Capítulo 9
Cuando llegué a Nueva York, George estaba en la estación haciendo guardia. Le pareció extraño que fuese sin Candy, pero le dije que ella comenzaría con las entrevistas y que los de la universidad esperaban encontrarla en el entorno donde ella se encontraba más cómoda.
La mansión era el lugar más adecuado puesto que estaba en la ciudad y los empleados la trataban con respeto.
George no replicó, aunque entendió que no pudiera seguir habitando el mismo sitio que ella después de decirle que una noche antes había aceptado ser mi novia.
Ese tipo de cosas las tenía que cuidar bastante. No era lo mismo haber vivido en el mismo apartamento cuando perdí la memoria (pues únicamente éramos amigos) a ahora, que nos unía un lazo romántico y por lo que George vio en mí, supo que era demasiado fuerte.
Cuando tomamos el coche (uno que consiguió rentar), nos dirigimos a otro sitio del que yo tenía pensado.
Obviamente, en una semana mi tía y Janis se hicieron de un lugar mucho más grande para vivir.
Yo las observaba con un vedado asombro. Mi tía me dijo que pensaba que Candy y su madre también vendrían conmigo y que por eso lo había hecho. Los varones estaríamos en un ala de la casa y ella esperaba estar con Candy y con su madre, en la otra.
Me quedé casi boqueabierto. No entendía el cambio en mi tía. De verdad que no. Pero quise pensar que la felicidad por reencontrarse con Stear había ocasionado ese milagro.
Lo segundo que me sorprendió fue el hecho de que ahora con Stear entre ellos, Janis hubiera pactado una tregua con Archie en el asunto de Annie.
Desde que Archie salió de la mansión de Chicago para vivir con Annie (quien por cierto, Candy visitaba casi diariamente desde hacía una semana), la relación con su madre era muy tirante.
Supe por mi sobrino que su hermano había hablado duramente con Janis al respecto. Le dijo que lo menor que Archie se merecía era su apoyo. Que buena cosa era querer estorbar a su felicidad por algo tan inestable y volatil como el dinero. No les echó en cara tantos años de egoísmo dejándolos solos no sé por qué razón, pero quizá yo lo hubiera hecho.
Janis le pidió a Archie que volviera a la mansión y él le contestó que lo haría si comenzaban inmediatamente con los preparativos para la boda en el momento que regresaran a Chicago.
Sin embargo, la sorpresa mayor nos la llevamos todos.
Para cuando yo llegué, tanto Greg como mi tío y la familia que vivía en Nueva York ya sabían sobre la sobrevivencia de Stear y fueron los que llamaron para informar que había alguien preguntando por nosotros en el hotel.
Yo no quise hacer preguntas y preferí darle la dirección de donde estábamos. La empleada que mi tía trajo de Chicago le abrió la puerta.
Ni siquiera pude reaccionar cuando los ojos castaños de Paty observaron ansiosamente nuestros rostros, ya que nos encontrábamos todos en la sala, hasta que dio con Stear.
Mi sobrino, al contrario, estaba de pie, la observaba con tal intensidad que los demás nos comenzamos a sentir incómodos. Fue precisamente cuando Germain comenzó a pedir que lo tomara en brazos después de decirle "papá" dos veces.
Todos nos levantamos, tía Elroy aclaró su garganta, saludándola de un modo educado pero no muy afectuoso, y nos disculpó a todos, instándonos a abandonar la sala y trayéndonos a Germain para dejarlos solos.
Nos fuimos todo lo silenciosamente que pudimos, yendo a parar al saloncito que había en el primer piso.
- Me he quedado frío -dijo Archie-. Alguien le dijo algo? -todos negamos-. Pues entonces no me explico. Cómo es que ha llegado?
- No sabemos todo lo que habló Stear con el padre de ella.
- Le habrá mandado un telegrama para avisarle?
- No -y negué con la cabeza también-. Stear no tenía intenciones de intervenir en la vida de ella. Y, pensando si Paty pudo saber sobre Stear por boca de su padre, cómo saber que si llegaba al hotel podía preguntar por nosotros? Entre tantos hoteles?
- Quizá... -Janis dudó-. Cuando venía de regreso para embarcarse a Londres, yo le recomendé el hotel, pero ella me dijo que no creía pasar ni un día extra en la ciudad. Iba a tomar el barco en cuanto llegara. Me imagino que sacó sus conclusiones. Cualquiera habría pensado que estábamos viviendo en el hotel. Era mucho más cómodo.
- Si no fuese por Germain... -suspiró Archie, y Germain fue a subirsele en las piernas-. Oui..
pour vous, les Yeux Bleus*.
Aunque eso no importaba ya. Paty estaba en Nueva York y estaba hablando con mi sobrino...
-+-+-+
Estuvimos en el salón poco más de cuarenta minutos para cuando Stear hizo entrada. Tenía una mejilla de un rojo que daba repeluz, pero no era de un rojo menor al que tenía la boca.
En cuanto nuestras miradas se enfocaron en este punto de su cara, comenzó a ruborizar de un modo tan furioso que me hizo sonreír. Había entrado por Germain. Quería llevarlo para que Paty lo conociera y ninguno de nosotros objetó o hizo preguntas, pero supusimos que el encuentro tuvo un grado bastante alto de intensidad (o de violencia, en dado caso).
Yo comprendía a Paty. Imaginaba el alivio por verlo vivo, pero también lo que fueron tres años y medio de dolor y enojo por esa decisión que él había tomado.
Fue mucho más tarde, cuando ya planeábamos dormir, que Stear se plantó en el dormitorio donde Archie y yo conversabamos. Nos contó lo que había sido ese encuentro entre Paty y él.
*por ti, "ojos azules".
***Flash back***
El silencio en la sala fue evidente cuando la figura de Paty, enfundada en un vestido hasta los tobillos hizo su aparición. Traía el cabello oculto bajo un sombrero color café claro adornado con plumas y listones de seda.
Sus otrora grandes gafas habían sido reemplazadas por unas más
Pequeñas de carey. También sus mejillas estaban rosadas y había una mezcla de emociones en su rostro luchando por manifestarse con libertad, pese a que las reprimía.
El hecho de que todos abandonaran la sala fue un alivio, porque lo primero que hizo al acercarse Stear fue darle una bofetada. Y la repitió dos veces más, pese a que Stear estaba luchando por permanecer inmóvil aunque su cara ardía casi de igual modo que lo hacía la mano de ella.
Por más que trató, fue imposible contener las lágrimas cuando la muchacha se soltó llorando, aferrándose casi al cuello de su camisa como si fuese un salvavidas en medio del océano.
Stear sólo la abrazó, llorando junto con ella por varios minutos, ni siquiera se atrevía a consolarla por temor a que tomara sus palabras como burla.
Paty se repuso lentamente y alzó la cara para toparse con el rostro de él. Sus ojos café claro estaban destellando, pero en su expresión había culpa, anhelo y se notaba algo de incredulidad por instantes.
- Realmente.. Realmente estás vivo.
- Paty... -musitó el pelinegro, cargado de emoción.
- Sabes lo que ha sido todo este tiempo creer que habías muerto? Todo lo enojada que he estado contigo? Todo lo que te he llorado...? Eres un egoísta, un loco..
- Eso he sido, Paty, pero también he tenido que pagarlo.
- Por qué hasta ahora?!? -y se soltó, como si cayera en cuenta que estar abrazada a él no era correcto-. Por qué justo ahora?
- Ahora que ya eres feliz?
Ella lo miró como si no creyera sus palabras.
- "Feliz"?!? "Feliz" has dicho? Sabes qué hago todos los días para convencerme que estoy viva? Lo cerca que estuve de ingresar a un convento?
- Paty...
- No Stear. Tú te fuiste sin querer escuchar mis argumentos sobre esa absurda idea de enlistarte, ahora no me puedes negar decirte todo lo que pienso.
Stear se quedó callado. Paty comenzó a notar que las lágrimas acudían a sus ojos, sintiendo el picor de la nariz y el doloroso nudo en su garganta.
No podía creer que lo tuviera frente a ella. Era mucho más alto, sus hombros anchos estaban en tensión y la expresión aparentemente calma se contradecía con ellos.
Stear estaba sin gafas debido a que las había arruinado hacía más de una semana en un arranque de frustración, delante de su tío.
Y Paty lo miraba ahora, tan guapo como era, más adulto pero igual de caballero que como ella recordaba. Había soportado que le levantara la mano tres veces y la evidencia destellaba en el rojo de su cara. Se avergonzó, pero se repuso de inmediato.
- Pensé que estaba muerta sin ti. Que únicamente necesitaba que mi cuerpo se diese cuenta un día, ya que mi alma, mi corazón y mis esperanzas habían muerto contigo.
«Lloré como la chiquilla que era cuando te fuiste.. La que se había enamorado de ti en un baile tres años antes, la que probaba todas tus ideas y en la que creía que confiabas.»
«Pero no se comparan esas lágrimas a las que provocaron la noticia de tu muerte... Porque saberte muerto fue la cosa más espantosa que pude haber conocido nunca.»
«Estuve meses fingiendo reponerme, meses dándoles una cara de supuesta resignación y se volvieron años, hasta que me desmoroné hace dos, en medio de mis cursos de la Universidad.. Pensaron.. Pensaron que iba a cometer otra vez la locura de hacerme daño, así que mis padres accedieron a que comenzara a dar clases en cuanto terminara de estudiar para docente.»
«Todo mi mundo eras tú... Y contigo se me fueron las ganas de vivir hasta que conocí a Adam.»
La expresión de Stear no cambió, pero casi pudo oírse el crujir de sus dientes y sus manos se apretaron en puños.
«Es un buen hombre, sabes? Aparenta mucho menor edad pero está por cumplir 29 años. Fue mi asesor en la Universidad y me ayudó mucho con mis clases. Mis padres me lo presentaron puesto que era maestro en una universidad distinta a donde yo estudiaba.»
«Primero fue un apoyo en mis cursos y después se convirtió en mi amigo, un amigo que terminó enamorandose de mí.»
Stear tragó.
- Lo imaginas Stear? De mí, la chica gorda que todo mundo despreciaba desde los primeros años del colegio, de la que se burlaban inclusive algunos que yo consideraba amigos.
Stear la miró con fijeza pero no pudo reprimir la intención de interrumpirla para decirle que para él no era ni nunca había sido una chica gorda, sin embargo Paty lo fulminó con la mirada de tal modo que Stear no dijo nada. Ella hizo una pausa y continuó.
- Y un día me lo dijo. Me pidió que fuese su novia, que le permitiera conquistarme, que haría todo para que yo fuese feliz.
Mis padres lo querían, mis amigos lo veían con buenos ojos, mi abuela lo apreciaba mucho y yo... Yo tenía la absurda idea de que quizá un día terminaría enamorandome de él.... Pero hasta eso evitabas tú con tu recuerdo. Porque yo no te olvidé.»
«Y no era justo! No lo era para un hombre como Adam y tampoco lo era para mí, hasta que hace una semana marcaste para mi casa... »
- Escuché a mi papá discutir por teléfono como no lo había oído nunca. Al principio me asusté y quise entrar a su oficina para verlo hasta que oí que gritaba tu nombre... Alistair... El nombre con el que he soñado despierta desde los 14 años.
Sus ojos se volvieron acuosos, pero su voz se mantuvo serena.
- Cuando terminó de hablar, lo atosigué de preguntas hasta que me lo dijo y yo me desmayé en sus brazos como lo hice hace casi cuatro años en los brazos de mi abuela.
Stear se masajeó los párpados, tratando de evitar el picor de sus ojos, de ahí se enfrentó de nuevo a su mirada. Paty lo miraba con algo parecido al dolor pero también había cuestionamiento en su mirada.
- Por qué, Stear? Por qué llamarme si te habías enamorado de otra? Si has tenido un hijo con otra?
Stear dio un paso al frente, y Paty dio uno atrás por inercia.
- Yo no recordaba nada, se lo dije a tu padre. Giselle...
Mencionar el nombre de la madre de Germain fue un error y se dio cuenta enseguida debido a la expresión de Paty. Él tragó en seco.
- La madre de Germain me dijo que era mi novia, que mi nombre era Dominic. Los soldados franceses que me recogieron dijeron algo parecido... Estábamos huyendo, pasamos por muchas desventuras y tuvimos mucho miedo. Y.. Yo no recordaba nada ni a nadie. Me aferré a su historia como si fuese un mantra que me alejaba de la locura. Vi tanta muerte a mi alrededor... Tanta maldad... Yo no podía creer que hubiera formado parte de eso.
Stear respiró hondo.
- No me quedaba nada sino creerle y mucho más cuando sus padres comenzaron a verse mal de salud. Por eso me casé con ella.
Fue un golpe para Paty, pero no permitió que se le notase.
- Entonces me dirás que nunca la quisiste?
Stear cerró los ojos, se sentía mal por hablarlo, pero los abrió para mirarla.
- Ella fue buena conmigo, Paty. No puedo decir que no la quise. No debo. Pero también la odié.
Paty se quedó inmóvil, conteniendo la respiración.
- Ella me separó de un destino que me correspondía. Quizá debí morir o quizá debí haber vuelto al año de haberme ofrecido voluntario; como quiera que fuese, te habría dado la oportunidad de ser feliz algún día.
Ella se acercó hacia él tan rápidamente que no pudo hacer sino parpadear. Lo tomó nuevamente de la camisa pero ya no era con la misma desesperación, por lo menos no del mismo tipo.
- Tonto! Habrías deseado morirte?!? -le reprochó.
- Paty...
- Habrías querido no darle la felicidad a tu familia estando de regreso?!? -Stear la miró fijamente a los ojos y dijo lo que realmente había anhelado desde que su memoria volvió.
- Lo único que he querido desesperadamente es tenerte a ti.
Los ojos de Paty se llenaron de lágrimas mientras trataba de escudriñar el rostro de Stear, buscando la verdad de sus palabras. La miró tragar, le acarició la mejilla, mirándola con el amor que de verdad le profesaba.
- No te he dejado de amar, Paty. Una parte de mi memoria pudo olvidarte, pero en mi corazón siempre hiciste falta. Lo supe siempre, pero lo entendí cuando recordé todo.
- Me amas? -preguntó con voz trémula. Stear le sonrió. La miraba con ternura al notar el temblor de su cuerpo, tan cerca del suyo.
- Con mi vida, Paty. Con toda mi vida.
***END FLASH BACK***
La reconciliación de Stear con Paty fue lo que trajo mejores ánimos a mi sobrino. Ella, que siempre había tenido tanta paciencia y amor por los pequeños se vio subyugada por los encantos de Germain también.
Sus padres habían viajado con ella pero se habían quedado en el hotel, sin embargo desde ese momento ya no la dejaron sola.
Efectivamente, al señor O'Brian le había parecido una locura, pero después de verlos junto al niño y notando que ella realmente era feliz, se sobrepusieron al enojo y recibieron a Stear con el aprecio que debieron tenerle siempre.
El hecho de estar al tanto de la situación de mi sobrino y les dio la oportunidad de usar sus influencias para conseguir los reportes de otros ex-combatientes que sufrieron situaciones de donde su identidad se vio cuestionada y eso fue de gran ayuda.
Fue al finalizar la semana que Candy se presentó y no venía sola. Se había traído a Annie. Fue en ese momento que las palabras dichas por Janis sobre aceptarla como nuera se tuvieron que ver hechas realidad.
Las cosas se miraban de momento alentadoras, así que tomamos la decisión de hacer público que éramos novios.
Por increíble que pareciese, nadie se sorprendió y eso nos desconcertó a nosotros.
"Hasta que por fin admitieron lo que todos sabemos desde hace mucho", me dijo Paty. Paty! Pero casi todos estuvieron de acuerdo.
Al final me reí y Candy conmigo. Fue entonces que informamos que Candy había sido admitida en la Universidad de Boston y que yo también instalaría mis oficinas ahí.
El saber que tía Elroy no pensaba quedarse en América después de saber mi cambio de residencia me desconcertó.
- Vine a este país siguiendo a mi hermano William -me dijo-. Nunca esperé que viviésemos tantos años en un sitio tan distinto aunque yo ya que lo conocí, también amé, pero si ahora piensas comenzar de nuevo en otro sitio, yo prefiero volver. Prometí regresar los restos de tu padre y los de Rosemary al lugar donde nacieron y Vincent ha estado de acuerdo en que los de Anthony vengan con ellos. Todos estarán junto a la tumba de tu madre en Escocia.
Yo no me lo esperaba. Inclusive me dolió un poco, pero lo entendí.
- Es el deber del Patriarca volver a la tierra donde pertenece -me dijo mirándome tiernamente, algo que no hacía muy frecuentemente-, y sé que tú lo harás también.... Albert. Yo me haré cargo de que a tu regreso todo sea como debe ser.
Que me dijera Albert fue casi lo menos asombroso de su declaración. Fue el hecho que entendiera mis planes y no se opusiera a ellos. Pensaba yo preguntarle su cambio de actitud? La verdad, yo no deseaba hacerlo, pero era algo que le terminaría preguntando en algún momento, pero no en ese.
Un mes y medio después comenzó lo que entendimos era el proceso militar donde Stear iba a ser juzgado. Afortunadamente había reportes franceses a disposición y no sólo los de los médicos sobrevivientes que lo conocieron después de que fue derribado en plena batalla. El proceso fue corto y Stear fue condecorado e invitado a proseguir en la Fuerza Aérea, pero él no estaba interesado.
El proceso civil fue más tardado que el militar, pero un par de semanas antes de que Candy ingresara a la Universidad, ya estaba resuelto, y justo cuando el juez entregó la documentación a Stear como Alistair Cronwell Andley y a su hijo como Germain Antoine Cornwell Beauchamp, nos dijo que él también se iba. Ya le había pedido a Paty que se casara con él y ella había aceptado.
No desearon una gran boda y prometieron estar presentes en primavera, para la boda de Archie con Annie. Celebramos Navidad y Año Nuevo juntos y entonces se marcharon.
Yo pensaba que iban a vivir en Londres o presumiblemente en Chicago, pero la propuesta sobre ir a Escocia había sido seria de parte de Stear y decidieron ir al igual que mi tía, al lugar donde provenían nuestros antepasados. El lugar donde yo nací y donde solamente se me permitió ir ya que fui nombrado Patriarca.
Comenzar en Boston fue agotador. Lo fue debido a que con la partida de mi tía, otros tantos mayores en la familia quisieron ir con ella. Eso dejaba a los más jóvenes más directamente a mi cargo y al de mis primos, sin embargo nos adaptamos en menos de seis meses. Hubo empresas que tuve que vender, negocios bastante prósperos que requirieron nuevos socios, en tanto los que comenzaron a abrirse en Edimburgo y otras ciudades de Europa iban prosperando.
Stear me ayudó mucho en eso. Su dominio del francés y sus contactos hicieron mucho por hacerlos mucho mejores.
Y... La boda de Archie se efectuó con la presencia de toda aquella gente que esperabamos, en Escocia.
Fue la primera vez que las madres de Candy (Poni y María) cruzaban el mar juntas, y también les acompañó Tom y su padre.
Los padres de Annie estaban contentos, pero les estaba doliendo pensar en la separación así que comencé a planear el modo de incluirlos.
La ceremonia de adherencia a un clan se hace con todos los honores y es algo muy respetado. Cuando ellos fueron recibidos por mí en el mismo, Annie lloró y yo sonreí por darme cuenta que era la primera vez que estaba haciendo algo parecido. Algo que mi padre hizo con George y también con los Leegan hacía muchos años.
Fue conmovedor para muchos, mi tía principalmente, pero no era mi hora de regresar a Escocia todavía de manera permanente.
Candy culminó sus estudios justo a los cuatro años de haberlos iniciado y para entonces, mi trabajo en América era mínimo. El que me esperaba era fuera, ya era tiempo de volver.
Le pedí que se casara conmigo, pero habían pasado cosas que no nos esperábamos para ese entonces. Algunas involucraban a Diane y otras a un caballero de nombre Douglas MacKenzie, pero eso habría que detallarlo en otro momento.
Candy y yo partimos a Escocia después del invierno y antes de llegar el verano, nos casamos.
Sé que no fue algo sencillo y muchas veces nos dio miedo, sin embargo comprendimos que sin todos esos altibajos nuestro amor no hubiese sido tan fuerte.
Sé que de vivir mi hermana lo hubiera entendido e inclusive lo hubiese hecho mi padre.
Los Andley tenemos muchas cosas en común, pero una de las más importantes es que amamos de verdad, profundamente. Tenemos un alto sentido del honor y la lealtad, y somos bastante pacientes. Sin esa paciencia no habría decidido mi padre marchar a América debido a la sombra de su hermano y yo no me hubiese casado con Candy.
Son los hilos del destino los que a veces nos han movido de un lado hacia el otro, pero seguimos unidos. Y yo doy gracias por todo eso.
Gracias por haber conocido a una chiquilla llorosa en lo alto de una colina, por haberla encontrado de vuelta en una cascada y por haberme encontrado ella a mí cuando perdí la memoria.
Gracias por ser ella la mujer perfecta para mi vida, por soportar tantos años en los que yo no podía confesar mis sentimientos hacia ella y por mantenerse fuerte cuando tenía que lograr conseguir sus propios sueños a pesar que nos moríamos por casarnos.
Doy gracias porque es mi compañera ahora, aunque siempre ha sido mi vida. Por permitirnos juntos ser felices.
Doy gracias por todo, hasta por lo malo que vivimos y por ser ahora la cómplice perfecta que conoce lo más profundo, los secretos del corazón.
*****F I N*****
Chicas, miles de gracias!
Habría querido darles mil detalles, pero el fic tenía que ser corto. Sin embargo en FF estará dentro de poco con muchas sorpresas.
Espero que esta GF haya sido de lo mejor para todas. Y, si hay oportunidad, les tendré el tercer encuentro de Archie y Fabiola, pero si no es posible, esperenlo en FF.
Besos a todas!!!!! *-*-*-*
Última edición por AnaEdith el Jue Abr 30, 2015 8:26 pm, editado 1 vez