CAPÍTULO 17.
Los días estaban pasando uno tras otro y Candy creía que ya no podía seguir de esa manera, necesitaba hablar con su esposo para poder solucionar la situación de una vez por todas. Dejar los puntos claros sobre la mesa y volver a una normalidad por el bien de todos. Era domingo, debía aprovechar antes de que él marchara al club.
Por su parte Elroy también había meditado la situación, para ella estaba claro que Annie sólo buscaba a Anthony por interés, George le había mostrado facturas sobre los gastos que había hecho su sobrino comprándole regalos: ropa, joyas, viajes. Incluso que su familia hiciera negocios con los Andrew, simplemente un descaro por parte de la joven. Había sacado provecho de su aventura sin duda alguna, y si era el dinero lo que realmente movía a esa mujer tenía muy en claro lo que debía hacer para deshacerse de ella, no le importaría hacerlo con tal de que vuelva la paz y armonía al matrimonio de su querido sobrino y Candy.
Cuando Anthony estaba por salir se encuentra con su esposa en el pasillo, su semblante demacrado le preocupa, aunque cree que está así por el cargo de conciencia tras la última discusión. Candy le pide hablar con él un momento en el despacho, éste accede y la sigue al lugar pues creía que ella admitiría su error y le pediría perdón.
-Está bien ¿Qué es eso tan importante que me tienes que decir?
Pregunta mientras toman asiento, se sentía impaciente.
-He estado pensando mucho… también he buscado la mejor forma para decírtelo, pero debido a las circunstancias nunca se ha podido dar.
El joven se congratulaba, había acertado y ella finalmente se iba a disculpar.
-¿De qué se trata?
-Anthony, yo necesito paz no podemos seguir de ésta manera. Es verdad que los celos me han hecho mucho daño a tal punto de creer que nuestro amor se ha terminado. Lo único que he querido todo éste tiempo es que te alejaras de esa mujer, lo necesito.
-Candy…
-Escúchame… puedo poner todo mi esfuerzo por olvidar lo que has hecho si así lo haces.
-Candy, tengo que ser sincero contigo. Sé que fue un gran error haberme metido con ella, pero hay algo que debes saber, aunque eso no cambia lo que siento por ti, siempre te voy a querer.
-Yo también Anthony, por eso necesitamos hacer un borrón y cuenta nueva. Es cierto que quizás en un principio las cosas no sean como antes, pero tal vez con el tiempo podamos estar bien entre los dos. Pero está claro que la situación ya no pueden seguir así, debemos cambiar.
-Estoy de acuerdo. Por eso debes saber que… Annie… ella, está embarazada.
-¿Qué?
Pregunta sorprendida la joven, eso era algo que nunca había considerado, y lo peor de todo que eso no evitó que sintiera que era una puñalada a su corazón.
-Así como lo oyes, ella está embarazada, espera un hijo mío.
-Anthony, yo… yo estoy embarazada.
-¿Estás segura?
Pregunta el rubio impulsivamente, era algo que no se lo esperaba.
-Veo que sigues dudando de mi palabra. ¿Tan ciego estás que ya ni me crees? No tengo razón alguna para mentir sobre algo tan importante y estoy cansada de ésta lucha desgastante. Desde el primer momento en que lo supe moría en ganas de decírtelo, pero en vez de ello descubrí que tuviste una aventura con esa… y en vez de alejarte de ella sólo has estado de su parte, ahora veo la razón.
-Perdona, es que después de tantos años de matrimonio pensé que…
-Que era ¿Imposible? ¿Estéril? Por lo visto ante tus ojos soy de lo peor. Pensé que al decírtelo te alegrarías en gran manera y pondría fin a esa aventura, pero veo que me equivoqué otra vez. Lo único que te pido es que esa esté lejos de mí, mi vida y mi hogar, si no es mucho pedir.
Culmina la joven sin ánimos de seguir con la conversación, por lo que se levanta y abandona el lugar. Candy siente que está derrotada.
Anthony por su parte no lo puede terminar de creer, ambas están embarazadas, pero ¿Por qué no está saltando de felicidad? Tras un tiempo procesando decide salir. Cuando llega al club termina por contarle a sus amigos que su esposa está en cinta, éstos lo felicitan y celebran la buena noticia.
-Estarás más feliz que una perdiz.
-Mira por donde hasta el destino se pone de tu parte cuando metes la pata, ¡Ay, como te envidio Anthony!
-Eso es verdad Robert, así cuando los bebés nazcan podrá decir que los dos son de su esposa y nadie sospecharía nada. ¡Qué suerte tiene el jodido!
Se mofan sus amigos, terminan contagiándolo de esa alegría haciéndole ver que en verdad no era tan mala la noticia. Incluso llegaron a reprenderlo por no haber sido más efusivo a la hora de felicitar a su mujer por ser madre.
-¡Más te vale que te reformes de una vez! Ya no la hagas sufrir más.
-Sí… ahora vas y le compras un enorme ramo de flores, te arrodillas y le pides perdón, suplicas y humillas, y como te ha dicho Jason, cambias de una vez para ser feliz con tu mujer. La vida te está dando una oportunidad, no la desperdicies.
-Está bien, está bien… en verdad que me comporté como un tonto. Ahora mismo voy.
Dice a la vez que se pone en marcha, debe buscar un regalo para darle a Candy y agradecerle por todo. Sus amigos se ríen fuerte al ver el cambio de actitud del joven, es como si finalmente se hubiese liberado de una carga enorme.
Mientras tanto, Annie iba entrando en el salón de la casa de los Andrew, había sido invitada esa tarde a tomar el té. La verdad parecía que no les hacía muy felices verla, Elroy y Eliza no disimularon en ningún momento el disgusto.
-Gracias por la invitación. Hacía tanto que no compartíamos una tarde tomando el té.
Agradece en tono dulce, tierno y casi inocente mientras le da un sorbo a la taza. Elroy sólo entorna los ojos por su desfachatez al querer ignorar el hecho por el cual ya no era bien recibida.
-Dejemos la hipocresía de lado, no la invité aquí para charlas absurdas o perder el tiempo.
-Entonces usted dirá señora, ¿Para qué me citó?
-Para que me digas una cifra.
-¿Una cifra? No entiendo a qué se refiere.
-No se haga la tonta conmigo que no estoy para juegos. Sé perfectamente que se metió con mi sobrino por puro interés. Dígame cuánto dinero quiere para alejarse de él definitivamente.
De presto el semblante de Annie cambia ante las palabras que había oído. La estaban insultando descaradamente; le gustaría poder ignorar y hacerse la digna, pero bien es verdad que ese dinero le ayudaría mucho a solucionar los problemas que tiene su padre con el banco. Así que debe sacar provecho.
-Señora, no se confunda. Yo estoy realmente enamorada de Anthony.
-Sí claro… será de su billetera. Eres una oportunista.
-No es así Eliza, lo que digo es cierto. Amo con todo mi corazón a Anthony, y como bien saben él es muy sobreprotector conmigo, no me imagino lo que pasaría si se entera que ustedes me están ofreciendo dinero para alejarme de él.
-Eso no va a pasar porque ni usted ni yo diremos nada. Puede pedir lo que quiera, al fin de cuentas estoy al tanto de la situación crítica económica por la que pasa su familia, así que me hago una idea cuánto lo necesita.
-Eso sí, una vez que tomes el dinero tienes que desaparecer de la ciudad y de nuestras vidas, así haremos como que nunca has existido y sólo fuiste un mal sueño. No te atrevas a volver porque no seremos tan ceremoniosas de invitarte al té.
-Vaya… una oferta con condición… me pregunto si Anthony está al tanto de todo esto, no creo que él lo permita, nunca podrán sacarme de su vida.
-Si mi sobrino lo sabe o no, es lo de menos. Eso no cambia la realidad, su familia necesita dinero con urgencia, es una gran oportunidad para cancelar sus deudas y con lo que quede empezar una nueva vida en otro lugar.
-Te recomiendo África. El tío William comenta maravillas de ese lugar.
Annie se molesta, está claro que ellas están más que decididas en deshacerse de su persona. Ya lo intuía y se había preparado para algo así por el estilo. Esperaba que Candy también hubiese estado presente, quería ver la cara que ponía cuando soltase la gran noticia. La señora Elroy estaba llegando al límite de su paciencia y tolerancia, por lo que saca de su bolso la chequera y empieza a rellenarlo; deseaba zanjar ese asunto antes de que Candice se enterase que esa mujer estaba en su casa. Termina de firmar el papel y lo entrega a Annie quien lo revisa con verdadera sorpresa.
-Toma, creo que con esto es suficiente. Recibirá otra suma igual una vez que la vea montada en un coche con el equipaje a su lado cuando abandone la ciudad.
A lo lejos se oye el motor de un coche llegar. Es Anthony quien finalmente regresa para abrazar a su esposa, trae consigo un enorme ramo de rosas para pedirle perdón y unos zapatitos de lana que había visto en una tienda, sería su primer regalo para su bebé y la forma de darle la noticia a toda la familia.
Annie por su parte sólo hace un movimiento de cabeza para hacerle saber a Eliza y Elroy que aceptaba lo propuesto; dobla el papel y lo guarda en su bolso, decide dar un último sorbo a su té para luego despedirse. Entonces la taza se le resbala de la mano y termina estrellándose en el suelo, se queja en alto de su malestar, llamando la atención de todos.
-¡Ay! ¡Me duele!
Ellas se miran entre sí por unos instantes confundidas por lo que estaba sucediendo, en eso la puerta del salón se abre dejando ver a un Anthony asustado soltando los obsequios, había oído los gritos y por un momento pensó que se trataba de su esposa. Cuando Annie lo ve empieza a derramar lágrimas gruesas mientras que una mano se la lleva al vientre.
-¡Me duele! ¿Qué he han hecho?
-¡Annie ¿Qué te sucede?!
-Anthony, me duele mucho… por favor ayúdame.
-¿Qué sucede?
Se escucha decir a Candy que también se había acercado para enterarse de lo que pasaba, a qué se debían esos gritos. Ella se sorprende de encontrar a su marido al lado de su amante, Elroy y Eliza de que Candy encontrase a Annie en su casa y que Anthony haya aparecido de repente.
-Mi amor… cariño esto no es normal, me duele mucho… estoy… estoy sangrando… tengo miedo… temo por mi bebé.
-¡¿Qué habéis hecho?!
Les increpa molesto a la vez que la alza en brazos para llevarla de urgencia al hospital. Eliza y Elroy abrieron los ojos desmesuradamente al entender las palabras que dijo esa mujer.
-No puede ser…
-Ella… ella está.
-Embarazada.
Termina la frase Candy con un hilo de voz mientras ve como se alejan en el coche, siente como si un rayo la partiese en dos por la mirada de odio que les había dedicado.
-No tenía ni idea… hija, me imagino el dolor por el que estarás pasando.
Elroy intenta consolarla pasando su mano por la espalda como caricia, ella les pregunta si le han hecho algo, la razón por la que estaba ahí. Las mujeres se excusaron diciendo que sólo la habían citado para pedirle directamente que se alejara de ellos para siempre.
-Pero te prometo Candy, que no le hicimos nada, de repente empezó a quejarse del dolor, pero no le puse un dedo encima.
-Está bien Eliza, te creo.
-Candy hija, no tienes buena cara.
-Lo siento, pero es que no me encuentro bien, será mejor que suba a descansar.
-Está bien querida, luego iré y te llevaré algo ligero para cenar.
-Se lo agradezco tía. Hasta luego Eliza.
Termina por despedirse e ir a refugiarse a su alcoba a llorar.
Última edición por Cherry Cheddar el Vie Abr 19, 2024 2:38 am, editado 1 vez