SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 3
GIANNY 17
CAPÍTULO 3
Carlos Arlington miraba a su hija en completo silencio y aunque había agradecido que por fin hubiera aceptado participar de las reuniones sociales, en esos precisos momentos desearía que hubiera despertado con la loca idea de estar todo el día en cama.
Suspiro al verla acomodar su tarjeta de baile en la bolsa que acompañaba el ridículo vestido que se había atrevido a pedir y pagar con su dinero, apretó la mandíbula cuando observó la piel desnuda de sus hombros y el inapropiado escote que adornaba su pecho.
Presentaría un reclamo a madame Cecili por el producto defectuoso que le vendió a su hija.
---Deja de mirarme padre.- La voz de Candy se escuchó en el carruaje logrando que el conde Arlington frunciera el ceño aún más mortificado.
---A lo que traes puesto le falta tela, madame Cecili no logro terminarlo.
---Está terminado. - Le respondió con una sonrisa la bella joven.
---Le faltan las mangas y un pedazo enorme de tela en el pecho.
---Esta es la última tendencia, padre.- Se defendió ella mientras ojeaba una vez más su ropa.
El conde de Arlington negó y sobo pesadamente sus ojos para nuevamente dirigir la vista a su hija.
---Creo que debo hacerme a la idea de que tu nombre será tendencia en esta temporada.
---¡Por supuesto! - Exclamó emocionada Candy. – Seré parte de la socialité y veras como el marqués desaparece como humo de nuestras vidas.
Carlos blanqueo los ojos ante las palabras de su hija y se recostó en el asiento del carruaje esperando que el dolor de cabeza que empezaba a sentir desapareciera.
---¿Tengo que preocuparme por algo el día de hoy?.
---Absolutamente no. - Respondió Candy.- Puedes divertirte con tus amigos.
---¿Le harás algo al marqués?.
---¡Por supuesto que no!.- Soltó Candy sorprendida.- Es más, prometo bailar con él al menos un baile, por el honor de nuestra familia.
---¿Pisaras sus pies? ¿Vomitaras su traje? ¿Rociaras coctel sobre él?.- La mano temblorosa de su padre sacó un pañuelo del bolsillo y limpio el sudor de su frente. – Ya estoy viejo para esto.
---Padre.- Candy lo llamo esperando calmarlo.- Puedes estar tranquilo, prometo no molestar directamente al marqués, solo me divertiré con Paty y Annie, seré una buena hija.
El conde la miro a la cara y asintió no muy convencido, al menos tenía la promesa endeble de su hija y eso era mejor a nada.
De pronto el carruaje se detuvo y ambos bajaron para poder ingresar al palacio que se encontraba decorada para la ocasión, las luces iluminaban las graderías dándole una sensación majestuosa, ambos cruzaron las enormes puertas de la entrada ante la presentación brindada por el oficial real.
---El conde Arlington y su hija Candence.
Contrario a lo que esperaba Candy, el salón se sumió en un completo silencio y varios ojos se dirigieron hacia su dirección, su sonrisa se congeló e instintivamente apretó el brazo de su padre.
---¿Qué sucede?.- Susurró al notar la extraña bienvenida.
---Es lo que obtienes cuando la única heredera de la casa Arlington aparece después de una larga temporada, comprometida y vestida con un extravagante trapo.
Al comprender la explicación dada por su padre deseo darse una bofetada al pasar por alto el nivel de cotilleo de los demás con su vida personal y familiar…bueno en cierta forma aquello era bueno, si deseaba volverse una mujer de mundo necesitaba llamar la atención.
Caminaron hasta un grupo de personas a las cuales saludaron con la etiqueta correspondiente a la nobleza, esta acción se repitió con otros por un buen tiempo.
---Señorita Arlington.- De pronto la voz madura obligó a Candy girarse sobre sus talones y enfrentarse a una realidad no deseada.
---Marqués.- Candy hizo una reverencia al hombre que sonriente se presentaba frente a ella.
---Me alegra poder verla el día de hoy.- El marqués tomó la mano enguantada y depósito un suave beso sobre ella. – Esta usted…muy hermosa.- Los ojos del marqués recorrieron el cuerpo de Candy y claramente puedo ver como una arruga se formaba en su gesto.
Aquello lleno de una alegría el corazón de la rubia y toda envalentonada por la reacción sonrió de oreja a oreja.
---Oh gracias, estaba aburrida de los vestidos sosos que salieron esta temporada, es por eso que mi padre autorizó la renovación total de mi guardarropa...creo que seré un modelo para las jóvenes debutantes este año.
La mirada del marqués se dirigió al padre de Candy quien estaba a su lado como mero observador.
---Que bueno que un padre pueda engreír a su hija, es una loable tarea que después pasara al esposo.- La sonrisa de Candy se congeló ante las palabras del marqués y aunque deseo responder tuvo que calmarse.
---No es ninguna tarea.- La voz firme del Conde Arlington se escuchó en ese momento.- Es mi única hija la que lo pide, es lógico que se le de todo y más aún cuando es soltera, ya sabes uno nunca sabe cuando los hijos pueden irse y volar lejos del nido y del hogar, olvidándose de todo inclusive aquellos lazos emocionales o sociales que los atan.
El marqués se quedó viendo al padre de Candy y esbozando una sonrisa le respondió.
---Tiene razón, es bueno preocuparse por los hijos antes que el matrimonio los aleje.
---U otros planes que tenga la vida.- Ante las palabras del conde, la sonrisa del marqués se esfumó por un momento pero rápidamente volvió a iluminar su rostro.
---Tiene razón.- Dirigiendo su mirada a la joven se despidió no sin antes asegurar un baile durante la noche.
---Eso estuvo genial conde.- Soltó con orgullo la rubia.- Por eso eres mi héroe.
El hombre sonrió con picardía ante las palabras de su hija y palmeando su mano la despachó.
---Tus amigas ya llegaron, corre y diviértete.
Candy besó su mejilla y girándose caminó hasta donde se le había indicado, tan pronto como se juntaron los chilidos se hicieron presentes, saludó a los esposos para después despedirse de ellos y reunirse a las tres jóvenes para iniciar su noche.
---¿Qué traes puesto?.- Preguntó Paty al ver el vestido de la rubia.- Tus pechos parecen querer escapar del vestido.
---Estas desnuda. - La risa de Annie se hizo presente.- Me encanta.
---Es un nuevo modelo de madame Cecili, atrevido, sexi y moderno.
---¿Qué dijo tu padre?.- Paty volvió a preguntar.
---Casi le da un infarto, estuve a nada de quedarme en casa.
---Ancianos.- Soltó Annie.- Con uno así estoy segura que Archi no dejaría de verme.
---Con uno así estoy segura que Archi no te soltaría. - Se burlo Paty de su amiga.
---¿ Y viste al marqués?
---Si…
En ese preciso momento las trompetas empezaron a sonar anunciando la llegada del emperador y la emperatriz y como era de esperar todos guardaron silencio e hicieron una reverencia.
La pareja real tuvo su ingreso especial y cuando por fin se hallaron en sus asientos se pudo escuchar las palabras de bienvenida del emperador.
---Es muy grato tenerlos a todos ustedes hoy a aquí, esperemos que con el inicio del festival de la primavera lleguen las buenas nuevas y pronto podamos no solo celebrar…
---¡Espere su excelencia!.- Los gritos y el sonido de la puerta interrumpieron el discurso del emperador y aunque se escuchó los susurros de desaprobación por la interrupción hacia el gobernante, pronto el silencio se volvió a extender al ver como a pasos decididos la gallarda figura masculina se imponía en medio del salón.
---Saludo a su majestad el emperador Robert Maximus Grandchester, gran gobernante de Catambria y a su hermosa esposa la Emperatriz Luciana.
Aunque fue un saludo muy formal se observaba claramente la falta de respeto de parte del emisor, quien aún seguía de pie con la cabeza erguida y la mirada altiva en su rostro.
---Terrence.- Susurro el emperador al ver al joven de pie frente a él.
De pronto su cejo se frunció y caminó a toda velocidad hasta donde se hallaba y antes de que pudiera reaccionar, abrazó al joven con fuerza ante la vista atónita de todos los presentes.
---Muchacho terco y malgeniado ¿Dónde estuviste metido?- El castaño suspiro irritado y aun sin devolver el abrazo respondió a la pregunta.
---Por ahí y por allá, lugares que no deseas saber.
El emperador lo miro a la cara y una sonrisa se extendió por su rostro.
---Me alegro que estés aquí, ven y siéntate a mi lado.
Robert jaló a su sobrino y ordenó que le trajeran una silla junto a él y mientras todos observaban la extraña escena en silencio, unos ojos verdes temblaban expectantes con la figura recién aparecida.
---No puede ser.- Susurró apenas en un hilo de voz.- No puede ser.
---¿Qué cosa?.- Preguntó Annie algo preocupada por el comportamiento de su amiga.- ¿Qué sucede?
---Me falta el aire.- Candy se llevó la mano a la frente y se tambaleo.
---¿Candy?.- Paty la sostuvo alarmada.
---Tengo que salir de aquí. - Gimió ella temblorosa.
---El emperador no terminó su discurso. - Susurró Annie al ver el estado de su amiga.
En ese preciso momento como adivinando la necesidad de la rubia el emperador hablo.
---Bueno el día de hoy es un día de doble dicha, damos inicio al festival de la primavera y contamos con la presencia de mi adorado sobrino Terrence duque de Grandchester, que después de su largo viaje donde logro contener a los rebeldes y resguardar la seguridad del imperio, está aquí sano y salvo.- Palmeo cálidamente la espalda del joven.- Este agradecido gobernador te concede un deseo.- Dijo mirándolo con cariño.- Pídeme lo que desees y te lo daré.
Terrence sonrió ante las palabras de su tío y mirando de reojo hacia un lugar soltó.
---Tomare las palabras de mi querido tío y las guardare para un futuro.
---¿Es así?. - Los ojos sorprendidos del emperador lo miraron y asintiendo aceptó la solicitud. -Bien.- Nuevamente miró a sus invitados y soltó.- Diviértanse y disfruten de la velada.
Apenas finalizó el discurso, la rubia salió disparada fuera del salón de baile, podía sentir el llamado de sus amigas a sus espaldas, pero poco le importó, ahora sabía que había logrado acabar con su familia en un abrir y cerrar de ojos.
---Estoy arruinada.
Se dijo mientras caminaba por los pasillos del enorme palacio.
Oooooooo//oooooooo
---Trae vino. - Ordenó Robert al sirviente. - Cuéntame que estuviste haciendo y en dónde.
Terrence miró el amplio salón y suspirando recibió la copa para beberlo de un solo sorbo.
---Ya sabes como soy, me gusta mi libertad, la guerra y el dinero. Sino lo tengo en casa, tengo que ir a buscarlo.
---Siempre tan reacio a seguir ordenes, igual que tu padre.
La arrugas que se formaron en la frente de Terrence mostraron su incomodidad al tema mencionado.
---Querido.- La melodiosa voz llamó la atención de ambos hombres.- Ya sabes que hablar de Richard es incómodo para Terry, deberías evitarlo.- La mirada azul de Terrence se posó en la hermosa dama sentada al lado de su tío, quien lo observaba con una sonrisa.- Aun es doloroso revivir aquellos recuerdos traumatizantes y los sacrificios que tuvo que hacer por el imperio.
Terrence tomó otra copa de vino y bebiéndola de un solo bocado se puso de pie.
---Bueno, esto es una fiesta y seria de mal gusto que no salude a los lores y nobles del imperio, los dejó.
Sin decir más se mezcló a través de la gente y sin siquiera cumplir lo mencionado a su tío, salió hacia el patio exterior.
oooooooo//oooooooo
Candy caminó por algún tiempo sin rumbo fijo y aunque el paisaje era realmente hermoso no podía concentrarse en él, su mente estaba centrada en aquellos ojos azules que había logrado distinguir en el hombre que irrumpió en el palacio esta noche.
Soltó un lamento al comprender que aquel hombre era nada más y nada menos que el sobrino de emperador, el duque de Grandchester, el tirano más infame del imperio de Catambria, el gran Terrence.
¿Por qué no lo había reconocido?
Tal vez por estar metida en su papel de soltera empedernida, había olvidado los rostros más importantes del imperio.
---Estoy arruinada.
“Acabada”
Recordó, como después de ofrecer una recompensa que no pago por un collar que ella misma había mandado a robar, se atrevió a golpear al mismo sobrino del emperador y dejarlo lloriqueando en medio del callejón.
“Pudiste darle una bofetada”
Se recriminó al recordar que no fue la cara lo que golpeo.
“Pudiste pisotear su pie”
Lloriqueo al contemplar su cruel realidad.
“¿Por qué golpeaste su entrepierna?”
Candy jalaba su cabello sin percatarse que poco quedaba del hermoso peinado que Rose había elaborado.
---Tendré que renunciar a mi apellido. - Dijo con determinación. - Luego huiré lejos y pondré un negocio, viviré feliz y lejos de mi familia. – De pronto su rostro cambio y una tristeza se apoderó de ella.- Pero yo no quiero irme lejos.- Se mordió los labios nerviosa.- ¿y si solo pido disculpas?
“Se que es un tirano, pero…aquella ves se portó bonito…bueno, casi bonito.”
---Tendrían que ser unas disculpas muy honestas.
Candy se paralizó en su sitio y abrió los ojos con nerviosismo, de pronto se escucharon unos pasos que rompieron el silencio del lugar y de una de las columnas se mostró la figura del gran duque de Grandchester.
Los ojos azules que se acercaban distaban mucho de ser agradables o comprensibles, un rostro serio y firme la observó y deteniéndose a solo unos pasos uno del otro, ambos se reconocieron.
“Sin duda unas disculpas no serán suficientes”[/center]
Por aquí el Capitulo 2
Última edición por gianny17 el Jue Abr 13, 2023 8:35 pm, editado 3 veces