CAPÍTULO 9
Cuando Anthony se presenta en la oficina su asistente le pone al día sobre la agenda, pero en ningún punto aparece el nombre de Terreuce Grandchester, el hombre le deja la correspondencia antes de abandonar la estancia y pedirle a Charlote la secretaria que le traiga el café. Es entonces que encuentra entre los sobres uno que procedía de parte del tío William, en él le expresa lo interesado que está sobre el avance de los negocios y el estado de la empresa, desea ver buenos resultados que presentar ante la junta de socios en el día que se celebrará el aniversario de la corporación, evento que se realizará en un par de semanas y al cual confirma su asistencia junto a la demás familia; también que el proyecto que tiene en marcha con Grandchester en Londres piensa aplicarlo ahí, en Chicago.
Por lo visto ahí estaba la razón de la presencia de ese hombre, por lo que le pidió a su secretaria que hiciera espacio en su agenda y citara al caballero lo más pronto posible, deseaba poder empaparse de cada detalle antes de que llegara su tío y de paso si era posible, cerrar la venta de la propiedad de Escocia.
Días después Annie se presenta en la residencia de los Andrew para saludar a su amiga, ésta la recibe en su salón personal donde se encuentra organizando los pocos detalles que falta para el aniversario de la empresa.
-Hola Candy ¿Cómo estás?
-Annie, qué gusto verte.
-Por lo visto vengo en mal momento, estás ocupada.
-No, tranquila. Sólo estoy ultimando detalles que me faltan para el aniversario de la empresa.
-Si gustas puedo ayudarte con ello.
-Claro. Gracias.
-Pues iré por un poco de té para ponernos en ello.
-Está bien.
Accede la rubia, entonces su amiga va a la cocina para obtener lo propuesto, luego regresa con una bandeja con pasteles, dos tazas y una tetera humeante. Le sirve a Candy una a la vez que le pide que la ponga al tanto de cómo lleva los preparativos. Entre hoja, hoja y taza comparten y toman decisiones sobre la distribución de la sala, el menú que parecía más atractivo y adecuado para tal evento, cuando de presto la señora Andrew empieza bostezar y mostrar claros signos de cansancio.
-Perdona Annie, he soltado un gran bostezo sin querer.
-Tranquila, estarás tan cansada de lidiar con todo ésto y no es para menos.
-Me parece que sí.
-Pues será mejor que me retire para que puedas descansar, mañana puedo volver para revisar la lista de quienes han confirmado su asistencia.
-Te lo agradecería muchísimo. Y muchas gracias por tu ayuda.
-No es nada, para eso están las amigas.
Y sin más se despide de la joven quien intenta contener otro bostezo más. Tras la partida de Annie, Candy decide subir a su recamara para tomar una siesta y le pide a la mucama que la despierte una hora antes de que llegue su marido.
Los días siguientes la señorita Brither se presentaba en la residencia con la intención de ofrecer su ayuda, Candy lo agradece mucho pues parece que poco a poco se está empezando a mostrar indispuesta, por lo que su amiga le sugiere que ella puede completar los pendientes que quedan para que pueda tomarse un respiro.
-No te preocupes, me aseguraré que todo salga bien, tal y como lo tienes planeado.
-Te lo agradezco Annie, la tía Elroy no llegaría a tiempo para poder hacerse cargo de ello. Me alegro mucho de poder contar contigo.
-Así que tú tranquila y descansa. Te tendré al tanto de todo.
Le anima con un apretón de mano, luego ve como sube los escalones para ir a su recamara seguida de la mucama, ella se dispone en abandonar la residencia con los papeles en mano y claras intenciones de darle su toque personal.
Cuando Anthony regresó y se enteró que su esposa estaba indispuesta se preocupó y pidió que no la molestasen para que la dejaran descansar.
Dos días antes de dicho evento Annie estaba en la residencia de los Andrew disponiendo todo con aire autoritario, mientras Candy seguía descansando. Le ordenó al chofer que la llevase a recoger a la señora Elroy y al tío William que llegaban a la ciudad. Estos se sorprendieron de ver a Anthony con Annie en la estación.
-Tía abuela, por fin están aquí. Hola tío ¿Qué tal el viaje?
Les saluda con naturalidad y recibe los abrazos de ambos.
-Muy bien, gracias por venir a recibirnos. ¿En dónde está Candy?
-Ella no se encontraba bien señora, por eso vine en su lugar a recibirlos.
-Oh, señorita Brither, perdone que no haya reparado en su presencia.
-¿Cómo es eso que Candy no está bien? ¿Ya la ha visto un doctor?
Quiso saber William quien se preocupó por lo que había oído, también le había parecido extraño que la joven no estuviese ahí presente.
-Nada grave señor Andrew, sólo no se ha estado cuidando bien debido al estrés por tener todo listo para el aniversario, nada más.
-Gracias a que Annie ofreció su ayuda se han podido terminar con los preparativos. Está todo listo para el gran día.
-Oh, muy amable de su parte señorita Brither. Ahora, me gustaría poder llegar a la mansión y ver cómo se encuentra Candy en persona.
-Sí tía.
Accede el joven y acto seguido les guía hasta donde está el coche. Elroy le dice a Annie que se encargue de que llegue todo su equipaje y el de William a la residencia, obligándole a ir en el otro coche hasta que todo se hubiese cargado en él, a la joven le molestó, porque sintió que la estaban tratando como una simple asistente, ella quería ir con ellos, como si fuese parte de la familia.
Cuando finalmente llegó a la residencia Elroy se encontraba dando las ordenes haciéndole ver que ella ya no hacía falta en ese lugar, por lo que no le quedó más remedio que retirarse. Estaba molesta, había disfrutado mucho ocupando el lugar de la señora Andrew.
Al día siguiente Elroy se presenta en la habitación de Candy con Lucia la mucama que trae la comida.
-Querida, de seguro estás anémica. Debes de comer algo para recuperarte pronto.
-Gracias tía.
Le dice la joven a la vez que se levanta para tomar asiento y ver qué es lo habían traído. En el plato había un trozo de carne con un aspecto muy oscuro y olor fuerte.
-Vamos come, es hígado. Rico en hierro.
-He, he, he… tía no creo que…
-Bobadas, y no me iré de aquí hasta que te lo termines todo.
Candy se queja, la mujer sabe perfectamente que no le gusta para nada el hígado, pero no le queda más remedio a la rubia y trata de comer sin siquiera saborearlo, es algo que le haría terminar devolviendo.
Mientras tanto Anthony se encuentra con Annie en la mansión a las afueras de la ciudad intentando consolarla.
-Por favor cálmate, no hace falta que te pongas así.
-¿Y cómo quieres que me ponga? Si tu tía me trato como si fuese un sirviente más. Ni siquiera me dejó subir al mismo coche que ustedes sólo para que me encargarse de que ni una maleta se perdiera.
-Entiéndelo, ella estaba preocupada por Candy. No veas la reprimenda que me echó sólo porque no le había dicho que estaba enferma y no haber cuidado mejor de ella.
-Ya, pero tú podrías haberle dicho que de eso se encargaría el otro chofer, no yo. Debiste de ponerte de mi lado Anthony.
-Lo siento cariño, en serio… no pensé que eso te fuese a molestar. Por eso es que siempre un sirviente nos suele acompañar para dedicarse a esos asuntos.
-Oh claro. Y como yo no hago bien las cosas no sirvo para nada. Si es así será mejor que mañana no asiste al evento, si no hago bien las cosas, no hago falta.
-No digas eso, sabes perfectamente que es primordial que estés presente, tú te has encargado de organizar todo. No puedes dejarlo tirado por una nimiedad como esa.
-¿Estás seguro?
-Por supuesto cariño, te necesito a mi lado.
-Oh Anthony… te quiero tanto.
Le decía a la vez que se colocaba a horcajadas sobre él. Estaba feliz de haber conseguido esas palabras que tanto necesitaba.
Empieza a besarlo vorazmente mientras restriega sus pechos sobre él, una mano baja para acariciar su miembro que empezaba a endurecerse con el masaje. Quería encenderlo y sellar con sexo lo que le acababa de decir.
Anthony no tardó en responder a la invitación y comenzó a acariciar su trasero desnudo, le encantaba esa Annie ardiente. En poco su falo estaba listo para penetrarla otra vez; ella se yergue en su posición para deleitarlo con la vista de sus pechos moviéndose al compás de las embestidas mientras mueve sus caderas para acentuar la profundidad de cada empeñón. Ella gime aguda y sensualmente para hacerle saber a su amante que le encanta lo que siente, lame y muerde los pezones de ese torso duro y fornido a sabiendas que eso le excita grandemente.
-Oh mi niña, qué rica que estás…
Le dice extasiado por las sensaciones, incrementa el ritmo de las embestidas para complacerla más, con una mano agarra su pecho turgente, ella le levanta la cabeza para que su boca pueda saborearlos a su antojo.
-Anthony… amor mío… me encanta que me hagas tuya.
Le asevera mientras se entrega a las caricias y besos. Luego él se remueve para ponerla bajo de sí y ser quien domina. Le eleva las piernas para colocarla sobre sus hombros y seguir introduciéndose en su húmedo centro.
-Claro que eres mía pequeña, sólo mía.
Dice mientras la penetra con fuerza y desesperación, esa mujer lo vuelve loco con su movimiento de cadera. Su clímax estalla cuando la escucha gemir de tal forma por estar alcanzando su cúspide de placer ante tales arremetidas. Le roba un par de besos más antes de derrumbarse a un costado agotado por el esfuerzo y satisfacción. Tras recuperar un poco el aliento y calma proceden a vestirse para volver a la ciudad.
Última edición por Cherry Cheddar el Jue Abr 11, 2024 4:35 pm, editado 1 vez