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Buenas noches, chicas. El fin de la guerra esta cerca así que llego el momento de lanzar el ultimo ataque antes de guardar la artilleria.
Gracias Bandoleras de Terry por haberme incorporado a sus filas este año, fue un placer.
Gracias a cada una de las participantes, a quienes comentaron y a quienes solo leyeron esta historia.
Gracias al foro rosa por abrirnos las puertas a cada uno de los bandos.
Me despido de ustedes con un fuerte abrazo, esperando que la vida nos otorgue la oportunidad de seguir compartiendo el proximo año.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
El arco rozo las cuerdas con suavidad para terminar las notas de esa composición que le dolía en el alma a Candy, la música se detuvo, ella abrazo su chelo al tiempo que una lágrima rodaba por su mejilla, sintió una mano posarse sobre su hombro, abrió los ojos de golpe, Terry ya no estaba sentando en el sofá, las dos copas de champagne seguían en la mesa, miro el cuadernillo sobre el atril, no había pasado de página, la melodía había durado solo unos cuantos minutos, pero para ella fue revivir todo un pasaje de su vida, el más hermoso y doloroso también.
̶ ¿Por qué me abandonaste así, de repente, sin despedirte? – recrimino Terry. Por algunos segundos espero una respuesta, pero solo obtuvo silencio por parte de su acompañante – al día siguiente fui a buscarte al departamento de tus tíos, pero no encontré a nadie, siquiera una nota. Me hundí totalmente y no estuviste ahí para darme la mano, nadie sabía de ti, no respondías las llamadas, los correos, absolutamente nada, me volví loco – era notorio el dolor que Terry había pasado cuando Candy se marchó.
̶ Lo siento tanto – Candy dejo el chelo en su soporte – nunca fue mi intención lastimarte – se puso de pie para darle la cara – además lo superaste pronto – aseguro. Terry puso cara de sorpresa – te volviste novio de Susana – reclamo.
̶ Esa fue la mayor estupidez que he hecho en mi vida, estaba despechado – se reprochó a sí mismo – no tuve noticias tuyas y cuando viaje a los estados unidos, la dirección que me diste estaba equivocada – explico.
Candy estaba impactada, jamás imagino que Terry la hubiese buscado, pero después de lo ocurrido su familia prefirió cambiar de residencia y se mudaron al otro extremo del país.
Cuando sus tíos regresaron a Italia, solo lo hicieron para vender el departamento y mudarse con ellos a los estados unidos.
̶ Te envíe una carta con mi tía – respondió con la voz entre cortada – donde te contaba todo lo que había pasado, pero jamás obtuve respuesta – se mordió el labio – ella me dijo que se la entregó a una de mis… amigas – arrastro las palabras.
̶ ¡Susana! – Terry dijo su nombre con desprecio – ella me entrego una carta, dónde tú dabas por terminado lo que había entre nosotros.
̶ Eso no es cierto, la carta no decía eso – aseguro la joven. Terry apretó los labios al darse cuenta de que Susana manipulo la situación a su favor, al final consiguió alejarlo de Candy - creo que es mejor que me vaya – la joven tomo sus cosas – de corazón espero que sigas cosechando éxito – camino hacia la puerta, Terry la tomo del brazo para detenerla.
̶ Mi error fue no conocerte más – la voz de Terry se quebró. Para Candy esas palabras dolieron en el alma, al parecer él si se había arrepentido de enamorarse de ella – si tan solo me hubiera interesado más todo lo referente a ti, podríamos habernos encontrado hace tantos años.
̶ Pero las cosas no fueron así – Candy tuvo que sacar fuerzas de lo más profundo de su ser para no romperse – cada uno siguió con su vida y ha conseguido lo que más anhelaba, eso es bueno ¿no? – contuvo el aire.
̶ Si tan solo pudiéramos darnos otra oportunidad, pecosa – el chico le susurró al oído.
̶ Terry – Candy pronuncio su nombre con suavidad – a veces lo mejor es dar vuelta a la página y mirar hacia adelante.
̶ ¿Te has enamorado de alguien más? – al joven se le desmoronaba el mundo el pensar que la había perdido, la soltó del brazo, no iba a obligarla a quedarse con él.
̶ ¡Adiós Terry! – Candy le sonrió, abrió la puerta – me alegro tanto volver a verte – añadió antes de cruzar el marco de la puerta, para después marcharse sin mirar atrás.
Mientras caminaba por los pasillos del hotel sus ojos verdes luchaban por no romper en llanto, entro a su habitación y finalmente se soltó a llorar.
«Terry yo siempre te he amado», se llevó las manos al pecho.
La lluvia no se calmó esa noche, ni en el cielo ni en el corazón de ambos jóvenes, se amaban y se añoraban desde hacía mucho tiempo atrás, pero parecía había algo que impedía que pudieran estar juntos.
Karen acompaño a Candy hasta que finalmente se quedó dormida, salió de la habitación, cuando la joven chelista despertó no encontró a la mujer que no solo se había convertido en su representante, sino también en una gran amiga y confidente.
Preparo su maleta ya que tenían que estar en el aeropuerto al medio día pues viajaría de regreso a los estados unidos. Karen y ella salieron del hotel muy temprano ya que no quería encontrarse con Terry, aunque en el fondo era algo que deseaba, «como pesa el tiempo sobre los hombros», pensó Candy.
̶ Creo que deberías de darte la oportunidad de hablar con él y contarle todo, absolutamente todo – Karen al fin se animó a romper el hielo.
̶ No tiene caso, él tiene una vida echa y yo también – Candy se seguía negando la oportunidad de ser feliz.
̶ No te has puesto a pensar que por algo se volvieron a encontrar – respondió Karen, la joven se quedó pensativa, «tal vez Karen tenía razón, pero ¿Cómo decirle a Terry lo de Anthony?»
̶ No sé cómo se enteró que vendría a Londres – Candy seguía pensado que su encuentro con Terry no era una conveniente coincidencia.
̶ ¡Querida!, eres una chelista reconocida a nivel internacional – Karen entorno los ojos – obviamente lo vio en los medios de comunicación y te aseguro que jamás dejo de tratar de saber que fue de ti, simplemente no se había atrevido a buscarte, hasta ahora – Candy no respondió, pensó que su manager tenía razón, no podía tapar el sol con un dedo, ella también había investigado sobre Terry desde hace varios años, de echo fue en una prestigiosa revista que vio lo de él y Susana.
Cuando llegaron al aeropuerto fueron a registrar su equipaje, como todavía les quedaba tiempo fueron a uno de los tantos restaurantes que había dentro del lugar. Candy solo tomo un café, miraba el reloj, parecía impaciente.
̶ No tienes por qué preocuparte, Anthony llegara a tiempo para irnos los tres, juntos – Karen trato de tranquilizarla.
̶ Voy a caminar – Candy no quería seguir sintiendo esa ansiedad que la estaba agobiando, así que quiso distraerse, aunque fuese solo viendo tonterías.
Se acercó a un local donde vendían recuerdos de viaje, entro, empezó a ver las vitrinas y los exhibidores de los llaveros, como no encontró nada de su interés decidió irse, al levantar la vista cual fue la sorpresa que se llevó, detrás del cristal por fuera de la tienda estaba él, Candy camino aprisa hacia el exterior del negocio- ¿Qué haces aquí?
̶ No podía dejar que te fueras de mi vida, como aquella vez – la voz de Terry sonó cansada, y su semblante era como el de alguien que no había dormido en mucho tiempo.
̶ No entiendes que entre nosotros no puede haber… - Candy se quedó callada, la voz de Karen resonó en su cabeza, «deberías de darte la oportunidad de hablar con él y contarle todo».
̶ Candy, por favor escúchame – suplico el joven.
̶ No, escúchame tú – hablo con tal seriedad que Terry palideció – esa noche cuando me dejaste en casa de mis tíos hubiera preferido mil regaños que recibir la terrible noticia de que mi hermano había muerto – sus ojos se cristalizaron, Terry estaba estupefacto, Candy nunca le conto que tenía un hermano – salimos de casa sin decir nada a nadie, el viaje de regreso fue eterno y tomentoso, jamás imagine que regresaría a los estados unidos al funeral de mi hermano, él era soldado desplegado en el medio oriente, siempre me pidió ser prudente y no contar mucho sobre él, por nuestra propia seguridad, fue abatido en combate ese día que estuvimos en Varenna, él era un joven con muchos sueños, mi madre quedó devastada así que le pidió a mi padre mudarnos de ciudad, todos queríamos olvidar esa tragedia y sanar nuestras heridas, es por eso que mi madre no me dejo volver a Milán – la joven sollozaba, Terry no pudo hacer otra cosa más que abrazarla y consolarla, Candy se aferró al cálido abrazo de él.
̶ Candy – Karen grito su nombre – él ya está aquí, acaba de llegar – le hizo saber.
̶ ¿Él? – Por la mente de Terry paso el peor de los escenarios, creyendo que su pecosa ya tenía un compromiso con alguien más, sintió un mareo. Candy lo soltó de golpe y limpio sus lágrimas con el dorso de la mano.
̶ ¡Mami! – una tierna vocecita se escuchó detrás de ellos, Terry miro la escena, un pequeño niño de cabello castaño, ojos verdes y piel blanca corría hacia Candy, la joven lo recibió con los brazos abiertos y lo levanto en vilo.
La respiración entrecortada de Terry era perceptible, el joven giro sobre su propio eje como buscando a un tercero.
̶ ¡Terry, Terry! – la voz de Candy lo hizo reaccionar - ¿A quién buscas? – él negó con la cabeza, se llevó una mano a la sien.
̶ Candy, yo…no entiendo – Terry no encontraba palabras para expresar lo que estaba sintiendo en ese preciso instante.
̶ Quiero presentarte a Anthony – el niño recargo la cabeza en el hombro de su madre – lleva el nombre de mi hermano, en su honor – miro al pequeño y le dio un beso en la mejilla – Terry él es…
̶ ¡Es tu hijo! – Terry termino la frase que iba a decir Candy, si no fuese porque sentía que las piernas le pesaban como plomo, hubiese salido corriendo del aeropuerto, la expresión en sus ojos lo decía todo.
̶ Te equivocas Terry… él es nuestro hijo – la voz le tembló a Candy. Él la volteo a ver estupefacto, incrédulo – perdóname por habértelo ocultado todos estos años – suplico – el día que le arrebataron la vida mi hermano, una nueva vida se formaba en mí. Terry recordó aquel día en Varenna.
̶ Candy, mi pecosa… – se aceró a ella y la abrazo, le dio un beso en la frente y rompió en llanto.
Terry no dudo en tomar en brazos al pequeño, no podía negar que era tan parecido a él cuando era niño. El pequeño Anthony no se negó a los mimos del joven, aunque no lo conocía en persona, Candy siempre le hablo de él y le mostraba fotografías de Terry.
̶ ¿Sabes quién soy? – Terry preguntó con ternura, Anthony asintió con la cabeza, hizo un puchero y comenzó a llorar en brazos de su padre.
̶ Candy, es hora de irnos – Karen los interrumpió, llevaba los pasajes en la mano.
̶ No, no se pueden marchar ahora – Terry se aferró al niño y a Candy – los acabo de encontrar y ya me los quieres quitar – la familiaridad con que Terry le hablo a Karen sorprendió a Candice.
̶ ¿Por qué la tuteas? – la joven no dudo en preguntar.
̶ ¿Quién crees que le dijo que vendrías a Londres? Y además ¿Quién crees que le aviso a qué hora saldría el vuelo? – Karen sonrió picara – Candy tienes derecho a ser feliz y él tiene derecho a saber que tiene un hijo hermoso – sonrió y le hizo cosquillas al niño.
̶ ¡Gracias! – Candy la abrazo.
̶ No tienes que agradecer – Karen le susurró al oído – solo les di un empujoncito – rompieron el abrazo.
̶ Estos pasajes son para Milán – entrego los boletos – creo que a Anthony le gustara conocer la ciudad donde ustedes... bueno ya saben, ¡Tú!, diviértete – le ordeno a Candy – y tú – se dirigió a Terry – devuélvemela en un mes o tendrás que pagar la demanda por incumplimiento de contrato – le advirtió. Por el altavoz anunciaron el vuelo a los estados unidos – cuídense mucho y nos vemos pronto – se despidió de la pareja y el niño, con aire triunfante.
̶ Mami a ¿Dónde iremos? – el niño pregunto con gran curiosidad.
̶ A un lugar muy especial para mí – le dio un beso en la frente.
̶ ¡Vámonos! – Terry miro los pasajes, no tardarían en anunciar su vuelo.
̶ Pero nuestras maletas…
̶ No te preocupes por eso – Terry tomo de la mano a Candy, y el niño se la tomo a él, volteo a verlo, el pequeño le sonrió – ven con papá – le extendió los brazos y lo cargo, para no soltarlo nunca más.
Hay cosas destinadas a ocurrir. La historia de Candy y Terry era una de esas cosas que ya estaban escritas en el libro llamado vida, hubo dificultades, pero al final los caminos se volvieron a entrelazar.
Había pasado un mes de la muerte de su hermano cuando Candy descubrió que estaba embarazada, en un principio tuvo miedo porque sería una niña cuidando de un niño, cuando se lo conto a sus padres la reacción de ellos fue muy diferente a la que esperaba, la apoyaron en todo momento, aunque ella no quiso decirles quien era el padre de su hijo.
Una mañana de agosto recibió a su primer y único hijo, al cual llamo Anthony en memoria de hermano y lo crio como madre
soltera, pero al niño siempre le hizo saber quién era su padre y aun en la distancia le enseño a amarlo tanto como ella lo amaba.
Candy miraba el altar de la catedral, sus oraciones iban dirigidas a su hermano, sus padres, su hijo y su pareja.
Le agradeció a dios por haberle brindado la oportunidad de reencontrarse con Terry por medio de Karen, gracia a ella ahora estaban juntos, «protégela señor».
Candy se puso de pie, giro su rostro y sus ojos se fijaron en el presbiterio, en el punto exacto donde aquel día vio a Terry por primera vez, él estaba parado exactamente en el mismo lugar ahora muchos años después explicándole a su hijo sobre la historia de cómo conoció a su madre.
La joven se acercó a ellos, el pequeño sujeto la mano de sus padres, Candy, Terry y Anthony caminaron entre las personas hasta perderse en el haz de luz que entraba por la puerta de la majestuosa catedral de Milán.
FIN.
pero al final son una bella familia 
