Hola de nuevo Y llegamos a la conclusión de este Songfic Espero y haya sido de su agrado Gracias por leerme Art. Betty Graham
Solamente tú
Parte 4 Final
Terry se acercó a Candy, y comenzó a besarla. Lentamente la fue despojando de su ropa, repartiendo dulces besos en cada área de su cuerpo, que iba desnudando.
Candy por su parte, hizo lo mismo con la ropa de Terry y se dejó ser tocada y acariciada, por su bello engreído.
Una vez ya desnudos, Terry se sentó en la orilla de la cama y atrajo a Candy, hacia él, que yacía de pie, la tomó por la cintura y con su boca, probó uno a uno sus pechos, succionando y lamiendo, los pezones rosados ya erguidos para ser degustados.
Candy tomó entre sus manos la cabeza de Terry, acariciando su castaña larga melena, incitándolo a seguir y gimiendo ante sus caricias.
Terry se levantó para tomar en brazos a Candy y recostarla en la cama, y así seguir acariciando su cuerpo desnudo.
Besó sus labios desesperadamente, introduciendo su lengua, para probar esa boca, que tanto extrañaba. Cuando abandonó sus labios, hizo un recorrido de besos por todo su cuerpo y tomó de nuevo sus senos. Cuando estuvo satisfecho de ellos, siguió, bajando lentamente, por todo su vientre, con besos y mordiscos, que hacían retorcer de placer a Candy. Hasta que llego a esa zona que se escondía entre sus muslos, la cual, se tomó el tiempo para lamer y saborear a placer, hasta sentir como Candy explotaba en un intenso orgasmo.
Se levantó para buscar sus labios nuevamente y ver esos ojos color verde esmeraldas, que lo miraban con ardiente deseo. Candy bastante excitada, instintivamente alzó su pelvis, para buscar el contacto de Terry, al sentir como su miembro, ya rozaba su entrada.
Terry entendió la invitación y se introdujo lentamente, dentro de esos pliegues, anhelantes a su contacto y comenzó a moverse, sin dejar de ver el rostro extasiado de Candy.
Poco a poco comenzó a acelerar sus movimientos, dejándose consumir por esa pasión desbordante, que los consumía.
Un grito de placer al unísono, se dejó escuchar en esa cálida habitación, cuando juntos llegaron a la cima del placer.
Terry se retiró lentamente del cuerpo de su pecosa, no sin antes, repartir dulces besos por todo el rostro de ella, para decirle cuanto había extrañado, estar de nuevo, así junto a ella.
Se acomodó a un costado de Candy, para atraerla hacia él y ella colocó su cabeza encima de su pecho, para permanecer fuertemente abrazados, reconfortándose mutuamente, por esa cruel distancia, que tanto los había hecho sufrir. De pronto Terry recordó algo y se levantó, desnudo, sin cubrirse.
- ¿Qué pasa amor? ¿A dónde vas? – Le preguntó Candy, sonriendo, al ver como su amado, se paseaba, sin pena alguna, desnudo por la habitación.
- Espera amor, tengo que darte algo. - Le dijo él sonriendo.
Terry sacó el anillo de su saco, que siempre llevaba con él y se acercó a Candy, invitándola a sentarse en la cama. Se colocó de rodillas arriba de la cama para estar frente a ella, y mostrarle el anillo, para después tomarle de la mano, y proponerle matrimonio.
- Mi amada pecosa ¿Deseas unir tu vida, a este loco hombre, que muere de amor por ti? ¡Por favor di que sí! Y ¡Cásate conmigo!
Candy río y se colocó también de rodillas frente a él, lo abrazó por el cuello y le dio un sí como respuesta, besándolo repetidamente, en todo su bello rostro.
- ¡Si mi amor acepto! ¡Nada me haría más feliz, que compartir el resto de mi vida contigo!
Terry busco la mano de Candy, para colocarle el anillo y besarla de nuevo extasiado de felicidad. De pronto Candy comenzó a reír.
- ¿Qué pasa pecosa? ¿Qué te causa tanta gracia?
- La manera inusual de tu propuesta de matrimonio, los dos desnudos. - Dijo Candy sonriendo pícaramente.
- Creo que después de todo lo que paso, esta es la mejor propuesta, que pude haber planeado, pecosa descarada.
- ¿Descarada yo?
- ¡Si, tú! Vi cómo me devorabas con la mirada, mientras recorría desnudo tu habitación.
- ¡Claro que no! Solo estaba confusa, por no saber, lo que hacías.
- Aja, pues yo sí, quiero devorarte toda, y probar todo ese dulce cuerpo que me vuelve loco.
- Jajaja ¡Terry! Por eso te amo tanto, tú también me vuelves loca de amor.
- ¿Ah sí? A ver demuéstramelo, mi dulce pecosa.
Candy empujó el cuerpo de Terry, para que cayera de espaldas sobre la cama, y se colocó a horcajadas encima de él, para así hacerle el amor, a su guapo y adorable novio.
- Ahora me toca a mí amor. Te recompensaré, por el tiempo, que estuviste lejos de mí, haciéndote sufrir, por no creer en tu verdadero amor por mí. - Dijo Candy al ver como Terry, sonreía, por el placer que ella le ocasionaba.
Así pasaron toda la noche, entregándose a el amor, recuperando, los días, en que, por un simple malentendido, estuvieron separados.
Un mes después, unieron sus vidas ante Dios, en una pequeña ceremonia, rodeados, de sus amigos incondicionales, y de ambos padres, quienes estaban felices por sus hijos, pues eran testigos, de lo mucho que se amaban.
- Solamente tú, eres capaz de volverme a la vida, mi bella pecosa.
- Y solamente tú, haces que mi vida, tenga sentido, mi amado engreído.
Se dijeron Candy y Terry al oído, bailando, su primer baile como esposos y sellando con un beso, su amor.
FIN