CAPÍTULO 13
Tal como había prometido, Candy se preparaba para ir a la oficina y poder firmar los documentos. Cuando llega no se imaginó que se encontraría con esa mujer ahí.
Annie había llegado unos minutos antes y estaba hablando con la secretaria de su esposo como si nada, automáticamente la sangre le empieza a hervir, detestaba la presencia de esa.
-Charlote, dile al personal de seguridad que escolten a ésta… persona hasta la salida y que nunca más le vuelvan a permitir la entrada en el edificio.
-Señora…
Pronuncia con temor, era evidente el disgusto de Candy en su mirada y tono de voz; por un instante Annie se puso nerviosa, la persona que menos quería ver era a ella, y que la estuviese tratando como una basura, despreciando como una marginal la humillaba.
-Candy…
-¡Cállate! No quiero escuchar tu voz pronunciando absurdas excusas. No hay razón alguna para que estés en éste lugar.
-Yo sólo vine porque Anthony me lo pidió.
-Si te queda un poco de decencia saldrás por tu propio pie de aquí, sino haré que te saquen a la fuerza. Mantente alejada de mi marido, de mi persona y de toda la familia Andrew. Charlote, haz como te acabo de ordenar ¿Me has escuchado?
-S.. sí señora.
Responde la secretaria sorprendida por tal escena que acaba de pasar. Las voces habían llamado la atención de las personas que se encontraban en los despachos continuos haciendo que abrieran las puertas y se encontraran con las dos mujeres observándose fijamente; entre ellos estaba Anthony, George y Terry. El primero de ellos se sintió nervioso pues nunca se imaginó que Candy y Annie se fueran a encontrar tan pronto.
Un par de guardias se acercan también al lugar y escuchan las indicaciones que les da Charlote.
-Candy ¿Qué sucede? ¿Qué es todo éste alboroto?
-No es nada querido…
Annie se sorprende al oír la palabra “Querido” ella le había dicho “Querido” a Anthony dando a entender que la relación entre ellos estaba bien, como si nada.
-… sólo estoy ordenando que saquen a ésta persona impresentable, aunque ella alega que está aquí a petición tuya ¿Es verdad?
-No es necesario llamar tanto la atención. Víctor, acompaña a la señorita a la salida. Por favor cariño, ven conmigo a mi despacho.
Ordena el rubio a su asistente, no puede hablar con Annie frente a su esposa ni mucho menos decirle las razones por las que ella estaba ahí. Estaba seguro que Víctor podría cubrirle con la señorita Brither mientras intenta evitar cualquier sospecha con su esposa.
-Dime cariño ¿Qué te trae por aquí? ¿Quieres que pida un poco de té?
Proseguía su camino mientras era tomado del brazo por su esposa, a Annie ver eso la enfureció y dolió en igual medida. Anthony la estaba ignorando deliberadamente y todos ahí presentes eran testigos de tal humillación, no le queda más remedio que salir de ese lugar lo más rápido que pueda.
Antes de entrar en la oficina Candy mira de soslayo para comprobar cuando esa mujer empezaba a abandonar la estancia. Aunque había conseguido sacarla y ordenado que nunca más la dejasen pasar estaba incomoda porque su marido no había respondido a la pregunta si realmente él la había citado, pero debía esperar a escuchar sus explicaciones. De momento era mejor mantener la calma, ya había llamado bastante la atención.
-Bueno, estoy aquí porque el señor Grandchester me dijo que ya están los papeles de la venta. Voy a firmarlos.
-¡Estupendo!
Celebra el rubio a la vez que posa sus ojos en Terry, éste hace un asentimiento de cabeza para secundar las palabras de la mujer, luego le pide a George que le entregue dichos documentos. Anthony parlotea sobre el hecho que finalmente se termina la transacción que es beneficiosa para ambas partes. Grandchester observa, analiza, y medita sobre lo que acaba de suceder, los cambios de ánimo que había presenciado en Candy y estaba seguro que todo eso se podía deber a una cosa.
-Celos… ella tiene celos de que otra mujer se acerque a su marido… cielos, cómo me encanta verla cuando se enoja… esas pecas en su nariz parecen tener vida propia…
Pensaba él e inevitablemente una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios, gesto que no pasó desapercibido para ella. Por otra parte, George también se daba de buena cuenta todo lo que había pasado, no hacía falta muchas explicaciones para comprender que Annie seguía buscando a Anthony, que éste la haya evitado sólo porque estaba presente su esposa, auguraba que muy posiblemente las cosas no iban a terminar tan sencillamente. De momento sólo necesita centrarse en la transacción que se estaba realizando.
-Muy bien, éstos son los documentos que debe firmar.
-De acuerdo.
Procede la rubia a firmar sin siquiera a leer una línea, cosa que llamó la atención de Grandchester.
-¿No piensa revisarlo antes de firmar, señora?
-No. No veo razón para ello, estoy seguro que mi esposo ha logrado un buen acuerdo con usted y sin miedo a equivocarme puedo decir que George ha corroborado que todo esté en orden. Así que solo tengo que firmar.
Dicho y hecho. La joven plasma su nombre en el papel y luego se lo regresa a Terry. Una mueca ligera de decepción aparece en el rostro de él, las cosas se habían dado más rápido de lo que esperaba.
-Muy bien ¡Esto hay que celebrarlo! Cariño ¿Qué deseas hacer?
-No sé… sorpréndeme.
“Sorpréndeme” repite Terry con amargura…
-Yo había planeado hacer eso y ni siquiera has prestado atención. ¿Tan cegada estás por tu marido que no te has dado cuenta? ¿Qué tiene Anthony que por lo visto vuelve a todas las mujeres locas por él?
Se cuestiona molesto. Estaba frustrado de que las cosas no hayan salido como lo había planeado, de no ser por el encuentro con Annie la situación se habría realizado de una manera muy diferente.
Por su parte Anthony agradece a los caballeros y guía a su esposa para salir del lugar no sin antes indicarle a su secretaria que cancele su agenda de ese día pues pensaba pasarlo con Candy. Y así lo hizo, fueron a comer a un lujoso restaurante y luego a dar un paseo por el parque botánico.
Al día siguiente Annie y Anthony se encuentran con el doctor que les da los resultados de análisis.
-Positivo. Felicidades señora, usted está embarazada.
Explicó el hombre. La joven por fin podía respirar con normalidad, sus sospechas se habían confirmado. Por su parte Anthony estaba atónito y feliz, no terminaba de creer lo que acababa de escuchar.
Le agradecen al doctor por su servicio, luego sube a su coche sin tener un rumbo fijo, pero meditando en lo que debía hacer. Annie por su parte necesitaba solucionar la relación entre ellos y esta era la mejor oportunidad, por lo que decide hablar.
-Un hijo mi amor… un hijo… vamos a ser papás ¡Estoy tan feliz!
-Así es… todavía no me lo termino de creer…
-¿Te hace feliz la noticia?
-Por supuesto ¿Cómo no estarlo?
-Debemos buscar una casa para nuestro hogar, comprar la cuna, la…
-Espera… espera… espera.
Solicita él mientras se hace a un lado del camino y apaga el motor.
-¿Cómo que buscar una casa?
-Claro, donde si no vamos a criar a nuestro hijo. Es obvio que no me apetece vivir en ninguna casa donde hayas estado con Candy, quiero algo…
-Annie… escucha. Me temo que…
-¿Me vas a abandonar? ¿Es eso?
-No, no te dejaré sola.
-¿Y entonces? Anthony, mi amor. Éste es el mejor momento para que te separes de tu mujer y podamos vivir juntos, para darle un hogar a nuestro hijo.
-¿Por qué habría de dejar a Candy?
-Cómo que “¿Por qué?” porque estoy embarazada, soy la madre de tu hijo. ¿Por qué seguirías con ella si no te puede dar lo que yo te estoy dando? Candy nunca podrá darte un hijo, yo sí. Ella es estéril. Por favor amor, no sigas atado a un matrimonio que no tiene futuro ni podrá darte descendencia.
-No puedes decir eso tan a la ligera. Candy no es estéril.
-Me temo que sí, aunque no lo hayas querido ver. Eso explica que después de tantos años de matrimonio nunca haya quedado embarazada. Mi amor, sabes que yo te puedo hacer feliz y con nuestro hijo la dicha será completa. Hazme caso, lo mejor es que te separes de ella y empieces una nueva vida conmigo.
-Annie, no hace falta que te preocupes por todo eso… déjame que yo me encargaré de buscar la mejor solución.
-Está bien. Dime ¿Vendrás mañana a verme?
-No lo sé… creo que no.
-¿Es por ella?
-En parte, tengo que atender ciertos negocios éstos días que me mantendrán muy ocupado. Además, lo más prudente es que mantengamos la distancia por un tiempo, hasta que se calmen las cosas.
-¿“Que se calmen”? Anthony ¿Y cómo crees que se pondrá cuando se me empiece a notar la barriga y descubran que espero un hijo tuyo? ¡Ardera Troya otra vez! Y no creo que todo ese estrés le haga bien a mi bebé.
-Precisamente. Por eso debes dejar que yo me encargue de todo, tú céntrate en cuidarte mucho para que nuestro hijo nazca sano.
-No sé… no estoy segura. Temo que tu familia o ella luego quieran hacer algo para alejarte de nosotros, hasta creo que Candy podría inventar que está embarazada cuando tú y yo sabemos que es estéril.
-No te estreses por nada, eso no va a suceder.
-Está bien.
Termina por ceder, esperaba que al menos con lo que habían hablado él terminase por darse cuenta que lo mejor era que estuviesen juntos de una buena vez.
Cuando Anthony regresa a su casa se encuentra con sus primos, ellos están charlando con su esposa y Stear le ha traído uno de sus inventos. Candy se ve hermosa y ríe por las bromas que se hacen ellos, parece realmente feliz, no quería que esa sonrisa se borrara de su rostro si se enteraba de que tendría un hijo con otra mujer.
Por otra parte, también pensaba cómo era posible que en todo ese tiempo ella nunca haya quedado embarazada. Quizás las cosas habrían sido muy diferente si ya tuviesen uno o dos hijos. Pasaban los días y él seguía viéndose con Annie cada vez que podía, le llevaba regalos y la llenaba de mimos mientras le hablaba al bebé que crecía en su vientre.
Era sábado y los esposos iban al club para poder almorzar con sus amigos como de costumbre, Candy se adelantó para tomar asiento, se sentía un poco cansada, mientras que Anthony saludaba a unos socios amigos suyos. Entonces se sorprende de encontrarse a esa mujer para frente a la mesa asignada a ellos, su felicidad se esfumó en cuestión de segundos cuando ambas se reconocieron, estaba por decir algo cuando una figura pasa por su lado y se acerca hasta donde Annie y le propina una fuerte cachetada.
-¡Descarada! ¿Cómo te atreves todavía a presentarte en éste lugar? ¡Sinvergüenza!
-¡Eliza!
Le llama la rubia a la vez que la sigue para detenerla, la mujer la zarandeaba de un brazo para indicarle que debía marcharse del lugar.
-Espera Candy. Déjame mostrarle cuál es el lugar para una basura como ésta.
-¡Suéltame, me haces daño!
-No te hagas la mosquita muerta conmigo ¿Cómo se te ocurre meterte con un hombre casado?
El escandalo empezó a llamar la atención de varios ahí presentes quienes observan curiosos la escena.
-Ahora mismo hablaré con el gerente para que no te permitan la entrada a éste lugar, te haré la vida de cuadritos hasta que te vea saliendo de ésta ciudad. Rata miserable, roba maridos.
-¿Qué está pasando aquí?
Se escuchó la voz de Anthony, es entonces que Annie se suelta del agarre y corre a sus brazos con los ojos llenos de lágrimas para pedirle ayuda.
-¡Tú! ¿A dónde crees que vas?
-Eliza ¿Qué significa todo esto?
-Suelta a esa desgraciada Anthony, tiene que aprender a respetar y no tocar a los hombres ajenos.
-Eliza contrólate, éste no es lugar para armar un escándalo.
Le pide mientras rodea con un brazo a la madre de su hijo no podía permitir que le hicieran daño a ella o su bebé, ese gesto hizo que a Eliza le bullera la sangre de la rabia y a Candy se le rompió el corazón, estaba defendiendo a esa mujer; sintió que el mundo bajo sus pies desaparecía y los ojos de todos los presentes estaban sobre ella, no podía pasar más vergüenza, la aventura de su marido había quedado al descubierto. Recogió toda la dignidad que quedaba y sin decir palabra alguna se marcha.
-¿Qué me controle? Anthony, yo me alejé porque decidiste casarte con Candy y ahora resulta que la engañas con ésta basura ¿Cómo pudiste?
-Eso no es asunto tuyo.
Le dice a la vez que sale del lugar llevando consigo a Annie quien temblaba como gelatina. Estaba preocupado.
-¿Estás bien?
-No, me duele mucho.
Se queja mientras deja que él la examine, tenía la marca de la mano en su mejilla y muy rojo donde la había estado sujetando con rudeza.
-Será mejor que te vea un doctor.
-Mi amor, te juro que yo no hice nada, ellas me atacaron.
-¿”Ellas”?
-Sí, las dos.
-Candy nunca haría eso, no es propio de ella.
-Mira cómo me dejó el rostro. Y fue ella quien incitó a tu prima para que me sacara del club, quería tirarme de los pelos como si fuera una basura… tenía tanto miedo de mí y que le pudiesen hacer daño a mi bebé… Anthony, no puedes permitir que me traten de ésta manera, soy la madre de tu hijo.
-Creí que habías entendido que debíamos mantener la distancia frente a los demás. ¿Por qué viniste al club?
-Porque te extrañaba mi amor.
-Ahhh… eso fue una imprudencia por tu parte.
-Mi amor ¿Hasta cuándo vas a seguir con Candy? No puedes tardar tanto, ellas pueden seguir intentando hacerme daño.
-No lo van a hacer… te dije que solucionaría las cosas, pero todo a su debido tiempo.
Intenta consolarla con un abrazo, ella se aferra con fuerza para hacerle ver que ha pasado mucho miedo, pero sin admitir que había ido ahí sólo para restregarle en la cara a Candy que estaba embarazada, creía que de esa manera la empujaría a abandonar a su marido y así poder estar los dos juntos.
-Esta vez no lo he logrado… pero pronto… pronto te haré saber y tendrás que soltar a Anthony de una vez para que sea mío, completamente mío.
Y si con ello Candy no lo hacía, con lo que le había dicho él terminaría de despreciarla para finalmente pedirle el divorcio.
Annie había llegado unos minutos antes y estaba hablando con la secretaria de su esposo como si nada, automáticamente la sangre le empieza a hervir, detestaba la presencia de esa.
-Charlote, dile al personal de seguridad que escolten a ésta… persona hasta la salida y que nunca más le vuelvan a permitir la entrada en el edificio.
-Señora…
Pronuncia con temor, era evidente el disgusto de Candy en su mirada y tono de voz; por un instante Annie se puso nerviosa, la persona que menos quería ver era a ella, y que la estuviese tratando como una basura, despreciando como una marginal la humillaba.
-Candy…
-¡Cállate! No quiero escuchar tu voz pronunciando absurdas excusas. No hay razón alguna para que estés en éste lugar.
-Yo sólo vine porque Anthony me lo pidió.
-Si te queda un poco de decencia saldrás por tu propio pie de aquí, sino haré que te saquen a la fuerza. Mantente alejada de mi marido, de mi persona y de toda la familia Andrew. Charlote, haz como te acabo de ordenar ¿Me has escuchado?
-S.. sí señora.
Responde la secretaria sorprendida por tal escena que acaba de pasar. Las voces habían llamado la atención de las personas que se encontraban en los despachos continuos haciendo que abrieran las puertas y se encontraran con las dos mujeres observándose fijamente; entre ellos estaba Anthony, George y Terry. El primero de ellos se sintió nervioso pues nunca se imaginó que Candy y Annie se fueran a encontrar tan pronto.
Un par de guardias se acercan también al lugar y escuchan las indicaciones que les da Charlote.
-Candy ¿Qué sucede? ¿Qué es todo éste alboroto?
-No es nada querido…
Annie se sorprende al oír la palabra “Querido” ella le había dicho “Querido” a Anthony dando a entender que la relación entre ellos estaba bien, como si nada.
-… sólo estoy ordenando que saquen a ésta persona impresentable, aunque ella alega que está aquí a petición tuya ¿Es verdad?
-No es necesario llamar tanto la atención. Víctor, acompaña a la señorita a la salida. Por favor cariño, ven conmigo a mi despacho.
Ordena el rubio a su asistente, no puede hablar con Annie frente a su esposa ni mucho menos decirle las razones por las que ella estaba ahí. Estaba seguro que Víctor podría cubrirle con la señorita Brither mientras intenta evitar cualquier sospecha con su esposa.
-Dime cariño ¿Qué te trae por aquí? ¿Quieres que pida un poco de té?
Proseguía su camino mientras era tomado del brazo por su esposa, a Annie ver eso la enfureció y dolió en igual medida. Anthony la estaba ignorando deliberadamente y todos ahí presentes eran testigos de tal humillación, no le queda más remedio que salir de ese lugar lo más rápido que pueda.
Antes de entrar en la oficina Candy mira de soslayo para comprobar cuando esa mujer empezaba a abandonar la estancia. Aunque había conseguido sacarla y ordenado que nunca más la dejasen pasar estaba incomoda porque su marido no había respondido a la pregunta si realmente él la había citado, pero debía esperar a escuchar sus explicaciones. De momento era mejor mantener la calma, ya había llamado bastante la atención.
-Bueno, estoy aquí porque el señor Grandchester me dijo que ya están los papeles de la venta. Voy a firmarlos.
-¡Estupendo!
Celebra el rubio a la vez que posa sus ojos en Terry, éste hace un asentimiento de cabeza para secundar las palabras de la mujer, luego le pide a George que le entregue dichos documentos. Anthony parlotea sobre el hecho que finalmente se termina la transacción que es beneficiosa para ambas partes. Grandchester observa, analiza, y medita sobre lo que acaba de suceder, los cambios de ánimo que había presenciado en Candy y estaba seguro que todo eso se podía deber a una cosa.
-Celos… ella tiene celos de que otra mujer se acerque a su marido… cielos, cómo me encanta verla cuando se enoja… esas pecas en su nariz parecen tener vida propia…
Pensaba él e inevitablemente una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios, gesto que no pasó desapercibido para ella. Por otra parte, George también se daba de buena cuenta todo lo que había pasado, no hacía falta muchas explicaciones para comprender que Annie seguía buscando a Anthony, que éste la haya evitado sólo porque estaba presente su esposa, auguraba que muy posiblemente las cosas no iban a terminar tan sencillamente. De momento sólo necesita centrarse en la transacción que se estaba realizando.
-Muy bien, éstos son los documentos que debe firmar.
-De acuerdo.
Procede la rubia a firmar sin siquiera a leer una línea, cosa que llamó la atención de Grandchester.
-¿No piensa revisarlo antes de firmar, señora?
-No. No veo razón para ello, estoy seguro que mi esposo ha logrado un buen acuerdo con usted y sin miedo a equivocarme puedo decir que George ha corroborado que todo esté en orden. Así que solo tengo que firmar.
Dicho y hecho. La joven plasma su nombre en el papel y luego se lo regresa a Terry. Una mueca ligera de decepción aparece en el rostro de él, las cosas se habían dado más rápido de lo que esperaba.
-Muy bien ¡Esto hay que celebrarlo! Cariño ¿Qué deseas hacer?
-No sé… sorpréndeme.
“Sorpréndeme” repite Terry con amargura…
-Yo había planeado hacer eso y ni siquiera has prestado atención. ¿Tan cegada estás por tu marido que no te has dado cuenta? ¿Qué tiene Anthony que por lo visto vuelve a todas las mujeres locas por él?
Se cuestiona molesto. Estaba frustrado de que las cosas no hayan salido como lo había planeado, de no ser por el encuentro con Annie la situación se habría realizado de una manera muy diferente.
Por su parte Anthony agradece a los caballeros y guía a su esposa para salir del lugar no sin antes indicarle a su secretaria que cancele su agenda de ese día pues pensaba pasarlo con Candy. Y así lo hizo, fueron a comer a un lujoso restaurante y luego a dar un paseo por el parque botánico.
Al día siguiente Annie y Anthony se encuentran con el doctor que les da los resultados de análisis.
-Positivo. Felicidades señora, usted está embarazada.
Explicó el hombre. La joven por fin podía respirar con normalidad, sus sospechas se habían confirmado. Por su parte Anthony estaba atónito y feliz, no terminaba de creer lo que acababa de escuchar.
Le agradecen al doctor por su servicio, luego sube a su coche sin tener un rumbo fijo, pero meditando en lo que debía hacer. Annie por su parte necesitaba solucionar la relación entre ellos y esta era la mejor oportunidad, por lo que decide hablar.
-Un hijo mi amor… un hijo… vamos a ser papás ¡Estoy tan feliz!
-Así es… todavía no me lo termino de creer…
-¿Te hace feliz la noticia?
-Por supuesto ¿Cómo no estarlo?
-Debemos buscar una casa para nuestro hogar, comprar la cuna, la…
-Espera… espera… espera.
Solicita él mientras se hace a un lado del camino y apaga el motor.
-¿Cómo que buscar una casa?
-Claro, donde si no vamos a criar a nuestro hijo. Es obvio que no me apetece vivir en ninguna casa donde hayas estado con Candy, quiero algo…
-Annie… escucha. Me temo que…
-¿Me vas a abandonar? ¿Es eso?
-No, no te dejaré sola.
-¿Y entonces? Anthony, mi amor. Éste es el mejor momento para que te separes de tu mujer y podamos vivir juntos, para darle un hogar a nuestro hijo.
-¿Por qué habría de dejar a Candy?
-Cómo que “¿Por qué?” porque estoy embarazada, soy la madre de tu hijo. ¿Por qué seguirías con ella si no te puede dar lo que yo te estoy dando? Candy nunca podrá darte un hijo, yo sí. Ella es estéril. Por favor amor, no sigas atado a un matrimonio que no tiene futuro ni podrá darte descendencia.
-No puedes decir eso tan a la ligera. Candy no es estéril.
-Me temo que sí, aunque no lo hayas querido ver. Eso explica que después de tantos años de matrimonio nunca haya quedado embarazada. Mi amor, sabes que yo te puedo hacer feliz y con nuestro hijo la dicha será completa. Hazme caso, lo mejor es que te separes de ella y empieces una nueva vida conmigo.
-Annie, no hace falta que te preocupes por todo eso… déjame que yo me encargaré de buscar la mejor solución.
-Está bien. Dime ¿Vendrás mañana a verme?
-No lo sé… creo que no.
-¿Es por ella?
-En parte, tengo que atender ciertos negocios éstos días que me mantendrán muy ocupado. Además, lo más prudente es que mantengamos la distancia por un tiempo, hasta que se calmen las cosas.
-¿“Que se calmen”? Anthony ¿Y cómo crees que se pondrá cuando se me empiece a notar la barriga y descubran que espero un hijo tuyo? ¡Ardera Troya otra vez! Y no creo que todo ese estrés le haga bien a mi bebé.
-Precisamente. Por eso debes dejar que yo me encargue de todo, tú céntrate en cuidarte mucho para que nuestro hijo nazca sano.
-No sé… no estoy segura. Temo que tu familia o ella luego quieran hacer algo para alejarte de nosotros, hasta creo que Candy podría inventar que está embarazada cuando tú y yo sabemos que es estéril.
-No te estreses por nada, eso no va a suceder.
-Está bien.
Termina por ceder, esperaba que al menos con lo que habían hablado él terminase por darse cuenta que lo mejor era que estuviesen juntos de una buena vez.
Cuando Anthony regresa a su casa se encuentra con sus primos, ellos están charlando con su esposa y Stear le ha traído uno de sus inventos. Candy se ve hermosa y ríe por las bromas que se hacen ellos, parece realmente feliz, no quería que esa sonrisa se borrara de su rostro si se enteraba de que tendría un hijo con otra mujer.
Por otra parte, también pensaba cómo era posible que en todo ese tiempo ella nunca haya quedado embarazada. Quizás las cosas habrían sido muy diferente si ya tuviesen uno o dos hijos. Pasaban los días y él seguía viéndose con Annie cada vez que podía, le llevaba regalos y la llenaba de mimos mientras le hablaba al bebé que crecía en su vientre.
Era sábado y los esposos iban al club para poder almorzar con sus amigos como de costumbre, Candy se adelantó para tomar asiento, se sentía un poco cansada, mientras que Anthony saludaba a unos socios amigos suyos. Entonces se sorprende de encontrarse a esa mujer para frente a la mesa asignada a ellos, su felicidad se esfumó en cuestión de segundos cuando ambas se reconocieron, estaba por decir algo cuando una figura pasa por su lado y se acerca hasta donde Annie y le propina una fuerte cachetada.
-¡Descarada! ¿Cómo te atreves todavía a presentarte en éste lugar? ¡Sinvergüenza!
-¡Eliza!
Le llama la rubia a la vez que la sigue para detenerla, la mujer la zarandeaba de un brazo para indicarle que debía marcharse del lugar.
-Espera Candy. Déjame mostrarle cuál es el lugar para una basura como ésta.
-¡Suéltame, me haces daño!
-No te hagas la mosquita muerta conmigo ¿Cómo se te ocurre meterte con un hombre casado?
El escandalo empezó a llamar la atención de varios ahí presentes quienes observan curiosos la escena.
-Ahora mismo hablaré con el gerente para que no te permitan la entrada a éste lugar, te haré la vida de cuadritos hasta que te vea saliendo de ésta ciudad. Rata miserable, roba maridos.
-¿Qué está pasando aquí?
Se escuchó la voz de Anthony, es entonces que Annie se suelta del agarre y corre a sus brazos con los ojos llenos de lágrimas para pedirle ayuda.
-¡Tú! ¿A dónde crees que vas?
-Eliza ¿Qué significa todo esto?
-Suelta a esa desgraciada Anthony, tiene que aprender a respetar y no tocar a los hombres ajenos.
-Eliza contrólate, éste no es lugar para armar un escándalo.
Le pide mientras rodea con un brazo a la madre de su hijo no podía permitir que le hicieran daño a ella o su bebé, ese gesto hizo que a Eliza le bullera la sangre de la rabia y a Candy se le rompió el corazón, estaba defendiendo a esa mujer; sintió que el mundo bajo sus pies desaparecía y los ojos de todos los presentes estaban sobre ella, no podía pasar más vergüenza, la aventura de su marido había quedado al descubierto. Recogió toda la dignidad que quedaba y sin decir palabra alguna se marcha.
-¿Qué me controle? Anthony, yo me alejé porque decidiste casarte con Candy y ahora resulta que la engañas con ésta basura ¿Cómo pudiste?
-Eso no es asunto tuyo.
Le dice a la vez que sale del lugar llevando consigo a Annie quien temblaba como gelatina. Estaba preocupado.
-¿Estás bien?
-No, me duele mucho.
Se queja mientras deja que él la examine, tenía la marca de la mano en su mejilla y muy rojo donde la había estado sujetando con rudeza.
-Será mejor que te vea un doctor.
-Mi amor, te juro que yo no hice nada, ellas me atacaron.
-¿”Ellas”?
-Sí, las dos.
-Candy nunca haría eso, no es propio de ella.
-Mira cómo me dejó el rostro. Y fue ella quien incitó a tu prima para que me sacara del club, quería tirarme de los pelos como si fuera una basura… tenía tanto miedo de mí y que le pudiesen hacer daño a mi bebé… Anthony, no puedes permitir que me traten de ésta manera, soy la madre de tu hijo.
-Creí que habías entendido que debíamos mantener la distancia frente a los demás. ¿Por qué viniste al club?
-Porque te extrañaba mi amor.
-Ahhh… eso fue una imprudencia por tu parte.
-Mi amor ¿Hasta cuándo vas a seguir con Candy? No puedes tardar tanto, ellas pueden seguir intentando hacerme daño.
-No lo van a hacer… te dije que solucionaría las cosas, pero todo a su debido tiempo.
Intenta consolarla con un abrazo, ella se aferra con fuerza para hacerle ver que ha pasado mucho miedo, pero sin admitir que había ido ahí sólo para restregarle en la cara a Candy que estaba embarazada, creía que de esa manera la empujaría a abandonar a su marido y así poder estar los dos juntos.
-Esta vez no lo he logrado… pero pronto… pronto te haré saber y tendrás que soltar a Anthony de una vez para que sea mío, completamente mío.
Y si con ello Candy no lo hacía, con lo que le había dicho él terminaría de despreciarla para finalmente pedirle el divorcio.