Comando Pelotón Pecocita's
Gracias por sus palabras a todas las que han leído el primer capítulo, aquí les dejo el segundo... Y como es Domingo, esta tarde subo el capítulo tres.
NUESTRO AMOR... LO DESCUBRIMOS EN LONDRES
CAPITULO 2
Candy? Dice Terry admirado por el trato tan cercano de los rubios.
- ¿Se conócen? Dicen los tres al mismo tiempo, causándo la risa de Candy.
-¿De qué te ries, pecosa?
- ¡Pecosa! Exclama Albert, sin poder contener la risa, pero que bien te queda ese apodo, pequeña.
-Albert ¡No le des ideas a Terry!
- Tanquilo, no necesito ideas, tengo suficientes para cambiarte todas las semanas de nombre.
- ¡¡¡Terry Grandchester, me llamas por mi nombre o no respondo!!!
- ¡Ya, está bien, se acabó!. Dice Albert, calmando a esos dos, que no nacesitaban mucho para discutir. ¡Así que este era tu paciente!
- Tu amigo Candy, fue quien me ayudó cuándo me atacáron la otra noche, gracias a él, hoy estoy aquí, es una gran persona.
- ¡Albert! Exclama Candy abrazándolo. Siempre estás cuando alguien te necesita. Albert responde a su dulce abrazo y se queda respirándo el suave olor a rosas de su cabello, haciendo recordar, las tardes en Lakewood junto con su hermana.
- No es nada, estaba ahí y me alegro que Terry esté bien.
Derepente siente un suave razguño en su pierna... ¿Pero quien está aquí? Dice Albert al ver a klin, que salta a sus brazos.
Terry miraba atento cada reacción de Candy hacia Albert, su trato era inocente, espontáneo, dulce, eran amigos, muy buenos amigos, muy lejos a lo que él tenía con ella. Sí, con él era dulce, pero con carácter, sin esa intimidad y conexión que veía con su nuevo amigo ¡Como quisiera él llegar a abrazar así a esa linda rubia pecosa! ¿Sería novia de Albert? No creo, ella dijo que era un amigo, y él no me a dicho nada de alguna chica... Con su mente un tanto distraída vio a los rubios jugando con klin, pero una sombra llamó su atención.
- ¡Albert, un animal se ha escapado! ¡Ten cuidado Candy! Le dice al ver como ella se vuelve para ver lo que pasa.
- ¡Poupé, dónde estabas! Le dice risueña Candy a la graciosa mofeta, que saltó a sus brazos.
- ¿Puopé? ¡Conoces a esta...! Pero no pudo terminar por las risas de Candy y Albert.
- Terry, dice Candy entre risas, ¡Poupé es la mascota de Albert! la encontró en el bosque cuando era muy pequeña y la cuida, como yo a Klin.
- ¡Qué par! Sólo a ustedes se les acurre tener esa clase de mascotas... ¿Candy, te escapaste? Creo que vienen por ti.
- ¿Por mí, quién?
- Tu guarda espaldas, George, el del barco.
- ¿Y como sabe George que estoy aquí? No me escapé, tenía permiso...pero...para ir a casa de Patty. Contesta un poco avergonzada y con la cabeza baja.
- Terry, creo que será mejor que te lleves a Candy, ya es tarde, yo distraeré a George.
- ¡¡Albert y qué tiene de malo que me vea George!!
- Candy, aún no te ha visto, ve con Terry, otro día vienes y charlamos más, si la tía abuela se entera que estás aquí sola, no lo quiero ni pensar, ya es bastante con lo que lían los Leagan para que se moleste más contigo.
- Está bien ¿pero venís a invitarte al festival de mayo, iras verdad? ¡Me lo prometes!
- Si iré, ahora salgan por aquí. Cuidala Terry.
- No pierdas cuidado, ni los Leagan, ni esa abuela se acercarán.
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- George ¿Qué pasa?...
- William, yo.....
- George¿Qué pasa?
- Willian, yo...no puedo con la señorita Candy, los negocios me absorben mucho tiempo y a la señorita hay que dedicarle más que tiempo, hoy tenía permiso para ir a casa...
- De su amiga Patty lo sé, pero prefirió dar un paseo un poco más largo rodeada de la naturaleza. Le interrumpió Albert.
- ¿Se puede saber cómo es que sabes todas esas cosas. Sabes dónde esta ahora y con quién?
- jajajaja Por supuesto, estuvo aquí conmigo, me vino a ver, se fue hace un momento con Terry Grandchester, que también a venido a visitárme. Jajajaja, no pongas esa cara George, Candy me conoce como Albert, no hay ningun problema. Sólo debemos de tener cuidado de que no me vea la tía, pero eso no pasará, soy un experto en escapar de su presencia.
- Si, y la señorita Candy también, estoy pensando si lo aprendió de ti.
- A qué más has venido, debe ser algo importante cuando estás aquí personalmente.
- Es sobre la señorita, creo que los Leagan están tramando algo, oí unos rumores de Sara y su hija hoy en la mansión, "que no iban a tolerar que una huerfana mugrosa como ella fuera la que representara el festival de mayo". Y he pensado en...
- Espera George, esto es muy importante para tratarlo aquí, te espero esta noche a mi casa, a las 10. Y ve pensando en algo para mandar a Sara a América, a Eliza no puedo sacarla del colegio, la tía se opondría, pero con Sara es otra cosa.
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Terry disimuladamente comenzó a hacer pregúntas a Candy, sobre su relación con Albert, quería saber que terreno estaba tocándo, Albert era su amigo, lo había conocido hace unos días pero se había ganado su confianza y admiración, veía en él un corazón noble y aunque aparentaba ser alguien humilde, se veía cierto aire de dominio, de caracter fuerte, con poder de mando y capacidades extraordinarias ¿Cómo un hombre así con ese potencial, puede trabajar en un zoológicológico? Además era culto, tenía porte, ese hombre bien vestido podría pasar por un auténtico soberano.
- ¡Te llevas muy bien con Albert! Me agrada mucho tu amigo, qué es lo que sabes de él, yo lo acabo de conocer y no se mucho de él.
- La verdad lo que sé de él no es mucho, vivía en Lakewood en una cabaña rodeado de animales a los que curaba, cuidaba después que habían logrado escapar heridos de los cazadores, él los protegía...
- Pero ¿y su familia? Vive aquí o en América.
- No lo se, Albert es un misterio, yo siempre lo he visto solo, en compañía de Poupé como ahora, es muy bueno, agradable, le gusta viajar, nunca está quieto, hoy lo ves y mañana lo mismo está en otra parte del mundo. Espero que esta vez se quede por aquí más tiempo, disfruto mucho de su compañía, dice inocentemente Candy y dando un profundo suspiro, siguió admirándo el paisaje.
Terry quería seguir preguntando, pero no quería incomodar a Candy, así que cambió de tema.
- ¿Y qué problema tienes con los Leagan? Si son familia, nunca te veo con ellos, sólo con los Cronwell que tampoco se juntan con sus primos.
Candy le fue contando poco a poco, sin muchos detalles su etapa en la mansión Leagan, el viaje a Mexico, la adopción del tío abuelo a petición de sus tres paladines, la muerte de Anthony, de la cual Eliza no dejaba de culparla. Terry, no daba crédito a lo que oía, cómo alguien se podía ensañar con un ser tan noble y ángelical, esa pobre niña huerfana a sufrido más de lo que podía él pensar.
- Ahora entiéndo por que Albert se preocupó al ver a George, seguro que ellas buscan excusas para anular tu adopción, estaré atento a ese par en el colegio, no te preocupes, ellos no volverán a lastimarte, así como Albert te cuida, confía en mi en el colegio tengo fama de rebelde, pero no se atreverán con el hijo del Duque.
- Terry te lo agradezco, pero no hace falta, Stear y Archie, también me cuidan.
- Pecosa, le prometí a Albert que cuidaría de tí y un caballero siempre cumple su palabra.
- Gracias Terry, me alegra tener un amigo como tú. ¿Terry, la próxima vez que vayas al zoológico, me podrías llevar?
- Claro, comemos algo por ahí y nos vamos a ver a Albert.
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La llegada al colegio fue muy tranquila para estos nuevos amigos, hasta que la aparición de los hermanitos Leagan, lo nubló. Eliza Leagan estaba con la boca abierta con lo que viendo ¡Esa mugrosa huerfana bajando de un coche con el hijo del Duque de Grandchester! Eso ella no lo iba a aceptar, ahora vería esa dama de establo que sus artimañas no servirían para atraer un hombre de la nobleza. ¡Ven Neil, acompáñame!
- ¡Pero qué es lo que vemos aquí! La señorita Candice White, o más bien conocida como la vulgar dama del establo. Al ver la cara de asombro de Candy, continuo. ¿No sabías Terry que Candy era mi criada particular?
- ¡Si, claro que lo se y también que cuando te aburriste de tenerla en tu suntuosa mansión la llevaste a dormir en los establos! Sabes, no se van a buscar niños a un orfanato, para criados, sino para adoptarlos; así que pienso que ella iba a ser tu hermana, pero la envidia pudo más en ti, no aguantaste que fuera la preferida de tus primos así que preferiste hundirla en un mugroso establo, para opacar su resplandor, te confundiste en algo Eliza, CANDY NO NECESITA DE TITULOS DE GRANDEZA PARA BRILLAR. Ven Candy, no soporto a los niños mimados.
- Eliza me olvidava, esta señorita se llama Candice White ANDREW y es, te guste o no la heredera. Y siguiendo su camino, junto con Candy, dejarón a Eliza sin palabras.
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Continuará...
Enlace capítulo tres
Última edición por Nerckka el Dom Abr 03, 2016 5:20 pm, editado 4 veces