¡CABEZA DURA! ¿Cómo hacerte entender, qué me gustas? ¡Me encantas!
Pero, mis palabras como flechas de cupido erran en el blanco.
¡Cabezón! Eres ciego, sordo y mudo...
Ciego, ante las señales que te envío, ante mi desbordado cariño por ti, que incluso me visto de súper-héroe para protegerte y que nada, ni nadie te haga daño.
Sordo, ¡Grandísimo sordo! ¿En qué idioma te lo digo? ¡TE QUIERO, TE QUIERO! Lo he dicho en mi sonrisa cuando te miro, en la timidez que me hace presa cuando te tengo cerca, en mis largos silencios...¡Te quiero!
¡Mudo, mudo! No sabes, cuanto tiempo he anhelado que de tus labios pronuncies, un te quiero, ¡Y tú, piedra insensible!
Soy la versión femenina de Prometeo, encadenada a tu sonrisa, tu presencia y llorando en silencio, sólo de imaginar que a alguien más puedas amar.
Y aunque, los celos me devoran las entrañas, debo fingir felicidad por ti. ¿Por qué? Porque soy tu incondicional, tu mejor amiga.
¿Cómo hacértelo saber? ¡No, nunca lo sabrás! Porque no te lo diré, porque tengo miedo de perder tu amistad.