Les deseo una noche preciosa.
Capítulo 3
Primer Destino
Mi hogar
Pero está no fue la excepción, el bebé murió era un niño rubio que al parecer estuvo a la intemperie y luego dejado en la iglesia. El bebé tras los esfuerzos de Mery Jane y la enfermera que lo atendía murió esa tarde. La enfermera jefe y un pequeño grupo de cinco enfermeras eran encargadas de todo lo consentirte con el papeleo y que fueran a una fosa común.
La mujer después de tratar de resucitar al pequeño ángel rubio sin éxito lloró como lo llegó a hacer en otras veces, y luego de meditarlo por un rato lo colocó en la cuna de Candys y tomando la bebé la dejó en la cuna del pequeño abandonado.
Dió con pena el reporte escrito del fallecimiento de la pequeña Candys Marlowe.
Tapándole con mantas y llevándola a un cuarto aparte.
Informó a él médico y colegas los cuales no les extrañó que muriera, ya que sus padres también perdieron la vida, así que llamaron a la señora Amelia la cual llegó creyendo que le entregarán a la pequeña después de tres días de su nacimiento.
_ Vengo por mi sobrina._ Ordenó.
Señora Marlowe la bebé no resistió y murió.
_¡Oh!_ Amelia se mandó la mano al pecho con gran dramatismo.
_ Pero… ¡Estaba viva! ¿Por qué no la salvaron?_ Replicó.
_ Señora hicimos lo que pudimos, la bebé nació en condiciones delicadas._ Dijo Mary Jane.
_Usted es una incompetente que no hace bien su trabajo, ahora mi sobrina ha muerto._ Amelia comenzaba a sollozar creando un escándalo. Sabía que los periodistas estaban pendientes de la salud de la bebé.
_ Señora no culpe a la enfermera, ella hizo todo lo que pudo. _ El médico se puso en medio de ambas.
_ Quiero verla, dijo muy molesta ante la mirada y los murmullos de los presentes.
Mery Jane fue y llevó a la mujer y entrando a él cuarto trajo el infante envuelto en cobijas, lamentaba mucho lo que estaba haciendo pero debía salvarle la vida a esa pequeña.
Probaría algo. Ella estaba segura qué a esa mujer no le importaba el bebé, de lo contrario se daría cuenta de que no era una niña la bebé de su prima.
La enfermera le destapó el rostro. Miró a Amelia que lo vio casi con asco.
_ Es su sobrina, tómela._ Dijo Mery Jane.
_ No llevaré conmigo una bebé muerta, tengo una hija, ¿recuerda?_ Se excusó.
Ordenen todo para que la entreguen en la iglesia.
_ Pero usted le debe hacer su entierro._ Reprocho a la mujer, y vio que no notó que él bebé no era su sobrina.
_ Mandaré a alguien para que se encargue, yo tengo asuntos que cubrir y no tengo dinero ahora.
_ Yo lo pagaré, siento que se lo debo a su madre. _ Dijo Mery Jane con molestia a la mujer que la vio con odió.
Mery Jane con unas cuantas enfermeras dieron cristiana sepultura al bebé, no era la primera vez que se reunían para despedir un infante.
Amelia llegó al sepelio quería dar una imagen noble a las personas y pidió que fuera enterrada con su prima. Así el pequeño recibió morada en la tumba de la madre de Candy.
Las más cercanas y que sabían la verdad guardaron silencio, eran fieles a su jefa que jamás buscaría el daño para un bebé.
Después de ese día Amelia y Mery Jane no volvieron a verse, al menos por muchos años.
En casa la mujer organizaba como enviar a las pequeñas, se comunicaba con Pony, y le dijo que enviaría una joven enferma con las pequeñas, las cuales ya estaban recuperadas, le dijo que la bebe pelinegra podría ponerle nombre pero la bebé rubia ya tenía nombre. Mery Jane miró la muñeca con la bebé y recordó a Amelia.
Ese día la mujer pidió quedarse a solas, yéndose los pocos presentes, ella no se fue pero no muy lejos y vio como puso algo en la tumba. Por primera vez Mery Jane vio algo de dolor en su rostro, y como esta vez trataba de guardar sus lágrimas con inmenso dolor en su alma.
Amelia puso la antigua muñeca ahí, en la tumba y recordó cuando fue a viajar a América, revivió a Candys que se la dio con su nombre para que la recordase.
Amelia tragó en seco, puso la muñeca en la tumba del esposo madre e hija, los verdaderos Marlowe. Y levantándose dio media vuelta sin mirar atrás.
Lo que ella no sabía era que no estaba sola, la enfermera había ido a dejar algunas flores a pequeños que tenían su morada allá y ver que que quería la extraña mujer .
Vio la muñeca y la llevó con ella, sería el tesoro de la pequeña Candys.
Días después las bebés viajaron con la enfermera, Pony y ella sabían que no se podía saber la procedencia de las pequeñas en especial de Candy. Ya que la enfermera de un de los hospitales más grandes de New York si llegaba no pasaría desapercibida en aquellas montañas y pequeño pueblo. El plan era que la enfermera dejará las pequeñas en la entrada y estuviera ahí pendiente de que fueran recogidas. Pony siempre a esa hora se sentaba en el pórtico y las vería y así nadie sabría de dónde venían.
Pero Candy que dormía plácidamente junto con la chica pelinegra, al sentir que no tenía a la enfermera cerca comenzó a llorar con todas sus fuerzas despertando a su compañera que hizo lo mismo.
Pony preparaba su taza de Té para salir, esperaba que en uno o dos días llegarán las pequeñas, cuando el pequeño Tom comenzó a llamarlas por las bebés que habían afuera.
Y estás al salir vieron con. “Asombro” a las pequeñas, la enfermera tras el enorme árbol de la colina, vio cómo las bebés eran tomadas y llevadas adentro.
_¿Cómo las llamaremos?_ dijo la hermana María viendo aquel par de criaturas.
Decide el nombre de esta pequeña, que está se llamará… Pony tomó la muñeca de sus manitos que la tenía fuertemente tomada. Pony reparó a la muñeca viendo el parecido con la rubia y un nombre bordado en ella.
_Se llamará…Candy. Candy White como la nieve._
La historia de Candy desde ese momento ya la sabemos una pequeña y hermosa niña, que crece huérfana en las montañas de Chicago, junto con Annie jamás supieron de donde vinieron o quienes fueron sus padres.
Candy una pequeña que era esperada y amada por unos padres llenos de anhelo, por el odio de una mujer despechada que no aceptaba ser rechazada, le arrebató la vida a una pequeña y a una familia para siempre.
Destino dos
Mi hogar
El destino siempre es y será siempre el que todo lo ponga en su lugar.
Amelia hizo poseción de todo lo que no le pertenecía, su corazón se lleno de odió y frustración, cada vez su soledad y recuerdos la perseguían y su ser se hizo más, y mas negro.
La fortuna de Filip Marlowe no era poca, era dueño de algunas propiedades y socio del teatro Estrafort, y mucho dinero producto de sus exitosas obras.
Amelia al tomar todo lo del hombre quiso de nuevo ser una estrella, y ahora que no dependía del dinero de nadie le sería más fácil.
Pero jamás fue parte de ese mundo en realidad, Filip Marlowe era un hombre que tenía el cariño de mucha gente, que vieron de primera mano que Amelia no era alguien para tomar en serio, sus amigos y socios sabían que ella era una intrusa, lo supieron desde que su prima llegó, lo enamorado que Filip estaba de ella.
Para su grupo de amigos del mundo del teatro fue una tragedia la muerte de Filip y la dulce Candy.
Y una sorpresa al saber que la verdadera esposa era Amelia y que tenían una hija algo mayor que el bebé que esperaban su amigo y amada.
Amelia aprovechando el nombre de su esposo y su fortuna, comenzó a visitar los lugares más caros de New York, y a ir a todo lugar donde estaba la élite, la clase social más alta.
Hizo un viaje por Europa con su hija, y volvió al mundo de la actuación siendo un rotundo fracaso.
La fortuna de Amelia de a poco se fue acabando ya que los lujos que se dio creyendo que los merecía y el querer estar a la altura de las personas que era amigos de Filip le pasaron factura; sin contar que sus amigos de mala muerte la rondaban constantemente recordando que ella tenía lo que tenía gracias a ellos.
La mujer solo servía para gastar dinero, pero no para hacerlo, lo que no entendía era que Filip un Inglés de catorce años huérfano que llegó en un barco sin dinero y con hambre, se ganó lo que tenía con el sudor de su frente. Trabajaba repartiendo carbón y cortando leña para construcción de casas y calentarlos en los fríos inviernos. En la noche con una luz de una vela comenzó a escribir sus historias, tenía muchas hojas manchadas de carbón. En ocasiones se quedaba dormido siendo solo un muchacho con la pluma en su mano y el papel en el otra.
Comenzó en ratos libres a actuar sus obras a sus compañeros, y así la fama de las historias del joven Filip eran famosas por los trabajadores de la región.
Un reportero hizo una pequeña reseña del actor carbonero y sus magníficas historias. Y un día mientras en la hora de la sena imitaba a un hombre que perdió la razón, alguien más estaba ahí, en el dueño del teatro Stanford y quedó impactado con el hombre y decidió llevarlo a trabajar con él.
Desde ese día Filip a sus dieciocho años comenzó en el teatro, y en los diez años que se dio su muerte, su fortuna creció por sus magníficas obras y la cantidad de personas que atraía su magia.
Pero Amelia solo supo gastar el dinero que esté hombre con tanto esfuerzo ganó. Sin el más mínimo reparó ni remordimiento. Como actriz fracasó, y al ver que su fortuna no sería eterna decidió tratar de buscar un nuevo esposo sin éxito, Susana tenía unos siete años cuando su madre comenzó a ser visitada por diversos hombres a la casa, las ganancias que les daba el teatro y los benefactores las tuvieron a flote por años, pero las deudas aumentaban, tenían que hacer algo.
Amelia vendió su parte del teatro como última opción a Robert Atawei hijo de él hombre que descubrió a Filip, con una condición, que Susana sería su actriz principal con contrato indefinido.Susana a sus escasos quince años era la única tabla de salvación que la mujer tenía.
Susana de a poco fue sumergida en un mudo difícil y trágico. Su madre ya sabía que debía cuidarla de las habladurías de lo contrario le pasaría lo mismo que a ella que fue objeto de hombres.
Susana por alguna razón si heredó el don de actuar, y las personas la aceptaron como una actriz digna del padre que tenía, que más que actor era escritor y director, pero tenía la sangre de su padre en sus venas, decían, y tal vez era cierto. O ¿no? Amelia siempre recordó por alguna razón al actor de ese camerino cuando veía actuar a su hija.
Susana de a poco se volvió en el sustentó de su casa, y una actriz que se daba a conocer.
Mientras una jovencita en Chicago era de cierta manera recompensada por el destino, siendo adoptada por una familia que su poder en la sociedad era enorme.
Candy la pequeña que le fueron quitados sus padres y su vida, creció feliz en las montañas de Chicago y luego pasó a ser la hija del hombre tal vez más poderosos de América. La ruleta del destino giro y el color ganador está vez fue para Candy.
Susana consolidándose como actriz y Candy siendo una Adlay no sabían que estaban cada vez más cerca la una de las otra.
Un lazo las uniría, una persona que sería el instrumento del destino, mientras Susana deseaba ser la nueva Eleonor Baker, Candy viajaba a Inglaterra, al Real colegio San Pablo. Los hilos del destino estaban en marcha, y es hora de cobrar y pagar.
Amelia ya una mujer adulta y amargada no esperaba que el pasado la alcanzará, y le hiciera cuentas de sus actos.
Por un hombre pescaste dañando a una familia, por un hombre pagarás, y esa daga instrumento del destino no era uno más que… Terry Grandchester.