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Feliz miércoles chicas, paso a dejarles actualización.
Gracias por comentar, me hace muy feliz leerlas. ¡Saludos!
TU AMOR ME SABE BIEN.
Capítulo 7.
—En verdad que no tienes remedio Kleiss—. El castaño expresó con un semblante demasiado serio.
—Que odioso eres, ya te dije que no pasó nada.
—Ya veo, al parecer tu definición de "nada", es amanecer con un hombre desconocido.
—El hombre estaba despechado... Yo solo le hice compañía, te lo prometo—. Se encogió de hombros y fingió interés en sus lindas uñas, evitando la mirada inquisidora de su interlocutor.
—Por qué será que no te creo...— Él achicó los ojos, analizándola.
—¡Por un demonio! — Ella se hartó—. No, no dormí con él, ya te dije que solo le hice compañía.
—Y lo dices cómo si nada...— Terius alzó sus cejas y negó con la cabeza.
—Mira "Romeo", hasta acá te permito tus estúpidas reprimendas—. Le apuntó con el dedo índice—Porque no tienes crédito en hacerlo, ya que también dormiste con una extraña... ¡Y no se te ocurra mentirme!
Graham la vio con sorpresa— ¿Cómo es que sabes eso? — Se sintió un poco avergonzado.
—A lo lejos te vi subir con una charola de comida, además en el restaurante Pony nos lo contó...
—Karen...— Él se le acercó y le dio una mirada amenazante.
—Está bien, está bien... No es que nos lo haya contado… Yo medio le pregunté. Oye no me veas así, que te vas a arrugar y luego ya no le serás atractivo a la tal Candy—. La castaña lo embromó, logrando relajar al apuesto hombre.
—Dios mío Kleiss, conociendo lo entrometida que eres, seguramente hasta ya tienes más información que yo sobre Candy.
—¿Y cómo si no? Recuerda que mis padrinos han pedido que te cuide—. Ella sonrió con autosuficiencia. Granchester la observó en silencio, incomodándola hasta cierto punto—. ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué me ves así?
—Estoy esperando…— Alzó su ceja izquierda, mientras que impaciente daba pequeños golpes con su bota en el suelo.
—Ja, a poco creíste que te lo iba a contar así nada más… No sabes lo que me costó averiguar...
—¿No vas a hablar Kleiss? — Él se fue acercando peligrosamente a la castaña, y ella empezó a dar pasos cortos hacia atrás.
Estaba acorralada, Graham no necesitó más que empujarla con su dedo índice, y ella se fue de espaldas en la alberca.
—¡Maldito imbécil! ¡Idiota! — Le gritó una vez que salió a flote— ¿Acaso Ely no tomó acido fólico cuando estabas dentro de su barriga? —, Ella siguió vociferando una sarta de insultos.
Por su parte Terius la observaba de brazos cruzados, carcajeándose—. ¡Chao! — Sacudió una de sus manos y le guiñó un ojo.
—Idiota, por lo menos alcánzame una toalla—. Era el grito que él escuchó a lo lejos, pero no le dio importancia. Su tiempo era exacto, para llegar quince minutos antes a la reunión que tendría con Tom.
— ♡ —
Escocia, Edimburgo.
Will, Tony y Stair, habían vuelto de cabalgar. Desde que llegaron a las vastas propiedades de la familia, ese había sido su pasatiempo favorito.
Elroy estaba encantada con la visita de sus hermosos nietos y se desvivía en atenciones hacia ellos. Y como no podía ser de otra manera, ese día les había preparado una comida especial, había invitado a algunas de sus íntimas amigas junto a sus hijas solteras, para que conocieran a sus apuestos nietos, con la esperanza de que alguno de ellos, se interesara en alguna de las señoritas.
Dorothy la mucama de la anciana, le anunció que tenía una visita en el recibidor. Elroy se emocionó, pensando que era alguna de sus invitadas. Observó su aspecto frente al espejo, y sonrió complacida, al verse elegante, perfecta.
Sus pies se clavaron en el piso al ver al muchacho esperándola, él fue entonces quien caminó con los brazos abiertos y con mucha emoción de reencontrarse con su querida tía abuela. Archibald necesitaba tanto de aquel abrazo, porque llevaba el corazón destrozado. Sin decir palabras, descargó su dolor en medio de sollozos. A la tía abuela se le formó un nudo en la garganta, no soportaba ver así a su nieto. Pero de algo estaba segura, y era de que cuando él estuviera listo, se lo contaría.
Dorothy en compañía de uno de los empleados, llevaron el equipaje a la habitación que ocuparía el joven elegante de ojos color miel.
Pasados unos minutos, ya más tranquilos, él le limpió las lágrimas y depositó un suave beso en la mejilla a la anciana. Ella pidió servicio de té y se acomodaron en uno de los sofás, Archie escuchó voces y risas acercarse, sin duda, eran su hermano y primos.
Para los muchachos, Elroy Ardlay siempre sería su puerto seguro, lo más cercano a una figura materna; ya que, en el caso de Will y Candy, sus padres habían fallecido años atrás, con los hermanos Cornwell y Anthony, sus padres residían en el extranjero. Elroy llevaba más de tres años viviendo en Escocia, luego de la muerte de uno de sus hermanos, se quedó para no dejar sola a una de sus cuñadas. Sin embargo, en ese momento consideró volver a los Estados Unidos, ella extrañaba a sus nietos y al parecer, a ellos también les hacía falta.
Archie se puso en pie, y como era de esperar los abrazos en las anchas espaldas no se hicieron esperar. El joven elegante, era el más joven de los tres, por lo cual, siempre era tratado con un poquito más de afecto, y eso era lo que necesitaba en esos momentos.
Cuando la señora Elroy les contó sobre su “Cena sorpresa”, los muchachos no se notaron muy entusiasmados, pero como todos unos caballeros, recibieron a las féminas visitas. Anthony era el más animado de los cuatro, pues sin querer se reencontró con una amiga, de quien siempre había gustado.
En cambio, los otros tres, disfrutaron de la buena compañía, rieron, bailaron y quedaron en hacer actividades grupales, durante el resto de sus vacaciones.
— ♡ —
Napa, California.
Candice sonrió al recibir una fotografía donde su hermano, primos y tía abuela, estaban juntos. Tony, sostenía una pequeña maceta con una Dulce Candy, rosa que entre ellos dos habían creado cuando eran niños. Bueno, en sí la mezcla de estirpes había sido experimento del rubio, porque Candice solo había sido la encargada de bautizarla con aquel nombre.
Stair le mandó un audio de voz contándole que había creado un spray rociador, Candice río de buena gana, al escuchar cómo era que el "ahuyenta plagas", fue todo un fracaso ya que, en lugar de expeler a los bichos, los atraía tal y como los mosquitos son guiados a la luz, y todo porque entre sus componentes químicos mezclados se creó un líquido dulzón, logrando de esa manera, incluso sacar colonias de hormigas a la superficie donde estaba rociado el dichoso líquido.
La doctora contempló a su hermano y a Archi, abrazando a su anciana tía, se quedó mucho más tranquila al ver a su primo. Se le notaba triste, era verdad, pero no había mejor lugar para sanar heridas, que en Escocia. Suspiró al recordar cuando terminó con Michael, y Elroy siempre estuvo para animarla.
Annie se había quedado dormida después de tanto llorar, y ella volvió a su habitación.
La tarde era calurosa, por lo cual vestía una camiseta, short y estaba descalza. Se sentó en el suelo y recostó la espalda en la pared del balcón admirando el verdoso paisaje. Se le pintó una sonrisa tierna al evocar su encuentro con aquel muchacho castaño de ojos color zafiro. Los momentos en aquel sendero fueron tan agradables, que el tiempo se les fue en un santiamén.
En un mirador apreciaron el espectáculo de colores, propios de un espléndido amanecer.
Al volver, él tuvo que llevarle el desayuno, pues había perdido una pequeña apuesta. Él la había retado en que acariciara al mapache que en todo el sendero los estuvo guiando, y ella lo hizo sin dudar.
Y es que Candice le había ocultado un pequeño secreto… No era el primer mapache que abrazaba en su vida, de hecho, en su infancia vivió con uno. Bandido, era mascota de su hermano, quien lo rescató mal herido en uno de sus campamentos con los Boys Scouts. Pero no todo había sido alegría con Bandido, porque con el paso del tiempo William desarrolló una alergia al pelo del animalito, y tenía que aplicarse aerosol nasal para reducir la inflamación que le provocaba la rinitis.
Un día que la señora Elroy no estaba en la mansión, Will sin tomar las medidas de precaución, jugó entre los jardines con Bandido, no pasó mucho cuando el niño rubio cayó entre los arbustos, sus vías respiratorias estaban obstruidas. Aquel episodio había sido demasiado impactante para la pequeña Candy, que desde entonces, se alejó de varios animales.
La rubia observó de nuevo las fotografías que se habían tomado, y sonrió como boba, al notar que lo único que hacía con cada una, era darle zoom a la imagen del castaño para contemplarlo sin inhibiciones.
Escuchó ruidos extraños y se alarmó, vio que las enredaderas de las paredes y balcón se sacudían, y cuando menos se lo esperó, el mapachito saltó a sus brazos.
—Esto te va a gustar Clin—. Ella le compartió una de las botanas que estaba comiendo.
Clin, sí, así habían acordado ella y Terius, en llamarlo.
Continuará...
Última edición por AstridGraham el Vie Abr 19, 2024 7:32 pm, editado 1 vez (Razón : Actualización link capítulo 8)
