I AM THE WITCH
Prólogo.
«…"Sin tu latido, mi temor.
Sin tu mirada, mi locura.
Sin tu sonrisa, mi voz.
Sin tu calor, mi deseo
Sin tu aliento, mi vida
Sin tu olor, mi dolor" …»
En los rincones más oscuros del universo, donde la luz apenas alcanza a penetrar, dos corazones enredados en la trama del destino luchan por encontrar su lugar en un mundo de sombras y secretos. Terry y Candy , dos almas errantes en busca de redención y amor, se aventuran más allá de los límites conocidos en un viaje hacia lo desconocido.
Mientras navegan hacia un destino incierto, una misteriosa encomienda les revela la existencia de fuerzas oscuras que se alimentan del dolor y la desesperación. Pero lo que aún no saben es que el verdadero peligro acecha en las sombras de sus propios corazones, donde el amor no correspondido y el deseo insaciable amenazan con consumir sus almas.
En la profundidad de la noche, las brujas rumiando sus miedos aguardan en silencio, mientras el eco de su aferrado amor no correspondido, baila con las llamas de sus rezos; envolviendo su espacio con su propias lágrimas cargadas de sufrimiento. Atrapadas en un ciclo interminable de deseo y rechazo, anhelan un amor que saben que nunca podrán poseer. Aún teniendo en sus manos el objeto de su deseo, se encuentran condenadas a un tormento eterno; como poseer todo el oro del mundo y no poder tocarlo.
En este oscuro telón de fondo, la traición y la deslealtad se entrelazan con los deseos más profundos y prohibidos. Atrapados en una red de secretos y mentiras, los protagonistas se ven obligados a tomar decisiones que cambiarán el curso de sus vidas para siempre. El miedo a los propios miedos, a los deseos ocultos que yacen en lo más profundo del alma, los arrastra hacia la oscuridad y el conflicto interno, como una lobotomía que silencia las voces de la mente.
Es en este torbellino de traiciones y deslealtades un gran amor puede colapsar ¿Terry permitirá que su desafiante corazón pierda toda expectativa ante la felicidad? Atrapados entre la lealtad, el honor y el deseo prohibido, se verán arrastrados hacia un destino incierto, donde el verdadero peligro acecha en cada sombra y cada susurro.
Con la ayuda de una protectora antigua y la determinación de sus corazones, Candy y Terry, se embarcan en una búsqueda épica para desentrañar los secretos que yacen ocultos en las sombras del pasado. En su camino hacia la redención y la libertad, descubrirán que el verdadero poder reside en el amor y la aceptación de uno mismo, incluso en los rincones más oscuros del alma.
Adéntrate en la oscuridad y descubre el misterio que se oculta detrás de la historia "Yo soy la bruja", una saga de amor, magia y sacrificio que desafiará tus sueños más profundos y tus temores más oscuros.
Mientras navegan hacia un destino incierto, una misteriosa encomienda les revela la existencia de fuerzas oscuras que se alimentan del dolor y la desesperación. Pero lo que aún no saben es que el verdadero peligro acecha en las sombras de sus propios corazones, donde el amor no correspondido y el deseo insaciable amenazan con consumir sus almas.
En la profundidad de la noche, las brujas rumiando sus miedos aguardan en silencio, mientras el eco de su aferrado amor no correspondido, baila con las llamas de sus rezos; envolviendo su espacio con su propias lágrimas cargadas de sufrimiento. Atrapadas en un ciclo interminable de deseo y rechazo, anhelan un amor que saben que nunca podrán poseer. Aún teniendo en sus manos el objeto de su deseo, se encuentran condenadas a un tormento eterno; como poseer todo el oro del mundo y no poder tocarlo.
En este oscuro telón de fondo, la traición y la deslealtad se entrelazan con los deseos más profundos y prohibidos. Atrapados en una red de secretos y mentiras, los protagonistas se ven obligados a tomar decisiones que cambiarán el curso de sus vidas para siempre. El miedo a los propios miedos, a los deseos ocultos que yacen en lo más profundo del alma, los arrastra hacia la oscuridad y el conflicto interno, como una lobotomía que silencia las voces de la mente.
Es en este torbellino de traiciones y deslealtades un gran amor puede colapsar ¿Terry permitirá que su desafiante corazón pierda toda expectativa ante la felicidad? Atrapados entre la lealtad, el honor y el deseo prohibido, se verán arrastrados hacia un destino incierto, donde el verdadero peligro acecha en cada sombra y cada susurro.
Con la ayuda de una protectora antigua y la determinación de sus corazones, Candy y Terry, se embarcan en una búsqueda épica para desentrañar los secretos que yacen ocultos en las sombras del pasado. En su camino hacia la redención y la libertad, descubrirán que el verdadero poder reside en el amor y la aceptación de uno mismo, incluso en los rincones más oscuros del alma.
Adéntrate en la oscuridad y descubre el misterio que se oculta detrás de la historia "Yo soy la bruja", una saga de amor, magia y sacrificio que desafiará tus sueños más profundos y tus temores más oscuros.
Sueños del altamar
El cochero, con gotas de sudor resbalando por su frente, anunció: 一Muy bien, señorita, hemos llegado.
Respondí con un simple asentimiento, gesto de agradecimiento que apenas ocultaba mi inquietud. No tenía un plan delineado, ni siquiera sabía cómo reaccionaría si me enfrentaba a la situación que se avecinaba. La urgencia se palpaba en el ambiente, con el vapor de la chimenea del barco serpenteando en el aire y su bocina anunciando su inminente partida.
一¿Todo bien, pequeña?一, preguntó el cochero con tono paternal, lo que me brindó la confianza necesaria para murmurar un "no" apenas audible.
Eché un rápido vistazo por los balcones del barco, buscando desesperadamente una señal de su presencia. Cuando no encontré ninguna respuesta, los nervios se apoderaron de mí y, en un momento de desesperación, apreté con fuerza mis puños sobre la falda de mi vestido. Tomé una gran bocanada de aire y grité tan fuerte su nombre, que sentí cómo mi garganta estallaría.
一Oh, no… 一, exclamó el cochero, tirando de las riendas del caballo para detenerlo. 一¿Quieres subir?.
Asentí con la cabeza, incapaz de articular palabra. El cochero pidió un momento y regresó acompañado por un mozo de cubierta, aquel chico era el encargado de llevar a los pasajeros a sus camarotes.
一Mira, ella es la chica. Irá como uno de los pasajeros de la tripulación一, anunció el cochero, pero el mozo parecía preocupado.
一¿Pero...? 一comenzó a objetar, siendo interrumpido rápidamente por el cochero.
一No te preocupes, muchacho, ella se irá muy tranquila 一dijo, sometiendome con su sagaz mirada. 一¿Verdad, pequeña?
Bajo un súbito mutismo, solo pude asentir. En ese momento, la incertidumbre comenzó a apoderarse de mí y el miedo ya hacía mella en mi cabeza . Pensé en lo terrible que sería si lo metiera en problemas.
一Anda, ve, sube一, ordenó el mozo, su gesto intimidante reflejado en su entrecejo fruncido 一eres demasiado joven y no sabes en lo que…
Las palabras del mozo se disiparon en el aire. Apenas di dos pasos hacia la escalinata del barco cuando volví a escuchar la voz del cochero.
一¡Eh! ¡pequeña rubia! Ya que te diriges a América, permíteme pedirte un favor. Lleva esta caja a la dirección indicada; está muy cerca del puerto, no te tomará mucho tiempo.
一De acuerdo一, respondí con gratitud y subí al barco.
Sentía un profundo agradecimiento hacia el cochero, mi presencia en el barco se debía enteramente a él. No quería partir sin despedirme de aquel buen hombre, así que me giré y busqué con la mirada al cochero. Allí estaba, enfrascado en una discusión con el mozo de cubierta. Seguramente yo era la causa, y un nudo se formó en mi garganta al ver cómo le entregaba una suma de dinero. «Él está pagando mi pasaje», reflexioné. En ese momento, deseé bajar del barco. 《Esta locura estaba yendo demasiado lejos》me rete internamente, Imaginando las horas de trabajo que habría invertido para juntar tal cantidad y me sentí ingrata. Mis piernas siguieron el camino de la cordura, llevándome hacia las escaleras de abordaje con determinación. Era hora de tomar una decisión.
—¡Pecosa del demonio, qué diablos haces aquí! —Esa voz resonó en mi mente y, al instante, miles de mariposas revoloteaban en mi vientre. Cuando volví mi atención, me encontré con él; su mirada irradiaba intensidad y su sonrisa invitaba a quedarse en el momento. Con dificultad, logré articular:
一Terry… yo… 一Su mirada inquisitiva exigía respuestas que, lamentablemente, no podía articular con la fluidez deseada. ¿Cómo expresarle mi propósito de seguir sus pasos, de acudir velozmente en su búsqueda, de ahora estar aquí frente a él, renunciando a la compostura por el fervor de mi amor? La sola idea de que sus sentimientos no coincidieran con los míos, me llenaba de incertidumbre. 一Terry, ¿tú… acaso desearías…?
Mi pregunta quedó suspendida en el aire entre nosotros, cargada de incertidumbre y expectativa. Sin embargo, antes de que Terry pudiera responder, unas manos ásperas y firmes se posaron inoportunamente en mi antebrazo, tirando de él con fuerza. Sentí un estremecimiento recorrer mi cuerpo ante el contacto inesperado, mientras la presión de aquellos dedos rugosos transmitía una sensación de urgencia y autoridad. Mi mirada se desvió hacia las manos intrusas, y mi corazón latió con fuerza, preguntándose qué significaba este gesto repentino en medio de nuestra conversación pendiente con Terry.
一¡Continúa! 一intervino el mozo de cubierta, empujándome dentro del barco con un solo movimiento, mientras la escalera de acceso se alejaba lentamente, él aprovechó para escudriñar a Terry con malicia. 一¿Lo conoces? ¿que hay entre ustedes? Pequeña rubia, no quiero problemas 一todas las preguntas del Mozo estaban cargadas de prepotencia y socarronería. Mi rostro se encendió en rojo y sentí el rubor abrasar mis mejillas. No le había dado a Terry una buena explicación; me sentía como una intrusa en su barco y en su vida.
一Bien, te informo: ella se alojará en los camarotes de servicio durante todo el viaje 一El mozo de cubierta levantó una ceja inquisitiva. Terry, por su parte, negó con firmeza, mostrando la misma expresión malhumorada. 一de alguna forma tiene que pagar sus alimentos y equipaje, ¿o, usted será su benefactor, señor?
一No he traído equipaje 一declaré, sintiendo cómo mi mirada caía al suelo, intentaba ocultar mis avergonzadas lágrimas.
Terry se aproximó a mí, tomando mi mentón suavemente elevo mi rostro, mientras su aliento rozaba mi oído al susurrar: 一No te preocupes, pecosa, te compraré lo necesario.
Nuestras miradas se encontraron en un breve instante cargado de complicidad. Terry entrecerró los ojos con ternura mientras sus labios, cálidos como el sol de la mañana, rozaban suavemente la punta de mi nariz. En ese momento, el tiempo pareció detenerse y el mundo entero desapareció a nuestro alrededor, dejándonos envueltos en un aura de magia y amor.
Terry se irguió en toda su altura y dirigió al joven mozo una pregunta directa: 一¿En dónde puedo pagar el boleto de mi novia?
El chico, con un gesto de desconfianza dio un ligero movimiento de cabeza, señaló la oficina del capitán.
Sin perder tiempo, Terry tomó mi mano y nos encaminamos juntos hacia el lugar indicado. Después de anunciarnos, esperamos un momento antes de encontrarnos con el capitán. Al verlo, una oleada de emociones me embargó y dejé escapar todo el llanto reprimido.
一Capitán Nive... ¿Es usted? 一pregunté con voz entrecortada, apenas creyendo lo que veía. Pensé que se había retirado.
El capitán Nive me recibió con los brazos abiertos, envolviéndome en un abrazo fraternal.
一¡Candy! 一exclamó con asombro al reconocerme 一. No, mi vida es el mar, y aquí seguiré mientras la vida y este cuerpo me lo permitan.
一¿Entonces se conocen? 一preguntó Terry, desconcertado.
Nos miramos y asentimos con complicidad, compartiendo una risa ante la confusión de Terry
一¿Qué les trae aquí? 一inquirió el capitán Nive, dirigiendo una mirada inquietante hacia Terry.
一Bueno, mi esposa 一declaró Terry sin titubear一. Esta pecosita ha perdido su boleto y equipaje, así que hemos venido a pagar nuevamente su pasaje.
一Oh, eso sí que es una gran tragedia 一comentó el capitán, seguido de sonoras carcajadas por parte de ambos. Sinceramente, no entendía qué les causaba tanta risa. Justo cuando iba a decir algo, el capitán Nive preguntó con un tono incrédulo: 一¿Esposo de Candy? ¿Tiene usted ese honor?
一Así es, capitán 一respondió Terry con una sonrisa一. Y estoy más que dispuesto a cuidar de ella para que no se meta en problemas.
El capitán y Terry intercambiaron una mirada cómplice, seguida de una risa compartida.
Yo los observaba sin saber qué decir. Cuando se trataba de Terry Granchesters, no razonaba mis acciones; solo actuaba con el corazón.
Con una exuberante alegría en nuestro rostro, nos dirigimos con paso firme hacia el camarote de Terry. Al llegar, mis pasos titubearon ligeramente ante la anticipación, mientras escuchaba el distintivo “clic” del seguro de la puerta deslizándose. Mi corazón latía con fuerza, sincronizándose con el rubor que subía por mis mejillas. Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro del engreído inglés al que amaba con fervor.
一Ok, pecosa, como se dice en las novelas “al fin solos" 一él se aproximó a mí con una sonrisa pícara.
一Terry, sabes que muerdo, ¿verdad? 一dije, mientras sentía cómo mi corazón retumbaba, con tal magnitud que no dudaba que se refleja en mi pecho.
Los días en altamar habían pasado tan rápido que parecía que la vida aún me restaba tiempo de felicidad; nuestra confianza mutua se fortalecía cada vez más, al punto de ya no sentir la necesidad de correr a una esquina de la cama por las noches. Noches donde nuestros cuerpos se abrazan en armonía, y los besos que compartimos ya no eran breves, sino largos y apasionados.
Una mañana nos despertamos abruptamente por el ajetreo que oíamos en los pasillos. Deduje que estábamos próximos a nuestro destino, y así fue. Al abrir la puerta del camarote, mis ojos fueron cegados por los primeros rayos de sol. En ese instante, una sensación de melancolía me invadió; a partir de nuestro desembarco, el futuro sería incierto. Habíamos tomado decisiones de adultos y eso implicaba grandes responsabilidades.
Mientras terminaba de organizar las últimas prendas en la maleta de Terry, una extraña sensación de inquietud se apoderó de mí. Era como si el miedo se colara en mis pensamientos, tejiendo hilos de incertidumbre en mi mente. Me repetía a mí misma que todo saldría bien, pero en lo más profundo de mi ser, dudaba de la realidad que estábamos viviendo. ¿Y si todo resultaba ser solo un sueño del que pronto despertaré?
一¿Dónde estás, pecosa? 一siseó Terry, sus labios rozando suavemente mi oído.
一Tengo miedo 一confesé, incapaz de ocultar la turbación que sentía. La mirada penetrante de Terry parecía leerme como un libro abierto, obligándome a apartar la vista y buscar refugio entre las prendas aún desordenadas en la maleta. No quería enfrentar mis propios temores, no sabía ni cómo explicarlos.
一Para ser honesto, yo también tengo miedo, pero supongo que lo debo ocultar por ser el hombre de esta familia, ¿no? 一sonrió Terry, tratando de infundir un poco de ligereza en la situación. 一Vamos, intentemos cerrar esta maleta y verás cómo tus miedos desaparecen. 一Sus palabras fueron un intento de consuelo, pero mi gesto aún reflejaba preocupación. 一No te hagas la difícil, pecosa. Yo solo traía dos pantalones y mi pijama que te compartí parte de ella, mientras que tú compraste medio barco. Será todo un logro si conseguimos cerrar esta maleta.
一¡Espera un momento, Terry! Todavía falta meter esta caja —respondí, tratando de mantener una sonrisa en mi rostro.
Él tomó la caja de entre mis manos y la colocó sobre la cama sin ningún cuidado. Sin previo aviso, se inclinó hacia mí, rodeando mi cintura, y me levantó en el aire, sentándome sobre la maleta. Con dos rápidos tirones a la cremallera, la maleta quedó cerrada. Miré resignada el paquete; me sentiría demasiado culpable si no llegara a su destino.
一Vamos, pecosa, es hora de desayunar 一gritó Terry, tirando de mi mano con entusiasmo.
Antes de bajar el barco, decidimos pasar por la zona de recolección de equipaje, mientras salíamos de las oficinas de entrega, nos topamos con el mozo, quien llevaba la caja que me había encomendado entre sus manos. Sin mediar palabra, me la entregó. Entre murmullos apenas audibles, musitó: "Debiste haber descendido cuando tuviste la oportunidad". A pesar de las reticencias, Terry recibió la caja.
Entre risas y bromas, corrimos hacia el restaurante, como dos chiquillos que llevaban a cabo una gran travesura.
Continuará...
¡Hola amantes de la lectura!
Llegamos al final de nuestro primer capitulo.
Esperamos que lo hayan disfrutado tanto o mas que nosotros.
Nos despedimo por ahora, pero nos vemos pronto para continuar
esta aventura literaria.
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Nos despedimo por ahora, pero nos vemos pronto para continuar
esta aventura literaria.
"La lectura es una práctica cultural
que permite a los individuos adquirir
capital cultural y ampliar
sus horizontes intelectuales."
Pierre Bourdieu.
que permite a los individuos adquirir
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Pierre Bourdieu.
Última edición por an le mon el Dom Abr 07, 2024 11:11 pm, editado 2 veces