Espero tengan una buena tarde y disfruten el capítulo 6.
Capítulo 6
Almas
En ocasiones se sentía culpable por desear que él se hubiera quedado a su lado, que no se hubiera ido. Quería ir y reprocharle el haberla dejado por seguir sus sueños, pero al tiempo sentía que era un pensamiento muy egoísta, ella estaba acostumbrada a perder, nunca nada fue realmente suyo, así lo sentía. _¿Y porque con Terry sería diferente?_ Él no tenía que hacer sacrificios por ella. Una huérfana a la cual nunca nada le pertenecía en realidad, hasta su apellido fue prestado. Así como la compañía del heredero a un ducado de Inglaterra.
Trató en esos días de concentrarse más en sus estudios. Mery Jane tenía que visitar por temporadas hospitales en el país, era una eminencia en el campo de la enfermería y era la directora general en el país.
Flammy, daba clases con una enfermera a cargo.
_ Si Terry está triunfando yo también debo hacerlo._ Se dijo.
El rebelde jamás salió de su cabeza, era real que quería que triunfará, pero no se sentía tan importante para él como lo llegó a creer.
Candy trataba de concentrarse en sus estudios sin éxito, Flammy cada día estaba más molesta por sus constantes desaciertos.
La última vez que Candy no asistió a clase por quedarse dormida, ya que en la noche se develó viendo en el diario cómo la gira del gran Terry Graham había comenzado le cobró factura.
_ No eres más que una niña rica que no sabe lo que son los problemas o obligaciones. No sabes lo que es sufrir, y estoy segura de que el deseo de ser enfermera no es más que un capricho tuyo._ Flammy tenía su rostro serio en el pasillo.
_ No entiendo porque Mery Jane te acepto. Tal vez una donación al hospital fue tú pase de entrada._Candy pensaba en lo dicho esa mañana por Flammy en las afueras del salón. No negaría que le dolió, y se sentía molesta con su compañera de cuarto.
_ ¿Ella que sabe de lo que es una vida de no tener nada?_ Se decía en el patio tratando de almorzar.
_ ¡Candy! ¡Candy!_ llamaba una compañera. Candy no se sentía bien. Se sentía frustrada, cansada y pensaba en Terry más que nunca, distrayendo su trabajo, eso la tenía en un vaivén de emociones. Y la relación con Flammy su tutora no andaba nada bien.
Lo único que quería era tener un almuerzo en paz para las prácticas de la tarde. Debía mostrarle a Flammy y a sus otras compañeras que se equivocaban con ella. Ni Mery Jane ni nadie le estaban regalando nada, menos que por un apellido que no le pertenecía.
La pecosa miró a su compañera y dándose por vencida se levantó y fue hasta donde la chica.
_ Tienes visita Candy._ habló su compañera.
Candy recibió con agrado la noticia de que Terry llegaría y tendría la oportunidad de verlo. Su corazón estaba lleno de gozo y expectativa por tenerlo cerca.
_ será la obra del rey Leard, es una invitación al teatro en los próximos días en la única presentación que harán en la ciudad._ Dijo Annie.
Candy se despidió de sus amigos pero la tarde no fue mejor para ella, su concentración ese día había huido por completo.
Reprobó en la prueba de instrumentación, era su culpa. No se sacaba de la cabeza que vería a Terry, pero una inesperada reunión cambiaría sus planes.
El turno como una jugarreta o trampa del destino una ironía la hizo merecedora de el turno de noche en ese día, por primera vez.
Candy estaba decidida a ir, verlo, no sabía si eran los mismos del Real Colegio San Pablo.
Pero la agonía la hacía presa. Mientras revisaba a una joven mujer que esperaba un bebé, a la cual le tomaba la presión, la mujer la miró y le sonrió de una forma que calmó el corazón de Candy.
_Tú mirada es triste mi niña. ¿Cómo es que una niña tan joven tenga tanto dolor dentro? ¿Guardado en estos hermosos hijos?_ Candy le sonrió para tratar de hacer huir sus lágrimas.
_No es nada, solo que…_ Candy bajó su mirada y volteó a descargar el tensiómetro.
_ No tienes porqué ocultar tus lágrimas, ese dolor que enmascaras en esa sonrisa es lo que te terminará destruyendo. _ La mujer acarició con ternura la espalda de Candy, está trataba a toda costa de no llorar. Pero necesitaba tanto ese consuelo, esa caricia, la que le ocultaba a sus madres y ahora a todos sus primos, amigos, compañeros.
Tenía en su ser el anhelo de una familia, intentó tenerla pero jamás fue parte de ella, y ahora, no podría ver a Terry por su trabajo. Se aferraba desesperadamente a este. No había nada más, y no había nadie que la entendiese, le interesase, o la ayudará, ya que todas se negaron a cambiar su turno. Para sus madres una jovencita con mala suerte. Para los Leagan una intrusa, para los Adlay lástima, para sus compañeras una mediocre con influencia, ¿para Terry…?_ Pensó.
_ ¿Qué soy para Terry?_ Se preguntó con un taco en la garganta.
_ ¿Que eres para ti? _ intervino la mujer.
_ ¿Lo amas? Preguntó su paciente.
Candy se quedó muda ante la pregunta.
_ ¿No lo sabes? ¿Sabes si acaso él te ama?_ Preguntó ella de nuevo.
Candy se quedó sin saber qué responder.
_ No siempre el destino está en nuestra contra, nosotros lo ponemos en nuestra contra. En ocasiones solo es inevitable._ Sonrió la mujer triste y tomó su vientre.
_ Una muerte se sale de nuestro control, una tragedia._ La futura madre vio el dolor escondido de Candy.
_Quisiera ser como todos, tener una familia, una madre, un padre. A él.
Candy dejó finalmente salir sus lágrimas.
La mujer dejó que la chica llorará y se descargará.
_ Pequeña yo ya he pasado por mucho, y créeme, si eres buena, la vida te dará todo lo que has perdido, y más._ Ella acarició su cabello con amor.
_Y te daré un último consejo. _ La mujer se puso en pie.
_ No saques conjeturas de lo que piense otra persona, en este caso ese chico. Ya que ni tú tienes claro lo que sientes._ Candy se perdió en las palabras de la mujer.
_ Búscalo, habla con él, dile lo que piensas, cómo te sientes, mira sus ojos.
Ya que siempre será mejor la verdad que la incertidumbre. _ Fueron los consejos de la paciente poniendo la mano en su hombro y esta salió, dejando a Candy ahí meditando en lo dicho.
Candy decidió ir a la obra y ver a Terry, debía saber qué pensaba él y que sentía ella en verdad hacía su amor del colegio.
Susana miraba al terminar la obra como Robert y los dueños del teatro fueron a felicitar a Terry, las personas a las afueras esperaban ver al rey que los enamoró y tal vez un autógrafo, un saludo o un beso. Mujeres con sueños tegidos por la ilusión de un príncipe, un rey, como el que las enamoró en el escenario.
Susana cada vez estaba más deslumbrada y enamorada de él, aparte del reconocimiento que le daba el ser la actriz con quien compraría tablas, también era la mujer qué hacía parte de su vida. Y pretendía que todos lo notarán, en especial la mujer que ella intuía que existía en la vida de Terry.
Susana no estaba dispuesta a perder, ella era la gran Susana Marlowe, la mejor actriz de todas y merecía lo mejor y Terry era lo mejor y ninguna mujer se lo quitaría, eso lo tenía claro.
_ Mañana nos vamos a Chicago será la última presentación y terminaremos la gira._ Susana vio como Terry se tensó, y se puso nervioso tragando en seco.
_¿ Qué pasará en Chicago? Se preguntó.
Terry retrocedió para marcharse.
_ Terry._ Susana tomó su mano para retenerlo y este se tensó aún más.
Susana vio la incomodidad de él ante el contacto pero no le importó.
_ Llevamos casi un año en el que pasamos casi todo el tiempo juntos, ¿Confías en mí?_ Preguntó ella.
_ Claro que confió en tí Susi, eres mi compañera, ¿Porque lo preguntas?_ Terry la escudriñó inquieto.
_ ¿Tu compañera?_ Susana sintió como una daga se clavaba en su pecho.
_ ¿Susana te pasa algo?_ Terry se puso frente a ella.
_ ¿Que pasa en Chicago? ¿Acaso hay algo malo allá? Puedes confiar en mí, sea lo que sea, puedes contarme. _ Susana de nuevo tomó sus manos.
_ No es nada, además tú no entenderías. Ni yo lo entiendo._ Terry se retiró de ella.
_ ¿Lo conoces? ¿La ciudad?_ Susana veía la tristeza en el rostro de su amado.
_ Una vez la visite, pero ya no importa, no quiero hablar de eso._ Terry dio media vuelta con sus ojos apagados y su cabeza baja, abrió la puerta donde lo esperaba Robert y saliendo dio la más bella sonrisa y un rostro feliz, Susana que salió tras él vio a Terry que tenía su rostro apagado hace un momento y ahora estaba iluminado como el sol.
En el viaje en tren, en el cual Susana por primera vez viajo sola ya que era la primera gira que tenían y Robert les dio los gastos de viajé a los actores, y a un par de personas de vestuario y maquillaje, Amelia luchó por poder ir, pero Robert le dio el presupuesto de los gastos de viajé, teniendo un nuevo problema esta con Robert ya que ella como madre de Susana debía de ir haciendo parte del equipo de trabajo según ella. Amenazó a Robert con no dejar ir a Susana, este estuvo de acuerdo.
_ Perfecto entonces irá Karen en su reemplazo. _ Fue la respuesta inmediata de Robert.
_ Amelía acudió a su hija para tratar de hacer algo, que mediará como la actriz principal, pero Susana que también quería ir sin el asfixiante control de su madre le aseguro que era imposible llevarla, que el grupo estaba lleno y que si ella insistía en ir a ella le tocaría quedarse y perder esta oportunidad y el dinero que ganaría. Amelía al verse por vencida aspecto que fuera, pero le dio muchos consejos y amenazas de que no dejase que un hombre pusiera sus manos encima.
Que su futuro dependía de eso.
Amelía también amenazó a Robert de que no dejará que nadie le tocara un pelo, y a la mujer de vestuario que fuera sus ojos todo el tiempo.
Pero al comenzar la gira a Susana todo se le olvidó.
No dejaba pasar un minuto buscando a Terry, incluso en el camarote que le correspondía en el tren trataba de ingresar con la excusa de ensayar o algún pretexto.
Terry jamás la dejó ingresar, prefería salir y estar con ella en el comedor o en los lugares visibles, no quería habladurías, problemas o malentendidos. Recordó cómo por esos encuentros a solas su pecosa se metió en problemas y terminaron separándose. Y no quería problemas o que se malinterpreté su cercanía con su compañera de tablas, ya había recibido muchos comentarios de compañeros y cercanos, de sí Susana y él tenían algo más.
Así que no debía alimentar esos rumores. A diferencia de su compañera que siempre trataba de alentarlos.
En el viajé a Chicago Susana estaba más intensa, no dejaba solo a Terry ni un segundo, parecía presentir algo. Terry solo quería estar solo y aislado, no quería hablar con nadie, menos ensayar.
La única compañía que quería era la armónica, y Susana parecía no entender eso, los límites con Terry para ella eran desconocidos.
El gran día llegó, Candy ese día estaba decidida en ir y verlo. Y el destino rodó sus fichas y le sonrió.
En la noche cuando su corazón estaba resignado a no ir, Nataly al verse ofendida por Eliza y ver qué Candy solo quería ver a su chico, le cambió el turno.
Terry mirándose en el espejo listo con su atuendo solo pensaba en lo maravilloso que ella lo viera, que finalmente había cumplido su sueño de ser actor y que cada acto se lo dedicaba a ella.
El tren llegó en horas de la tarde a Chicago, él pensó que tal vez tendría tiempo suficiente para ir al hogar de Pony, o buscar a los Adlay, tal vez alguien tendrían noticias de su tarzan pecoso. Pero llegaron con unas pocas horas de tener todo listo.
Ahí en el palco principal ya a pocos minutos para salir, solo deseaba que el destino le diera una oportunidad de saber de ella, al menos saber que estaba bien.
_Tazan pecoso, está noche aquí en el lugar que te vio nacer será mi mejor actuación, te lo prometo._ Dijo con nostalgia.
Terry veía los deseos de muchos de ver su obra y que solo era para los ricos, se sentía vendido, así que al tener que iniciar vio con molestia el último carruaje e ingreso y se fue a su lugar.
Candy logró llegar el destino esa noche fue favorable, siendo llevada por un amable hombre que estaba en las afueras del hospital y le ofreció sus servicios. El hombre que iba a toda velocidad la hizo llegar minutos antes de iniciar.
_Gracias._ Candy fue a pagarle al hombre.
Tómelo como un obsequio, me recuerda a mi hija._ Los ojos del hombre se veían con nostalgia viendo a Candy. Candy reparó en el hombre.
_ Vaya, están a punto de comenzar y sus amigos la esperan.
Candy vio a sus primos y Annie y entró con su familia a la que intentaba pertenecer.
Pero ésta la rechazó, y lastimó a Candy, más a ella no le extrañó y tuvo que encontrar un lugar, un viejo palco.
Su corazón latía a mil, al verlo fue revivir todos sus recuerdos de Inglaterra, Escocia, estaba más guapo, más hombre, más mayor. Nada que ver con el joven estudiante del colegio.
Estaba fascinada, extasiada, mientras apretaba su pañuelo, uno de los pocos recuerdos de Inglaterra, se sintió tan pequeña, que su corazón tuvo miedo de enfrentarlo.
Salió y en medio de una multitud gritó su nombre como lo hacían muchas, como alguien más del montón siendo maltratada por estas. Terry iba con la chica de la obra, ella llevaba flores y él la cuidaba de que nadie la dañara. Mientras ella era empujada, pisoteada, y ahogada su voz en medio de gritos interminables.
_¡Teryyyy! Fue la voz de Candy como un eco en el viento. Terry volteó, su corazón palpitaba, quería con todas sus fuerzas ver ahí a Candy, saber que era real. Pero sólo veía mujeres que deseaban una mirada o una sonrisa suya.
El frenar en busca de alguien, alentó a aquellas mujeres a acercarse. Y así que se adentraron en el coche, y lanzo el ramo. Y es su ser los gritos interminables de…
_ ¡Terryyy! Sus ojos se cerraron y una lágrima rodó de su rostro ante la mirada de Susana.
Dos mujeres esa noche sentían sus corazón partido, Candy al ver cómo el carruaje se alejaba con el hombre que sabía que amaba y Susana frente a él viendo cómo su cuerpo estaba ahí y su corazón partido no lo podía ocultar, y su alma estaba en otro lugar.
Una noche de corazones rotos, anhelos y desamores. Tres almas buscando cobijo la una a la otra. Un destino cruel, incierto, girando sin control.
Mientras un par de ojos miraban la escena con dolor, y no la perdían de vista a la pequeña pecosa.