Cuando Anthony llega al hospital unas enfermeras acuden rápidamente en su ayuda debido a los gritos que había dado. Estaba muy nervioso y desesperado, temía por el bienestar de su hijo y la salud de Annie; cuando finalmente salió el doctor logró apaciguar su tormento al notificarle que tanto la madre como el bebé estaban fuera de peligro, al parecer ella había ingerido una pequeña cantidad de algún agente abortivo, por suerte no había sido mucho y gracias a su rápido actuar les había evitado riesgos mayores.
Pasadas un par de horas más ella despierta, se da cuenta que está en una habitación de hospital, su amado está dormido a su lado sujetándole la mano, realmente se alegra de verlo ahí por lo que se dedica en acariciar su rubia cabellera.
-Annie… ya despertaste.
-Anthony ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí?
-Cariño… por lo visto estuviste a punto de perder a nuestro bebé…
-¿Mi bebé? ¡No! Por favor dime que está bien.
-Shhh… tranquila cariño, por supuesto que está bien, los dos están a salvo.
Intenta consolarla con sus palabras y un abrazo, era de esperar que se asustara una vez le contase la verdad. Ella llora y tiembla, pero se deja mimar por él, hasta que finalmente se decide a hablar.
-Mi amor, tu familia me aterra. Mira que atentar contra la vida de mi bebé.
-No lo creo… seguro ha de haber sido un accidente, ellos no saben aún que estás embarazada.
-¿Estás seguro? ¿Entonces por qué me darían algo abortivo en el té?
-Eso no puede ser, te aseguro que ni mi tía ni Eliza saben que esperas un hijo mío, sólo se lo he dicho a Candy.
-¡Fue ella! Entonces esto es obra de Candy, lo hizo para hacerme daño. No soporta la idea de saber que seremos padres, y que ella nunca te podrá dar uno. Es una mujer muy cruel.
-No lo creo, Candy nunca haría eso, más ahora que… que me ha dicho que está embarazada.
-¡¿Qué?!
Inquiere sorprendida, en verdad no se esperaba enterarse que ella también estuviese embarazada… su mente empieza a trabajar rápido procesando la información.
-Sí, también espera un hijo mío, por eso no creo que se hubiese atrevido a hacer tal atrocidad.
-Por el contrario, yo sí. Sólo te lo ha dicho para dar lástima a tus ojos, pero realmente me odia porque voy a darte un hijo ya que ella no puede. Cielos… sí que me detestan. No me quiero ni imaginar los crueles que serán cuando mi hijo haya nacido, empiece a caminar y compartir tiempo contigo, le harán mucho daño. Pobre criaturita, que no tiene la culpa de nada.
-Annie, que te digo que eso no es así.
-Pero es la verdad, mira. Si buscas en mi bolso encontraras un papel.
Él se levanta para buscar lo dicho por la insistencia de ella; encuentra lo que Annie dijo, desdobla el trozo de papel para darse cuenta de su contenido.
-Eso me lo dio tu tía, para que me fuera de la ciudad... para que desapareciera de tu vida para siempre. Y se querían asegurar de que no tuviese ni una excusa más para buscarte dándome un abortivo y así no naciera mi bebé, de seguro no esperaban que el brebaje hiciera su efecto tan pronto, menos mal que tú apareciste y nos salvaste, porque estoy segura que ellas habrían dejado que me desangrara y perdiera a mi bebé.
-No me lo puedo creer.
-Pero es así, han quedado descubiertas, mi amor, esas eran sus verdaderas intenciones. Por eso me citaron para tomar el té con ellas ésta tarde aprovechando que tú no estabas.
Anthony no daba crédito a lo que estaba oyendo, ni quería creer que ese cheque existe, pero es real. Esa es la firma de la tía. Sí, Annie tenía razón, ellas se habían excedido en su plan para deshacerse de su persona; estuvieron a punto de matar a su hijo, incluso la vida de ella estuvo en peligro. No quisiera ni imaginar de las crueldades que serían capaces de hacerle a un niño cuando se lo llevase a vivir con él, le humillarían por ser el hijo de otra.
No podía fiarse de las palabras de su esposa y creer que realmente esté embarazada, esa falsa apariencia de mártir para pedirle paz sólo había sido una artimaña para engañarlo y que bajara la guardia, de esa manera daban la estocada final deshaciéndose del bebé de Annie, pero su plan había fallado. Estaba muy enojado con Candy, no pensaba volver a su casa con ella y seguir fingiendo ser un matrimonio feliz, debía permanecer al lado de Annie para protegerla y a su hijo también.
Cuando ella escuchó decir a Anthony que nunca más se volvería a separar de su lado casi salta de felicidad, finalmente él se estaba decidiendo por ella, ¡La elegía a ella! Intentó contener su alegría para no hacerle sospechar o dudar de su decisión, más bien le hizo ver que era lo más adecuado, incluso si pudiesen formalizar su relación de alguna manera así su familia no podría ponerle un dedo encima en la vida.
-Entiendo a lo que te refieres… y con todo lo que ha estado haciendo Candy sólo ha hecho que crezca en mí un sentimiento de desprecio. Ahora mi deber es estar contigo. Duerme tranquila que mañana mismo arreglo las cosas.
-Anthony cariño, no sabes cuán feliz me hace que te quedes a nuestro lado para siempre. Prometo que te haré feliz todos los días de mi vida, junto a nuestro hijo podremos olvidar éstos días de terror.
-Sí… ahora descansa.
Le incita dándole un beso en la frente.
Pasa la noche en vela recordando lo vivido con su esposa y las atrocidades que había estado haciendo últimamente, le dolía dejarla, pero eso no se comparaba con el sufrimiento que pasó ante la espera de que el doctor le dijera que su hijo estaba fuera de peligro. Ese era el peor acto de crueldad que Candy pudo haber tramado, nunca se lo perdonaría.
A la mañana siguiente habla con su asistente para que empiece con los trámites de divorcio; cuando Víctor tiene los documentos se los muestra, Anthony los lee. Satisfecho con su contenido le encomienda que se los entregue en persona a su esposa y de paso que saque unas cuantas mudas y objetos de aseo personal. Mientras camina por el pasillo para ir al hospital a acompañar a Annie no se da cuenta que alguien había estado escuchando los últimos detalles.
Terry se sorprende de que las cosas hayan tomado ese rumbo, desconocía todos los detalles, pero de seguro era algo grave para que Anthony decidiese abandonar la residencia que comparte con su esposa. Aun con un poco de duda si debía o no decirlo, se presenta en el despacho de George Johnson para contarle lo que estaba pasando. Él inmediatamente se puso en marcha para indagar. Así fue como se enteraron de lo que había pasado ese domingo catastrófico.
En el salón de su casa Candy recibe la visita del asistente personal de su marido, algo que no se esperaba. Toma los papeles y los lee, cuando descubre que se trata de un acuerdo de divorcio se lo devuelve inmediatamente.
-Dile a tu jefe que si se piensa que voy a recibir esos papeles así sin más está muy equivocado. Tiene que venir él mismo y darme la cara.
-Señora… yo… me temo que…
-Sólo haz lo que te digo, no pienso consentir que en un arranque de locura someta a la familia a la vergüenza de un divorcio. Además, debe decirme en mi propia cara cuáles son las razones que lo llevan a tal estupidez.
Al hombre no le queda más remedio que retirarse para remitir el mensaje a Anthony. Cuando la pareja escucha el mensaje de Candy, Annie temía que ella tramara algo para retenerlo e impedirle que la deje, él por su parte no sabía cómo iría a reaccionar si la veía pues aún sigue muy molesto.
-Tranquila cariño. Volveré en un momento.
-Anthony… yo… tengo miedo.
-No te va a pasar nada, Víctor se quedará aquí cuidándote.
Dice para tranquilizarla, le da un beso y toma su chaqueta para ir a su casa a entregar esos papeles y sacar sus cosas.
En la residencia de los Andrew la rubia aún sigue en el salón, no se esperaba que él llegara tan pronto, su corazón le dolía pues eso le indicaba que estaba muy decidido y desesperado por dejarla. Cuando Anthony entra en la estancia le tira los documentos y con tono áspero le dice:
-Firma esos papeles y demos por terminada toda ésta parafernalia.
-¿Por qué? Quiero que me digas la razón por la que estás dispuesto en abandonarme a mí y a tu hijo.
-Ja… “Mi hijo” no me hagas reír… dudo que exista hijo alguno en tus entrañas, has sido una mujer despiadada contra Annie y nuestro bebé. No puedo dejarla sola a merced de vuestras maldades y atrocidades. Nunca te perdonaré que hayas atentado contra la vida de ellos.
-Yo no he hecho nada.
-Sigue diciendo eso, si te sirve para calmar tu conciencia, pero yo no pienso seguir a tu lado. Te desprecio tanto que no soporto estar un minuto más en éste lugar. Voy a recoger mis cosas, cuando vuelva quiero los papeles del divorcio firmado.
-Anthony… yo no me siento bien… por favor, ayúdame.
-No pretendas fingir conmigo que no te creo nada.
Puntualiza a la vez que se dirige a la salida, cuando vuelve a verla se percata que su rostro tiene una ligera capa de sudor, está pálida y sus manos tiemblan; cree que todo eso es más que una actuación o su conciencia que la está torturando por lo que prosigue con su intención. Candy es incapaz de moverse de su lugar, siente que se puede romper en dos, las lágrimas empiezan a brotar debido al dolor, como puede intenta pedir ayuda.
El mayordomo abre la puerta principal pues el señor Grandchester en compañía de George habían ido ahí para asesorar a la joven cuando escuchan los gritos de socorro, los tres van al salón para encontrársela desplomada en el suelo casi inconsciente. Terry es el primero en llegar a su lado.
-¡Candy! ¿Qué te sucede?
Intenta revisarla para ver si tiene algún golpe o herida, es cuando se percata que se está desangrando, rápidamente George le incita a llevarla a un hospital. Él la levanta en brazos y se apresura a subir a su coche.
Los doctores la atienden rápidamente e intentan hacer todo lo posible por controlar la hemorragia. En la sala de espera lo caballeros están atentos ante cualquier novedad, hasta que finalmente aparece alguien con noticias.
-La señora Andrew se encuentra fuera de peligro.
George y Terry sueltan un suspiro de alivio, pero el semblante del caballero indicaba que todavía había algo por decir.
-Lastimosamente no pudimos hacer nada por salvar la vida de su hijo. Lo siento mucho.
-¿Cómo dice? ¿A caso ella estaba…?
-Así es, pensé que lo sabían. La señora estaba embarazada de casi tres meses, ahora necesitará mucho el apoyo de la familia por la pérdida. Si me disculpan, debo ir a atender a otros pacientes.
Los caballeros se quedan de piedra ante tal noticia. George le dijo que debía hacerse cargo de ciertos asuntos y avisar a los demás familiares, por su parte Terry se ofreció en hacerle compañía hasta que se despertase o alguien de ellos viniese.
Cuando llega a la residencia el mayordomo le informa que Anthony ya había marchado y que la señora Elroy llegaría de un momento a otro, por lo que decide esperar en el salón. De pie en la estancia recuerda la imagen de la joven, cuando los documentos llamaron su atención, los toma para saber de qué se trataban, es entonces que la señora llega y pregunta por Candy ya que le había comentado que se había puesto mal.
-¿Dónde está? ¿Qué ha pasado con Candy?
-Señora Elroy… ahora está fuera de peligro. Pero creo tener una idea de lo que ha pasado.
Dice a la vez que le entrega los documentos; Elroy abre los ojos desmesuradamente al entender que se trataba de un acuerdo de divorcio, e inmediatamente enfureció con su sobrino por atreverse hacer semejante estupidez. Estuvieron hablando intentando analizar la situación y lo que debían hacer. Lo primero era evitar a toda costa que Anthony siguiese adelante con ese absurdo y por otro lado avisar a William de los últimos acontecimientos
Última edición por Cherry Cheddar el Vie Abr 19, 2024 2:39 am, editado 1 vez