CAPÍTULO 20
La joven estaba que la sobrepasaba la felicidad, era la señora de esa casa y como tal se dispuso a acomodar las cosas a su gusto, detalle que molestó al personal del servicio y a la tía.
-Señora, es una pena que no le guste, pero más vale que se vaya acostumbrando.
-Eso es absurdo, Candy eligió estas cortinas porque…
-¡Que me da igual! Candy ya no pinta nada en ésta casa, ahora soy yo la señora, y si a nadie le gusta ya pueden ir saliendo por esa puerta. No pienso soportar majaderías de cualquiera sólo porque le tengan cariño y fidelidad a su antigua jefa, más vale que se vayan quedando en esas cabezas cuál es el lugar de cada quien.
Finaliza para luego abandonar el salón mientras acaricia su vientre que es más evidente, la señora Elroy se desploma en un asiento mientras se da aire, sabe que debe contenerse para no alterar a esa mujer sólo porque está embarazada.
-Oh, qué disgusto… qué disgusto… maldita sea la hora en que a mi sobrino se le ocurrió la grandiosa idea de meterse con esa mujer.
Los meses pasaban y Annie disfrutaba de su embarazo, el salir con su marido a las actividades, sobre todo presentarse ante la señora McGregor para hacerle ver que no habían conseguido alejarla de Anthony, lo mejor de todo es que ya no le impedían la entrada en los lugares porque ahora es una Andrew.
Nuevamente se acerca el cumpleaños de la tía Elroy, quien se negó en redondo el organizar una fiesta como el año anterior, no quería escuchar en cada rincón rumores sobre el divorcio de su sobrino y rápido matrimonio con la señorita Brither, porque sabrían que había sido porque ella estaba embarazada, algo que ya era muy difícil de disimular. Ya bastante esfuerzo le estaba costando tolerar la presencia de esa mujer sólo porque le va a dar un nieto, hecho que le creaba sentimientos encontrados, por eso no podía disfrutar al completo que un nuevo miembro llegaba a la familia Andrew. Anthony sugirió hacer una cena en un restaurante de lujo con los más cercanos, cosa a lo que accedió la mujer.
El metre va dirigiendo a cada invitado que se presenta en el restaurante hasta la zona que había sido arreglada para el evento, finalmente la agasajada hace su entrada y es recibida con aplausos y abrazos, luego un camarero entrega copas con champán para poder hacer un brindis… es entonces que se escucha el sonido de unos tacones que se van acercando, todos se giran para ver de qué se trataba y descubrir algo inesperado, sólo Elroy fue la primer en reaccionar.
-¡Candy, hija! Estas aquí…
-Tía Elroy ¡Muchas felicidades!
Celebra la rubia entregándose en el abrazo que le da la mujer. Elroy derrama lágrimas de felicidad pues la había extrañado tanto. A ella le siguen la familia McGregor, Stear, George y demás amigos que se alegraban de verla; Stear tras darle la bienvenida se acerca a su hermano y le reprocha que no le haya avisado que Candy estaba de regreso y haber ido él solo a recogerla.
Annie fue la única que no se movió ni alegraba de verla ahí, no la esperaba y deseaba con ansias decirle que se largara que esa era una fiesta privada a la que no había sido invitada por lo que mira a su esposo para que la secunde en idea y posición.
-Lo siento Candy, pero estamos en una evento privado. Sólo pueden estar los invitados.
-Lo sé perfectamente, pero da la casualidad que tengo la invitación por parte de la tía y Archy me ha incluido en su invitación como su acompañante.
-Pero yo… yo no estaba al tanto de eso y me temo que la mesa ha sido preparada para las personas justas. No… no te puedes…
-Eso no es ningún inconveniente Annie, yo avisé hoy al encargado cuantos seriamos en total los invitados, incluida Candy cuando me confirmó que aceptaba mi invitación, así que no hay problema alguno.
Puntualiza Elroy con aire desafiante ante esa mujer, para ver si era capaz de contradecirle y evitar que siguiese con ese absurdo y burdo intento de echar a Candy de la fiesta. Luego le entrega una copa a la joven para poder realizar el brindis que había quedado a medias, oportunidad que no dejó pasar Archy:
-Un brindis porque la familia finalmente está al completo.
-Querrás decir porque pronto llegará un nuevo miembro…
Intenta corregirle Annie mientras se acaricia el vientre, Candy se incomoda y enoja por las palabras entre ellos, pero no podía permitir que los resentimientos sobre asuntos íntimos estropeen la velada.
-Más bien ha querido decir porque nuestra querida tía está con nosotros… que sea un año lleno de alegrías y una larga y prospera vida ¡Felicidades tía Elroy!
-¡Por Elroy!
Decían los invitados secundando las palabras, elevan sus copas en dirección de la agasajada para terminar dando un sorbo a la bebida. Acto seguido todos toman asiento y Candy fue ubicada al lado de Elroy, eso fue como darle una bofetada con guante a Annie pues su puesto como señora no era respetado y seguían considerando a otra más que a ella.
Durante la cena la rubia evitó lo máximo que pudo dar detalles sobre su viaje ante las insistentes preguntas de la tía, sólo se limitaba a decirle que le había traído uno regalos impresionantes, la señora le decía con malicia.
-Oh, estoy ansiosa por llegar a casa y que me los muestres querida, seguro que tienes muchas cosas que contar.
-Nada peculiar tía… ha sido un viaje para relajarme, muchos masajes, mascarillas de arcilla, algas y hasta de chocolate, un día tenemos que hacer una escapada juntas.
-Con mucho gusto querida, me encantará pasar tiempo contigo.
Aseveraba mientras hacía muy evidente su cariño por la joven, Annie aprieta la servilleta con fuerza queriendo que ese fuese el cuello de la anciana o la de Candy, odiaba que se portase así cuando con ella ni siquiera la espera para tomar el té, salir de compras o tomar los alimentos como familia cuando llega su esposo del trabajo… pero eso sí, se esforzaba mucho en decirle qué debía o no hacer sólo porque estaba engendrando a un descendiente de los Andrew.
También observa mucho lo que hace o dice Anthony, pues en ocasiones no deja de mirar fijamente a su exesposa, para él haber pasado cuatro meses sin verla había sido como un corte en el tiempo; había vuelto más hermosa y verla tan dulce y sonriente con la tía Elroy le recordaba a su madre cuando éstas compartieron momentos antes de que falleciera. Suelta un suspiro para liberarse de esa nostalgia cuando su esposa le da un punta pie bajo para llamar su atención y decirle con gestos.
-¿Será una broma, verdad? Candy no se puede quedar con nosotros en nuestra casa.
Él pestañea un par de veces para comprender lo que pasaba, la mayoría de los invitados se habían marchado y la tía le estaba diciendo a la rubia que subiese al coche con ella para que se quedase en la mansión.
-Vamos hija, sabes que esa siempre será tu casa. No me hagas repetirlo una vez más, que todavía tienes muchas cosas que contarme.
-Se lo agradezco tía, pero no se preocupe. Ya tengo donde hospedarme mientras esté aquí, prometo que la veré y charlaremos antes de que salga de viaje otra vez.
-¿Te vas a ir otra vez?
Pregunta Anthony atrayendo sobre sí la atención de todos.
-¿A dónde? Si no tienes a nadie, puedes quedarte aquí, siempre has estado con nosotros.
-No estarás hablando en serio. Me parece que tu propuesta está fuera de lugar, y no es necesario, estoy segura que a tu “esposa” no le hace la más mínima gracia que me tengas cerca por lo que quiero evitar cualquier inconveniente o ser punto de conflicto entre ustedes. Estaré el tiempo suficiente para solucionar unos asuntos y luego me iré.
-¡¿Yoo?! Por mí no te preocupes Candy, estoy tan segura del amor que me tiene mi esposo que no me preocupa que estés tan cerca de nosotros. Bueno, como sabrás que debido a mi embarazo siempre está tan pendiente y atento que no creo que se dé cuenta que estás ahí.
-Me alegro por ti, pero no hace falta. Debo marchar que Archy me espera, buenas noches. Hasta luego tía, pronto nos volveremos a ver.
Y sin más se aleja hasta donde está el coche de los hermanos Corwell que la estaban esperando para llevarla al hotel, aunque esperaban poder convencerla de quedarse en su casa como en los viejos tiempos. Si bien Annie quiso parecer indiferente ante ella no podía ocultar su exasperación, por eso antes de subir al vehículo se dirige a la mujer que sigue ahí en pie viendo como Candy se alejaba.
-Para la próxima señora Elroy, le recomiendo que primero me consulte si piensa invitar a alguien a mi casa. No lo olvide.
-¿¡”Mi casa”!? estás muy equivocada, esa es una de las tantas propiedades de los Andrew y si te permito que vivas ahí es sólo porque estás esperando un hijo de mi querido sobrino. Así que más vale que te vayas ubicando, ya que como matriarca de la familia puedo invitar a quien me plazca sin tener que consultarte nada.
-Pero…
-Ya basta, sube al coche que estoy muy cansada. Me quiero ir.
Finaliza la conversación Elroy y toma su lugar en espera que la pareja haga lo mismo. Annie vuelve a ver a su marido como no dando crédito a lo que acababa de oír, Anthony solo hizo un gesto como quien dice “lo siento, es algo que no te quería decir. Cuando lleguemos a casa te explico mejor”. Y así finalmente emprenden camino.
Por su parte Candy ya descendía del vehículo y en la puerta del hotel se despide de sus amigos.
-Muchas gracias por haberme acompañado hoy, sois un cielo.
-Candy, ¿Estás segura que no quieres quedarte con nosotros? Sabes que siempre tienes un lugar.
-Muy amable Stear, pero es lo mejor así. Hazme caso, nos vemos mañana Archy y te firmo los documentos.
-Está bien, como tú digas. Nos vemos mañana.
Terminan accediendo y le hace el gesto a su hermano para que arranque el motor. Ella sube los escalones y el botones le abre la puerta, pero en vez de subir a su habitación decide ir al bar a tomar una copa, necesitaba algo fuerte para que la calme por todo el estrés al que estuvo sometida durante la fiesta.
Había decidido asistir sólo para comprobar que ya no sentía nada por él y que podía seguir con su nueva vida de una vez. El camarero le deja un vaso con wisky e inmediatamente se lo termina de un trago y pide otro.
-Beba más despacio o habrá que llevarla a rastras a su casa.
-¡Señor Grandchester! No… no sabía que estaba usted aquí.
-Un gusto verla nuevamente señora Andrew.
-Oh no, por favor. Ya no soy la señora Andrew, puede decirme Candy.
-Pues usted también puede llamarme por mi nombre… y dígame ¿Qué hace aquí? ¿Ahogar sus penas en el alcohol?
-Me hospedo en éste hotel, debo solucionar unos asuntos y me vuelvo a marchar.
-¿En serio? Pues celebro por éste encuentro casual.
Le dice a la vez que extiende su vaso en espera de que ella lo secunde, Candy lo imita y dan un trago a su bebida, es entonces que le vuelve a preguntar.
-¿Extraña su antigua vida en ésta ciudad?
-Algo así… más bien extraño a…
-No me digas que a ese infeliz.
-Por supuesto que no, más bien a una persona que conocí en el crucero.
-Y se puede saber de quién se trata… no me puedo creer que ya alguien haya conquistado nuevamente su corazón.
-Ha, ha, ha… no es lo que usted se imagina.
Responde con sonrisa traviesa y se explaya en su travesía de cuatro meses en compañía de Patricia O´Bryan y su abuela. Copa tras copa ambos se fueron relajando y coqueteando discretamente, hasta llegado a un punto de la conversación que Terry le da un beso en los labios.
-Ves… no debes preocuparte, aún eres una mujer joven y muy atractiva capaz de atraer a un hombre.
Sí, ella es realmente hermosa y atractiva capaz de cautivar a quien se le antoje, no debe de lamentar que su matrimonio ha fracasado, es hora de seguir adelante y vivir y tener nuevas experiencias. El vuelve a darle otro beso ésta vez más profundo, saboreando sus tersos y sensuales labios que le pedían que no parara.
La bebida tenia medio embotados los pensamientos racionales, pero encendido las ganas que no se dieron cuenta cómo es que terminaron en la habitación de él. En ese momento nada importaba, sólo se entregaban a su deseo que aumentaba a cada segundo.
Terry baja la cremallera de su vestido mientras empieza a dejar un camino de besos por su cuello hasta encontrarse con sus pechos cubiertos por esa prenda femenina que los hacía ver sensuales. Su boca empieza a devorar uno y luego pasa al otro, Candy se estremece ante la caricia y enreda sus dedos en la cabellera castaña, era algo que nunca había experimentado y la excitaba mucho.
Un fuego interno se apodera de ella, aumenta cuando ve que él se deshace de su ropa para dejar al descubierto un torso firme muy masculino. Terry la arrastra hasta toparse con la cama y caen en ella mientras sus manos descubren cada centímetro de su piel; luego el prosigue besando abdomen y vientre hasta llegar al límite que marca la ropa interior, la mira por unos instantes y descubre que está nerviosa por lo que intenta relajarla con más caricias.
Le arranca las últimas prendas para poder descubrir su sexo, lo besa suavemente ante la negativa de ella, quería estimularla hasta el límite. Pasa su lengua de arriba abajo, juguetea con el botón rosa, luego la introduce para sentir la suavidad de su interior. Candy intenta quitarlo de ese lugar porque siente que le arde la cara de la vergüenza, más él la sujeta y besa apasionadamente para calmarla mientras se hace espacio para poder introducir su falo excitado. Siente como se hace espacio a cada milímetro que recorre hasta estar completamente dentro de ella y moverse una y otra vez para propinarle placer.
Ella siente que las embestidas la colman de tal manera que una sensación eléctrica la traspasa, Terry sonríe al percibir que la humedad ha aumentado debido al orgasmo que ha alcanzado, no puede parar sus movimientos mientras le devora sus pechos que están duros, quiere que Candy también disfrute del placer que él siente; pasa los brazos bajo las piernas para elevarla haciendo más profundos los empeñones, la joven vuelve a correrse y siente que la cabeza le va a estallar como siga de esa manera, esas sensaciones nunca las había tenido. Jamás había estado con un amante tan salvaje.
Él la hace girar para colocarla a horcajadas sobre sí, sonríe socarronamente al notar que esa posición la avergüenza, pero con besos y caricias le indica que mueva sus caderas adelante y atrás. Ella coge ritmo y gime del placer hasta que se desploma exhausta y satisfecha, más Terry aún no termina y vuelve a colocarla bajo de sí para empalarla consecutivamente hasta sentir que su verga empieza a palpitar intenso por llegar a la cima del placer, le muerde la oreja, cuello y boca mientras que una mano le agarra un pecho y la penetra con rudeza una última vez antes de correrse con ella que nuevamente llega a su orgasmo.
Intentan recuperar el aliento, Terry le da un que otro beso en la frente y los labios para después hacerla girar y quedar los dos abrazados y desnudos presas del cansancio y sueño placentero.
-Señora, es una pena que no le guste, pero más vale que se vaya acostumbrando.
-Eso es absurdo, Candy eligió estas cortinas porque…
-¡Que me da igual! Candy ya no pinta nada en ésta casa, ahora soy yo la señora, y si a nadie le gusta ya pueden ir saliendo por esa puerta. No pienso soportar majaderías de cualquiera sólo porque le tengan cariño y fidelidad a su antigua jefa, más vale que se vayan quedando en esas cabezas cuál es el lugar de cada quien.
Finaliza para luego abandonar el salón mientras acaricia su vientre que es más evidente, la señora Elroy se desploma en un asiento mientras se da aire, sabe que debe contenerse para no alterar a esa mujer sólo porque está embarazada.
-Oh, qué disgusto… qué disgusto… maldita sea la hora en que a mi sobrino se le ocurrió la grandiosa idea de meterse con esa mujer.
Los meses pasaban y Annie disfrutaba de su embarazo, el salir con su marido a las actividades, sobre todo presentarse ante la señora McGregor para hacerle ver que no habían conseguido alejarla de Anthony, lo mejor de todo es que ya no le impedían la entrada en los lugares porque ahora es una Andrew.
Nuevamente se acerca el cumpleaños de la tía Elroy, quien se negó en redondo el organizar una fiesta como el año anterior, no quería escuchar en cada rincón rumores sobre el divorcio de su sobrino y rápido matrimonio con la señorita Brither, porque sabrían que había sido porque ella estaba embarazada, algo que ya era muy difícil de disimular. Ya bastante esfuerzo le estaba costando tolerar la presencia de esa mujer sólo porque le va a dar un nieto, hecho que le creaba sentimientos encontrados, por eso no podía disfrutar al completo que un nuevo miembro llegaba a la familia Andrew. Anthony sugirió hacer una cena en un restaurante de lujo con los más cercanos, cosa a lo que accedió la mujer.
El metre va dirigiendo a cada invitado que se presenta en el restaurante hasta la zona que había sido arreglada para el evento, finalmente la agasajada hace su entrada y es recibida con aplausos y abrazos, luego un camarero entrega copas con champán para poder hacer un brindis… es entonces que se escucha el sonido de unos tacones que se van acercando, todos se giran para ver de qué se trataba y descubrir algo inesperado, sólo Elroy fue la primer en reaccionar.
-¡Candy, hija! Estas aquí…
-Tía Elroy ¡Muchas felicidades!
Celebra la rubia entregándose en el abrazo que le da la mujer. Elroy derrama lágrimas de felicidad pues la había extrañado tanto. A ella le siguen la familia McGregor, Stear, George y demás amigos que se alegraban de verla; Stear tras darle la bienvenida se acerca a su hermano y le reprocha que no le haya avisado que Candy estaba de regreso y haber ido él solo a recogerla.
Annie fue la única que no se movió ni alegraba de verla ahí, no la esperaba y deseaba con ansias decirle que se largara que esa era una fiesta privada a la que no había sido invitada por lo que mira a su esposo para que la secunde en idea y posición.
-Lo siento Candy, pero estamos en una evento privado. Sólo pueden estar los invitados.
-Lo sé perfectamente, pero da la casualidad que tengo la invitación por parte de la tía y Archy me ha incluido en su invitación como su acompañante.
-Pero yo… yo no estaba al tanto de eso y me temo que la mesa ha sido preparada para las personas justas. No… no te puedes…
-Eso no es ningún inconveniente Annie, yo avisé hoy al encargado cuantos seriamos en total los invitados, incluida Candy cuando me confirmó que aceptaba mi invitación, así que no hay problema alguno.
Puntualiza Elroy con aire desafiante ante esa mujer, para ver si era capaz de contradecirle y evitar que siguiese con ese absurdo y burdo intento de echar a Candy de la fiesta. Luego le entrega una copa a la joven para poder realizar el brindis que había quedado a medias, oportunidad que no dejó pasar Archy:
-Un brindis porque la familia finalmente está al completo.
-Querrás decir porque pronto llegará un nuevo miembro…
Intenta corregirle Annie mientras se acaricia el vientre, Candy se incomoda y enoja por las palabras entre ellos, pero no podía permitir que los resentimientos sobre asuntos íntimos estropeen la velada.
-Más bien ha querido decir porque nuestra querida tía está con nosotros… que sea un año lleno de alegrías y una larga y prospera vida ¡Felicidades tía Elroy!
-¡Por Elroy!
Decían los invitados secundando las palabras, elevan sus copas en dirección de la agasajada para terminar dando un sorbo a la bebida. Acto seguido todos toman asiento y Candy fue ubicada al lado de Elroy, eso fue como darle una bofetada con guante a Annie pues su puesto como señora no era respetado y seguían considerando a otra más que a ella.
Durante la cena la rubia evitó lo máximo que pudo dar detalles sobre su viaje ante las insistentes preguntas de la tía, sólo se limitaba a decirle que le había traído uno regalos impresionantes, la señora le decía con malicia.
-Oh, estoy ansiosa por llegar a casa y que me los muestres querida, seguro que tienes muchas cosas que contar.
-Nada peculiar tía… ha sido un viaje para relajarme, muchos masajes, mascarillas de arcilla, algas y hasta de chocolate, un día tenemos que hacer una escapada juntas.
-Con mucho gusto querida, me encantará pasar tiempo contigo.
Aseveraba mientras hacía muy evidente su cariño por la joven, Annie aprieta la servilleta con fuerza queriendo que ese fuese el cuello de la anciana o la de Candy, odiaba que se portase así cuando con ella ni siquiera la espera para tomar el té, salir de compras o tomar los alimentos como familia cuando llega su esposo del trabajo… pero eso sí, se esforzaba mucho en decirle qué debía o no hacer sólo porque estaba engendrando a un descendiente de los Andrew.
También observa mucho lo que hace o dice Anthony, pues en ocasiones no deja de mirar fijamente a su exesposa, para él haber pasado cuatro meses sin verla había sido como un corte en el tiempo; había vuelto más hermosa y verla tan dulce y sonriente con la tía Elroy le recordaba a su madre cuando éstas compartieron momentos antes de que falleciera. Suelta un suspiro para liberarse de esa nostalgia cuando su esposa le da un punta pie bajo para llamar su atención y decirle con gestos.
-¿Será una broma, verdad? Candy no se puede quedar con nosotros en nuestra casa.
Él pestañea un par de veces para comprender lo que pasaba, la mayoría de los invitados se habían marchado y la tía le estaba diciendo a la rubia que subiese al coche con ella para que se quedase en la mansión.
-Vamos hija, sabes que esa siempre será tu casa. No me hagas repetirlo una vez más, que todavía tienes muchas cosas que contarme.
-Se lo agradezco tía, pero no se preocupe. Ya tengo donde hospedarme mientras esté aquí, prometo que la veré y charlaremos antes de que salga de viaje otra vez.
-¿Te vas a ir otra vez?
Pregunta Anthony atrayendo sobre sí la atención de todos.
-¿A dónde? Si no tienes a nadie, puedes quedarte aquí, siempre has estado con nosotros.
-No estarás hablando en serio. Me parece que tu propuesta está fuera de lugar, y no es necesario, estoy segura que a tu “esposa” no le hace la más mínima gracia que me tengas cerca por lo que quiero evitar cualquier inconveniente o ser punto de conflicto entre ustedes. Estaré el tiempo suficiente para solucionar unos asuntos y luego me iré.
-¡¿Yoo?! Por mí no te preocupes Candy, estoy tan segura del amor que me tiene mi esposo que no me preocupa que estés tan cerca de nosotros. Bueno, como sabrás que debido a mi embarazo siempre está tan pendiente y atento que no creo que se dé cuenta que estás ahí.
-Me alegro por ti, pero no hace falta. Debo marchar que Archy me espera, buenas noches. Hasta luego tía, pronto nos volveremos a ver.
Y sin más se aleja hasta donde está el coche de los hermanos Corwell que la estaban esperando para llevarla al hotel, aunque esperaban poder convencerla de quedarse en su casa como en los viejos tiempos. Si bien Annie quiso parecer indiferente ante ella no podía ocultar su exasperación, por eso antes de subir al vehículo se dirige a la mujer que sigue ahí en pie viendo como Candy se alejaba.
-Para la próxima señora Elroy, le recomiendo que primero me consulte si piensa invitar a alguien a mi casa. No lo olvide.
-¿¡”Mi casa”!? estás muy equivocada, esa es una de las tantas propiedades de los Andrew y si te permito que vivas ahí es sólo porque estás esperando un hijo de mi querido sobrino. Así que más vale que te vayas ubicando, ya que como matriarca de la familia puedo invitar a quien me plazca sin tener que consultarte nada.
-Pero…
-Ya basta, sube al coche que estoy muy cansada. Me quiero ir.
Finaliza la conversación Elroy y toma su lugar en espera que la pareja haga lo mismo. Annie vuelve a ver a su marido como no dando crédito a lo que acababa de oír, Anthony solo hizo un gesto como quien dice “lo siento, es algo que no te quería decir. Cuando lleguemos a casa te explico mejor”. Y así finalmente emprenden camino.
Por su parte Candy ya descendía del vehículo y en la puerta del hotel se despide de sus amigos.
-Muchas gracias por haberme acompañado hoy, sois un cielo.
-Candy, ¿Estás segura que no quieres quedarte con nosotros? Sabes que siempre tienes un lugar.
-Muy amable Stear, pero es lo mejor así. Hazme caso, nos vemos mañana Archy y te firmo los documentos.
-Está bien, como tú digas. Nos vemos mañana.
Terminan accediendo y le hace el gesto a su hermano para que arranque el motor. Ella sube los escalones y el botones le abre la puerta, pero en vez de subir a su habitación decide ir al bar a tomar una copa, necesitaba algo fuerte para que la calme por todo el estrés al que estuvo sometida durante la fiesta.
Había decidido asistir sólo para comprobar que ya no sentía nada por él y que podía seguir con su nueva vida de una vez. El camarero le deja un vaso con wisky e inmediatamente se lo termina de un trago y pide otro.
-Beba más despacio o habrá que llevarla a rastras a su casa.
-¡Señor Grandchester! No… no sabía que estaba usted aquí.
-Un gusto verla nuevamente señora Andrew.
-Oh no, por favor. Ya no soy la señora Andrew, puede decirme Candy.
-Pues usted también puede llamarme por mi nombre… y dígame ¿Qué hace aquí? ¿Ahogar sus penas en el alcohol?
-Me hospedo en éste hotel, debo solucionar unos asuntos y me vuelvo a marchar.
-¿En serio? Pues celebro por éste encuentro casual.
Le dice a la vez que extiende su vaso en espera de que ella lo secunde, Candy lo imita y dan un trago a su bebida, es entonces que le vuelve a preguntar.
-¿Extraña su antigua vida en ésta ciudad?
-Algo así… más bien extraño a…
-No me digas que a ese infeliz.
-Por supuesto que no, más bien a una persona que conocí en el crucero.
-Y se puede saber de quién se trata… no me puedo creer que ya alguien haya conquistado nuevamente su corazón.
-Ha, ha, ha… no es lo que usted se imagina.
Responde con sonrisa traviesa y se explaya en su travesía de cuatro meses en compañía de Patricia O´Bryan y su abuela. Copa tras copa ambos se fueron relajando y coqueteando discretamente, hasta llegado a un punto de la conversación que Terry le da un beso en los labios.
-Ves… no debes preocuparte, aún eres una mujer joven y muy atractiva capaz de atraer a un hombre.
Sí, ella es realmente hermosa y atractiva capaz de cautivar a quien se le antoje, no debe de lamentar que su matrimonio ha fracasado, es hora de seguir adelante y vivir y tener nuevas experiencias. El vuelve a darle otro beso ésta vez más profundo, saboreando sus tersos y sensuales labios que le pedían que no parara.
La bebida tenia medio embotados los pensamientos racionales, pero encendido las ganas que no se dieron cuenta cómo es que terminaron en la habitación de él. En ese momento nada importaba, sólo se entregaban a su deseo que aumentaba a cada segundo.
Terry baja la cremallera de su vestido mientras empieza a dejar un camino de besos por su cuello hasta encontrarse con sus pechos cubiertos por esa prenda femenina que los hacía ver sensuales. Su boca empieza a devorar uno y luego pasa al otro, Candy se estremece ante la caricia y enreda sus dedos en la cabellera castaña, era algo que nunca había experimentado y la excitaba mucho.
Un fuego interno se apodera de ella, aumenta cuando ve que él se deshace de su ropa para dejar al descubierto un torso firme muy masculino. Terry la arrastra hasta toparse con la cama y caen en ella mientras sus manos descubren cada centímetro de su piel; luego el prosigue besando abdomen y vientre hasta llegar al límite que marca la ropa interior, la mira por unos instantes y descubre que está nerviosa por lo que intenta relajarla con más caricias.
Le arranca las últimas prendas para poder descubrir su sexo, lo besa suavemente ante la negativa de ella, quería estimularla hasta el límite. Pasa su lengua de arriba abajo, juguetea con el botón rosa, luego la introduce para sentir la suavidad de su interior. Candy intenta quitarlo de ese lugar porque siente que le arde la cara de la vergüenza, más él la sujeta y besa apasionadamente para calmarla mientras se hace espacio para poder introducir su falo excitado. Siente como se hace espacio a cada milímetro que recorre hasta estar completamente dentro de ella y moverse una y otra vez para propinarle placer.
Ella siente que las embestidas la colman de tal manera que una sensación eléctrica la traspasa, Terry sonríe al percibir que la humedad ha aumentado debido al orgasmo que ha alcanzado, no puede parar sus movimientos mientras le devora sus pechos que están duros, quiere que Candy también disfrute del placer que él siente; pasa los brazos bajo las piernas para elevarla haciendo más profundos los empeñones, la joven vuelve a correrse y siente que la cabeza le va a estallar como siga de esa manera, esas sensaciones nunca las había tenido. Jamás había estado con un amante tan salvaje.
Él la hace girar para colocarla a horcajadas sobre sí, sonríe socarronamente al notar que esa posición la avergüenza, pero con besos y caricias le indica que mueva sus caderas adelante y atrás. Ella coge ritmo y gime del placer hasta que se desploma exhausta y satisfecha, más Terry aún no termina y vuelve a colocarla bajo de sí para empalarla consecutivamente hasta sentir que su verga empieza a palpitar intenso por llegar a la cima del placer, le muerde la oreja, cuello y boca mientras que una mano le agarra un pecho y la penetra con rudeza una última vez antes de correrse con ella que nuevamente llega a su orgasmo.
Intentan recuperar el aliento, Terry le da un que otro beso en la frente y los labios para después hacerla girar y quedar los dos abrazados y desnudos presas del cansancio y sueño placentero.