-¡Soy un desastre, nunca puedo concentrarme! Siempre encuentro un distractor!- Se justifica la joven rubia ante imponente rubio.
-Y ahora, ¿Por qué te retó la Jefa de Enfermeras, Candy? ¿Qué hiciste pequeña?- Y luego, con expresión de duda añade el joven –O más bien, ¿Qué no hiciste?- Esbozando la más encantadora sonrisa.
-¡Vamos, Albert no te burles!- haciendo un gracioso puchero la pecosa le reprocha al joven.
-¡Lo siento Candy! Cuéntame ahora que sucedió, ¿porque te sacaron del aula? Recuerda la importancia de esos cursos de actualización para desarrollar de mejor manera tu profesión, no debes tomarlo a la ligera- Le reconvino dulcemente su compañero, mientras tomaban el camino a su hogar.
-Es qué, el Dr. Morgan tiene la capacidad de adormecer a cualquiera. Entonces, para no dormirme en clases, me puse a garabatear en mi libreta. Y una cosa, llevo a otra…- Haciendo una pausa, como tanteando el terreno.
-¿Una cosa? ¿Pero qué cosa?- Intrigado el rubio.
-¡Pinte corazoncitos!- A boca-jarro y tiñéndosele las mejillas de grana.
-¿Corazoncitos?- Parando de golpe su caminar y mirando a la rubia con deseos de tirarle de las orejas -¿Candy y por pintar corazoncitos te expulsaron del salón? ¡Te comportas como un crío!-fingiendo indignación.
-No, no Albert no fue por eso, fue por lo otro-
-¿Lo otro?- Ya picado por la curiosidad- ¿Qué fue lo otro?-
-Hice una lista de sustantivos que me parecieron sinónimos de la palabra amor- Con la cabeza gacha y sujetando al culpable de su expulsión (Un cuadernillo) entre su pecho.
Albert, ante esa respuesta no pudo más que abrir los ojos desmesuradamente como dos platos.
-¿Quieres explicarme? Porque no logró entenderte-
-¡Mira, le extendió el cuadernillo!-Mostrándole una página, efectivamente repleta de corazoncitos por doquier y con letra casi ilegible, una lista que comenzaba así:
-Amor= Afable, Adorable, Atractivo, Atento, Agradable, Bonito, Benevolente, Bondadoso…, Caballeroso, Diligente, Fuerte, Gentil, Honesto, Increíble, Inteligente, Sincero, Tierno, Travieso…
Amor es... ¡Albert, amor eres tú!- La rubia había olvidado el último comentario que había anotado y así, con esa tranquilidad entregó el cuadernillo al susodicho objeto de su amor.
El rubio, al leerlo se turbo momentáneamente, pero esbozo una sonrisa de satisfacción de saberse correspondido en ese afecto que era el mismo que guardaba en su corazón por su rubia amiga.
No queriendo incomodarla más, devolvió en cuadernillo (aunque, él hubiera deseado quedarse con esa página donde ella, le confesaba su amor) –Candy, tu profesor tiene razón, yo también te hubiera castigado-
-¿Castigada? ¿Por qué, Albert?- Ignorante de que su secreto había sido develado
-¡Por qué, no son sustantivos!- Dándole pequeños toques en la cabeza con su dedo índice –Candy, esos son adjetivos calificativos- Sonriendo encantadoramente.
NOTA: LA IMAGEN ES OBRA INTELECTUAL DE POTPOURRI.