mariposa en la espalda baja; y fue Ellie quién la descubrió, estando de vacaciones en las playas de Costa Rica acompañando a su abuela Eleanor. Sus constantes actos de rebeldía, los hace para llamar la atención de sus padres trabajadores ausentes, y a veces cree que está de más en su perfecta familia. Siempre ha sentido celos de su hermana mayor y a cada nada se pelea con ella. Pese a eso, tiene una habilidad increíble para aprender idiomas, de modo que a su corta edad habla con fluidez el español e inglés, y le va bien en el mandarín.
—¡Esa Mía!, siempre apartándose de nosotros, y después se queja de que nadie la quiere—. Terius acotó serio, y sobre la ausencia de su mamá, no dijo nada, pues ya era normal para él.
Una amable mesera se les acercó, y cuando detalló en el hermoso par de hombres frente a ella, se atragantó con su propia saliva; su comportamiento normal, dio paso a uno servicial demasiado exagerado, a tal punto que estaba exasperando a Terence; quien para apartarla lo más pronto posible, ya no lo pensó mucho, y pidió lo mismo de siempre.
En cambio, Terius sí quería probar algo diferente y seguía leyendo, pero entonces timbró su móvil anunciando una videollamada de Candice, él sin dudarlo la aceptó, y por atenderla, terminó pidiendo lo mismo que su papá. La muchacha que lucía con las mejillas arreboladas, finalmente se retiró con las dos órdenes, y parecía que flotaba entre las nubes.
—¡Hola cariño!… ¡Amor!, ¿cómo están? — Candice fue la primera en saludar.
—Hola cielo, estamos bien, y, ¿tú? —. Terence respondió y preguntó a su vez.
—Hola mamá, tú, ¿cómo estás? — Terius se acercó más a su padre, para salir juntos en la videollamada.
—Estoy bien cariño, acabamos de salir de la compañía y ya vamos para el hotel—. Ella les manifestó, se veía algo cansada.
Terry y Terius husmearon a través de la cámara, y al darse cuenta de que Stewart su chófer, era quién conducía el Jaguar, se quedaron tranquilos. Esto porque en algunas ocasiones ella se encaprichaba en conducir, y dos veces se había salvado de chocar en aquella ciudad. También se percataron de que a su lado iba Daisy, su asistente personal.
—¿En dónde van a almorzar? —La mujer rubia les preguntó con curiosidad.
Terius Alexander tomó el celular y enfocó el lente de la cámara al restaurante—. Mira, creo que ya sabes en dónde estamos—. Le dijo con esa hermosa sonrisa de lado, herencia de su papá.
—Ah, qué malos son…—Ella hizo un puchero, ya que Arabesque, era uno de sus restaurantes favoritos, a ella le fascinaba la comida mediterránea.
Su hijo sonrió y le prometió venir con ella en cuanto le fuera posible, Terence descorchó la botella de vino y empezó a servirlo en las copas, luego, alzó su vista para preguntarle preocupado— ¿Y tu cariño, ya comiste?
—No mi amor, pero en el hotel comeremos algo—. Ella le respondió.
Por unos breves segundos, Candy detalló el apuesto rostro de su esposo, la incipiente barba lo hacía ver más atractivo, hizo un esfuerzo para seguir hablándole, y le hizo un cumplido—Te ves mucho más guapo con lentes—.
Terry sonrió con coquetería, y aunque no estaba muy acostumbrado a utilizarlos, no tenía otra opción.—Dicen que cada vez me veo como el buen vino, ya sabes…—. Él mintió con la firme intención de hacerla enojar, y quería seguirla provocando celos, pero la mesera llegó con la comida, así que ella se despidió, para que comieran tranquilos.
—Te amo—. Se dijeron al unísono y sonrieron juntos. Antes de cortar, Candice envío besos a los dos, cosa que no pasó desapercibida para la mesera, quién desilusionada, se apresuró en servir los alimentos y se retiró; pues la bella mujer del otro lado de la pantalla era tan bella y refinada, que ni en sus más locas fantasías podría tener alguna oportunidad con alguno de los dos adonis a quienes se sentía dichosa de atender.
Continuará...
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Última edición por AstridGraham el Mar Abr 04, 2023 5:26 pm, editado 2 veces (Razón : Actualización de link de lectura.)