[C.E. Aquelarre Andrew] Fanfic: "Hasta el final". Aporte #5 (Albert y Candy)

                                                             




 



Buenas noches a todo el Foro Rosa  sé que no tengo perdón  sin embargo la vida real me abdució  aún así  la historía continua

A pesar de que la Guerra Florida llega a su fin me ha quedado la experiencia de ésta primera participación, para futuros años  gracias a quienes siguen la historia y seguimos en Fanficcion


Disclaimer: Los personajes de Candy Candy no me pertenecen,
pertenecen a la novelista Kyoko Mizuki y/o Toei Animación.

Los nombres de los personajes han sido usados por mí para desarrollar una historia de mi autoría e  imaginación, por lo cual, podrán existir variaciones en cuanto a  los sucesos del manga y del ánime, incluso en la personalidad de los personajes.

Lo que leerás a continuación ha sido escrito sin fines de lucro, sólo con el objeto de entretenimiento y está dedicada a una mujer que amó el manga de Candy Candy, especialmente al personaje de Albert, pero desgraciadamente hace unos meses se adelantó en el viaje del sueño eterno, sin embargo  estoy segura que está feliz de que haya en el mundo muchas chicas que comparten su misma pasión.  



En honor a H.A.W.



CAPITULO 5  “REVELACIONES”




En unas cuantas horas fui un vórtice de emociones, no había nada en el mundo que anhelara más y se esfumó como si de una ilusión se tratase.

-Pero la culpa es mía, sólo mía, siempre tuve la verdad frente a mis ojos y no la vi ni la valoré, quizá haya sido lo mejor, yo no merezco a un chico tan valioso como él,  que además de inteligente, humilde, generoso y muchas otras virtudes, siempre ha cuidado de mí.

-Más estúpida no pude ser ¿Cómo se me ocurrió pensar que quizá él se fijaría en una chica tan simple como yo? supongo que se casará con Eliza y con su bondad logrará cambiar su corazón resentido.  

-No tengo ninguna posibilidad frente a ella, no existe comparativo…

Eliza proviene de una familia con su misma posición social, yo…  

…simplemente soy una huérfana que desconoce sus orígenes, tal vez hasta provengo de una familia de ladrones o asesinos.

-Su cabello y piel lucen radiantes, en cambio los míos han sido afectados por las inclemencias del tiempo y el trabajo rudo que siempre he realizado, mayormente ahora que acabo de volver del frente de guerra; en esos momentos mi aspecto era lo menos que me interesaba,  el limitado tiempo  que nos quedaba era para descansar y no para pensar en vanidades o frivolidades.
 
-Aprendí mucho de modales y buenas costumbres durante mi estancia con los Ardley, pero esa no soy yo, esa Candy es la que la tía abuela se empeñó en moldear para que no avergonzará a la familia que generosamente la acogió entre sus miembros; sin embargo ella es refinada de modo natural, desde su nacimiento su futuro ya estaba predestinado al lado de un hombre como Albert; yo…  
…yo sólo tuve breves momentos afortunados, primero al lado de Anthony, posteriormente al lado de Terry y en ambos casos los perdí a causa del destino.  

Duele y duele mucho, mi corazón ya no aguanta más quebrantos, si ya estaba roto hoy se ha hecho polvo.

-La hermana María y la señorita Ponny se limitaron a escuchar a su pequeña hija, veían el dolor de su alma, verle derramar tan incontenibles lágrimas produjo un efecto similar en las mujeres, para ninguna madre es fácil ver sufrir a un hijo.

Ninguna decía nada, cada una por su parte escuchaba atentamente e intercambiaban miradas en un dialogo que sólo ellas comprendían.

-No puedo competir con ella.
-Candy  prosiguió con su monólogo, ni siquiera podría acariciar la suave mano de él con la aspereza de las mías, aun cuando lo anhelase  sería injusto, Albert nunca se ha fijado en esas simplezas pero ese era el anterior Albert, el vagabundo, mi amigo, mas no el hombre de negocios y jefe del clan que ahora es, a estas alturas sostenerle de la mano o posicionarme a su lado, tal vez le produzca una gran afrenta; mucho más cuando una chica tan sofisticada, delicada y elegante como lo es Eliza seguramente ha posado junto a él en cada evento o reunión, no existe nada que pueda ofrecerle…

-No pudo emitir más palabras, entre el hipar producido por el irrefrenable llanto y la desolación que sentía en su ser,  poco a poco fue enmudeciendo, era inútil intentar continuar, no podía hacerlo.

La primera en intervenir fue la Hermana María: Pequeña Candy, debes dar gracias a Dios que te ha devuelto sana y salva a tu hogar, cada día orábamos por tu bienestar y seguridad.

-Sé  que el dolor de tu alma es grande, pero la bondad de ella lo es aún mucho más.
 
No conozco a una sola persona que se pueda comparar contigo o tú con ella, no veo entonces porque tú misma haces una comparación tan absurda y ridícula.

-Claro que no eres como ella o como ninguna otra,  no eres altanera, presuntuosa o petulante, por el contrario la vida no ha sido fácil para ti, a pesar de ello la sonrisa en tu rostro contagia de unas ganas tan grandes de vivir por ser el claro ejemplo de que vale vivir la vida sin importar cuantas veces o que tan fuerte te golpee,  has sembrado una semilla de amor y fe en cada uno de los que te conocemos, no la dejes morir, recultívala, no sientas que se ha acabado el mundo sólo porque llegaste tarde a la vida de alguien.

Pienso que en el plan de Dios hay escrito algo maravilloso y justo para ti, las personas están acostumbradas a recibir pero no a dar, por eso  siempre buscan que les den bienes materiales, lujos, dinero, excentricidades, afectos o amor, pero ellos no lo dan; en cambio tu solo sabes dar, no importa si recibes  o no algo a cambio.  

Confía que él en su infinita bondad te ha preparado algo especial, algo que no podrías apreciar si tu vida hubiese sido diferente…

-Candy no dejó terminar a la hermana María, justo en esos momentos se arrojó a sus brazos, refugiando su cabeza entre el cuello y el hombro de la religiosa; quien en correspondencia la atrajo más hacía su cuerpo, como queriendo transmitirle todo el amor que le tenía, incluso para infundirle la confianza de un futuro pleno para ella que tanto había sufrido.

La señorita Ponny no se hizo esperar y se fundió en el mismo abrazo, recargó su cuerpo en el de su niña y suavemente le acariciaba el cabello, justo como cuando era pequeña, como uno de tantos días que la consoló por caerse de un árbol o por derramar su postre, esos días quedaron atrás,  esos pequeños problemas fueron creciendo a la par de ella y sabía que curar el alma requiere algo más que una bandita.

-Suspiró un poco más calmada y levanto su carita toda enrojecida por el llanto, con sus ojos inflamados  y su cabello hecho totalmente una maraña.

-Ya estoy mejor, intentó sonreír, disculpen por haberme ido de la forma en que lo  hice y perdón por venir a darles más problemas, realmente necesitaba desahogarme, pretendía subir al “Padre árbol” confesarle  mis penas a él pero me descubrió antes la señorita Ponny, fue la disculpa que les ofreció a sus queridas madres.

-Mi pequeña, uno siempre puede sentir la presencia de sus hijos, al igual que sus alegrías o tristezas, ésta noche no podía dormir por eso decidí llenar mis pulmones con el aire fresco de la noche; supongo que era el presentimiento de tu retorno.

-Puedes pensar que no somos quienes para aconsejarte en temas del corazón, sin embargo nosotras sabemos mucho de él, no de la manera física pero si de la espiritual, y ese amor es el más puro de todos porque no busca una satisfacción terrenal y pasajera, amar es mucho más que sentir emoción y nervios al mismo tiempo, es más que las típicas mariposas en el estómago, las sonrisas que se dibujan en el rostro al pensarle,  o que te suden las manos ante la presencia de esa persona especial.

Quizá podrás creer que lo es por la forma en que te mira, te sonríe o te habla, las señales pueden ser confusas, ya no eres una niña, eres una mujer que está conociendo nuevas sensaciones, una mujer que está reaccionando a hechos que antes no te afectaban y que ahora te confunden, por ello debes poner en orden tus sentimientos y revalorar lo que quieres hacer de ahora en adelante.  

-Tal vez, es que al estar tanto tiempo lejos y en las circunstancias en que estuviste, tienes la necesidad de sentirte protegida y querida.

-No debes ser egoísta, si en verdad has descubierto un amor por el joven Ardley debes apoyarle y comprenderle, justo como él lo ha hecho contigo…


-Eso voy a hacer, fue su breve respuesta, acompañada de un suspiro de resignación, solo que no es fácil subir a la cima del cielo para casi  instantemente caer a un profundo vacío.

No puedo auto engañarme o mentirle al corazón, pero tampoco puedo ir por la vida sufriendo, la verdad es que ahora soy más consciente de que el tiempo que dejamos pasar o desperdiciamos no regresa.  

-Nuevamente les pido que perdonen mis locuras y arrebatos…

-Con la emoción  de cualquier madre que vuelve a tener en su regazo a su hijo ausente, las mujeres observaron con ojos de agradecimiento tanto a su hija como al cielo.
 
-Por supuesto Candy, nosotras nunca estuvimos enojadas por las decisiones que tomaste, eso no resta que nos preocupáramos por la incertidumbre de no tener novedades tuyas; sin embargo es algo que ha quedado atrás, olvidemos las tristezas y disfrutemos que  te encuentras sana y salva.

-¡Cliiiiin!  -¡aaawww!  Pequeño bribón.  
De la nada apareció mi pequeño amigo y confidente.
-¿Sabes? Me has hecho mucha falta, tengo tantas cosas que contarte, le dijo al tiempo que le guiñaba el ojo y enseñaba la lengua, justo como en otra época en la que parecía estar ajena de los problemas del mundo.

Sabía que vendrías, lo que no esperaba era que fuese tan pronto, realmente me asustaste…
 
Para ese momento el llanto derramado había cedido, dando paso a unas francas sonrisas por parte de las tres mujeres.

Una vez que se terminó la licencia de la rubia, ésta retornó a las instalaciones de lo que sería su nuevo hogar y donde desarrollaría un nuevo proyecto y reto, ese al que había decidido dedicarle toda su atención y con el cual pensaba alejar a cierto rubio de sus pensamientos.

-Mientras tanto en el atlántico sur,  la postal ofrecida a través de sus tranquilas aguas e inquieta brisa, ponían pensativo a Albert que se deleitaba con el paisaje.

-En definitiva le había hecho falta ver esa luz especial en la mirada de su pequeña, pero sabía que ese viaje no podía ser postergado.

-George,  
-Dime William
-¿Crees que la información que nos llegó tenga posibilidad de resolver temas añejos?
- Sin apartar la vista del horizonte, el moreno respondió:  
-No debes dudarlo, Gustavo es un magnifico detective, serio, dedicado, honesto, tenaz y con un muy agudo sentido para seguir pistas confiables.  
-Lo sé, pocas veces hemos entablado conversación pero se ha ganado mi confianza, es sólo que no me gustaría especular, quisiera que todo fuese verdad.
-No debes preocuparte y mejor vamos a sacarle partido a éste viaje, puede resultar muy fructífero William.

-El rubio suspiró resignadamente y sólo respondió: “Cierto, debo dejar que las piezas del puzzle se acomoden”.


Había transcurrido aproximadamente un mes desde que ambos habían partido a distintos destinos, en el hogar de Ponny todo marchaba sin inconvenientes, Patty y Martha disfrutaban de su mutua compañía en Florida, lejos de los conflictos Bélicos, la tía Elroy estaba al frente de las empresas Ardley, Archie le apoyaba en todo lo que podía, además de haber puesto en orden sus sentimientos con respecto a Annie pues a últimas fechas discutían por todo, la pelinegra se sentía insegura y no perdía oportunidad para hacérselo saber, especialmente después de los sucedido semanas atrás.



***FLASHBACK***


Archie, ¿por qué será que no dejas de pensar en Candy? –No lo dices abiertamente pero sé que gustas de ella, además cuando la viste aquel día a las afueras de la oficina, no pudiste ocultar la felicidad que ello te produjo, no cruzamos ni una palabra porque ella salió corriendo, pero el hecho de verla cambió completamente tu semblante serio por uno  soñador.

- Si al menos me miraras como la miras a ella, yo podría soportarlo pero… ni eso.
No sé qué debo hacer, quisiera no ser egoísta pero mientras ella estuvo lejos tu actitud conmigo fue distinta, incluso me permití pensar que la habías olvidado, sin embargo vuelve y tú te conviertes en otro.

-¡Auch! ¿Qué sucede Annie?

-Nada madre, sólo que me he pinchado con la aguja.
-Pues presta más atención en vez de estar soñando despierta.

-Te equivocas madre, pero seguiré tus consejos, gracias.

La realidad era que si estaba distraída, pero no lo iba a aceptar, lo que no acababa de comprender era porque para Archie cualquier chica es mejor que yo.
Con Candy lo comprendo, recuerdo que él estaba a punto de declararle sus sentimientos aquella tarde lluviosa en el San Pablo, pero yo no pude soportarlo e hice que me vieran cuando salí huyendo, a partir de ese día, él se decidió por mí, hoy comprendo que fue por sentirse obligado y que todos mis detalles no han sido suficientes para enamorarlo
¿pero…?
¿Eliza?  
Ella no ha hecho ningún mérito y hasta ella es mejor que yo.

-Estaba tan feliz por esa cena especial que le había preparado que decidí darle la sorpresa en la oficina, lo que no imaginaba era encontrarlo tan contento con ella, se supone que no la tolera y hasta estaban planeando viajar juntos a Chicago.  

Lo bueno es que me di cuenta a tiempo y evité ser el hazme reír de ese par, pensaba la chica.

Lo extraño tanto, sin embargo a él no parece afectarle estar lejos de mí, he tratado de no asfixiarlo con mi presencia y parece que no ha dado el resultado que  esperaba, por el contrario parece más feliz que nunca.

En un vagón de un tren con la cabeza  recargada en el respaldo del asiento, las manos sobre sus sienes y los ojos cerrados a modo de meditación,  Archie trataba de hallar las palabras correctas para dirigirse a Annie, no sabía la causa de su actitud renuente y huraña, si bien era cierto que no tuvieron un buen principio, también era cierto que poco a poco se fue colando en su ser, esa timidez y  el sonrojo que se hacía presente en cada uno de sus encuentros le encantaba, habían muchas damas muy bellas y refinadas,  sin embargo él apostó por ella y volvería a hacerlo sin dudarlo, pues con su personalidad lo enamoró y resultó ganador  de su amor incondicional.

-Años atrás se sintió atraído por la arrolladora personalidad de Candy, empero eso fue en el pasado, primero Anthony fue el privilegiado al poseer sus afectos, posteriormente el chico rebelde y actualmente su propio tío, así fue…

***FIN DEL FLASHBACK***


-Cuando llegaron al edificio de las empresas Ardley, la rubia iba demasiado exaltada, en ese momento no pudo hacer nada pero, dio la orden a uno de los vigilantes para que la siguiera y se asegurará de  que  fuese cualquiera el rumbo al que se dirigiera, llegara  con bien, un par de días después viajó a Lakewood, justo ese día ella regresaba a seguir con sus obligaciones para el ejército Estadounidense.

-¡Archie! ¡Qué sorpresa!
-¿Y Annie en dónde está?

-Hola Candy, (quise abrazarla pero no podía tener tal atrevimiento con ella) me alegra verte nuevamente, lo que no entiendo es porque no nos avisaste de tu regreso.

-E… Eees… éste… verás, lo que pasa es que todavía no puedo incorporarme a la vida civil, sólo tuve una breve licencia que aproveche para venir al hogar.
¿Sólo eso gatita?
-Sí, sólo eso.

-Mmmmmm…  ¿por qué me mientes? ¿Acaso no confías en mí?
–La verdad es que te vi salir de las empresas y no tenías buen aspecto, también encontré a Eliza y Neal y al tío William, por los comentarios de los tres he atado cabos y llegue a una conclusión.

No soy tonto y sé que algo sucede, por favor no te lo guardes, alguna vez prometí ser uno de tus tres paladines, cuidarte y protegerte, no me niegues esa oportunidad… ¿quieres?  

-Sorpresivamente se arrojó a mis brazos, en otra época hubiese sido el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra pero algo me decía que era un momento que se esfumaría tan pronto como el humo, permanecimos así no sé cuánto tiempo, sin decirnos nada, de pronto se separó y me ofreció una de sus más esplendidas sonrisas.

-No sucede nada, sólo que estar lejos de todas las personas que amo me ha puesto triste, pero en verdad me encuentro muy bien.  

Mejor platícame como está todo por la mansión, Annie, la Tía Elroy y…

-¿Y…?  

-Ya presa de sus emociones no pudo ocultar su verdadera curiosidad, aun así no daba su brazo a torcer por lo que tuve que poner en sus labios el nombre por el que ansiaba preguntar.

-Y… ¿Albert, gatita?

-Em… bueno… si, pero todos en general.

Te digo, eres muy mala para mentir u ocultar tus sentimientos.  

Pero ya no te torturaré más, todos están muy bien.

-Dorothy es la única que sabe que  he venido a buscarte y te envía cariños.  
-Gracias, por favor dile que pronto me pondré en contacto con ella, sólo que no sé cuánto tiempo más deberé permanecer al servicio del ejército.
-Actualmente trabajaré con un médico llamado Jean Piaget, la verdad no es un doctor convencional, básicamente el no cura el cuerpo, sino el alma.

-¿El alma?
-¿A qué te refieres Candy?

-Verás,  los chicos parten con ese sentido del nacionalismo que los impulsa a arriesgarlo todo por una causa que creen noble, luchar por defender tu patria para que tus padres, hijos o hermanos no tengan que enfrentarse a las aberraciones que día a día ocurren del otro lado del mundo, todos van con un ímpetu sobrenatural.

Más no siempre salen invictos, los más afortunados regresan heridos, ciegos, lacerados, amputados o mutilados, pero todos con el alma vacía, la mayoría preferiría estar muerto, así se evitarían dar lástima o molestias a sus familiares.

El doctor Piaget se dedica mayormente al estudio en las conductas de los niños, sin embargo ante la magnitud del evento, él mismo ha seleccionado a varias de las enfermeras que estuvimos en el frente, para apoyarlo en un proyecto donde piensa implementar algunos de sus estudios para el tratamiento psicológico de esos jóvenes.

-Pero tú eres enfermera Candy, no comprendo que tienes que hacer con pacientes que no necesitan curación alguna.

-En eso te equivocas, las heridas más difíciles de curar son precisamente esas Archie, esas que nadie puede ver y sólo quien las tiene sabe el dolor que les provoca.  ¿Sabes...? cuando nos avisaron sobre lo que sucedió con Stear, todos sufrimos mucho, sin embargo no todos lo externamos, por ejemplo…

-Candy sabía que tocaría una fibra muy delicada en el corazón de su último paladín, sin embargo se arriesgó.
…tú tuviste que ser la figura fuerte, quien diera consuelo a tus padres y a Patty, incluso a la tía Elroy.

-¿Pero realmente te encontrabas anímicamente bien?
¿Será acaso que tú sanaste el alma inmediatamente?
-No hablas de ello pero en tu mirar  se nota una tristeza profunda.

-Candy seguía hablando; Archie  le dio la espalda, ni un ápice de su ser se movía, pero por su rostro rodaban silenciosas lágrimas, esas que brotan cuando no puedes guardar por más tiempo el dolor que te producen recientes o viejas heridas y la forma de liberar el alma es a través de agua salada, esperando que al contacto con el exterior se evaporen al igual que la causa que las originó.

-Se paró a sus espaldas, no sabía cómo reconfortarlo, sencillamente atinó a tocarlo por el hombro para transmitirle su empatía, a veces el silencio dice más que las palabras y para ellos que estaban tan unidos ese lenguaje era ideal.

-Después de que su semblante  se recompuso volvió la mirada a donde su amiga se encontraba, ¿Sabes Candy? Nunca lo había pensado, pero tienes toda la razón y visto de ese modo una cosa no está peleada con la otra.

-¿Quién mejor que tú y todas las enfermeras que forman parte del proyecto, para lidiar con esos chicos?

Estoy siendo un poco egoísta al querer que vuelvas a casa, pero en verdad no es intencional, simplemente que cuando te fuiste nos dejaste con gran angustia.

-Lo sé Archie, pero como se los dije a la Hermana María y a la señorita Ponny, no deben preocuparse, no será fácil, sin embargo confío en poder ayudar en su  rehabilitación, tenía mis dudas, pero justo antes de regresar a América un soldado me confesó que cuando lo designaron al primer batallón se sintió muy orgulloso, sin embargo al enfrentarse a toda esa masacre lo único en lo que pensaba era en su familia, su esposa y sus dos pequeños, ahora se encontraba con vida pero sin nada que ofrecerles a ellos que seguramente lo esperarían amorosamente, lo único que cruzaba por su mente durante aquel terrible enfrentamiento donde perdió una pierna, era la dulce voz de su bella esposa, esa voz que le pidió en ruegos no se expusiera a tales peligros y a la que desoyó.

Para él es muy difícil comprender que sí tiene que ofrecer a su familia, no alcanza a ver que su sola presencia ya representa una bendición para aquellos que le aman, ayudar a quien no quieres ser ayudado no es una misión fácil.

-Realmente me has dado una lección gatita, ahora debo poner orden a algunos aspectos de mi vida que he descuidado, tú no te preocupes por nada, yo te apoyo y te garantizo que el tío William también lo hará.

-La sola mención de su nombre le impregnó de un sonrojo casi encantador,  ¡qué envidia! Ojalá alguna vez yo hubiese tenido ese efecto en ella.
-Aaaaaah... con un suspiro de resignación la dejé ir de mis añoranzas, lo que no fue antes no sería ahora, por lo menos tenía el consuelo de  saber que su corazón no sería mío pero sí de un gran hombre.

-Aunque intentes ocultarlo,  sé que te angustia mucho lo que él piense y aunque me hayas cambiado el tema, sé realmente tu sentir, si de algo puedo jactarme es de conocerte bien, además del nerviosismo y sonrojo en tus mejillas, pero no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo, fue la afirmación del elegante joven que llegó acompañada de un guiño de complicidad con el cual Candy se sintió llena de confianza.


-En tanto Albert  se encontraba próximo a la reunión que lo había llevado a realizar ese viaje.

-William, los proyectos y planos del joven Stear que estaban en poder del ejército han sido  devueltos en su totalidad, solicité se nos enviaran aquí, pensé que tal vez te gustaría revisarlos personalmente.

-Efectivamente George, fue lo mejor, creo eso calmará la ansiedad y curiosidad que siento.
 
-Por cierto ¿Gustavo ha llegado?

-No, de hecho a enviado a un mensajero y llegará  a la par que nuestros invitados, para la señora represento una fuerte impresión y él y su hijo  se están encargando de tranquilizarla.

-Ya veo, si para nosotros no es fácil, para ella mucho menos lo será por eso debemos tener la certeza de que todo es verídico, es un asunto tan delicado que se debe tratar del mismo modo.

***FLASHBACK***

Aquella tarde en la colina, mi pequeña y yo aclaramos muchos malos entendidos, recordamos tiempos felices y tristes en el magnolia, fue cuando me atreví a preguntarle  cuál sería la cosa que más felicidad le daría, como siempre con su característica sonrisa me respondió: “Soy feliz con lo que tengo, con lo que soy y con las personas que forman parte de mi vida, no necesito nada, la vida me ha obsequiado más bendiciones de las que pudiese anhelar” y culminó con un nostálgico suspiro.

-Sin embargo la postal ofrecida a la distancia por una madre y su hijo, impregnó de añoranza sus pupilas, me auto prometí buscar sus orígenes.
A partir de entonces iniciamos a buscar pistas y fue hasta poco antes de que se enrolara que la búsqueda comenzó a rendir frutos.

***FIN DEL FLASHBACK***


-Estábamos en una de esas aburridas juntas de accionistas en las que sentía sofocarme, vueltas y vueltas al mismo asunto sin llegar a una solución, por lo cual decidimos dar un receso, fue cuando en la recepción vi a aquel joven, algo en su aspecto llamó fuertemente mi atención, verdaderamente el parecido de él con Candy era muy grande.

-Era un joven con porte elegante, de cabellos rubios cenizos, tez clara, estatura similar a la mía, se notaba su buena condición física, sin embargo lo que más me impresionó fueron  sus ojos verdes que resaltaban en su rostro, eran como los de mi pequeña, ¡Santo cielo, se parecían tanto!  

-La diferencia era que los de ella eran unas hermosas esmeraldas y los de él eran como un par de aceitunas.

-¿Quién era ese joven?

-Era un tema del cual George debería encargarse, indudablemente existía un misterio y  tendría que resolverlo.

-Dubitativo me acerqué a él, no tenía ninguna excusa para hacerlo, sin embargo la curiosidad me dominaba y tenía la extraña sensación de que aquel desconocido podía ser la pieza clave del rompecabezas que hace tiempo decidí armar.

-Me presente y sin vacilaciones le comenté el motivo que me había hecho abordarlo.  

Las revelaciones de esa tarde eran las que me permitirían dar a Candy el regalo más especial  que pudiese otorgarle.




No me queda más que agradecer al destino, al cielo o a cualquier ente responsable de que mi camino se haya cruzado en éste universo alterno en el cual me he encontrado con maravillosas personas, como lo son todas y cada una de ustedes.  

Muchas gracias por compartirlo querida Renecia y que bueno que leerte felicidades

Candy...a se me hizo un nudo e n la garganta cuando lei el principio... pensar que él ama a otra... buaaaaaaa


...si supiera...

Y Albert buscando los origenes de Candy... OMG!!!!


Donde vas a publicar el resto??? la guerra ya va a acabar...

Felicidades Renecia

" Felicidades" amiga Renecia .... te sigo

Me encanta tu fic!!!!!!! La tristeza de Candy la hace ver cosas y sentimientos inexistentes hacia Eliza!!! Te sigo y gracias por compartir tu gran talento!!!!!!

Esta Candy como puede encontrar que Eliza es mejor que ella, eso jamas.
Asi que ese era el motivo del urgente viaje de albert, conocer a la madre de candy que sorpresa se llevara la pecosa.

Renecia gracias por habernos regalado essta hermosa historia

YA REGRESO A LEERMELO CON CALMITA :D

Excelente capitulo!
Pobre Candy! Pero compararse con Elisa¡? Por favor pecosa!
Le duele el corazón, esta verdaderamente atribulada Que bello el incluir el sentir de sus madres.
No!! Por qué los separas? No llevan mucho tiempo sin verse a demás de las intrigas de Eliza y compañía¡? Y cada uno pensando y suspirando por el otro. Pero con el final me sorprendiste… Albert busca a la familia de Candy, y al parecer ya la encontró… será un especial y maravilloso regalo para ella. Ya quiero leer este rencuentro.
Punto a parte el que Archie haya definido su sentir, tanto para con Annie, como para con Candy, pues nadie merece no tener el corazón donde no lo quieren. Hermosa lección sobre el sufrimiento.

Por favor indicar el link de FF para seguirte