Siempre mi presencia consistió en divisar a todo el mundo a traves de una ventana, cuando era pequeño fue la de mi habitación, la de la biblioteca, la del despacho de mi padre, la de mi habitación en el colegio San Pablo, la de mi apartamento en New York y ahora, la de la sala de conferencias de la empresa que he heredado y que ahora dirigiré, pienso en cada momento y la verdad aunque mi existencia se ha plagado de soledad soy muy afortunado pues al fin soy libre de elegir que hacer con lo que soy y lo que tengo. En esas ideas cavilaba cuando escucho a uno de los directivos decir:
No te sentirás inferior si inicias como cualquier operador de cartera atrás de un cubículo.
En absoluto, le contesto, no me importa estar sentado en un minúsculo cubículo como sugieres si al final de mi experiencia encuentro lo que necesito.
Ok ok, seguramente sabes a lo que te metes, yo sería más práctico y...
Lo sé, lo sé, no ahondemos en el tema, pensamos distinto y no pienso ceder a tu propuesta.
Vale amigo, yo salgo hoy a Indonesia así que te deseo la mejor de las suertes en tu ejercicio de auto... no se ni de que se trata pero espero que tus planes rindan frutos, me dice inspeccionando mi vestuario que en nada se parece a lo que siempre utilizo, pues decidido a empezar de cero visto un sencillo traje de practicante que según mi amigo Charlee es el atuendo perfecto para agregarme a la planilla de la que será mi empresa.
Por cierto, me increpa mi antecesor, ya solo tienes 30 minutos de almuerzo.
Piérdete! Le respondo y sonriendo salgo de la blanca sala y desciendo a mi escritorio, no acostumbro almorzar por lo que decido sentarme a trabajar, pues hoy decidí darme un chance y asistir a un tal bistro que no se que tiene de especial.
Las horas pasan como el viento y a mi alrededor la sala de diseñadores es nuevamente inundada de pasantes, diseñadores juniors y supervisores.
La algarabía que el conjunto de voces va llenando el ambiente es reconfortante, hasta que nuevamente cada quien se ocupa de sus tareas y las conversaciones cambian de cosas cotidianas a vistazos de aprobación e intercambios de ideas.
En mi caso, me decanto por utilizar mis audífonos y sumergirme en la revisión de los artes finales de algunas campañas así como en la lectura de ciertos contratos. Que aunque no esté sentado en el despacho ubicado en el penthouse de este edificio, debo formalizar.
Tal y como sucedió en el almuerzo en que la sala se fue llenando, al final de la tarde se fue vaciando. Doy gracias al cielo que mi cubículo está tan al fondo que pasó desapercibido de cualquier ojo curioso.
Bendita canción suspiro cuando escucho sonar It's my life de Bon Jovi a través de mis audífonos Bluetooth y es cuando veo un peculiar peinado alto sostenido por un lápiz amarillo de esos que abundan en nuestros cubículos.
Sonrio al ver como en un rítmico movimiento apaga su ordenador, guarda uno a uno sus implementos de escritorio tarareando y poniéndose de pie se despoja del blazer color gris empezando al volverse a sentar, con un suave masaje que va desde su cuello hasta sus sienes y en el ínterin va soltando una a una las horquillas.
Sin quererlo he quedado embobado con cada uno de sus movimientos y fue cuando le escucho gemir que ha sido la tasa de té que llevaba a mi boca, para calmar la sed que de un momento a otro ha secado mi garganta, la pagana y la delatora de mi presencia, la cual trato de disimular caminando rápidamente a los sanitarios del área.
¡Por sor Grey!
esa mujer me ha puesto en una situación tan comprometedora que tardo varios cuartos de hora para bajar las revoluciones y reacciones de mi anatomía masculina.
Soy tan inmaduro me regaño a mi mismo.
Cuando al fin logro calmar el apabullante momento, toda la estancia está sumida en una oscuridad y silencio abrumadores.
Por lo que encendiendo la lámpara de mi teléfono me aproximo a mi cubículo y con sorpresa veo que todo aquel desorden que dejé en mi huida, se encontraba resuelto, mi tasa de té caliente recién servida y un papelito de esos amarillos que todos usamos para recordatorio sobre una galletita de chocolate con una leyenda: Lo siento :(
Sonrio al ver esa carita triste y como es mi costumbre leo en sus trazos que la chica tiene carácter pues su caligrafía es continua y su caligrafía es de trazo firme.
Una hora más tarde, tras terminar mis pendientes por fin cierro mi portátil y guardándola en mi maletín me dispongo a ver mi celular.
Pero si este mi amigo parece una novia celosa!
Exclamo conmocionado al ver la cantidad de mensajitos WhatsApp y llamadas perdidas.
No es justo Terry me decía en uno.
Hoy ella está aquí,
Pues gánate su corazón le respondo
Si tanto te gusta ve por ella... ;) y le mando un guiño.
Me manda una cara roja pues seguramente se ha molestado y luego le envió un emoji con los brazos subidos.
Te vas a arrepentir... me sentencia
Y es ahí donde decido llegar al tal bistro.
El lugar es magnífico, algo romántico para un after office para ser sincero, pero bueno, Charlee es Charlee.
Así que sin más me dirijo al grupo en el cual he visto se encuentra mi amigo y vaya sorpresa.
La chica de cabellos rubio cobrizo, está sentada junto a ellos, camino en dirección de su espalda, pues quiero captar su mirada de asombro cuando salude.
Y escucho que Charlee esta diciendo me hubiera gustado presentartelo.
Y es ahí cuando usando mi mejor versión de voz pregunto:
¿A quien me hubieras presentado?
A mi amiga Candy, me responde Charlee y es en ese momento cuando todo mi mundo se detiene pues ese par de hermosos ojos esta frente a mi, sonriendo.
Un gusto soy Terruce, le digo extendiendo mi mano con el fin de halar la suya y platarle un beso.
Ella se sonroja por tal acto y dulcemente intimidada me dice un placer Terruce soy Candy.
Lastimosamente después de aquella velada ambos seguimos caminos distintos, bueno, al menos yo, pues habían otras áreas de la empresa que debía conocer.
Hasta que descubrí que el mundo es un pañuelo.
CONTINUARÁ....
No te sentirás inferior si inicias como cualquier operador de cartera atrás de un cubículo.
En absoluto, le contesto, no me importa estar sentado en un minúsculo cubículo como sugieres si al final de mi experiencia encuentro lo que necesito.
Ok ok, seguramente sabes a lo que te metes, yo sería más práctico y...
Lo sé, lo sé, no ahondemos en el tema, pensamos distinto y no pienso ceder a tu propuesta.
Vale amigo, yo salgo hoy a Indonesia así que te deseo la mejor de las suertes en tu ejercicio de auto... no se ni de que se trata pero espero que tus planes rindan frutos, me dice inspeccionando mi vestuario que en nada se parece a lo que siempre utilizo, pues decidido a empezar de cero visto un sencillo traje de practicante que según mi amigo Charlee es el atuendo perfecto para agregarme a la planilla de la que será mi empresa.
Por cierto, me increpa mi antecesor, ya solo tienes 30 minutos de almuerzo.
Piérdete! Le respondo y sonriendo salgo de la blanca sala y desciendo a mi escritorio, no acostumbro almorzar por lo que decido sentarme a trabajar, pues hoy decidí darme un chance y asistir a un tal bistro que no se que tiene de especial.
Las horas pasan como el viento y a mi alrededor la sala de diseñadores es nuevamente inundada de pasantes, diseñadores juniors y supervisores.
La algarabía que el conjunto de voces va llenando el ambiente es reconfortante, hasta que nuevamente cada quien se ocupa de sus tareas y las conversaciones cambian de cosas cotidianas a vistazos de aprobación e intercambios de ideas.
En mi caso, me decanto por utilizar mis audífonos y sumergirme en la revisión de los artes finales de algunas campañas así como en la lectura de ciertos contratos. Que aunque no esté sentado en el despacho ubicado en el penthouse de este edificio, debo formalizar.
Tal y como sucedió en el almuerzo en que la sala se fue llenando, al final de la tarde se fue vaciando. Doy gracias al cielo que mi cubículo está tan al fondo que pasó desapercibido de cualquier ojo curioso.
Bendita canción suspiro cuando escucho sonar It's my life de Bon Jovi a través de mis audífonos Bluetooth y es cuando veo un peculiar peinado alto sostenido por un lápiz amarillo de esos que abundan en nuestros cubículos.
Sonrio al ver como en un rítmico movimiento apaga su ordenador, guarda uno a uno sus implementos de escritorio tarareando y poniéndose de pie se despoja del blazer color gris empezando al volverse a sentar, con un suave masaje que va desde su cuello hasta sus sienes y en el ínterin va soltando una a una las horquillas.
Sin quererlo he quedado embobado con cada uno de sus movimientos y fue cuando le escucho gemir que ha sido la tasa de té que llevaba a mi boca, para calmar la sed que de un momento a otro ha secado mi garganta, la pagana y la delatora de mi presencia, la cual trato de disimular caminando rápidamente a los sanitarios del área.
¡Por sor Grey!
esa mujer me ha puesto en una situación tan comprometedora que tardo varios cuartos de hora para bajar las revoluciones y reacciones de mi anatomía masculina.
Soy tan inmaduro me regaño a mi mismo.
Cuando al fin logro calmar el apabullante momento, toda la estancia está sumida en una oscuridad y silencio abrumadores.
Por lo que encendiendo la lámpara de mi teléfono me aproximo a mi cubículo y con sorpresa veo que todo aquel desorden que dejé en mi huida, se encontraba resuelto, mi tasa de té caliente recién servida y un papelito de esos amarillos que todos usamos para recordatorio sobre una galletita de chocolate con una leyenda: Lo siento :(
Sonrio al ver esa carita triste y como es mi costumbre leo en sus trazos que la chica tiene carácter pues su caligrafía es continua y su caligrafía es de trazo firme.
Una hora más tarde, tras terminar mis pendientes por fin cierro mi portátil y guardándola en mi maletín me dispongo a ver mi celular.
Pero si este mi amigo parece una novia celosa!
Exclamo conmocionado al ver la cantidad de mensajitos WhatsApp y llamadas perdidas.
No es justo Terry me decía en uno.
Hoy ella está aquí,
Pues gánate su corazón le respondo
Si tanto te gusta ve por ella... ;) y le mando un guiño.
Me manda una cara roja pues seguramente se ha molestado y luego le envió un emoji con los brazos subidos.
Te vas a arrepentir... me sentencia
Y es ahí donde decido llegar al tal bistro.
El lugar es magnífico, algo romántico para un after office para ser sincero, pero bueno, Charlee es Charlee.
Así que sin más me dirijo al grupo en el cual he visto se encuentra mi amigo y vaya sorpresa.
La chica de cabellos rubio cobrizo, está sentada junto a ellos, camino en dirección de su espalda, pues quiero captar su mirada de asombro cuando salude.
Y escucho que Charlee esta diciendo me hubiera gustado presentartelo.
Y es ahí cuando usando mi mejor versión de voz pregunto:
¿A quien me hubieras presentado?
A mi amiga Candy, me responde Charlee y es en ese momento cuando todo mi mundo se detiene pues ese par de hermosos ojos esta frente a mi, sonriendo.
Un gusto soy Terruce, le digo extendiendo mi mano con el fin de halar la suya y platarle un beso.
Ella se sonroja por tal acto y dulcemente intimidada me dice un placer Terruce soy Candy.
Lastimosamente después de aquella velada ambos seguimos caminos distintos, bueno, al menos yo, pues habían otras áreas de la empresa que debía conocer.
Hasta que descubrí que el mundo es un pañuelo.
CONTINUARÁ....