Ahhh, chicas... Quedan dudas, no es cierto? Algunas definitivamente he debido dejar en el aire debido a la prisa por concluirlo, pero en FF lo tendré completo dentro de poco. Gracias por seguir comentando.
Capítulo 8
La mirada de Stear se nubló. Deseaba saber el por qué no se oponía a la idea de dejar el país, después de lo que fue estar lejos de todo lo que ya conocía.
- Qué sucede, Stear?
- Me lo preguntas como mi tío, como el jefe del clan? -me preguntó con la voz apagada.
- Trato de hacerlo como un amigo. Tal como lo hacíamos cuando todos pensaban que era un trotamundos únicamente.
Stear me miró a los ojos. Sus gafas seguían en la mano.
- Hablé con los padres de Patricia -dijo con un semblante sombrío después de un par de segundos y después me rehuyó la mirada-. Discutí con su padre. Primero no creía mis palabras y después se enfureció bastante.
« Traté de explicarle lo que había pasado conmigo. Me echó en cara mi irresponsabilidad. Yo sólo quería que supiese la verdad. Archie me dijo que había un muchacho de su edad pretendiendola desde hace meses.»
« Me dijo que dudaba que ella lo aceptara, pero cuando hablé con Patrick me relató una historia distinta. Yo no sabía que ella había.. -y sus ojos se humedecieron. Se aclaró la garganta antes de continuar-. Yo no creí que ella pudiera pensar en el suicidio, ni que el sufrimiento que me dijo Archie el primer día, la llevara a una depresión tan larga. Ella era una chica risueña, siempre amable y positiva.»
- Lo es. Sufrió, no puedo negarlo, pero se repuso con el tiempo y mantuvo la entereza, aunque en relación a rehacer su vida siempre se ha mantenido reacia.
- Y ese tal Adam?
- Lo conoció mientras ella estudiaba para ser maestra. Sus padres conocen a la familia de Adam. Es poco lo que sé realmente de él.
- Es rico. Lo nombraron Lord debido a su servicio a la corona hace un año. Raro... No te parece? Es menor de 30 años y ya tiene un nombramiento.
- Bien sabes que esas cosas no le interesan a Paty.
- Se va a casar... La primavera próxima -dijo sin mirarme, con una expresión atormentada aun más que antes-. Y yo no puedo reprocharselo, porque fui un egoísta con ella... Porque la dejé ir... Porque no me bastaron los ruegos que me hizo en sus cartas donde escribía una y otra vez que regresara...
- Stear...
- Y tiene razón! -casi gritó, lleno de frustración, poniéndose de pie tras golpear con ambos puños el lugar donde estaba sentado.
- No puedes decir eso... No has hablado con ella.. -con decir eso me gané una mirada furibunda y yo casi me quedo callado, pero continué-. Vamos Stear, reconsideralo. No has venido de tan lejos para darte por vencido..!
- Patrick no quiere que me le acerque..!
- Y eso importa? Estoy seguro que si Paty se entera que estás vivo, querrá verte.
- Es diferente ahora. Va a casarse -me dijo en un tono que no me dio lugar a réplica.
Después de ello, desvió la conversación para hacerme preguntas. Fueron muy variadas. Desde los recuerdos que yo podía tener de mi padre (no eran muchos, murió antes de que yo cumpliera siete años), a Rosemary, los años de estudio y mi tiempo a la sombra cerca de Lakewood.
Le dije que vivía por temporadas en la cabaña pero que solía disfrutar del mismo modo dormir en la zona boscosa.
Tales recuerdos me trajeron nostalgia. De repente extrañé el contacto que siempre tuve con la naturaleza y que con los años había terminado por abandonar. Me la vivía en oficinas, trenes y coches la mayor parte de los días y lo único que disfrutaba de la naturaleza era ver el cielo estrellado desde la ventana del lugar donde estuviera, acompañado casi siempre, solamente con mis recuerdos.
George a veces tocaba a la puerta de la habitación antes de ir a dormirse como si yo todavía tuviera nueve años y solíamos compartir algunos momentos en silencio, hasta que casi tras un suspiro, me deseaba buenas noches y me dejaba a solas.
También me preguntó por él. Y no sólo quería saber si cuidaba de mí tal como la tía Elroy siempre dijo.
Yo sonreí.. Era curioso. Ellos pensaban que estaba al cuidado de un anciano moribundo que no podía ni siquiera moverse y resultaba que era yo, que nunca me podía quedar quieto en ningún lado.
De ahí.... Charlamos de todo lo que se le ocurrió preguntar, sin embargo recaímos en la hora. Habían pasado dos horas y media desde que salimos del hotel y él debía volver de nuevo, así que comenzamos el retorno a paso relajado.
- El General nos ha dicho que el proceso puede demorarse inclusive unos meses, Stear. Habrá la necesidad de conseguir otro lugar donde vivir y seguramente unos empleados.
- Lo supuse... -y luego sonrió-. Y lo necesitamos. Ya no tengo cara para ver al personal con los pañales de Germain por todos lados.
A mí me ganó la risa y él se carcajeó conmigo. Me di cuenta que con el ajetreo de esos días no me había dado cuenta de cosas tan elementales como lo eran la higiene de un pequeño que todavía usaba pañales.
- Archie llega tan cansado que no se da cuenta, pero hace dos noches casi se seca la cara con uno de ellos. Se lo quité de milagro.
E hizo una pausa, imaginarme a Archie haciendo tal cosa me hizo soltar una risilla.. tan escrupuloso que es mi sobrino...
- Ha cambiado, sabes?
- Lo sé.
- Ha madurado... Es casi un hombre.
- Legalmente lo es. Acaba de cumplir 21.
- Me dijo que vive con Annie en un piso debido a los problemas de dinero de sus padres.
- Él ha querido ayudarlos, pero no se le permite hacer uso del dinero de su fideicomiso hasta que cumpla 25. Ha usado parte de sus ahorros personales para echarles una mano.
- Y no podrías ayudarles?
- Archie no quiere. Dice que es su problema, sin embargo algo terminaré por hacer, no te preocupes.
- Lamento haberlo hecho sufrir a él también.
- No lo lamentes ahora. Debido a creerse el único familiar directo con derecho al patriarcado, la tía comenzó a tratarlo con más respeto. Eso por lo menos hasta que aparecí yo. Sin embargo se dio cuenta que las cosas debía hacerlas por él mismo sin depender de nadie.
- Archie no dependía de mí.
- Quizá no lo hayas sentido, al ser tan diferentes, pero para él sí resultaba así. El día de tu supuesto funeral volvió a tocar la gaita, sabías? Lo vi desde lejos. Parecía vulnerable porque estaba llorando, pero se irguió conforme tocaba, con todo el porte que ya le conocemos. Se limpió las lágrimas y regresó a la casa. Desde entonces comencé a tener noticias diferentes de él. Se dedicó a estudiar como era debido y también comenzó a trabajar en las oficinas del banco. Se ha graduado con honores. Ha sido el mejor de su generación.
- Estoy orgulloso de él.
- Y él de ti. Te respeta como persona, por haber sido valiente al ir a la guerra voluntariamente. Te respeta como profesional, pues me dijo sobre el concurso que ganaste para Renault, pero sobre todo te respeta como padre. Dice que espera algún día ser igual de bueno.
- Será mejor.. Por lo menos no perderá a la madre de su hijo.
Yo me detuve, no pude evitar sentir un llamado de alerta.
- Tú no tuviste la culpa. Lo dijo el médico cuando íbamos de salida para pagar la cuenta. No ibas tan rápido... Fue el otro coche y el lugar en la cabeza donde ella se golpeó.
- Se fracturó el cuello al caer en el empedrado... Te lo dijo? -yo negué-. Fue lo único que alcancé a ver antes de que todo se borrara y cayera inconsciente. Ni siquiera vi a Germain -y suspiró-. Siento como si hubiesen pasado años desde entonces.
- Y pasarán. Verás que todo quedará superado. Sólo haz tu parte luchando por ser feliz.
No me dijo nada, pero casi pude oir como si dijera "mi felicidad es Paty" y eso me causó ligero desconcierto. Había que sospechar de las habilidades que tengo de leer las caras de las personas la mayoría de las veces porque todo me imagino menos leer los pensamientos de la gente.
-*-*-*-
Debido al hecho de haber tenido que rentar un departamento puesto que el proceso de Stear no se resolvería tan pronto como pensábamos, Candy y comitiva (así le decíamos entre nosotros los varones a su madre y Dorothy, aunque ya me estaba avergonzando un poco hacerlo) marcharon conmigo primero a Boston (y de paso en Cambridge, que se encuentra a unos 10 o 15 minutos de ahí).
Buscamos las universidades y ella aplicó para varias. Hubo una que no permitió que hiciese ni siquiera la entrevista, ya imaginarían todos a cual me refiero: Harvard, sin embargo no se sintió mal por ello, sobre todo porque sus cursos ya habían iniciado y no había ingreso de alumnos hasta el próximo año, unos ocho meses después que la mayoría. Esa manía de iniciar cursos meses antes, cómo es que no iniciaban todos al mismo tiempo?
De ahí tuvimos que volver a Chicago. Los negocios no se atienden solos y George estaba a cargo de lo de Stear a tiempo completo.
Dorothy debió volver a Lakewood y yo tenía que hablar con Janis y Herbert, y especialmente con mi tía Elroy.
Para cuando llegamos, ya mi tía estaba con ellos. George le había dicho que nuestra estancia en Nueva York se había alargado y ella pensó que había sido por el asunto de los estudios de Candy (aunque George admitió que había pensado que algo le había pasado a Terry y que por ello no había hecho preguntas).
Yo me quedé sorprendido en ese momento. En los días que estuvimos en Nueva York no me acordé de Terry ni siquiera para averiguar si la compañía de teatro no andaba de gira.
Hablar con tía Elroy desde luego fue más difícil que con Janis, le subió la presión y se puso un poco mal, pero estaba muy emocionada por la noticia.
Obviamente, todos queríamos estar con Stear, pero el lugar que habíamos rentado no era el indicado para tantos.
Diane se mostró apesadumbrada. Yo sabía que ella tenía muchas esperanzas con respecto a convivir diariamente con Candy, pero la prueba de esos días le estaba mostrando algo distinto.
Candy no la odiaba, pero no tenerla cerca casi 21 años sí había producido que no supiera cómo depender de ella. En su corazón la imagen materna estaba cubierta por la señorita Poni y por la hermana María, y aunque Diane hacia méritos, no dejaba de ser casi una extraña para ella.
Mi tía y los padres de Stear marcharon a Nueva York casi de inmediato y Candy fue al Hogar de Poni por muchas de sus cosas. No fue una sorpresa verla regresar a Chicago sola.
Yo por mi parte, tuve que lidiar con problemas de negocios en las oficinas por una semana antes de poder decir que estaba listo para regresar a Nueva York.
Por lo hablado con Archie, unas cosas se habían complicado, pero se resolvieron rápidamente. Sus padres cayeron rendidos con Germain y mi tía lloró cuando supo que a pesar de su pérdida de memoria, Germain llevaba el nombre de Anthony en francés.
Sé que fueron un gran apoyo para Stear, pero yo quería estar cerca cuando todo se solucionase y Candy también esperaba por mí mientras dedicaba los días a estudiar.
El hecho de estar en la mansión de Chicago con únicamente los empleados fue algo que resultó maravilloso.
Charlabamos todas las tardes y cenabamos juntos. Esos días fueron lo que yo ambicionaba tener con ella nuevamente si lograba que todo fuese como planeábamos.
Una noche, previa al regreso a Nueva York por mi parte, nos quedamos sentados en el jardín debido a una lluvia de estrellas que estaba pronosticada.
La verdad, desde la zona urbana de Chicago era muy difícil poder verlas, pero como ella y yo sabemos, pecamos de terquedad.
Ella se atrevió a subirse a un árbol a pesar de que hacía mucho que no lo hacía, y yo me subí tras ella, temiendo que se cayese, pues a pesar de ser buena trepando, las caídas también habían sido memorables toda su vida.
Estuvimos luchando por ver algo, pero no logramos mucho. Lo que conseguimos fue traer recuerdos de una ocasión parecida donde la promesa de compartirnos todo fue dicha.
No lo pude reprimir. Le tomé la mano y la puse en el centro de mi pecho.
Mi corazón latía como locomotora, pero ella supo interpretar el gesto. Yo le estaba dando mi corazón aunque lo hacía sin palabras.
Ella había estado tan encantadoramente nerviosa, que por fin me atreví. La besé.
Fue una mala decisión hacerlo trepados en el árbol y como era de esperarse eso fue evidente muy pronto.
Ambos olvidamos el lugar donde estábamos y aunque el beso no fue todo lo apasionado que pudo haber sido, nos dejó mareados.
No nos caímos de milagro, pero no dejábamos que la suerte acabase de improvisto. Decidimos bajar y seguir caminando tomados de la mano.
No sé cómo pude reprimir el deseo de seguirla besando, pero necesitaba preguntarle lo obvio: ella querría ser mi novia?
La detuve muy cerca de donde mi tía tenía el bebedero de los pájaros y le tomé ambas manos, mirándola a los ojos.
La luz de la mansión nos llegaba desde un costado, haciendo que su cabello rubio pareciese alas de ángel, me quedé quieto observandola hasta que supuse que la hice ruborizar.
- Eres lo más importante de mi vida -le dije-, no puedo imaginar vivir sin ti. Siento que a veces te pido demasiado por alterar tus planes -ella negó y yo tuve que seguir hablando para poder explicarme-. No digas que no lo hago, soy consciente, sin embargo no he encontrado otra manera. Quiero pretenderte, quiero que seas mi novia... Nunca quise imponerme porque mis planes eran conquistarte poco a poco, pero no he podido detenerme y estoy un poco asustado de que no sea lo que tú quieras.
Ella soltó mi mano para poner un dedo en mis labios con el fin de que callara. Yo tuve temor, pero su sonrisa me calmó un poco.
- Yo tampoco imagino mi vida lejos de ti. No me importa estudiar en otro lado.. Lo único que pienso es en poder estar juntos como hemos hecho éstas semanas. Y.. Nunca había deseado tanto nada como ese beso -y sonrió con algo de nerviosismo, pero se veía feliz-, o ser tu novia en caso que me lo pidas.
Yo respiré aliviado en lugar de sentirme un tonto. La estreché en mis brazos. Me sentía feliz, pero era cierto. Tremendo accidentado intento de pedirle que fuese mi novia, había que tener cara para reponerse y yo tenía bastante así que lo intenté de nuevo.
La aparté un poco, mirándola a los ojos, los de ella se estaban aguando.
- Candice White, chiquilla llorona, quiero pedirte que me des el honor no sólo de pretenderte delante de la sociedad, sino de ser mi novia. Quiero que me permitas demostrarte lo mucho que te amo.
Me dijo que sí entre lágrimas, y yo sellé ese momento con un beso suave, estrechandola en mis brazos nuevamente.
Al día siguiente volví a Nueva York y ella recibió la llamada de parte de la Universidad de Boston para ser entrevistada en esa misma semana.
Lo que no sabía era que llegando a Nueva York me encontraría con algunas sorpresas.
Continuará....
Chicas.. Recta final. Ya mañana llega el capítulo final. Muchas gracias por sus comentarios. Espero tener un detalle para compartirles. Besos a todas!
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