CAPÍTULO XVI PERVERSIDAD
La duquesa decidió caminar, no quiso irse en un carruaje, tal vez, la caminata hasta su hotel la harían calmarse, estaba sorprendida por la actitud de su rival, a pesar de que la conocía por medio de las fotos que su esposo guardaba y alguna que otra revista en la que aparecía como la mejor actriz de Broadway, el verla de frente la hizo sentir insegura, al contemplar la belleza de aquella mujer que tomó el corazón de su esposo para encerrarlo en la cárcel de su amor y no soltarlo jamás. Era indudable que Terry era hijo de ambos, se notaban los delicados rasgos heredados de ella, así como el color de sus ojos, de Richard el porte, altivez y elegancia.
— ¡Maldito muchacho! ¡Siempre te odie por eso! ¡Por recordarme a tu madre! Pero ¡Te quitaré todo!, ¡Sí tu padre no desiste de su estupidez de divorciarse! ¡Lo haré! ¡Aunque sea lo último que haga! ¡No se librarán de mí! ¡Mucho menos dejarán a mis hijos en la ruina! — La maldad se veía en los ojos de la mujer, que decidida se irguió para entrar a su hotel y esperar las acciones que tomaría su aún esposo. Lo primero que hizo al estar en la habitación fue dirigirse al espejo, la imagen que le devolvió le hizo sacar la ira que traía dentro, tomó uno de sus costosos perfumes y lo lanzó contra el cristal haciéndolo añicos, su furia se volcó sobre todo lo que había en el fino tocador de madera preciosa, pero aun así no se sosegaba, tumbándose en la cama lloró hasta que se quedó dormida, el maquillaje se corrió por su blanca piel mostrando, no solo una imagen desastrosa, sino también las huellas de frustración por un amor nunca correspondido.
En la mansión de los Leagan una extrañada Susana salía del cuarto de baño después de darse una ducha, el agua tibia la había relajado, se sentía exhausta, extremadamente cansada, por momentos le faltaba el aire, pero se sobreponía, se dirigió al tocador para cepillar su larga cabellera, al mirarse al espejo se dio cuenta de que su rostro tenía enormes ojeras y su tez era pálida. De inmediato buscó en su bolso las píldoras que le hubo dado la enfermera. Tenía que mantenerse bien, no sabía lo que Elisa Leagan quería de ella, ni por qué la hospedó en su residencia. Lo único que entendía era que debía hacer todo para no perder a Terry. Una mucama entró para llevarle una jarra con agua e informarle, que la anfitriona la esperaba para la comida, la chica asintió. Faltaba poco más de una hora para ello, así que se recostó en el cómodo sofá para recobrar fuerzas, el ajetreo del día le estaba cobrando factura, tomó el medicamento y cerró sus ojos, sabía que le quedaban tres píldoras, tenía que conseguir más o de lo contrario, no podría continuar.
Elisa en el salón caminaba de un lado a otro, había mandado a un sirviente a la residencia de los Britter para traer a Annie, esperaba que la odiosa chica no se opusiera, era indispensable su presencia para organizar y detallar la intriga que traía en mente. Su andar fue interrumpido por Neil, que después de observarla un largo rato, decidió hablarle. — ¿Qué estás tramando? — ¡Hermanito! ¡Por fin llegas! — ¡Te confieso que no lo iba a hacer! Pero me ganó la curiosidad, dime ¿Qué quieres de mí! — ¡Que me ayudes a destruir de una vez por todas a la huérfana! — ¿Otra vez con lo mismo? ¡Olvidas las amenazas de Albert! Recuerda que, desde que tomó su lugar como cabeza del clan todo lo que dice es ley, ¡No quisiera verlo enfurecido nuevamente con nosotros! — ¡Por favor, Neil! ¡No me vengas con eso! ¡William no se enterará! — ¿Qué te hace estar tan segura? — ¡Pues que tengo dos perfectas culpables! Sin querer me han caído del cielo y ¡No pienso desaprovechar esta oportunidad! ¡De paso vengarme de Terrence! — ¿Vengarte? ¡Si morías porque te hiciera caso! — ¡Eso era antes! ¡Ahora lo quiero ver sufrir, odiar, consumirse en su propia desesperación! —
El moreno miraba como el rostro de su hermana se transformaba conforme hablaba, parecía que todos los malos sentimientos que se anidaban en su interior afloraran por sus ojos. Por un momento pensó en retirarse, hacía mucho tiempo que su interés no se encontraba en querer perjudicar a Candy, más bien buscaba la manera de acercarse a ella, mostrarle sus sentimientos, pero lamentablemente para él, Archivald Cornwell fue más rápido o astuto, sabía que Candice no lo amaba, todavía no alcanzaba a entender cómo es que logró que la rubia aceptara su propuesta de matrimonio. Tal vez aquello que planeaba su hermana le serviría, ya que, si se cancelaba la boda, él podría cambiar los propósitos de Elisa para evitar que dañara a Candy, a la vez que le podría dar una oportunidad a él.
Elisa, al notar que su hermano no emitía palabra se acercó a él. — ¿Qué te quedaste pensando? — Le cuestionó, dudando por un momento de él. — Pues en lo que dices, ¡La verdad han sido tantas veces que has intentado dañar a Candy, que…! — ¿Es eso? O ¿Será que pretendes defender a esa mujerzuela! — Era indudable que ambos chicos medían sus capacidades, a pesar de realizar juntos sus fechorías, no confiaban totalmente el uno en el otro, desde que él declarara abiertamente el interés romántico por la hija adoptiva de los Ardlay. Lo que en primera instancia significó para la chica acceder a la fortuna de la familia; al ver que su hermano realmente estaba enamorado de la huérfana, acrecentó su obsesión por destruir a Candy. — ¡Vamos Elisa! Acaso ¿No he estado contigo en todos tus ardides fallidos? Mejor dime ¿Qué estás maquinando? — La pelirroja miró por unos momentos a su hermano, algo le decía que no era del todo sincero, pero finalmente habló — He llamado a Annie y hospedé en la mansión a Susana Marlow — ¿Qué dices? ¿Desde cuándo tienes relación con ellas? — ¡Para serte sincera, nunca!, pero en la fiesta de compromiso el odio y despecho de Annie fue notorio, ¡Ella nos podrá decir por qué terminó su noviazgo!, ¡Incluso le puede interesar vengarse!, por otro lado, ¡La llegada de Susana no pudo ser más oportuna!, ¡Su obsesión por Terry la llevará a hacer cualquier cosa para retenerlo a su lado, así que…! ¡Hermanito! ¡Es cuestión de detallar mi plan y contar con esas dos, quienes serán las directamente responsables!, ¡Nosotros saldremos limpios de todo! Pero sin duda ¡Estaremos presentes para disfrutar nuestro triunfo una vez que la huérfana sea repudiada de la familia y su amado actor viviendo un infierno…! Jajaja… Reía fuertemente la chica saboreando su éxito. — ¡No entiendo, Elisa! Para ¿Qué me quieres a mí? — Es que dentro de mi confabulación tu participación es importante, ¿Estarás conmigo o no? — Nuevamente los ojos de la chica refulgían de emoción, ansiaba llevar a cabo su propósito, en tanto que Neil estaba indeciso, sabía que, si se negaba, le conllevaría a tener problemas con su hermana y con Albert si participaba, no obstante, tal vez era su última oportunidad para intentar enamorar a la joven Ardlay.
La plática de los hermanos fue interrumpida por el mayordomo, quien entró al salón para anunciar la llegada de la señorita Britter. Elisa salió de inmediato para recibirla. — ¡Annie, querida! ¡Es un gusto que hayas venido! — Exclamó la morena abrazando a la recién llegada. — ¡Pasa, te estábamos esperando! — Annie desde lo sucedido con Archie estaba negada a entablar ninguna charla con cualquiera que estuviera cerca de la familia de su ex novio, así que si más declaró. — ¡No sé qué pretendes, Elisa! ¡Espero que sea algo importante lo que tienes que decirme, de lo contrario me marcharé de inmediato! — ¡Calma! ¡Calma! Estoy segura que después de que me escuches cambiarás de idea. — Aclaraba la pelirroja, mientras conducía a la chica al salón donde se encontraba su hermano, al entrar en la elegante sala, ya se encontraba Susana, que un tanto tímida conversaba con Neil. — ¡Bien, ya estamos todos! — Apuntó Neil. — ¿Nos puedes explicar que traes entre manos hermanita? — ¡Por supuesto! Creo que todos los que estamos aquí hemos sido afectados de una u otra forma por Candice, ¡Es por ello que les propongo hacer algo que nos libre para siempre de ella! —Planteó la joven mirando a sus acompañantes.
— ¿A qué te refieres? — Cuestionó Annie. — ¡A sacarla de una vez de nuestras vidas! No es mi intensión matarla, ¡¿Si a eso te refieres?! Lo que quiero es ¡Desvirtuar tanto su imagen de dulce, inocente y buena para que todos la desprecien! — Y yo ¿Qué tengo que ver en eso? ¡Solo he venido por Terrence! — Intervino Susana. — Y ¿Crees que lograrás, que él te haga caso? ¡Sabes muy bien que él está enamorado de Candy! Por eso está aquí, ¡Vino por ella! ¡De sobra sabes que tus intentos para obtener su amor han sido en vano! En el tiempo que lo has tenido a tu lado, a pesar de todas tus aspiraciones por enamorarlo han dado frutos estériles, ¡Aun con tus tretas para obligarlo a estar contigo! ¡Es más que obvio que Terrence está decidido a todo por regresar con la huérfana! Sin contar con que la dama de establo cuenta con todo el apoyo del tío abuelo, lo que hace más complicado hacer algo de manera directa en contra de Ella. — Decía la pelirroja sin dejar de observar los rostros de los tres chicos ahí reunidos. — ¡Dejen de pensarlo! ¡Annie tu eres la más afectada!, ¡Neil es tu oportunidad de hacer lo que siempre has querido! y ¡Tú Susana ten por seguro, que, al llevar a cabo mi plan, Terry te podrá ver con otros ojos, valorará el amor que sientes por él y …! — ¡Se oye muy fácil, Elisa! Pero mejor dinos cuál es tú idea, así podremos valorar los riesgos y decidir lo que mejor nos convenga. — Intervino Neil. — ¡No te apresures, hermanito! Para llevarlo a cabo necesito que estén convencidos de participar, ¡No es que desconfíe, pero…! — ¡Esta bien, yo participo! — Contestó Annie — ¡Sí con ello puedo llevarme a Terry, yo también te apoyaré! — Masculló Susana. — ¡Creo que no tengo otra opción! Te escuchamos. — Asintió el menor de los Leagan.
Al escuchar la aprobación de los que, desde ahora serían sus cómplices, Elisa no pudo evitar sonreír malévolamente, su frente perlaba un extraño sudor, parecido a aquél que mostraban los ludópatas cuando han apostado el todo por el todo. Por un momento sintió como si sus planes se hubieran cumplido ya, visualizando el repudio hacía Candice, mientras ella se regocijaba de los resultados de su intriga observando todo desde el balcón de su ego satisfecho. — ¡Perfecto! Para iniciar es necesario saber ¿Qué pasó entre tú y Archie, Annie? — Dijo Elisa logrando que los demás miraran fijamente a la chica, quien por un instante palideció, sin embargo, sus ojos poco a poco cedieron a la ira, que hacía tiempo la consumía, el despecho saltaba por sus poros, claro que estaba dispuesta a vengarse de Archie y Candy, pero no sería el hazme reír de Elisa, la conocía demasiado bien, como para dejarse llevar por ella, así que respondió. — ¡Elisa! Aquella joven, inocente y tonta, ¡Ya no existe! ¡Sólo te diré que los dos me engañaron! ¡De los detalles no hablaré! — Pero ¡¿Annie?! — ¡Pero nada! ¡Sólo dime! ¿Qué me toca hacer? Dices que ya tienes algo en mente, ¿Entonces? ¡No es necesario, que yo te diga nada! — ¡Necesito algo más, Annie! ¡Algo que haga vulnerable a la huérfana! — ¡Lo que necesitas, puedes encontrarlo en el diario de Archibald! — Al escuchar eso Neil recordó el cuadernillo que tomó de la habitación de su primo, nunca lo leyó todo, lo guardó debajo del colchón de su cama, ¡No cabía duda era demasiado afortunado! Pensaba, no obstante, disimulando su regocijo interno dijo. — ¡Es verdad, hermana! ¡Dinos de qué se trata! Y ¿Cuál es el papel de todos nosotros! — ¡Yo no los conozco! ¡En verdad no entiendo! ¿Qué tengo que hacer? Y ¿En qué me beneficiará esto en mi relación con Terry? — Se atrevió a decir Susana. — Elisa sabía que algo muy grave sucedió entre su primo y Candy, pero no quiso insistir más, finalmente, Annie y la Marlow harían el trabajo sucio y ella no saldría perjudicada. A los cuatro les interesaba la idea, así que decidió hablar. — Como todos sabemos Archie y Candy están comprometidos, incluso la tía abuela está dispuesta a llevar a cabo la boda en un mes. — ¡Cierto! — Interrumpió Neil. — Nadie se explica ¿El por qué? — ¡Sucede que la tía supone, bueno… piensa que Candice está embarazada! — ¡¿Cómo?! — Volvió a interrumpir el moreno, sorprendido por esa inesperada noticia. — ¡Así es! Yo hablé con ella para que razonara que la actitud de los dos por casarse era por ocultar un embarazo, insistí tanto, que ella entendió, decidiendo que anticipar el matrimonio era lo mejor para que el apellido de la familia no fuera manchado por los devaneos de la huérfana.
Susana se cubrió la boca con su mano en una expresión de incredulidad, no creía que Candy se hubiese atrevido a tanto, ¡No, era demasiado tonta! Para ello, iba entendiendo lo que pretendía Elisa, quien siguió hablando. — Con ese antecedente, será fácil convencer a la tía de la liviandad de la protegida del tío abuelo, sólo necesitamos colocarla en una situación comprometedora con otro hombre, lo que será visto por Terrence, quien no podrá negarse a entender lo que verán sus ojos, la tía se opondrá al matrimonio y obligará a Archibald a olvidarse de contraer matrimonio con una mujerzuela, ¡Todos la juzgarán! ¡Incluyendo al patriarca de la familia! — ¡Todo eso suena muy bien, Elisa! Pero ¿Cómo haremos eso? — Cuestionó Annie. — Elisa con los dedos tocaba su mentón, pensativa contestó. — ¡Eso es lo que te corresponde hacer a ti, Annie! ¡Tú harás que ella acuda a lugar que te indicaré! — ¡Estás loca! ¡No quiero ni verla! — ¡Tendrás que hacer un esfuerzo, querida! ¡Podrías fingir que quieres reconciliarte! Cuando estés con ella le darás unos bombones que ya tengo preparados, mismos que la harán marearse, sentirse confundida. — Y ¿Quién será el hombre que se prestará a ese juego? — Interrumpió Neil. — ¡Eso es lo de menos!, ¡Tengo algunos amigos que sé, pueden hacerlo! — ¡Eso es demasiado arriesgado!, ¡Es mejor que sea yo! — ¡No, hermanito! ¡Tú te encargarás de llevar a la tía Elroy! ¡Ah! Además de buscar ese bendito diario que menciona Annie. — Pero, ¡Elisa! Esos hombres ¿No querrán abusar de Candy en ese estado? ¡Es decir narcotizada! — ¡Sí lo hacen, no me importa! ¡Tal vez sea mejor para que dejes tu obsesión por la huérfana! — Continuaba la pelirroja, que conforme hablaba perfeccionaba la conspiración. — El hombre con quien estará Candice fingirá tener una relación de tiempo, a la vez que otro llegará fortuitamente citado por la misma Candy. En tanto que ¡Tú Susy! Te reunirás con Terrence cerca del lugar. — ¿Cómo haré para que vaya conmigo, sí no quiere saber de mí? — ¡Eso lo tienes que pensar muy bien! De ello dependerá que él se olvide de ella. — Todos pensaban en la idea de la chica meditando en lo que harían.
Continuará…