Buen día a todas las participantes al evento.
Realmente me encuentro muy emocionada ya que es mi primer GF.
He traido un fanfic dedicado a una chicha amante de Candy Candy, especialmente seguidora de Albert ella habría estado feliz de poder participar en éste evento, sin embargo a finales del año pasado falleció a causa del cáncer.
No se ha ido porque vive en el corazón de cada una de las personas que llevan en sus memoria un pedacito de cada vivencia compartida, de cada abrazo, de cada sonrisa , incluso de cada enojo y berrinche; como mujeres somos impredecibles y pasamos de la euforia a la tristeza, de la alegría al enojo o frustración, somos iguales a las matemáticas, imposibles de entender pero necesarias para todo
Con Cariño y afecto para H.A.W.
Por respeto a sus familiares y por así acordarlo previamente con ellos, su identidad permanecerá en el anonimato
Por favor no sean tan crueles conmigo, es mi primer aporte:xfis:
De cualquier modo voy volando por mi armadura en caso de ser necesario espero que los tomatazos y escobazos no sean tan fuertes.
Nota: Firma para quienes comenten, solo dejen su nick por favor
Disclaimer: Los personajes de Candy Candy no me pertenecen,
pertenecen a la novelista Kyoko Mizuki y/o Toei Animación.
Los nombres de los personajes han sido usados para desarrollar una historia de mi autoría, producto de mi imaginación, por lo cual, podrán existir variaciones en cuanto a los sucesos del manga y del ánime, incluso en la personalidad de los personajes, así mismo como similitudes.
Lo que leerás a continuación ha sido escrito sin fines de lucro y sólo con el objeto de entretener.
La historia que estas a punto de leer está dedicada a una mujer que amó el manga de Candy Candy, especialmente al personaje de Albert y que desgraciadamente hace unos meses se adelantó en el viaje del sueño eterno, pero que estoy segura que está feliz de que haya en el mundo muchas chicas que comparten su misma pasión. En honor a H.A.W.
“HASTA EL FINAL”
Capítulo 1 “Remembranzas”
MI vida nunca había sido ordinaria, hasta que la conocí.
Siempre con los constantes cambios a los que tuve que enfrentarme por tener sobre mis espaldas la responsabilidad de ser el Patriarca del Clan Ardley; a pesar de mi corta edad y de mi rebeldía, supe desde siempre que ese compromiso no podía eludirlo.
Aquella tarde de Octubre me permití por vez primera pensar en una vida diferente a la que estaba acostumbrado.
Habíamos viajado a Lakewood con motivo del aniversario luctuoso de mi única hermana, salí con mi vestimenta de gala, un Kilt de diseño especial, acorde a la jerarquía que representaba y mi gaita; pero no pude ir a donde se suponía estaban homenajeando a Rosemary , el bello jardín que con tanta dedicación ella cuidó en vida, ahora estaba invadido de damas vistiendo sus mejores prendas y de caballeros que no perdían oportunidad de hablar de inversiones, negocio y poder.
-¿Qué farsa era la que se interpretaba en esos momentos? –Jamás en la vida había visto tanta hipocresía junta; fue terrible para mi pobre corazón de adolescente darme cuenta de que la realidad es justo esa que tuve frente a mis ojos.
-Como pude huí.
-Sin ver el sentido que mis pasos tomaban vagué largo rato, sentía la briza fría en mi rostro y cuerpo, un gélido viento era mi única compañía, sin embargo no era comparable a la fría actitud de toda esa gente que dejé sin ver atrás.
Decidí entonces liberar el dolor de mi alma, con notas tristes y cargadas de melancolía, una a una según salían de mi gaita dotaban mi ser de una nueva paz, mi alma ya no se sentía tan llena del dolor que minutos antes me invadió.
-La lluvia cesó y mi andar se aligero, fue entonces que la descubrí; tumbada en el pasto aún mojado por la reciente lluvia, pude sentir la pena que le afligía, sentí remordimiento por interrumpir tan íntimo momento e intenté alejarme, sin embargo poco a poco y aún desorientada se incorporó hasta quedar sentada sobre sus talones.
-Posó su curiosa mirada en mí e inicio con su interrogatorio, incluso mencionó que parecía un extraterrestre por mi manera de vestir, ese comentario me causó desconcierto y gracia al mismo tiempo; le di una breve explicación y continué tocando, ésta vez una melodía más alegre.
Comenzó a mover sus pies rítmicamente y se mofó del sonido de mi gaita. –“parecen caracoles arrastrándose” jajajajaja, no pude contener la risa a la que ella se unió, jajajajaja estallamos en tremenda carcajada.
Fue un momento mágico, esa sonrisa tan franca y pura que me regaló era lo que hacía falta para ver que en la vida existen circunstancias difíciles y que aún cuando la lluvia nos azote fuertemente, siempre puede brillar un rayo de esperanza; ante eso no supe cómo reaccionar, únicamente atiné a decirle: “Sabes… -eres mucho más linda cuando te ríes que cuando lloras”
-Quise quedarme a conversar un poco más pero seguramente no tardarían en notar mi ausencia, en esos momentos un papel comenzó a volar impulsado por el viento y ella corrió tras él.
-Fue entonces que aprovechando el descuido me alejé, no sin antes dejar mi insignia en agradecimiento, ella me regalo esperanza y yo no tenía nada que ofrecerle, entonces decidí dejar el objeto que me representaba.
-A los catorce años mi vida cambió para siempre, ese encuentro fue la causa. -Sé que hay personas que se sorprenden cuando me oyen hablar así; me miran con extrañez e interés, como si quisieran descifrar qué es lo que sucedió, pero no me molesto en dar explicaciones.
-Si tuviese que darlas serían muy amplias, me gusta explayarme sin prisas, tranquila y calmadamente; lo cual requiere más tiempo del que la mayoría de la gente está dispuesta a concederme.
-Muchas personas me abordan solicitando que les cuente la vida del enigmático y extravagante William Ardley, empero la historia que pretenden escuchar no es la típica que se puede resumir en un par de frases ni condensar en una simple exposición hecha al vapor.
- A pesar de que han transcurrido algunos años, recuerdo su inocente mirar, su dulce voz, sus bellos ojos verdes con un toque azulado, su rubio cabello volando al viento, esos rasgos tan característicos de ella, que no cambiaron al correr del tiempo, simplemente maduraron.
A menudo revivo mentalmente cada momento que pasamos juntos y me doy cuenta de que cuando lo hago, siempre me invade una extraña sensación de tristeza y de alegría a la vez. Hay momentos en que desearía retroceder en el tiempo para poder borrar toda esa inmensa tristeza, pero tengo la impresión de que, si lo hiciera, también empañaría la alegría de esa época.
-Así que simplemente me dejo llevar por la esencia de esos bonitos recuerdos , los acepto sin reticencia, permito que afloren según se van presentando y dejo que me guíen siempre que sea posible, los he tomado como una clase de enseñanza.
-A mis 36 años gracias a ella descubrí la capacidad que tenemos para soñar, incluso en las circunstancias más difíciles.
-Mi vida a su lado ha sido simple, sencilla, cotidiana, una vida común, corriente y ordinaria.
-Alguna vez pensé que no había nacido con estrella, que el mundo era injusto y que yo no merecía pasar por tantas circunstancia difíciles, que no era justo vivir en silencio y sólo, pero me di cuenta que el tiempo no se detiene y que no debemos perderlo en lamentaciones, porque, nos guste o no, solo existe el hoy y el ahora.
Y por ello, con la intención de hacer realidad el mayor deseo de todo ser humano, hoy comenzaré a vivir, con plenitud, con consciencia, con amor en cada acción que realice, tal como ella me enseñó.
-No hay nada más valioso que invertir nuestro tiempo haciendo felices a los otros, pues hay mayor significado en ofrecerse a uno mismo, sin reservas, sin miedos, sin trampas; no puedo ser egoísta y pensar que no tengo que ofrecer a los demás, el ofrecerte a ti mismo es el mayor gesto de amor de todos los tiempos.
-Dios mismo se entregó a la humanidad. -Los bienes materiales se esfuman, pero los actos sinceros son recordados y agradecidos aún sin palabras, florecen en aquellos en quienes se siembran, extendiéndose a otros.
Prometo que lo que te develaré te hará reír, llorar, gritar y tener ganas de golpearme, sin embargo sé que querrás saber más, todo es parte de la aventura de la vida, unos la vivimos de cierto modo, otros la ven de otro y finalmente siempre estamos bajo el ojo crítico de todo mundo, sin embargo nadie mejor que quien vive el momento sabe su justo sentir.
-Mi corazón late desenfrenadamente, los invitados comienzan a llegar de manera puntual según las reglas de etiqueta que dicta la época.
– ¡No sé qué hacer!
Realmente me siento desesperada.
-Hace una horas con ayuda de George al fin pude ver y hablar con el “Tío Abuelo William”
-¡Vaya sorpresa! -aún no me recupero de la impresión.
Camino a Lakewood en mi mente sólo tenía las mil y un súplicas que tendría que emplear para tocar el corazón del hombre que me acogió en su familia desde hacía ya varios años.
-Verdaderamente le debía mucho, pero el precio que debía pagar al comprometerme en matrimonio con Neal era demasiado, él jamás fue amable conmigo y…
…Ahora de la nada, de buenas a primeras “Debo” unir mi vida a la última persona con quien desearía estar.
-Con ojos suplicantes miré a la servidumbre que en esos momentos estaba encargándose de mi arreglo, siguiendo cada indicación estipulada por la Tía Abuela Elroy; sin embargo fue inútil, nadie estaba dispuesto a ser el objeto de desquite de la ira de la Matriarca, no, nadie lo deseaba.
-El par de mucamas que me ayudaron a escapar con anterioridad fueron despedidas a manera de advertencia. Sin lugar a dudas Elroy Ardley piensa en todo y si algún detalle se le escapa, lo corrige y mejora.
-Annie y Archie ofrecieron sus ahorros y ayudarme a escapar de esa locura, tampoco ellos podían creer en el supuesto y repentino amor de ese cobarde, que valiéndose de chantaje logró convencer a sus padres y a la tía abuela. -¡Vaya sinvergüenza, mentiroso! Se está aprovechando de la muerte de Alistear.
-Debo hacer algo, prefiero morir antes que hacer lo que ellos dicen.
-¿Pero qué? No tengo tiempo y estoy siendo vigilada.
- ¿Acaso piensan que soy una muñeca a la cual pueden manipular y mover los hilos de su destino a placer y complacencia suya? -sé que no es una orden del Tío Abuelo William, pero ya todo está dispuesto para hacer el anuncio.
- Y ésta forma tan arbitraria de obligarme me parece inconcebible, siento que nada puedo hacer; la vida me ha puesto delante de situaciones muy difíciles y siempre he salido avante, con algunas marcas, señal de mis batallas, sin en cambio creo hoy no podré hacer mucho.
-Mis fuerzas han abandonado mi cuerpo, he llorado y llorado hasta finalmente caer rendida en un profundo sueño del cual no quiero despertar.
-Toc, toc… -toc, toc….
-Escucho a la distancia el golpeteo de la puerta, con dificultad entre abro los ojos y me doy cuenta que un desfile de mucamas que ha llegado para terminar de arreglarme y para dirigirme al salón donde me han dicho, Los Legan se encuentran molestos por mi retardo.
-Conforme recorro los pasillos visualizo la ostentosa decoración, incluso se distingue en mi persona, ese no es mi estilo habitual, casi no puedo reconocerme debajo de los holanes, moños y flores de mi ajuar, pero no me dejo intimidar, he decidido rechazar el compromiso, no importa que todos se pongan en mi contra.
-Me ubiqué al pie de la escalera e inmediatamente Neal reprochó mi tardanza, -lo ignoré.
-Como pude respiré profundamente tratando de calmar mis nervios, sin moverme un ápice elevé el tono de mi voz:
“Señoras y señores, debo hacer un anuncio importante. Yo Candice White, rehúso categóricamente casarme con Neal Legan”
-Una lluvia de sonidos inundó el salón ¡Oh!, -¡Ah!, -¡Hey!, -¡Uy!, -¿Eh? – No eran cuchicheos, cada persona ahí presente emitía su total desaprobación por mi decisión.
-Ante tal bullicio sólo atiné a buscar con la mirada a la Tía abuela –pobre- Tenía un semblante terrible, el color había teñido su rostro de un rojo vivo que reflejaba su furia, perlas de sudor cubrían su rostro y sus puños apretando su pañuelo me hicieron saber que acababa de desafiar a la mujer más importante no sólo de la familia, sino de América, e indudablemente habrían consecuencias.
-Fúrica por mi actitud y olvidándose de la etiqueta y buenos modales, la tía abuela reprochó mi osadía. –“¡¿Con que derecho osas y aquí mismo?!
Creo jamás la había visto tan molesta.
-De pronto una voz firme silenció completamente el cotilleo que se había desatado. “Así como Candy ha dicho, reniego igualmente a éstos espósales”
-Neal aprovechó la confusión que se ha generado para insultar y desacreditar al hombre que ha ingresado, calificándolo como el vagabundo con el cual viví mientras él estaba amnésico, obviando mi reputación al mismo tiempo.
-El color que antes tenía la Tía Elroy ha desaparecido, dando paso en su lugar a una palidez casi mortífera; en su rostro se dibuja confusión, intenta hablar pero sólo tropieza con sus propias palabras ¿…Will…William…? -¿Qué haces aquí? …Pero entonces … ¿Entonces ella…? -Su voz es un hilo, ha perdido su habitual altivez. -Se encuentra en shock total y él se presenta ante la multitud.
“Señoras, señores, permítanme presentarme, soy William Albert Ardley”.
Las miradas incrédulas y de total asombro no se hacen esperar, junto con los comentarios de los ahí reunidos, no pueden creer que un chico tan joven y bien parecido sea el Patriarca, confieso que ni yo misma lo podía creer.
–Horas antes había descubierto la identidad del misterioso “Tío Abuelo William”
-Quien para sorpresa mía resultó ser, nada más y nada menos que Albert, mi amigo de siempre, el hombre que me salvó de morir ahogada, quien me aconsejó en cada momento difícil de mi vida, quien siempre aparecía para reconfortarme.
-Era impensable que él siendo apenas un poco mayor que Archie, Stear incluso yo misma, fuera el pilar del clan.
-Cual estatua quedé, hasta que fui sacada de mi estupor por esa voz tan familiar, Albert me pidió esperarlo en el lago que se ubica en la parte trasera de la propiedad.
-Tuve el tiempo suficiente para reflexionar en los aspectos importantes de mi vida, ya no tenía la obligación de casarme con Neal, pero habían tantas cosas que quería saber de Albert, ¿Por qué me ocultó su verdadera identidad? -¿Por qué me adoptó? ¿Por qué su solitaria vida?
– ¡Pfff! -Miles de interrogantes cruzaban mi mente.
-Quería hacer y decir muchas cosas, lo primero sería visitar a mis madres en el hogar de Ponny y con su consejo decidir sobre lo mejor para mi futuro.
-Con esos pensamientos estaba cuando Albert llegó hasta la rama del árbol en la que me hallaba cavilando, le conté de mi planes y como siempre me apoyó.
-Él sería incapaz de cortar mi libertad, era la mejor persona que había conocido, me comprendía perfectamente, me conocía mejor que nadie.
-Conversamos largo rato, no hizo falta dar explicaciones, estábamos felices de habernos reencontrado.
-Con un abrazo cargado de nuestros afectos nos despedimos, no sin antes acordar mantener comunicación constante, nos escribiríamos una vez a la semana y no nos perderíamos la pista.
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-¡Caaanndyyy! -¡Candy! -Era Jimmy que me llamaba.
-Candy, no adivinarás quiénes han venido a visitar el hogar, te vas a llevar una gran sorpresa.
-Jimmy, ¡Por Dios, no soy adivina! -¿Dime de quién se trata?
-No, debes al menos intentar adivinar.
-Por favor, no soy una chiquilla para esos juegos.
De mala gana y con un puchero en el rostro Jimmy develó la identidad de sus visitantes.
-¡Aaaaa, yuujuuú, que gran alegría!, -Candy salió corriendo hacía el hogar.
-Y yo soy el infantil, pensó Jimmy, se echó a reír y fue tras ella.
La escena que encontró al llegar le conmovió hasta el último rincón de su ser, eran Annie, Archie, sus madres y los niños del hogar preparando una pequeña fiesta, todos estaban felices, pero faltaba algo, mejor dicho, alguien.
-¡Emm, aaammm…!
¿Vino Albert con ustedes? -No pudo con la curiosidad.
-No Candy, pero vendrá más tarde, respondió Annie.
-¿Acaso no te alegras de vernos?
-Fue el turno de Archie para hablar.
-Ja ja ja ja, por supuesto Archie, es sólo que hace mucho que no veo a Albert y lo extraño.
-Cof, cof, casi se atraganta ante sus propias palabras. Eeee… …este, quiero decir, que me parece extraño no verlo con ustedes.
-¡Vamos Candy!
-Todos sabemos a qué te refieres, la embromó Annie y todos comenzaron a reír.
Pasaba de la media tarde, ese día de primavera particularmente hacía un sol espléndido, el viento soplaba suavemente y se mezcla con el aroma de las “Dulce Candy” que había traído desde la mansión de Lakewood.
-Pocos detalles hacían falta para terminar con los preparativos de la reunión, después de charlar con mis amigos decidí recorrer mi colina favorita, intenté que me acompañaran, sin embargo los niños del hogar parecían no querer soltarlos.
Resignadamente me encaminé hasta lo alto de la colina que albergaba tantos recuerdos de mi infancia y donde había decidido iniciar mi propio jardín con las rosas que me regaló Anthony.
-Me arrodille ante ellas y comencé a aspirar su aroma. No sólo mis pulmones se llenaron con su esencia, mi mente empezó a recrear vivencias pasadas, algunas muy felices, otras no tanto, el viento trajo viejas notas de una melodía que justo en ese mismo lugar, hacía años había escuchado.
-Pensé en lo magnifico que eran mis recuerdos, podía escuchar claramente esa música que un día “Mi príncipe” interpretó para llevarse el dolor que sentía en aquella época.
-¿Pero qué era lo que estaba sucediendo?
-No era mi mente, realmente el sonido de una gaita se hacía más y más cercano, aún con las rosas en mano, me levanté y comencé a buscar el origen del sonido, fue cuando lo vi.
-¡Dios mío!, era él…
…Mi príncipe.
-Los rayos del sol daban de lleno en él por lo cual no podía distinguirlo, pero en el fondo de mi corazón sabía que era ese con el que tanto había soñado.
-Pequeña, ¿Sabes que eras más linda cuando sonríes?
-¡Oh por Dios!, ¿cómo pude ser tan ciega? …esa voz, tenía que ser él.
-Fue hasta que estuvo a pocos pasos de distancia que pude verle por completo, Albert, el tío William y el Príncipe de la colina eran la misma persona.
La emoción que embargó mi ser hizo que apretará fuertemente las rosas que traía en mano, lastimándome sin querer; unos tenues hilos de sangre comenzaron a resbalar por mis manos.
-Candy, mira nada más, te has hecho daño.
-¡Oh! no es nada Albert
-¿Cómo dices que no es nada si hasta sangre tienes?
-Es que me emocioné tanto que no me di cuanta fuerza imprimía la sostener las flores.
-Dos fluidos ríos resbalaban de mis ojos, estaba emocionada, feliz, muy feliz, como hacía tiempo no me sentía.
-Pequeña por favor para de llorar, me estás haciendo sentir muy culpable.
-Es que mis ojos no pueden parar, pero te juro que no estoy triste, por el contrario, hoy es uno de los días más felices de mi vida.
-Entonces por favor sonríe pequeña.
-Jajajajaja, ¿mejor?
-Pero que falsa eres Candy, esa risa ni tú la creíste.
-Jajajajaja, ahora ambos estallamos a reír ante el comentario tan atinado de Albert.
-Pequeña vamos donde la reunión, seguramente nos están esperando y tú necesitas curar esas heridas.
-Claro Albert, vamos.
-Fue cuando me percaté que mis hermosas “Dulce Candy” estaban teñidas por mi sangre.
-Albert mira lo que les he hecho a mis flores.
-Candy, Candy, no debieras preocuparte por eso, lloverá y se lavaran, entonces ellas volverán a ser iguales.
¿Y si eso no sucede y se quedan así para siempre, teñidas por mi sangre?
-Aun así no hay motivo para angustiarse, ellas simbolizarán lo que eres, son iguales a ti, no requieren muchos cuidados y a pesar de ser poseedoras de una gran belleza, no son exigentes en sus atenciones, son resistentes ante las adversidades, son independientes, eliminan de su vida todo eso que las hiere y no las deja crecer, nutren con su paciencia, amor y generosidad los capullos que están por nacer en su corazón…
…Albert…
-Déjame terminar Candy
-Todo eso y más eres tú y si quedan marcadas serán unas lindas “Rosas- rosas”, ese será tu sello distintivo, Anthony te obsequió un lienzo blanco, te toca pintar en él los matices de tu vida, los cambios no siempre son malos, al contrario, te hacen crecer y valorar.
-¡Oh Albert!
-Que bellas palabras.
Con ese pensamiento me has enseñado las profundidades del corazón humano y con ello has marcado el comienzo de mi madurez, desde hoy las Dulce Candy que se han tornado rosas serán mi insignia personal.
-Es así como una nueva estirpe nació ese día en la colina de Ponny.
-Fue decisión mía brindar apoyo en pequeñas clínicas cerca de la casa Ponny, incluso Albert mandó construir una “Nueva Clínica Feliz” para poder brindar atención a personas de escasos recursos y a los niños del hogar.
-Esa mañana me levanté muy temprano como de costumbre, tuve que quitarme el mal hábito de levantarme tarde, jajajajaja
–En el pueblo había muchas necesidades y no podía permitirme haraganear.
-Decidí salir a trepar un árbol, hacía tiempo no tenía tiempo de subir a uno, desde lo alto de aquél árbol pude distinguir la figura cansada de un hombre con un maletín en su hombro y que con paso dificultoso se acercaba en dirección mía.
-Señor Marsh, aquí arriba.
-Candy, no has cambiado nada, sigues siendo la misma chiquilla, ¿Qué haces trepada ahí?
-¡Upss! Giñándole un ojo al tiempo que le enseñaba la lengua, salté hasta quedar justo frente a él.
-¿Qué lo trae por aquí señor Marsh, hace tiempo que no lo veía?
-Verás Candy, ya estoy viejo y otro cartero más joven hace la mayoría de las diligencias, sin embargo con toda la problemática que ha acarreado la guerra el trabajo se ha duplicado y se requiere de más personal que reparta la correspondencia, por eso hoy he venido yo.
-Por cierto hay una carta para ti desde Chicago.
-¡Yupi! Deme mi carta por favor.
-No seas curiosa, al menos déjame llegar y recuperar el aliento para continuar mi trabajo.
-Un sonrojo cubrió mis mejillas por la falta de tacto y delicadeza con el señor Marsh.
-Por supuesto, disculpe mi descortesía.
-Una vez que me quedé sola volví a trepar a una de las ramas próximas y comencé a leer, en el remitente del sobre se leía: Hospital Santa Juana.
21 de Abril de 1917
Apreciable señorita Candice White:
La razón por la que estamos enviando ésta carta a su persona, es porque al participar de modo directo en el conflicto Bélico, Estados Unidos de Norteamérica deberá prepararse con la mayor cantidad de personal calificado para atender las contingencias derivadas de dicha confrontación.
La situación entre nuestra nación y Alemania, se ha vuelto insostenible, tras el hundimiento del trasatlántico Lusitania en mayo de 1915, en el cual perecieron 1198 pasajeros, de los cuales 234 eran ciudadanos estadounidenses, hemos tratado de no involucrarnos en el conflicto, pero la reciente salida de Rusia, deja en situación de vulnerabilidad a los “Aliados” fortaleciendo así a la Entente.
A grandes rasgos esa es la principal razón por la que debemos desplegar fuerzas que ayuden a minimizar el impacto que estas acciones tendrán en nuestra fuerza económica y humana.
Al Diplomarse como enfermera y haber estado entre los primeros lugares, es usted uno de los principales pilares para la pronta recuperación de la salud entre nuestros soldados.
Tome en consideración que su ingreso no es obligatorio, sin embargo sus conocimientos podrían salvar vidas en el frente.
El reclutamiento será en la estación de trenes de Nueva york.
Esperamos contar con su participación, la nación se lo agradecerá.
-Nueva York, la Guerra, Stear, Flammy…
-¿Qué es lo que debo hacer?
-Por una parte me encuentro tranquila, he creado nuevas relaciones con las personas del pueblo, los niños se ven más felices que nunca y el trabajo para la hermana María y la Señorita Ponny ha disminuido, empero, por otra parte yo estudié y me preparé para una situación así.
-Alistear se fue a la guerra pensando en que si se le detenía lo más pronto posible, nosotros no tendríamos que participar en ella, sin embargo él murió y aunque nunca fue hallado su cuerpo, la noticia causó un profundo dolor en la familia y la Guerra aún continua.
-¿Sera posible que se siga extendiendo y qué nadie pueda frenarla?
-Al igual que nosotros, muchas familias se han bebido sus lágrimas, han ocultado su angustia y cada semana con los nervios de punta revisan las listas de soldados al frente, incluso los que tienen familiares desaparecidos con dolor en su alma y con su corazón temblando de miedo inspeccionan los obituarios esperanzados en al menos hallar a sus, hijos, esposos o hermanos. Tener un cuerpo al cual llorarle es una de las mayores bendiciones en medio de toda ésta tragedia.
-Estoy confundida, tengo miedo y pienso que tal vez sea tiempo de hacer algo diferente con mi vida.
El día que mis flores se tiñeron de rosa, Albert dijo que ahora yo era la encargada de ponerle nuevos matices a mi vida, ese día mentalmente me auto prometí, no volver a cometer los errores del pasado, por mis miedos, por mis inseguridades y por mis indecisiones perdí muchas cosas, sufrí en más de una ocasión, fui difamada y calumniada, incluso perdí a quien consideré mi más grande amor después de Anthony, al que creí no poder superar después de su trágica muerte.
-Largo rato estuve cavilando en la mejor decisión, puse mi vida en diversos escenarios y trate de sopesar cada una de mis decisiones.
-Mi sentido del deber me decía que debía enrolarme en las filas del ejército, pero mi sentido común me gritaba que era una locura, gran parte de la mañana caminé por diversos sitios, a mi alrededor todo parecía en completa calma, no había señales que delataran la reciente incursión de nuestro gobierno en tan aberrante acto de homicidio para la humanidad, según mis propias creencias fue el genocidio más brutal al que la humanidad se había tenido que enfrentar hasta entonces.
-Irremediablemente volví a pensar en mi separación con Terry aquel invierno.
-Volver al lugar que causó en mi corazón una enorme herida, no sería fácil, pero ya lo había decidido, me embarcaría inmediatamente.
- Lo difícil ahora sería decirle a La Hermana María, a la señorita Ponny, a Tom, Annie, Archie y a Albert; seguramente no estarían de acuerdo, por eso ahora tendría que actuar cautelosamente.
-En mi mente ya tenía trazado un plan y nadie se daría cuenta hasta que ya estuviera navegando rumbo al otro lado del mundo
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Última edición por RENECIA CONTRERAS el Vie Abr 03, 2015 1:52 am, editado 1 vez