Les deseo una linda noche.
Capitulo 5
Candy
_ Corrí tanto para llegar a tí. ¿Y ahora? ¿Dónde estarás Terry?_ Candy estaba ahí sentada esperando que la pena que sentía no la notarán sus madres. Con el único que podía mostrar cómo estaba era con su padre árbol. Se recostó en él y miró la luna y una estrella que por más cerca que estuvieran jamás llegarían a estar juntos. La luna estaba incompleta y Candy pensó que así estaba ella, incompleta y que la estrella era Terry, que con su enorme distancia brillaba cerca de la luna.
Candy suspiró se sentía como una pequeña indefensa, una huérfana, que si no fuera por la señorita Pony y la hermana María tal vez estaría muerta.
Apretó su muñeca con fuerza, la desgastada y vieja muñeca de trapo con su nombre. Sentía que era lo único propio de su pasado que tenía. Soñaba con que su madre la hubiera hecho para ella, y el abrazarla la hacía pensar en que su madre la abrazaba a ella.
Vio como salió la religiosa y batió su mano llamándola.
Candy se sentía triste y sola, sentía que la vida le era injusta, no solía quejarse pero estaba cansada de esperar que todo fuera diferente para ella, pero siempre volvía al mismo punto. El orfanato, no era una joven malagradecida, pero estaba cansada de ser una carga para las buenas mujeres.
Candy se paró de inmediato, sonrió a pesar de sentirse fatal y fue a ayudar en su hogar al único que conocía.
La cena fue tranquila, Candy trataba de ayudar a que los más pequeños comieran sus alimentos y ella no lo hacía.
Al terminar y levantar la mesa, la hermana María se fue a poner orden en los cuartos para que hicieran sus oraciones y durmieran.
_ Candy toma._ Dijo la señorita Pony dándole una taza de chocolate y pan con queso.
_ Pero acabamos de cenar._ Se excusó ella.
_ Te vi Candy no cenaste._ Candy bajó su mirada.
_ ¿Qué te preocupa Candy? ¿La familia Adlay tal vez?_ Candy se sentó en un pequeño taburete y bajo su cabeza.
_ No quería hacerlos pasar por esto y… la verdad temo por mí futuro. Arruine mi adopción y ahora no sé qué hacer de mi vida._ Candy dejó rodar sus lágrimas y se quebró ante la anciana mujer.
_ No quiero ser una carga para ustedes, y sé que seré huérfana para siempre. Solo Candy White. _ La pecosa tapó su cara con sus manos, y la mujer la abrazó.
_ Candy yo jamás te dejaré sola, ni la hermana María, está es tu casa, y lo será siempre. _ Pony secó sus lágrimas.
_ ¿Pero qué será de mi futuro?_ Se preguntó la rubia. Pony pensó y se quedó un rato en silenció.
_ Candy, ¿quieres seguir estudiando?_ Preguntó la dulce mujer.
_ Creo que para alguien como yo sería lo mejor. No creo que me case nunca._ Candy dijo esto con pena.
_ Hija no digas eso. Pony acunó su rostro en sus manos.
_ Señorita Pony, seamos honestas, que hombre va a querer casarse con una huérfana. Y no quiero vivir con un hombre que me maltrate por mi pasado, lo mejor es que me pueda valer por mi misma, como usted._ Dijo ella obviando que soñaba un futuro con el castaño.
_ Bien, tengo una amiga._ Pony reparó en Candy reviviendo viejos recuerdos.
_ Es una buena amiga de hecho. Es un mujer fuerte, y aprendió a luchar por ella misma y por más personas._ Pony sonrió.
_ Mañana le escribiré una carta hablándole de tí y tú situación, estoy segura de que te ayudará. _ Candy la miró con atención.
Se llama Mery Jane, es jefe de enfermeras en el hospital, ahora está en Chicago en estos momentos, ha trabajado en los más grandes hospitales del país. Tal vez quieras ser la próxima Mery Jane._ Sonrió sintiendo que el destino era irónico.
Al día siguiente, Candy y Pony llevadas por Tom dejaron la carta hecha por la señorita Pony a Mery Jane.
“Mery Jane, amiga tiempo sin verte. Hoy mi carta no es sólo cortesía. ¿Recuerdas que hace dieciséis años me pediste un favor de darle cobijo a unas pequeñas niñas?”_ Mary Jane puso especial atención al leer.
_“ Ahora yo te pido el favor de vuelta, una de ellas, el destino ha sido duro y pasa por un momento complicado, lo que te pido es que la ayudes a entrar a la escuela de enfermeras que diriges. Te necesita más que nunca. Se trata de Candy la bebé a la cual le salvaste la vida, Candy ahora te necesita.”_ Mery Jane organizó sus lentes. ¿Era verdad lo que veía? La enfermera que ya tenía poco más de sesenta años se quedó ahí sentada en su escritorio.
_ ¿Que acaso a Candy no la adoptó la familia Adlay? ¿Una de las más poderosas del país?_ Se dijo.
Mery Jane viajó al pueblo de Lakewood y se vio con total discreción con su amiga Pony.
Ella le contó la realidad de la vida de Candy y lo incierto de su futuro.
El destino de Candy siempre había estado en manos de estas dos mujeres.
Pasada una semana llegó el señor Whiatman con la correspondencia. El hombre ya mayor y con unos cuantos kilos de mas se sentó en el portón, bebió un vaso de limonada que Candy le sacó.
La chica se quedó ahí esperando, tendría correspondencia para ellos o solo pasó a descansar; se decía.
El hombre tomó con tranquilidad su vaso y al ver que Candy estaba en alerta procedió a sacar una carta.
_ Candy toma. _ el hombre estiró el sobre.
_ ¿Para la señorita Pony?_ Preguntó ella.
_ Para tí Candy. _ El hombre aún tenía el sobre en su mano.
Candy palideció, su pecho se aceleró pensando en Terry, él conocía el hogar de pony, tal vez ya sabía que Candy no estaba allá en Londres y le escribió, _¿quién más podría escribirle?_ Fue el deseó en su cabeza.
Candy con manos temblorosas la recibió. Al ver el remitente, sintió una mezcla de tristeza y alegría, frustración y esperanza.
Era una carta dirigida a ella de la escuela de enfermería del hospital de Chicago.
Candy se sentó al lado del señor Whiatman mirando el sobre con temor, sentía que era su última oportunidad de hacer algo por ella misma, o eso creía.
Miró el sobre firmado por Mery Jane, y el hospital de Chicago. No se sentía capaz de hacer algo tan importante como ser aceptada. La verdad no sabía cómo hacerlo, y si, ella ayudaba a los pequeños del hogar cuando se lastimaban, y… Recordó el día en que Terry entró a su cuarto muy golpeado y ella lo curó.
_ Terry este será mi nuevo sueño._
Candy abrió el sobre, sus ojos se iluminaron al ver lo que decía.
_“Señorita Candy White Adlay.
Con el mayor gusto le informamos que su solicitud para hacer parte de las estudiantes de enfermería ha sido aprobada.
La esperamos en las instalaciones del hospital de Chicago para una entrevista personal con la enfermera jeje.
Mery Jane Thomson.
Cordialmente
Hospital de Chicago.”
Candy se paró y dio un salto de alegría, el hombre la miró y sonrió al ver a la pequeña Candy sonreír como ya no solía hacerlo.
Candy corrió adentro y viendo a la señorita Pony la abrazó por la espalda dándole las gracias.
_ Muchacha, ¿qué te pasa?_ Preguntó ella.
_ Oficialmente hago parte de las enfermeras del hospital de Chicago._ Candy puso la carta en la cara de la señorita Pony.
_ Bueno si paso la entrevista con la enfermera Mery Jane._ El rostro de Candy palideció.
_ Tranquila pequeña, sé que ella te dará la oportunidad._ La mujeres trato de tranquilizarla.
_ Debo estudiar, ¿no lo cree?_ Candy comenzó a asustarse.
_ No te preocupes tengo libros de medicina, pero en especial ella debe ver qué deseas aprender, es lo más importante.
La hermana María, el señor Whiatman y los niños se reunieron para felicitarla y al día siguiente le hicieron un almuerzo de despedida. Candy fue dejada en la estación rumbo a Chicago.
Candy no negaría que estaba nerviosa, era un nuevo capítulo en su vida, sola, sin el hogar de Pony, sin familia Adlay. Sin… Terry.
Debía dejarlo todo atrás y comenzar de nuevo.
La rubia llegó al hospital y se sintió tan pequeña, veía a aquellas enfermeras y sintió que jamás estaría a su altura.
_ Hola señorita, vengo a una entrevista con la enfermera Mery Jane._ Hablo temerosa.
La chica en recepción miró a la rubia pueblerina que venía a una entrevista.
Busco en los registros.
_ No está, solo tengo a la señorita Candys White Adlay. Dijo algo despectiva.
_ Soy yo._ Respondió Candy.
_ ¿Usted Adlay? ¿Es la familia más poderosa de Chicago? La muchacha miró a la humilde mujer de forma irónica.
Dejé y miro si la señora Mery Jane tenía planeado recibir a alguien más.
Candy miró como la joven se paró y tocó en una oficina que estaba algo retirada en el pabellón. La chica le decía algo en el interior a la mujer. Candy estaba nerviosa pensando que tal vez no sería aceptada.
Una mujer mayor como de la edad de la señorita Pony asomó su rostro, reparando de forma profunda en Candy, sintiéndose está más nerviosa de lo que ya estaba.
Le dijo algo a la enfermera que la cual quedó sorprendida. Ingresando a su oficina y la chica se dirigió a Candy de inmediato.
_ Señorita Candy Adlay, puede usted pasar, dejé aquí su equipaje y yo cuidaré de él._ Candy miró el cambio de actitud de la chica, y dejó que recibiera su equipaje.
Toc. Toc.
Fue el toque de la puerta lo que hizo volver en sí a la enfermera de sus recuerdos, se quedó muda viendo el enorme parecido entre la pequeña que mandó al hogar de Pony y su madre.
Fue como volver a casi diecisiete años atrás, y revivir aquellos tiempos.
_ Candy entró y la mujer quiso sonreír y abrazarla al ver que la bebé que estuvo a punto de morir ahora era toda una mujer casi de la edad que tenía su madre.
Pero como buena profesional que era, bajo su rostro después de darle un seco saludo y comenzó a llenar el cuestionario que le tenía preparado, la verdad era más por protocolo, la enseñaría a ser la mejor enfermera de todas, era su meta en su ya otoñal vida.
Candy con agrado recibió la confirmación de que hacía parte de el nuevo equipo de enfermería del hospital Chicago.
En su entusiasmo abrazo a Mery Jane, está la reprendió por tal atrevimiento, pero por dentro estaba feliz por ella.
Mery sonó una campanilla y una enfermera de lentes entró.
_ ¿Llamó enfermera Jeje?_ Preguntó la impecable enfermera.
_ Flammy, te presento a Candy White Adlay. Ella será una de las nuevas estudiantes, y como necesita una madrina, tú será la suya. Llévala y a tú cuarto será tú compañera, y debes de ayudarla en lo que necesite._ Fue la orden de Mery Jane a su mejor enfermera, su mano derecha en el hospital.
_De acuerdo Mery Jane. Sígame señorita Adlay._ Dijo Flammy.
Candy desde ese día inició un nuevo capítulo en su vida, no quería defraudar a la señorita Pony, la hermana María, Mery Jane incluso a Flammy, pero en especial a ella misma, ya que en verdad sabía los muchos errores que cometía, pero aún así quería que se sintieran orgullosas de ella.
El hospital fue su nuevo hogar, tal vez había nacido para eso.
En las noches cuando estaba sola sacaba su muñeca, el vestigio de su verdadera vida y dormía abrazada a ella. De los Adlay, de Annie, y Patty no sabía nada, tal vez ya la habían olvidado, al igual que Terry, tal vez pasó igual con sus padres, pensó.
Este es mi destino, se repetía una y otra vez mirando el cielo.
Pero al irse adaptando sus antiguos parientes volvieron de Londres, y la buscaron como si nada hubiese pasado, y Candy sentía que el vínculo entre ellos jamás se rompería.
Pero un día el destino que siempre dejaba rodar sus fichas cayó en Candy.
La compañía Estrafort vendrá a presentarse por una noche en la gran obra el rey Leard. Con su estrella principal Terry Graham y la señorita Susana Marlowe.
Era lo que Candy veía en el diario mientras desayunaba con sorpresa. La ruleta giraba de nuevo y caía en….