CAPÍTULO 16
En el despacho de George Johnson, Candy intenta parecer serena mientras escucha las explicaciones a la vez que mueve sus manos para drenar un poco la tensión. Nunca se hubiese esperado que Eliza haya urdido ese plan, mala suerte la suya de haber aparecido en ese instante para terminar cargando con la culpa de algo que no había hecho.
-¿Cómo puede creer que yo sea capaz de algo así? Seguramente esa mujer le ha lavado el cerebro. Sin duda debe de estar muy enamorado de esa.
Pensaba, mientras tanto el señor Johnson le confirma que ha podido realizar lo que le había pedido con éxito.
-Pronto esa familia estará al borde de la quiebra.
-Gracias por todo George, cualquier novedad no dude en ponerme al tanto. Me retiro.
-De acuerdo señora, nos vemos luego.
Tras el estrechón de manos la mujer se marcha.
Cuando pasa frente la puerta del despacho que es de su marido intuye que Annie se encuentra ahí, el nerviosismo de la secretaria lo indica claramente. No piensa hacer más escándalo, bastante le está doliendo la cabeza y el corazón por lo que prosigue su camino.
Es entonces que aparece Terrence Grandchester y se percata de la palidez e indisposición de Candy, automáticamente se preocupa y se acerca para ayudarla.
-Señora Andrew ¿Se encuentra bien?
-Señor Grandchester… yo… no se preocupe, estaré bien.
-Tiene mala cara, por favor, permítame llevarla a su casa.
-No se preocupe, ya se me pasará.
-Insisto, señora.
Ante la mirada atenta del caballero y la sensación de que sus piernas le iban a fallar en cualquier momento no le queda más remedio que aceptar. Le agradece el gesto y se aferra al brazo que le brinda.
En el despacho de Anthony está Annie diciéndole cuanto lo ha extrañado todos esos días que ha pasado sin verlo, lo mal que la está pasando porque le están cerrando las puertas en todos los lugares.
-Pensé que ya no querías saber nada de mí después de…
-¿De qué?
-Me enteré que cancelaste los negocios con mi familia.
-¿Qué estás diciendo? ¿Yo no he hecho eso?
-¿Estás seguro? Mi padre ha venido a Chicago para obtener una explicación, le están acosando los cobradores porque quieren que devuelva el dinero que ha pedido en el banco de los Andrew.
El joven suelta un suspiro, por lo visto su familia se estaba empeñando en hacer sufrir a los Brither; la cara compungida de la joven le hizo saltarse un latido a su corazón, no podía seguir indiferente ante los actos de Elroy y Candy, más tras el ataque que acababa de sufrir.
-Cariño, te prometo que averiguaré qué es lo que está pasando. No te preocupes que no estarás sola.
-Anthony, no quiero crearte más problemas. Está claro que tu familia nunca me va a perdonar por haberme enamorado de ti, lo que me hagan a mí me tiene sin cuidado, pero que se atrevan a dañar a mi bebé no puedo, eso sí que no. Nuestro hijo no tiene la culpa.
-Tienes toda la razón, pero no temas que nadie le hará nada.
No, eso sí que no lo permitiría. No perdonaría a aquel que tenga esas malas intenciones, debe proteger a su primer hijo, el primogénito, su heredero. Incluso si se trata de su misma familia, eso nunca lo dejaría pasar.
Anthony intenta consolarla un poco más y luego le pide a Víctor que la lleve a su hogar, él tenía que investigar sobre los convenios que firmó con los Brither. Una vez ser marcha Annie, le pide a su secretaria toda la información sobre ello; un par de horas después descubre que todo lo que le había comentado ella era cierto y al revisar de quien provenía la orden se levanta de su asiento para poder enfrentarlo. Olvidando los modales entra en el despacho como una bestia dispuesta a morder.
-¡¿Se puede saber qué significa todo esto George?!
Le increpa a la vez que tira los papeles sobre el escritorio, Johnson no muestra emoción alguna ante tal intromisión, con la punta de su bolígrafo mueve un par de hojas que están sobre los documentos que estaba tratando con el caballero ahí presente, el cual había ignorado Anthony; éste parecía que se acomodaba sobre su asiento como quien está a punto de disfrutar de un buen espectáculo.
-¿Por qué has ordenado cancelar los negocios con el señor Brither? Yo estoy al frente supervisando esos proyectos, no puedes hacer ésto sin mi consentimiento o como orden mía.
-Veo que ya se ha dado cuenta, pero me temo que en éste preciso momento no puedo atenderlo, como se dará cuenta estoy atendiendo a nuestro socio el señor Grandchester.
El rubio se gira para finalmente reconocer a la persona que acaba de ser mencionar, Terry alza una ceja como saludo y burla, eso sólo hizo arder más el fuego.
-Grandchester ¿Puedes dejarnos a solas?
-Yo también estoy tratando negocios con el señor Johnson, pide hora como todos si realmente tienes interés.
-No estoy para tus bromas Grandchester, ésto es realmente importante.
-Y mis negocios también… ¿Qué creías que hacíamos, jugar a las cartas?
-¡Túuu!
-Por favor señor Andrew, cálmese.
Solicita George al ver que el color del rostro de Anthony se estaba poniendo todo rojo, temía que en un impulso fuera a agredir al otro caballero por lo que procede a explicar.
-Está bien. Es verdad que di la orden yo mismo, estuve revisando algunos documentos y encontré que había una deuda muy grande de parte de los Brither para con los Andrew, obviamente tenía que intervenir si no quería que el señor se declarase en bancarrota y no viésemos ni un duro.
-¡Eso es absurdo! Nunca habría permitido que llegase hasta ese punto.
-Entiendo su desaprobación, pero si tiene algo que discutir puede hablar con el señor William, él está al tanto de todo.
-¿El tío William lo sabe?
-Así es… y si el señor Brither logra abonar al menos el setenta por ciento de la deuda, puede ser que se le pueda volver a proporcionar crédito, pero por menos de esa cantidad no.
-¿El setenta por ciento? Eso es casi imposible.
-¿Qué pasa Anthony? ¿Está un poco escaso de liquidez el suegro adoptivo?
-¿Qué estupidez estás diciendo, Terry?
-Ha ver, que para nadie es desconocido que es Brither el apellido de la persona con la que has mantenido una aventura, y mira por donde, qué casualidad que es el mismo el del señor que tiene una deuda con vuestro banco… vamos que no hay que ser un lumbreras para saber que se trata del padre de la joven.
-¡Eres un…!
-Ni se te ocurra terminar esa frase, te estas exponiendo ridículamente. Deberías de estar velando por los intereses de tu familia, no por los de tu amante. ¿Quién me creería del San Pablo si le cuento que el gran Anthony Andrew está perdiendo la cordura por una fulana?
-Estás llegando a límite de mi paciencia Terry.
-El límite lo estás pasando tú Anthony, pierdes la razón por una cualquiera, te nubla la inteligencia para los negocios, te está haciendo perder los modales, y como sigas así hasta terminarás perdiendo a tu esposa.
-¡Ja! Qué más quisieras tú que mi esposa me dejara sólo para poder regodearte, o simplemente es que te da envidia de la hermosa mujer con la que me he desposado.
-Bueno, al menos en algún momento tuviste buena vista para poder fijarte y conseguir que tu señora te hiciera caso, porque con el tiempo lo has perdido tanto, a tal punto que te has fijado en una mujer que no le llega ni a los talones a tu esposa. En serio que no puedo entender que teniendo a Candy te acostaras con esa insulsa de Annie.
Menciona él enmarcando el tono de desconcierto y burla ante el proceder absurdo de Anthony, éste no hizo más que encolerizar hasta la médula, por lo que toma de las solapas a Grandchester y con aire amenazador le espeta en la cara.
-¡No pronuncies su nombre!
-¿Cuál? ¿El de tu señora o el de la amante?
-¡Te vas a arrepentir!
-¡Ya es suficiente! Señor Andrew será mejor que suelte al caballero, no veo la necesidad de llegar a las manos por un asunto tan insignificante.
-¿”Insignificante” George? ¡Se está metiendo con mi mujer!
-¿A cuál te refieres, tu señora o tu amante? Porque que yo sepa me estaba burlando de tu estupidez.
-¡AAAhhh! Terry, te voy a partir la cara.
-¡YA BASTA!
Exige George en un tono fuerte y autoritario, se levanta de su lugar para ir hasta a su lado a soltar esas manos que se aferran al cuello de la camisa de Grandchester, a Anthony no le queda más remedio que ceder. Terry se acomoda la ropa para después empezar a caminar y abandonar el despacho, se había dejado llevar y poco le faltó para propinarle un par de golpes a ese hombre, en el cual el furor no ha menguado.
-¡Anda! Adelante, huye como un cobarde.
-Más bien lo hago en consideración a tu señora, ya bastante sufre con saber que tiene un marido tan tonto como para serle infiel, para que vengas ahora y te presentes ante ella con la cara partida. No me perdonaría hacerla sufrir más, aunque con ello implique que debes seguir intacto.
-Oye tú ¡Ven aquí ahora mismo y me dices ¿Qué carajos te traes con mi esposa?! ¡Vuelve! ¡Terry ven aquí!
Vociferaba el joven, más no recibió respuesta pues Grandchester estaba decidido en alejarse de ahí. George intenta calmarlo pues sus gritos estaban siendo oídos por todos en esa planta, cosa que podría darse a malos entendidos sin duda alguna.
-Señorito Anthony, por favor, basta. De esa manera sólo va a complicar las cosas.
-¡George! ¿Ahora estáis conspirando todos para volverme loco o qué?
-Yo… sólo le pido que recapacite y retome su cordura, aún está a tiempo.
-George, deja de meterte en mi vida… y en mis negocios.
Enfatiza a la vez que también abandona el lugar. Es cierto que necesita tomar el aire y analizar bien las cosas que de hacer.
En la residencia de los Andrew Candy toma el té con la tía mientras ésta le expresa cuanto se preocupó al verla regresar de las oficinas toda pálida y en compañía del señor Grandchester.
-Lo mínimo que debió hacer mi sobrino era traerte él mismo.
-Lo prefiero así tía, imponérselo habría echado más leña al fuego.
-Entonces... Eso quiere decir que George...
-Sí tía, George ha hecho lo que le pedimos y me atrevería a decir que con creces. Hasta donde tengo entendido, haga lo que haga el señor Brither terminará en quiebra.
-¡Estupendo!
Celebra la anciana, sin duda estaba muy complacida por el trabajo de George. De presto se escucha la llegada del vehículo de Anthony, minutos después entra en el salón donde se encuentran las damas.
El joven no las saluda de beso, sino que va y se sienta directamente en uno de los sillones, cruza su pierna derecha sobre su izquierda, acomoda sus brazos a los lados para luego mirar a cada una con aire desafiante.
-Sé que como señoras no tenéis mucho qué hacer y hasta ahora había hecho la vista a un lado con ese jueguito vuestro de expulsar a Annie de la vida social en Chicago.
-Eso se lo ha buscado ella misma hijo, no confundas.
-Tía, no se haga la inocente que sé perfectamente que ustedes dos tienen algo que ver. Pero las cosas tienen su límite y lo que hoy pasó no pienso volver a consentir.
-¿De qué estás hablando?
-Sé que ya no les agrada Annie sólo porque tuvo una relación conmigo.
-Amante querido, a la mujer con la que te encanta fornicar se les dice amante. Relación es la que tienes tú conmigo, eres mi esposo, por favor retoma la cordura.
-Un llamado a la cordura les hago yo a vosotras. Annie es inocente en todo esto, no tienen que seguir empeñadas en hacerle daño, no pienso tolerar que quieran atentar contra la integridad física de ella sólo porque están dolidas por lo que tuve con ella.
-No entiendo por qué te empeñas tanto en defenderla Anthony, ya deberías de dar por terminado eso que tengas con ella, como tu esposa no estoy dispuesta en seguir tolerándolo. Te exijo que me respetes.
-Es curioso que vengas tú misma a exigirme que te respete cuando estas de íntima con Grandchester, más vale que te comportes como una señora, no quiero enterarme que entre ustedes hay algo más…
-Con “Algo más” te refieres a que sea indecoroso o inapropiado como ¿Una aventura? Así como la que tienes tú con Annie. ¿Temes que te pague con la misma moneda?
-¿¡No te atreverías!?
-Tranquilo, que el papel de infiel te lo he dejado a ti; el señor Grandchester siempre se ha comportado como un caballero, y a diferencia de tuya yo si tengo muy presente que eres mi esposo como para hacerle caso a cualquiera que venga y me diga cuatro cosas e inducirme a serte infiel. Pero eso no quiere decir que voy a tolerar más ésta situación.
-Lo que pide Candy es cierto, deberías de estar preocupándote en cómo hacerla feliz, compensarla por todo el dolor que has causado, no permitas que esa pusilánime siga dañando tu matrimonio, termina todo eso que tienes con esa mujer de una vez.
-Tía, yo le había dicho ya a ella que lo mío con Annie estaba terminado, pero me habéis obligado a intervenir por estar empeñadas en lastimarla… si hoy le hubiese pasado algo grave nunca se los perdonaría, mandar matones para violarla está fuera de los límites de cualquier plan de venganza.
-¿”Enviar matones”? hijo, ¿A qué te refieres?
-Por favor no se haga la ignorante tía que eso no le queda.
-Tía Elroy, por lo visto unos hombres atacaron hoy a esa mujer y qué casualidad que mi marido estaba cerca para defenderla. Sin embargo, en vez de sospechar de ella cree que usted y yo lo hemos tramado para lastimarla, pero me pregunto Anthony ¿Por qué crees que Annie es inocente y nosotros las arpías? Es más sospechosa ella que sabía que tú llegarías a tiempo para salvarla ¿No has pensado en eso?
-Annie nunca haría eso.
-Sin embargo, a nosotras sí que nos vez capaces… te desconozco Anthony. ¿Qué te ha hecho esa mujer? ¿Por qué has cambiado tanto? Yo no me merezco esto, nunca te he fallado ni abandonado. Deberías de estar de mi lado y no al de ella, ni siquiera atreverte a pronunciar su nombre frente de mí y defenderla con tanta vehemencia. ¿Es que no te cansas de seguir haciéndome más daño?
Le reclama la joven a la vez que se levanta para abandonar la estancia, la traición de él le estaba rompiendo su corazón y su actitud destrozando las ilusiones. La señora Elroy aún no sale de su asombro tras las explicaciones que le había dado Candy, las entendía y se preocupaba mucho por lo que decide seguirla no sin antes decirle a su sobrino.
-Anthony, tu esposa tiene razón. Creo que deberías meditar muy bien la forma en que estás actuando y cambiar, todo esto sería innecesario se te alejaras de esa fulana de una vez por todas.
Y sin más también abandona el salón. El joven se queda solo y pensativo. Por supuesto que lamenta tener que causarle dolor a su mujer, pero si no se hubiese empeñado en vengarse de Annie él estaría tranquilo y sólo esperaría el momento en que su hijo nazca para separarse de ella definitivamente, pero mientras eso pasaba se veía obligado a tener que defenderla enfrentándose contra su familia, pues estaba sola y era quien más perjudicada salía por un desliz de su parte. No, no podía ser tan irresponsable dejando que ella cargue con todo.
Última edición por Cherry Cheddar el Miér Abr 17, 2024 8:21 am, editado 1 vez