CAPÍTULO 23.
Aún no había salido el sol cuando el mayordomo tuvo que levantarse para ir a abrir la puerta ante el insistente llamado, incluso la señora se ha levantado preocupada por tal hecho, teme que sea alguien con noticias malas sobre Albert o alguien de la familia. Para sorpresa de todos se trataba de Terry, quien expresó sus más sinceras disculpas por importunar a esa hora, Candy le dijo al caballero que podía retirarse que ella se encargaría de atender al invitado mientras se ajustaba la cinta de su bata.
-Terry ¿Qué haces aquí? Tenía entendido que hoy salías de viaje.
-Sí, sé que te dije que marchaba por la mañana, pero no podía irme sin despedirme como se debe.
-¿A qué te refieres?
Pregunta curiosa, pero al ver esa sonrisa en el rostro y como la cargaba en brazos para llevarla nuevamente a la alcoba comprendió perfectamente, por lo visto no podía partir sin besar cada centímetro de su piel.
Dos horas salvajes de caricias y gemidos fue el tiempo que pudo emplear para acurrucarse al lado de la dama en su cama, en esos cuatro meses que han compartido juntos parecía que no era nada y por primera vez pasarían muchos días sin verse, algo que a ninguno de los dos le agradaba, pero no se atrevían a decir.
Finalmente, el reloj suena indicando que son las ocho de la mañana y a regañadientes Terry empieza a vestirse, ella le ayuda haciendo el nudo de la corbata.
-Espero que en mi ausencia no te vayas a meter en algún lío preciosa.
-Por supuesto que no, Terry.
-Lo digo por la abuela Martha, como te gusta mucho seguirle los pasos no sé cuál puede ser su siguiente locura en su lista.
-Ha, ha, ha. Tranquilo, que el hecho de poder ayudar como voluntaria en el hospital la tiene muy entretenida.
-Bueno… espero que se porten bien… qué ganas tengo de verte al regreso.
-Ten un buen viaje. Y no te preocupes más y ve.
Le insta mientras recibe beso tras beso. Al cerrar la puerta tras verlo partir ella suelta un suspiro y sonreír como una boba ante las locuras que hace ese hombre, luego pasa al comedor para tomar el desayuno, revisar la correspondencia y un sobre llamó su atención especialmente.
Se acercaba el aniversario de la empresa y los preparativos estaban en marcha, Annie lo sabía pues su esposo en coordinación con la señora Elroy los estaban llevando a cabo.
Estaba molesta porque su opinión no había sido tomada en cuenta, Anthony le había dicho que debido a que estaba muy próxima la fecha del nacimiento del bebé no querían agobiarla con esas cosas, sino que se centrara en estar bien, pero no estaba feliz.
Tenía la certeza que él estaba usando la fiesta como excusa para verse con una mujer, sabía que tiene una nueva amante porque le encontró en un bolsillo de su traje un pañuelo con las iniciales “CK”. También la factura de una joya que compró y que a ella no le había dado. Lo peor de todo es que al día siguiente llegaba a la ciudad el tío William y temía que con él fuese a venir Candy; debía prepararse para evitar que cualquiera se le acerque a su esposo y coquetee con él, pero debido a sus arrebatos histéricos de celos la relación entre ambos era hostil y Anthony pasaba el menor tiempo posible a su lado para no alterarla con sus discusiones.
Sabía que no podía contárselo a la tía Elroy para pedirle ayuda porque estaba segura que se alegraría por ello en vez de ponerse de su parte, así que se encontraba sola para enfrentarse a esa amante.
Llegado el gran día grandes empresarios socios del consorcio y demás miembros de la familia Andrew estaban presentes, la junta se realizó sin mayores contratiempos y ya a la tarde se lleva a cabo la fiesta conmemorativa. Annie le pide a Lucia que la vista adecuadamente para la ocasión, la doncella no le queda más remedio que hacer lo que le pide para evitar una reprimenda y que eso altere la salud de la joven. Momentos después le pide al mayordomo que prepare el coche para ir al salón donde se llevará el evento; cuando llega su marido se sorprende en gran manera de su presencia, intenta mantener la calma para no hacer un escándalo ante todos.
-Annie, no era necesario que vinieras. Debes descansar por el bien del bebé.
-Estoy bien Anthony ¿Cómo podría perderme el aniversario de los Andrew? Como miembro de la familia mi deber es estar aquí, a tu lado. ¿O es que no soy parte de la familia?
-No lo estoy diciendo por eso. No quiero discutir, simplemente lo digo porque me preocupa tu estado.
-Mi estado está muy bien si no me haces enojar, ya te lo dijo el doctor.
-Está bien, no voy a insistir más, pero al menos quédate sentada.
-¿Para que no controle con quien te relacionas?
-Sólo lo digo para evitar que tengas malestares, sabes que como responsable de la fiesta mi deber es estar pendiente de todo.
-Pero está la señora Elroy, deja que se haga cargo ella.
-También es mi responsabilidad y no hay punto de discusión sobre ello.
Le espeta molesto para hacerle ver que no piensa ceder, luego de que Annie toma asiento él se aleja justificándose que debe atender a los invitados. La joven empieza a hervir del disgusto porque su esposo la deja sola, porque nadie de la familia se le ha acercado y porque debido a su estado no puede ir detrás de Anthony. No le queda más remedio que desde su lugar intentar controlar qué es lo que hace.
No tarda mucho en darse cuenta que él está hablando muy animado con una mujer que no reconoce, su instinto le dice que puede ser esa quien se está entrometiendo en su matrimonio, sólo debe esperar a que hagan algo imprudente como escaparse un momento para ir tras ellos y desenmascararlos.
Estruja la servilleta entre sus manos mientras siente que la cabeza le da punzadas y un dolor en la parte superior del abdomen, que poco a poco va aumentando. De presto se percata que la mujer sale por una puerta y Anthony tras ella. ¡Era su momento! Se levanta de su asiento y los sigue, cuando llega al final del pasillo se percata que esa mujer está apoyada sobre la pared y él la tiene acorralada mientras hablan suavemente y no puede escucharlos, pero no le hace falta pues lo había pillado en una posición inapropiada.
-¡Lo sabía! Sabía que me estabas engañado ¡Es con ella ¿Verdad?!
La pareja vuelve a ver por dónde proviene esa voz y el primero en sorprenderse es él.
-¡Tú eres una cínica por meterte con mi marido! ¿Quién te has creído?
-Annie, tranquilízate.
-¡Déjame Anthony! Que le voy a enseñar a ésta mujer descarada que no puede meterse con mi marido.
Dice a la vez que intenta liberarse de los brazos de su esposo quien intenta retenerla a la vez que le pide a ella que se marche. Es entonces que su esposa suelta un grito de dolor y angustia al sentir una humedad bajar por sus piernas.
-¡Annie! ¡Annie! ¿Qué te pasa?
-Anthony… mi bebé… me duele…
-¡Rápido Anthony, llévala al hospital que está sangrando!
Sugiere la mujer preocupada; él alza en brazos a su esposa y la sigue a ella hasta una puerta trasera que da al área donde aparcan los coches, suben a uno y se dirigen hasta el hospital. Anthony pide a las enfermeras auxilio y que atiendan a su mujer. Los doctores la llevan rápidamente al quirófano para operar de emergencia al percatarse que se había desprendido la placenta.
-Espero que el bebé nazca bien, sé lo mucho que te importa.
-Muchas gracias Karen por habernos traído, si no hubiese sido por tu rápida reacción no habría sabido qué hacer.
-No fue nada, menos mal que tenía mi coche cerca… ahora si te parece puedo ir a avisarle a tu familia.
-Creo… creo que es…
-Shhh… tranquilo, entiendo que aún estés en shok, no temas que los doctores están con ella. Ahora regresaré al salón y le diré a tus tíos que están aquí, y no temas que no diré nada inapropiado.
Le asegura mientras le da un beso en la mejilla para luego marchar. Cuando llega a la fiesta se acerca discreta donde Albert y Elroy para decirles que Annie está en el hospital; ellos se disculpan con algunos invitados y se van a hacerle compañía a su sobrino.
De presto se le acerca un caballero y le ofrece una copa, al reconocerlo le sonríe y acepta la bebida.
-Te veo algo nerviosa ¿Va todo bien?
-¡Ay Terry! No veas qué apuro he pasado… y todo por tu culpa.
-¿Y yo qué hice?
Entonces ella le explica lo sucedido horas antes con Annie, se termina la copa rápidamente y toma otra para poder relajar sus nervios.
-Veo que has conquistado al gran Anthony magníficamente, celebro tus grandes dotes de actriz. Aunque imagino que no has sufrido tanto mientras te devaneabas entre sábanas con ese hombre.
-¡Qué locuras dices! No podría haberme acostado con ese hombre es… es muy soso… por favor, no es mi tipo.
-Debo creer que no fuiste capaz de hacerlo con él ¿O es que estás perdiendo facultades?
-Nada de eso, su mujer se creyó que tenía un amante y yo sólo fui esa amiga comprensible que le escuchaba atentamente sus penas maritales.
-¿Y no pasó nada de “nada” entre ustedes dos?
-Bah, sólo un coqueteo tonto. Me invitaba a cenar y me regalaba flores y joyas, pero nunca tuve el valor de meterme en la cama con él, no creo tener estomago suficiente para aguantarlo.
-Ha, ha, ha… bueno, al menos debemos celebrar por el nacimiento del hijo de tu admirador no tan secreto.
-¡No te burles Terry!
Se queja mientras le propina un golpe en el hombro para luego seguir disfrutando de la velada como si nada.
Tras la operación Anthony era padre de una niña, la familia respira aliviados aunque tanto la madre como la criatura debían permanecer en observación por un tiempo ya que estaban delicadas de salud.
Cuando finalmente le dan el alta vuelven a casa y Elroy contrata a una nodriza ya que por lo visto la poca leche que tenía Annie no era suficiente para alimentar al bebé, y los malos humores que cogía no le permitían que diera el pecho porque le sentaba mal. Ella no paraba de reprocharle a su esposo que por su culpa estuvieron en peligro sus vidas, y le exigía que debía dejar a esa amante.
Para evitar esa situación Anthony procuraba no ver o pasar tiempo con su esposa y se dedicaba a su hija y los negocios. Annie enfurecía más porque no le permitían estar con su hija y todavía no podía salir de la cama y andar libremente sin tener dolor en los puntos; su recuperación sería lenta y dolorosa.
-Terry ¿Qué haces aquí? Tenía entendido que hoy salías de viaje.
-Sí, sé que te dije que marchaba por la mañana, pero no podía irme sin despedirme como se debe.
-¿A qué te refieres?
Pregunta curiosa, pero al ver esa sonrisa en el rostro y como la cargaba en brazos para llevarla nuevamente a la alcoba comprendió perfectamente, por lo visto no podía partir sin besar cada centímetro de su piel.
Dos horas salvajes de caricias y gemidos fue el tiempo que pudo emplear para acurrucarse al lado de la dama en su cama, en esos cuatro meses que han compartido juntos parecía que no era nada y por primera vez pasarían muchos días sin verse, algo que a ninguno de los dos le agradaba, pero no se atrevían a decir.
Finalmente, el reloj suena indicando que son las ocho de la mañana y a regañadientes Terry empieza a vestirse, ella le ayuda haciendo el nudo de la corbata.
-Espero que en mi ausencia no te vayas a meter en algún lío preciosa.
-Por supuesto que no, Terry.
-Lo digo por la abuela Martha, como te gusta mucho seguirle los pasos no sé cuál puede ser su siguiente locura en su lista.
-Ha, ha, ha. Tranquilo, que el hecho de poder ayudar como voluntaria en el hospital la tiene muy entretenida.
-Bueno… espero que se porten bien… qué ganas tengo de verte al regreso.
-Ten un buen viaje. Y no te preocupes más y ve.
Le insta mientras recibe beso tras beso. Al cerrar la puerta tras verlo partir ella suelta un suspiro y sonreír como una boba ante las locuras que hace ese hombre, luego pasa al comedor para tomar el desayuno, revisar la correspondencia y un sobre llamó su atención especialmente.
Se acercaba el aniversario de la empresa y los preparativos estaban en marcha, Annie lo sabía pues su esposo en coordinación con la señora Elroy los estaban llevando a cabo.
Estaba molesta porque su opinión no había sido tomada en cuenta, Anthony le había dicho que debido a que estaba muy próxima la fecha del nacimiento del bebé no querían agobiarla con esas cosas, sino que se centrara en estar bien, pero no estaba feliz.
Tenía la certeza que él estaba usando la fiesta como excusa para verse con una mujer, sabía que tiene una nueva amante porque le encontró en un bolsillo de su traje un pañuelo con las iniciales “CK”. También la factura de una joya que compró y que a ella no le había dado. Lo peor de todo es que al día siguiente llegaba a la ciudad el tío William y temía que con él fuese a venir Candy; debía prepararse para evitar que cualquiera se le acerque a su esposo y coquetee con él, pero debido a sus arrebatos histéricos de celos la relación entre ambos era hostil y Anthony pasaba el menor tiempo posible a su lado para no alterarla con sus discusiones.
Sabía que no podía contárselo a la tía Elroy para pedirle ayuda porque estaba segura que se alegraría por ello en vez de ponerse de su parte, así que se encontraba sola para enfrentarse a esa amante.
Llegado el gran día grandes empresarios socios del consorcio y demás miembros de la familia Andrew estaban presentes, la junta se realizó sin mayores contratiempos y ya a la tarde se lleva a cabo la fiesta conmemorativa. Annie le pide a Lucia que la vista adecuadamente para la ocasión, la doncella no le queda más remedio que hacer lo que le pide para evitar una reprimenda y que eso altere la salud de la joven. Momentos después le pide al mayordomo que prepare el coche para ir al salón donde se llevará el evento; cuando llega su marido se sorprende en gran manera de su presencia, intenta mantener la calma para no hacer un escándalo ante todos.
-Annie, no era necesario que vinieras. Debes descansar por el bien del bebé.
-Estoy bien Anthony ¿Cómo podría perderme el aniversario de los Andrew? Como miembro de la familia mi deber es estar aquí, a tu lado. ¿O es que no soy parte de la familia?
-No lo estoy diciendo por eso. No quiero discutir, simplemente lo digo porque me preocupa tu estado.
-Mi estado está muy bien si no me haces enojar, ya te lo dijo el doctor.
-Está bien, no voy a insistir más, pero al menos quédate sentada.
-¿Para que no controle con quien te relacionas?
-Sólo lo digo para evitar que tengas malestares, sabes que como responsable de la fiesta mi deber es estar pendiente de todo.
-Pero está la señora Elroy, deja que se haga cargo ella.
-También es mi responsabilidad y no hay punto de discusión sobre ello.
Le espeta molesto para hacerle ver que no piensa ceder, luego de que Annie toma asiento él se aleja justificándose que debe atender a los invitados. La joven empieza a hervir del disgusto porque su esposo la deja sola, porque nadie de la familia se le ha acercado y porque debido a su estado no puede ir detrás de Anthony. No le queda más remedio que desde su lugar intentar controlar qué es lo que hace.
No tarda mucho en darse cuenta que él está hablando muy animado con una mujer que no reconoce, su instinto le dice que puede ser esa quien se está entrometiendo en su matrimonio, sólo debe esperar a que hagan algo imprudente como escaparse un momento para ir tras ellos y desenmascararlos.
Estruja la servilleta entre sus manos mientras siente que la cabeza le da punzadas y un dolor en la parte superior del abdomen, que poco a poco va aumentando. De presto se percata que la mujer sale por una puerta y Anthony tras ella. ¡Era su momento! Se levanta de su asiento y los sigue, cuando llega al final del pasillo se percata que esa mujer está apoyada sobre la pared y él la tiene acorralada mientras hablan suavemente y no puede escucharlos, pero no le hace falta pues lo había pillado en una posición inapropiada.
-¡Lo sabía! Sabía que me estabas engañado ¡Es con ella ¿Verdad?!
La pareja vuelve a ver por dónde proviene esa voz y el primero en sorprenderse es él.
-¡Tú eres una cínica por meterte con mi marido! ¿Quién te has creído?
-Annie, tranquilízate.
-¡Déjame Anthony! Que le voy a enseñar a ésta mujer descarada que no puede meterse con mi marido.
Dice a la vez que intenta liberarse de los brazos de su esposo quien intenta retenerla a la vez que le pide a ella que se marche. Es entonces que su esposa suelta un grito de dolor y angustia al sentir una humedad bajar por sus piernas.
-¡Annie! ¡Annie! ¿Qué te pasa?
-Anthony… mi bebé… me duele…
-¡Rápido Anthony, llévala al hospital que está sangrando!
Sugiere la mujer preocupada; él alza en brazos a su esposa y la sigue a ella hasta una puerta trasera que da al área donde aparcan los coches, suben a uno y se dirigen hasta el hospital. Anthony pide a las enfermeras auxilio y que atiendan a su mujer. Los doctores la llevan rápidamente al quirófano para operar de emergencia al percatarse que se había desprendido la placenta.
-Espero que el bebé nazca bien, sé lo mucho que te importa.
-Muchas gracias Karen por habernos traído, si no hubiese sido por tu rápida reacción no habría sabido qué hacer.
-No fue nada, menos mal que tenía mi coche cerca… ahora si te parece puedo ir a avisarle a tu familia.
-Creo… creo que es…
-Shhh… tranquilo, entiendo que aún estés en shok, no temas que los doctores están con ella. Ahora regresaré al salón y le diré a tus tíos que están aquí, y no temas que no diré nada inapropiado.
Le asegura mientras le da un beso en la mejilla para luego marchar. Cuando llega a la fiesta se acerca discreta donde Albert y Elroy para decirles que Annie está en el hospital; ellos se disculpan con algunos invitados y se van a hacerle compañía a su sobrino.
De presto se le acerca un caballero y le ofrece una copa, al reconocerlo le sonríe y acepta la bebida.
-Te veo algo nerviosa ¿Va todo bien?
-¡Ay Terry! No veas qué apuro he pasado… y todo por tu culpa.
-¿Y yo qué hice?
Entonces ella le explica lo sucedido horas antes con Annie, se termina la copa rápidamente y toma otra para poder relajar sus nervios.
-Veo que has conquistado al gran Anthony magníficamente, celebro tus grandes dotes de actriz. Aunque imagino que no has sufrido tanto mientras te devaneabas entre sábanas con ese hombre.
-¡Qué locuras dices! No podría haberme acostado con ese hombre es… es muy soso… por favor, no es mi tipo.
-Debo creer que no fuiste capaz de hacerlo con él ¿O es que estás perdiendo facultades?
-Nada de eso, su mujer se creyó que tenía un amante y yo sólo fui esa amiga comprensible que le escuchaba atentamente sus penas maritales.
-¿Y no pasó nada de “nada” entre ustedes dos?
-Bah, sólo un coqueteo tonto. Me invitaba a cenar y me regalaba flores y joyas, pero nunca tuve el valor de meterme en la cama con él, no creo tener estomago suficiente para aguantarlo.
-Ha, ha, ha… bueno, al menos debemos celebrar por el nacimiento del hijo de tu admirador no tan secreto.
-¡No te burles Terry!
Se queja mientras le propina un golpe en el hombro para luego seguir disfrutando de la velada como si nada.
Tras la operación Anthony era padre de una niña, la familia respira aliviados aunque tanto la madre como la criatura debían permanecer en observación por un tiempo ya que estaban delicadas de salud.
Cuando finalmente le dan el alta vuelven a casa y Elroy contrata a una nodriza ya que por lo visto la poca leche que tenía Annie no era suficiente para alimentar al bebé, y los malos humores que cogía no le permitían que diera el pecho porque le sentaba mal. Ella no paraba de reprocharle a su esposo que por su culpa estuvieron en peligro sus vidas, y le exigía que debía dejar a esa amante.
Para evitar esa situación Anthony procuraba no ver o pasar tiempo con su esposa y se dedicaba a su hija y los negocios. Annie enfurecía más porque no le permitían estar con su hija y todavía no podía salir de la cama y andar libremente sin tener dolor en los puntos; su recuperación sería lenta y dolorosa.