LEGADO GRANCHESTER.
EPÍLOGO.
Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos con el abuelo Richard, de hecho, dos días después de aquella reunión con la hija del señor Villers, él y mi abuela, volvieron a Sevilla, España.
Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, y lo terrible que esto suele ser, cuando las decisiones que tomamos traen consecuencias terribles, tal y como ocurrió con la señora Marlowe y el señor Ligan, quienes finalmente fueron sentenciados como culpables, y están en prisión. Qué triste para ellos, que después de tenerlo todo, terminaran de esa manera tan ruin.
Para mis papás fue un proceso difícil, pero sobre todo muy agotador. Lo bueno, es que ahora mamá está al lado de papá y siempre están juntos. A veces es tan cursi verlos comportarse, como dos adolescentes enamorados. En fin…
La señora Gloria murió tres días después de que mi papá fue a verla al hospital, mamá dijo que fue porque ella, estaba esperando recibir el perdón de mi papá. Coockie, su sobrino, se fue a Australia con la beca que mi mamá le consiguió, y al cumplir la mayoría de edad, empezó a trabajar y lo último que supe, fue que mandó a traer a sus dos hermanos.
Para mis hermanas fue difícil aceptar lo que estaba ocurriendo en nuestra familia, y una tarde, mi mamá se sinceró con todos y nos contó su triste infancia; solo la nana Pony sabía de ese pasado; y eso sirvió para unirnos como familia. Conocimos a la señora Elroy y a la tía Julia Anderson, ella es un encanto de persona. Ahora estamos más comunicados con ellas.
Michael y Sandra tienen un hijo de tres años, pero no están casados ni viven juntos. Yuliani se divorció, y tiempo después se supo que el infértil, era el tal Anthony; ella se casó con Jacob Ellis, un arquitecto amigo de papá y actualmente está embarazada de mellizos.
Daisy se quedó en el puesto de mi mamá, y casi no la vemos. La verdad es mejor que sea así, porque cuando está en la oficina, es todo un dolor de cabeza.
Frannie Hamilton se fue con Rolf Baughman a Francia, y se casaron hace un mes aproximadamente.
Los demás siguen dentro de la empresa, incluyendo a Doug, quién me enseñó a cocinar el pie de queso con mermelada de fresa, que tanto le gusta a mi bella mamá.
En uno de los tantos viajes que hemos realizado como familia, llegamos a México y conocimos el lugar donde mi mamá creció de niña, el señor García ahora es viudo, y estaba muy sorprendido de vernos, supongo que nunca se imaginaron volver a ver a mi mamá; quién con su corazón noble y bondadoso, le agradeció por darle un techo en su infancia, y claro, mi papá les dejó una suma muy generosa de dinero.
En ese mismo viaje, aprovechamos en ir a Guatemala, donde volví a ver a mi amiga Ana María, y conoció a mi familia. Ella les obsequió unos boletos a mis papás, donde su tío, el cantante Ricardo Arjona, se presentaría en vivo en un club Neoyorkino. Ya se imaginarán a mi mamá, llorando de la emoción.
Mis hermanas también están involucradas en GAQUIM, Ellie estudia Diseño Gráfico, y es la asistente de la diseñadora de la empresa. Mía viene de vez en cuando a ayudar a traducir algunos documentos, y está esperando a ver sí aplica para estudiar Comercio Internacional.
Y bueno, finalmente la hora de entrar ha llegado, hoy es el ansiado día…
Doy pasos decididos, manteniendo mi postura elegante, abro la puerta de presidencia, y encuentro a los directivos, y a mi familia. En la mesa de juntas, a la cabeza está el bisabuelo Charles Graham Granchester, a su derecha yace el abuelo Richard, y a su izquierda mi papá.
Después de tantos años, por fin, cuatro generaciones nos encontramos reunidas en un solo lugar… En estas paredes, que han sido testigos de triunfos, llantos, alegrías y tristezas.
Cuatro generaciones, qué cada una a su manera, tiene mucho que contar.
—Señores, me complace presentar con mucho orgullo, al nuevo C.E.O. de GAQUIM, el ingeniero Terius Alexander Granchester Ardlay—. Después de las palabras serenas y pasmadas departe del bisabuelo, todos me aplauden y en seguida, alzan sus copas con champaña para brindar.
La primera en acercarse a mí y abrazarme sin contener el llanto es mi querida madre, que, luce radiantemente bella, como toda una dama.
Luego, mi papá me abraza—Estoy orgulloso de ti, mi campeón, sé que no ha sido fácil tu proceso, pero has sido firme, y estás acá, porque te lo mereces—. Me dice con la voz entrecortada, limpiando sus lágrimas; y yo también limpio las mías.
He aprendido tanto de él, y no sé si algún día llegue a superarlo… Creo que nunca lo haré. Aquí inicia un nuevo capítulo en la historia de los Granchester, porque como bien dice mi abuelo Richard… “El Legado debe continuar”.
—FIN—
Bueno mis queridas amigas, con esto me despido de la Guerra Florida.
Les agradezco todo el apoyo y cariño de su parte, especialmente a mis compañeras de grupo "Las Bandoleras de Terry".
Si Dios lo permite, nos vemos en una próxima.
¡Saludos y abrazos!