CAPÍTULO 30
El acercamiento y cariño entre Terry con Candy era tan evidente que hasta el personal del servicio estaba feliz por su amo porque eso hacía que su mal humor y tristeza desaparecieran. Esa tarde habían sido invitados a cenar sus amigos Patty, la abuela Martha y Albert. Todo se daba con tranquilidad y agradable ambiente hasta que pasan al salón a tomar el té cuando Grandchester tras terminar de contar los últimos acontecimientos con su familia decide confesarse.
-Me siento realmente tranquilo que las cosas se dieran de esa manera, tarde o temprano se darán cuenta del error o posiblemente mi hermano realmente tenga el talento y aguante para sobrellevar esa carga… no sé, ya me da igual. Ahora tengo algo más importante por lo que preocuparme y esforzarme.
-¿A qué se refiere señor Grandchester?
-Mis queridas damas aquí presentes, también mi gran amigo Albert, ustedes son los seres que aprecian mucho a Candy y sé que ella también os tiene en gran estima.
-Oh, eso no tiene que decirlo señor, Candy es muy apreciada por nosotras, ser su amiga es un tónico que brinda alegría a nuestras vidas, incluso sabe cuidar mejor de mi abuela que yo.
-Por eso quiero que sean las primeras personas a las que les confieso que estoy completamente enamorado de ella, que su belleza y adorable sonrisa iluminan mi vida y que no concibo un día alejado de su persona. Por eso, Albert, me gustaría que me dieses tu consentimiento para formalizar mi relación con Candy y quien sabe, tal vez acepte a ser mi esposa muy pronto.
Las damas se llevan una mano a la boca para ocultar su sorpresa y luego posan su mirada en la rubia quien está roja como un tomate por ser el centro de atención. Albert se reacomoda sobre su asiento sin apartar los ojos de Candy; por supuesto que estaba muy feliz por ella, recibir esa noticia era lo mejor que había escuchado tras su terrible separación y pérdida de su bebé.
-Como cabeza de familia Andrew me siento complacido al oír tus palabras, estimado amigo. Nada me haría más feliz que ver a Candy realizada al lado de un hombre que realmente la valore y ame como ella se lo merece, pero me gustaría saber que es lo que piensa mi sobrina sobre esto.
-Yo… yo…
Balbucea la rubia quien aún no sale de su asombro. Terry se le acerca para darle seguridad con las siguientes palabas.
-Candy, te admiro por tu fortaleza, esa dulzura que emana de tu ser que deslumbra a todos aunado a tus encantos y belleza. Has conquistado mi corazón por lo que te lo entrego en tus manos, prometo hacerte feliz cada día si me aceptas como tu amigo, confidente, amante y compañero hasta mi último aliento. ¿Qué me dices? ¿Aceptas?
-Terry…
-Ay di que sí mi niña, sino seré yo quien se lance a sus brazos.
-¡Abuela, por favor!
-Sí Terry, me encantaría estar contigo.
-¡Bravo!
Celebran todos por la felicidad de la pareja, cada uno se les acerca para darles un abrazo y sus mejores deseos; Albert le hace saber que pueden contar con su apoyo y ayuda para lo que haga falta.
Es el día en que se celebra la fiesta de compromiso en casa de los Grandchester a la cual se presenta Terry en compañía de Candy, los cuales presencian como Ayers es anunciado como sucesor de Richard y que ocupará su puesto en la cámara de los lores, luego todo brindan por los novios que contraerán nupcias en seis meses. Tras pasar un tiempo prudencial la pareja decide marcharse alegando que él se sentía indispuesto y necesitaba descansar.
Debe guardar sus energías no sólo para satisfacer entre sábanas a su chica, también está el hecho que la próxima semana viajarán a américa para la boda de Archy con Leslie.
Grandchester se recupera satisfactoriamente y tras una última revisión con el doctor emprenden camino a Chicago. Al llegar a la ciudad el coche de los Andrew los espera para llevarlos a la mansión.
Queda sólo una semana para que se llegue el gran día por lo que Candy pasa la mayor parte del tiempo con su amiga para ayudarle a calmar los nervios y terminar con los últimos pendientes. El hecho de poder compartir juntas como en el pasado sosegaba la angustia de Leslie, caminaban agarradas del brazo y sonríen abiertamente, estaba claro que ella se alegraba por saber que su amiga estuviese dispuesta en rehacer su vida junto a Grandchester; por lo que no se dieron cuenta que alguien las había reconocido y les seguía los pasos.
-Ay Candy, me hace tan feliz que estén juntos, hacen una linda pareja.
-Te lo agradezco, aunque admito que estuve un poco renuente en un principio pues temía volver a revivir el pasado, eso sí que me aterraba, pero él me ha demostrado que me quiere y se esfuerza a cada momento.
-Eso te lo puedo asegurar, hasta la señora Elroy ha accedido a vuestra relación y mira que es un hueso duro de roer.
-Ha, ha, ha… y que lo digas, ella se preocupa mucho por la familia y el qué dirán. Pero bueno la parte más difícil ya ha pasado, incluso tengo entendido que el tío William tuvo una conversación muy seria con Anthony.
-Me hubiese gustado verle la cara de serio a Anthony, debe de tener los pantalones bien puestos para atreverse a contradecir al tío William, pero que muy puestos.
-Ha, ha, ha…
Continúan las damas su camino riéndose, Annie no fue capaz de seguir dando un paso más al estar en shock, estaba creyendo que su marido había vuelto con Candy. Y justo ahora que toda la familia Andrew y la alta sociedad de Chicago asistiría a la boda ellos aparecerían como una pareja más, bien avenida a la cual todo mundo estaba acostumbrado a ver.
-Eso no lo voy a permitir ¡No. Eso nunca!
Asevera mientras vuelve a su casa para preparar un poco de equipaje e ir a la mansión en Lakewood donde están todos.
Al llegar finge presentarse tarde porque había estado de viaje y que estaba deseosa por pasar tiempo con su hija y marido. Elroy no finge su gesto de desaprobación más no puede evitarle el paso.
En la cena estaban reunidas las dos familias esperando a uno de los invitados que no bajaba todavía por lo que se estaba retrasando el servicio, cuando finalmente hace su entrada el señor Grandchester elegantemente vestido según la ocasión; Annie se sorprende de verlo pues no se lo esperaba, a la vez una idea se le cruzó por la mente.
-Si Candy y Anthony piensan que pueden hacerme a un lado sin más, les voy a demostrar que no estoy sola.
Maquina mientras bebe de su copa.
Al día siguiente la casa está con los preparativos para celebrar una fiesta de despedida para Leslie, por lo que nadie se percata que son observados por Annie, quien descubre que Terry suele pasar mucho tiempo con Candy o tener muchos gestos cariñosos, cosa que la desconcertó en un principio por lo que decide actuar.
Mientras las mujeres disfrutan de la fiesta en el gran salón ella se escapa para propiciar un encuentro casual y así seducirlo. Lo estuvo buscando por un tiempo hasta que lo encuentra en la terraza de la segunda planta observando las estrellas.
-Hola. ¿Qué haces aquí solo?
-Buenas noches señora.
-¿Te importa si te hago compañía? Es que me siento muy sola y la fiesta es tan ruidosa que me apetece estar en un lugar más tranquilo… como éste.
Expresa a la vez que se acerca y le roza el brazo, quiere proseguir acariciándole el cabello cuando él le sujeta la mano para evitar el toque.
-Por lo visto no tiene ni una pizca de respeto por su persona ni por la familia a la que pertenece.
-Oh vamos señor Grandchester, estoy segura que le puedo ser de gran compañía, incluso puedo ayudarle a calentar su cama ésta noche.
-Será mejor que le haga esa oferta a su marido o algún otro hombre que se le antoje, pero a mí déjeme en paz.
Le exige a la vez que se coloca en pie para alejarse, ella intenta detenerlo posando sus manos en su pecho y con la clara intención de besarlo; es entonces que se escuchan unos pasos que se acercan, Terry la agarra con brusquedad de sus brazos y la aleja, cuando Annie se da la vuelta descubre que es Candy que viene en compañía de Anthony, ésta trae una bandeja con un vaso y bote de pastillas.
Para Anthony estaba muy claro las intenciones que tenía su esposa por lo que el disgusto era evidente en su rostro, la rubia también entendía lo que estaba pasando, así que Annie se disculpa y decide marcharse.
-Los dejo solos.
Expresa mientras empieza a caminar; se muerde el pulgar de su dedo por frustración, no había conseguido nada, aunque le hubiese gustado que Candy los encontrara besándose.
Mientras tanto en la terraza la rubia deposita la bandeja sobre la mesa y observa a su novio, éste se le acerca porque sabe perfectamente lo que puede estar pasando por su mente, así que le da un beso en la mejilla y le susurra al oído.
-Te prometo amor, que no ha pasado nada.
Ella sólo asiente con la cabeza, aunque siente que los celos están calentándole la sangre.
-Yo sólo vine para traerte la medicina, ya es la hora.
-Te lo agradezco.
-Ahora si me disculpan, debo hacer algo.
Indica a la vez que se aleja para enfrentar a Annie, ésta vez no iba a permitir que ella le estropee su felicidad. Los hombres se observan en silencio por unos instantes buscando las palabras adecuadas para decir; Terry toma el frasco y saca una pastilla para terminal bebiéndosela con el agua, cuando su acompañante habla finalmente.
-Eres un hombre con suerte Terry. Realmente te envidio.
-¿Y eso por qué?
-Aunque no estoy de acuerdo con vuestra relación, admito que es muy evidente que la quieres. Te pido perdón si mi esposa ha hecho algo que dé pie a un mal entendido entre vosotros.
-No te preocupes, hace falta mucho más que eso para que yo pueda fijarme en otra mujer. Estoy segura de lo que siento por Candy que nada hará que me aleje de ella ni me atreva a traicionarla.
-Me parece estupendo, es una hermosa mujer, una gran señora en todo el sentido de la palabra. Sé que me equivoqué y la perdí, pero aun así le tengo mucho aprecio todavía por lo que si un día me entero que la haces llorar no dudaré en arrebatarla de tu lado para que no sufra nunca más.
-Tranquilo, he aprendido de tu error y no voy a dejar que nada ni nadie eche a perder mi relación con ella.
Finaliza dándole una palmada, era grato saber que incluso el exesposo de su mujer estuviese dando su aprobación. Gracioso, pero tranquilizador, por lo que ambos deciden regresar a la biblioteca donde está el novio en compañía de sus amigos.
Mientras tanto, Candy habida logrado darle alcance a Annie justo antes de que bajara las escaleras cuando la detiene.
-Annie me gustaría poder hablar contigo.
-¿Conmigo? ¿No veo de qué puede ser?
-Quiero pedirte que dejes en paz a Terry. Ese coqueteo absurdo que te traes, déjalo. Ya hiciste una vez lo mismo cuando Anthony era mi marido y no te importó en lo más mínimo involucrarte con un hombre casado ni traicionar nuestra amistad. Esa vez no te dije nada porque no era a ti a quien tenía que exigirle, pero hoy vez no va a ser así.
-Oh Candy, ¿Esto es un patético intento de querer quedarte con todos los hombres para ti? Ya sé que has vuelto con Anthony ahora que nos hemos separado, y me parece bien. Así puedo estar con el padre de mi hijo.
-¿De qué…? ¿Tu...? ¿De qué estás hablando?
-Te estoy diciendo que estoy embarazada, y de Terry para ser más exactos. Bueno, no hace falta que te de tantos detalles pues tú misma nos viste en Londres cuando estábamos en la habitación y ya estás lo bastante grandecita para saber qué es lo que hace un hombre y una mujer cuando están desnudos en una cama.
-Eso no es verdad, entre ustedes nunca pasó nada.
-Ay querida, negar la verdad no te hace bien. Aunque debo admitir que es un alivio poder decírtelo a la cara, así podremos estar juntos antes de que nazca nuestro hijo; no quiero volver a repetir el mismo error que tuve con tu exmarido. Tanto tiempo amándonos a escondidas.
-Eres realmente un ser perverso, te desconozco por completo.
-Puede ser, pero ahora mismo te estoy siendo completamente honesta. Si hubiese dejado que tu dama de compañía te dijera que nos había visto a tu marido a mí besándonos en aquella fiesta de cumpleaños de la señora Elroy nos habríamos ahorrado muchos contratiempos. Nuestra aventura habría quedado expuesta, Anthony me habría dejado como tanto quería y yo nunca habría salido embarazada, cosa que fue lo que propicio tu divorcio. Ahora yo hubiese seguido soltera para cuando conociese al señor Grandchester y de igual manera nos habríamos enamorado terminando en la cama como cualquier pareja, por lo que estaríamos juntos y muy felices porque seremos padres.
-¡Tú... ¿Qué le hiciste a Dorothy?!
-Yo… le di una bofetada cuando me amenazó de ir a contarte lo que había visto, como me dijo que eso no se lo impediría cogí ese cachivache con el que juega a ser inventor Stear y le golpee la cabeza… eso la aturdió y estaba por desvanecerse cuando me cogió del brazo aun aseverando que no se callaría, entonces la cogí así…
Indica a la vez que lo hace con la rubia para escenificar el momento, a ella le cuesta reaccionar porque todavía no puede dar crédito a lo que está escuchando; Annie continua.
-Y pensé que si caía por las escaleras todo el problema se acabaría… y sabes ¿Qué? Ahora se me está ocurriendo la misma idea.
-¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame!
-Claro que lo voy a hacer Candy, te voy a tirar por las escaleras como hice con Dorothy, tal vez corres con la misma suerte que ella y terminas rompiéndote el cuello y mueres de una vez. Si desapareces de la faz de la tierra finalmente puedo ser feliz con Terry el padre de mi hijo.
-¡Suéltame, estás loca!
-No Candy, estoy defendiendo mi felicidad, apartándote de una vez para siempre de mi camino.
-Eso no te lo voy a permitir.
-Ya muérete de una vez con la tranquilidad de que haré muy feliz a Terry con el bebé que le voy a dar.
-¡Noooo…!
-Me siento realmente tranquilo que las cosas se dieran de esa manera, tarde o temprano se darán cuenta del error o posiblemente mi hermano realmente tenga el talento y aguante para sobrellevar esa carga… no sé, ya me da igual. Ahora tengo algo más importante por lo que preocuparme y esforzarme.
-¿A qué se refiere señor Grandchester?
-Mis queridas damas aquí presentes, también mi gran amigo Albert, ustedes son los seres que aprecian mucho a Candy y sé que ella también os tiene en gran estima.
-Oh, eso no tiene que decirlo señor, Candy es muy apreciada por nosotras, ser su amiga es un tónico que brinda alegría a nuestras vidas, incluso sabe cuidar mejor de mi abuela que yo.
-Por eso quiero que sean las primeras personas a las que les confieso que estoy completamente enamorado de ella, que su belleza y adorable sonrisa iluminan mi vida y que no concibo un día alejado de su persona. Por eso, Albert, me gustaría que me dieses tu consentimiento para formalizar mi relación con Candy y quien sabe, tal vez acepte a ser mi esposa muy pronto.
Las damas se llevan una mano a la boca para ocultar su sorpresa y luego posan su mirada en la rubia quien está roja como un tomate por ser el centro de atención. Albert se reacomoda sobre su asiento sin apartar los ojos de Candy; por supuesto que estaba muy feliz por ella, recibir esa noticia era lo mejor que había escuchado tras su terrible separación y pérdida de su bebé.
-Como cabeza de familia Andrew me siento complacido al oír tus palabras, estimado amigo. Nada me haría más feliz que ver a Candy realizada al lado de un hombre que realmente la valore y ame como ella se lo merece, pero me gustaría saber que es lo que piensa mi sobrina sobre esto.
-Yo… yo…
Balbucea la rubia quien aún no sale de su asombro. Terry se le acerca para darle seguridad con las siguientes palabas.
-Candy, te admiro por tu fortaleza, esa dulzura que emana de tu ser que deslumbra a todos aunado a tus encantos y belleza. Has conquistado mi corazón por lo que te lo entrego en tus manos, prometo hacerte feliz cada día si me aceptas como tu amigo, confidente, amante y compañero hasta mi último aliento. ¿Qué me dices? ¿Aceptas?
-Terry…
-Ay di que sí mi niña, sino seré yo quien se lance a sus brazos.
-¡Abuela, por favor!
-Sí Terry, me encantaría estar contigo.
-¡Bravo!
Celebran todos por la felicidad de la pareja, cada uno se les acerca para darles un abrazo y sus mejores deseos; Albert le hace saber que pueden contar con su apoyo y ayuda para lo que haga falta.
Es el día en que se celebra la fiesta de compromiso en casa de los Grandchester a la cual se presenta Terry en compañía de Candy, los cuales presencian como Ayers es anunciado como sucesor de Richard y que ocupará su puesto en la cámara de los lores, luego todo brindan por los novios que contraerán nupcias en seis meses. Tras pasar un tiempo prudencial la pareja decide marcharse alegando que él se sentía indispuesto y necesitaba descansar.
Debe guardar sus energías no sólo para satisfacer entre sábanas a su chica, también está el hecho que la próxima semana viajarán a américa para la boda de Archy con Leslie.
Grandchester se recupera satisfactoriamente y tras una última revisión con el doctor emprenden camino a Chicago. Al llegar a la ciudad el coche de los Andrew los espera para llevarlos a la mansión.
Queda sólo una semana para que se llegue el gran día por lo que Candy pasa la mayor parte del tiempo con su amiga para ayudarle a calmar los nervios y terminar con los últimos pendientes. El hecho de poder compartir juntas como en el pasado sosegaba la angustia de Leslie, caminaban agarradas del brazo y sonríen abiertamente, estaba claro que ella se alegraba por saber que su amiga estuviese dispuesta en rehacer su vida junto a Grandchester; por lo que no se dieron cuenta que alguien las había reconocido y les seguía los pasos.
-Ay Candy, me hace tan feliz que estén juntos, hacen una linda pareja.
-Te lo agradezco, aunque admito que estuve un poco renuente en un principio pues temía volver a revivir el pasado, eso sí que me aterraba, pero él me ha demostrado que me quiere y se esfuerza a cada momento.
-Eso te lo puedo asegurar, hasta la señora Elroy ha accedido a vuestra relación y mira que es un hueso duro de roer.
-Ha, ha, ha… y que lo digas, ella se preocupa mucho por la familia y el qué dirán. Pero bueno la parte más difícil ya ha pasado, incluso tengo entendido que el tío William tuvo una conversación muy seria con Anthony.
-Me hubiese gustado verle la cara de serio a Anthony, debe de tener los pantalones bien puestos para atreverse a contradecir al tío William, pero que muy puestos.
-Ha, ha, ha…
Continúan las damas su camino riéndose, Annie no fue capaz de seguir dando un paso más al estar en shock, estaba creyendo que su marido había vuelto con Candy. Y justo ahora que toda la familia Andrew y la alta sociedad de Chicago asistiría a la boda ellos aparecerían como una pareja más, bien avenida a la cual todo mundo estaba acostumbrado a ver.
-Eso no lo voy a permitir ¡No. Eso nunca!
Asevera mientras vuelve a su casa para preparar un poco de equipaje e ir a la mansión en Lakewood donde están todos.
Al llegar finge presentarse tarde porque había estado de viaje y que estaba deseosa por pasar tiempo con su hija y marido. Elroy no finge su gesto de desaprobación más no puede evitarle el paso.
En la cena estaban reunidas las dos familias esperando a uno de los invitados que no bajaba todavía por lo que se estaba retrasando el servicio, cuando finalmente hace su entrada el señor Grandchester elegantemente vestido según la ocasión; Annie se sorprende de verlo pues no se lo esperaba, a la vez una idea se le cruzó por la mente.
-Si Candy y Anthony piensan que pueden hacerme a un lado sin más, les voy a demostrar que no estoy sola.
Maquina mientras bebe de su copa.
Al día siguiente la casa está con los preparativos para celebrar una fiesta de despedida para Leslie, por lo que nadie se percata que son observados por Annie, quien descubre que Terry suele pasar mucho tiempo con Candy o tener muchos gestos cariñosos, cosa que la desconcertó en un principio por lo que decide actuar.
Mientras las mujeres disfrutan de la fiesta en el gran salón ella se escapa para propiciar un encuentro casual y así seducirlo. Lo estuvo buscando por un tiempo hasta que lo encuentra en la terraza de la segunda planta observando las estrellas.
-Hola. ¿Qué haces aquí solo?
-Buenas noches señora.
-¿Te importa si te hago compañía? Es que me siento muy sola y la fiesta es tan ruidosa que me apetece estar en un lugar más tranquilo… como éste.
Expresa a la vez que se acerca y le roza el brazo, quiere proseguir acariciándole el cabello cuando él le sujeta la mano para evitar el toque.
-Por lo visto no tiene ni una pizca de respeto por su persona ni por la familia a la que pertenece.
-Oh vamos señor Grandchester, estoy segura que le puedo ser de gran compañía, incluso puedo ayudarle a calentar su cama ésta noche.
-Será mejor que le haga esa oferta a su marido o algún otro hombre que se le antoje, pero a mí déjeme en paz.
Le exige a la vez que se coloca en pie para alejarse, ella intenta detenerlo posando sus manos en su pecho y con la clara intención de besarlo; es entonces que se escuchan unos pasos que se acercan, Terry la agarra con brusquedad de sus brazos y la aleja, cuando Annie se da la vuelta descubre que es Candy que viene en compañía de Anthony, ésta trae una bandeja con un vaso y bote de pastillas.
Para Anthony estaba muy claro las intenciones que tenía su esposa por lo que el disgusto era evidente en su rostro, la rubia también entendía lo que estaba pasando, así que Annie se disculpa y decide marcharse.
-Los dejo solos.
Expresa mientras empieza a caminar; se muerde el pulgar de su dedo por frustración, no había conseguido nada, aunque le hubiese gustado que Candy los encontrara besándose.
Mientras tanto en la terraza la rubia deposita la bandeja sobre la mesa y observa a su novio, éste se le acerca porque sabe perfectamente lo que puede estar pasando por su mente, así que le da un beso en la mejilla y le susurra al oído.
-Te prometo amor, que no ha pasado nada.
Ella sólo asiente con la cabeza, aunque siente que los celos están calentándole la sangre.
-Yo sólo vine para traerte la medicina, ya es la hora.
-Te lo agradezco.
-Ahora si me disculpan, debo hacer algo.
Indica a la vez que se aleja para enfrentar a Annie, ésta vez no iba a permitir que ella le estropee su felicidad. Los hombres se observan en silencio por unos instantes buscando las palabras adecuadas para decir; Terry toma el frasco y saca una pastilla para terminal bebiéndosela con el agua, cuando su acompañante habla finalmente.
-Eres un hombre con suerte Terry. Realmente te envidio.
-¿Y eso por qué?
-Aunque no estoy de acuerdo con vuestra relación, admito que es muy evidente que la quieres. Te pido perdón si mi esposa ha hecho algo que dé pie a un mal entendido entre vosotros.
-No te preocupes, hace falta mucho más que eso para que yo pueda fijarme en otra mujer. Estoy segura de lo que siento por Candy que nada hará que me aleje de ella ni me atreva a traicionarla.
-Me parece estupendo, es una hermosa mujer, una gran señora en todo el sentido de la palabra. Sé que me equivoqué y la perdí, pero aun así le tengo mucho aprecio todavía por lo que si un día me entero que la haces llorar no dudaré en arrebatarla de tu lado para que no sufra nunca más.
-Tranquilo, he aprendido de tu error y no voy a dejar que nada ni nadie eche a perder mi relación con ella.
Finaliza dándole una palmada, era grato saber que incluso el exesposo de su mujer estuviese dando su aprobación. Gracioso, pero tranquilizador, por lo que ambos deciden regresar a la biblioteca donde está el novio en compañía de sus amigos.
Mientras tanto, Candy habida logrado darle alcance a Annie justo antes de que bajara las escaleras cuando la detiene.
-Annie me gustaría poder hablar contigo.
-¿Conmigo? ¿No veo de qué puede ser?
-Quiero pedirte que dejes en paz a Terry. Ese coqueteo absurdo que te traes, déjalo. Ya hiciste una vez lo mismo cuando Anthony era mi marido y no te importó en lo más mínimo involucrarte con un hombre casado ni traicionar nuestra amistad. Esa vez no te dije nada porque no era a ti a quien tenía que exigirle, pero hoy vez no va a ser así.
-Oh Candy, ¿Esto es un patético intento de querer quedarte con todos los hombres para ti? Ya sé que has vuelto con Anthony ahora que nos hemos separado, y me parece bien. Así puedo estar con el padre de mi hijo.
-¿De qué…? ¿Tu...? ¿De qué estás hablando?
-Te estoy diciendo que estoy embarazada, y de Terry para ser más exactos. Bueno, no hace falta que te de tantos detalles pues tú misma nos viste en Londres cuando estábamos en la habitación y ya estás lo bastante grandecita para saber qué es lo que hace un hombre y una mujer cuando están desnudos en una cama.
-Eso no es verdad, entre ustedes nunca pasó nada.
-Ay querida, negar la verdad no te hace bien. Aunque debo admitir que es un alivio poder decírtelo a la cara, así podremos estar juntos antes de que nazca nuestro hijo; no quiero volver a repetir el mismo error que tuve con tu exmarido. Tanto tiempo amándonos a escondidas.
-Eres realmente un ser perverso, te desconozco por completo.
-Puede ser, pero ahora mismo te estoy siendo completamente honesta. Si hubiese dejado que tu dama de compañía te dijera que nos había visto a tu marido a mí besándonos en aquella fiesta de cumpleaños de la señora Elroy nos habríamos ahorrado muchos contratiempos. Nuestra aventura habría quedado expuesta, Anthony me habría dejado como tanto quería y yo nunca habría salido embarazada, cosa que fue lo que propicio tu divorcio. Ahora yo hubiese seguido soltera para cuando conociese al señor Grandchester y de igual manera nos habríamos enamorado terminando en la cama como cualquier pareja, por lo que estaríamos juntos y muy felices porque seremos padres.
-¡Tú... ¿Qué le hiciste a Dorothy?!
-Yo… le di una bofetada cuando me amenazó de ir a contarte lo que había visto, como me dijo que eso no se lo impediría cogí ese cachivache con el que juega a ser inventor Stear y le golpee la cabeza… eso la aturdió y estaba por desvanecerse cuando me cogió del brazo aun aseverando que no se callaría, entonces la cogí así…
Indica a la vez que lo hace con la rubia para escenificar el momento, a ella le cuesta reaccionar porque todavía no puede dar crédito a lo que está escuchando; Annie continua.
-Y pensé que si caía por las escaleras todo el problema se acabaría… y sabes ¿Qué? Ahora se me está ocurriendo la misma idea.
-¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame!
-Claro que lo voy a hacer Candy, te voy a tirar por las escaleras como hice con Dorothy, tal vez corres con la misma suerte que ella y terminas rompiéndote el cuello y mueres de una vez. Si desapareces de la faz de la tierra finalmente puedo ser feliz con Terry el padre de mi hijo.
-¡Suéltame, estás loca!
-No Candy, estoy defendiendo mi felicidad, apartándote de una vez para siempre de mi camino.
-Eso no te lo voy a permitir.
-Ya muérete de una vez con la tranquilidad de que haré muy feliz a Terry con el bebé que le voy a dar.
-¡Noooo…!