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Si no te hubieras ido
Por Mayra exitosa
Parte 10
Si no te hubieras ido
Por Mayra exitosa
Parte 10
Ella se dejo abrazar y recargo en su pecho, oliendo su loción, sin poder negarse a todo lo que estaba sucediendo, apreciaba a Terry, pero su hijo era mucho más para ella, era el bello recuerdo de él, de quien no podía sacar de su corazón, porque ella jamás le dijo que esperaba un bebe, porque ella misma, no aceptaba que él se fuera y la dejara, pero sobre todo porque en el fondo deseaba que él se quedara y se lo pidiera a ella, pero nunca lo hizo.
Él la tomo de su cintura y deslizo sus brazos para estrecharla a su cuerpo, hasta tenerla frente a frente, sabía que ella no estaba decidida a nada, ni a tratar mal a su novio, ni a aceptarlo en ninguna forma, estaba desorientada, perdida y eso lo reconocía bien, porque él estuvo así mucho tiempo, cuando la dejo ir.
Candy al sentir que no tocaba el piso, se aferraba instintivamente a su cuello. El metía su rostro acercándose a su oído, susurrándole,
--- Dime que lo amas, y no me interpondré, dime que lo prefieres y me iré, sé que es mi culpa, cometí muchos errores, posiblemente los siga cometiendo, pero aun con todo y eso, te amo, te juro que te he amado en silencio, te amo mucho más que antes, cuando te fuiste y no te encontré me sentí mal y deje que las cosas sucedieran, pasaran, pero siempre pensé que había realizado tu vida, que había amado a alguien más… Sabes, que te amaré por el resto de mi vida. No te obligaré a nada, si decides quedarte a mi lado, podemos huir ahora, escapar de todo y estar solos, tú, nuestro hijo y yo. Solo dime que lo amas, Candy.
Ella no pudo decir que lo amaba, tenía muy poco de ser novios. Tampoco pudo rechazarlo, porque su cuerpo la traicionaba cuando estaban cerca uno del otro, su silencio otorgaba su respuesta. Simplemente se dejo llevar por su beso al tomar sus labios y continuar tan estrechados sus cuerpos, uno de sus brazos la sujetaba de sus caderas y el otro brazo pasaba por su nuca, moviendo para quedar unida a su boca.
Agitadas sus respiraciones, continuaban con sus caricias candentes. El lugar no era apropiado y ambos no podían avanzar sin temer en las consecuencias.
Al final del día no había aparecido la miss universo, ni la mal educada. Estaban en un evento de la familia, Bert tenía a su padre y no había visto molestarse a su hijo ni una sola vez, estaba radiante y feliz aun siendo ya tarde y encontrándose agotado. Mientras ella estaba buscando actividades para no tomar ninguna decisión equivocada, ningún peligro a cometer errores, él aceptaba que fue su culpa y que los errores tal vez los seguiría cometiendo, pero la amaba y ella no podía negar su atracción.
--- Albert yo…
--- Déjame ser el culpable, Candy.
Sin aviso alguno, la subió a un auto cerró la puerta del garaje a control remoto y se fueron alejando de la fiesta tal como los novios. No fueron a su casa, ni a la casa de los padres de Annie, tampoco a ninguna mansión de la familia, iban por la avenida, el manejaba con una mano y con la otra tomaba la suya.
--- Albert, ¿Qué haces?
--- Ser el que conociste, el que debió robarte, el que debió llevarte, el que jamás debió abandonarte y ahora… el que te secuestro de una fiesta. ¡Soy el culpable, Candy! De todo lo que has vivido tengo la culpa, déjame redimirme y hacer lo que se necesita, correr el riesgo para lo que sea, así sea equivocarme, pero no voy a dejarte para él.
--- Pero mi hijo.
--- Estará bien, ahora duerme con su tío Jim y Alistar estará al pendiente hasta que regresemos por él.
--- No es correcto… esto… no podemos…
--- Tal vez no debemos, pero de que podemos, ya lo estamos haciendo.
Era un hangar de aviones, alguien lo recibía asombrado al verlo llegar y confirmaba una emergencia, este de inmediato, notificaba y Candy solo observaba que sería llevada en avión.
Un jet privado los trasladaba a no sé qué lugar desconocido. Puesto que el daba las indicaciones al piloto, regresaba a su lado y le abrochaba el cinturón, era tan obscura la noche, que solo hasta tomar altura, se vieron las luces resplandecientes de la ciudad.
Debía estar preocupada por su hijo, pero no sabía porque, no lo estaba. Al verlo a su lado que al alcanzar altura se desabrochaba el cinturón y se lo desabrochaba ella, para abrazarla y unirla en un cálido beso. Estar secuestrada era culparlo de nuevo, era gratificante que él fuera el culpable, y ella solo se dejara llevar en un vuelo desconocido.
Pasaron horas, donde las caricias y los besos no faltaron, bebidas, conversaciones de lo que antes habían vivido y como todo los fue envolviendo en trabajo, responsabilidades y ambos se justificaban en ello. La dejaba hablar todo lo que ella le quisiera contar…--- Desde que nació fue para mí un motivo hermoso de vivir… Y cuando ella se quedaba en silencio, el continuaba apoyándola y posterior contándole algo en el mismo tiempo en el que se suponían podían estar juntos… --- Me la pase de celestino, escondiendo y ayudando a mis hermanos a conseguir salirse con la suya, tener a su mujer y casarse aun en contra de mi Tía.
--- ¿Tu tía? Sabes, no la vi en la boda.
--- No la verás. Las cuentas se le cerraron por completo, los créditos igual, tiene una demanda por difamación, otra demanda por abuso de poder en las finanzas y otros detalles que se descubrieron poco a poco en estos años y hace poco los sacaron a relucir para ajustar cuentas.
--- También me dijeron que vendría tu… novia.
--- Hace mucho que terminamos, fue solo un noviazgo para ella, jamás la acepte, pero no negué ese noviazgo, no estuve ni una sola vez con ella, debe ser una chica lista, sabe que si se une a las manzanas podridas, se puede manchar.
--- ¿Planeaste todo esto, Albert?
--- No. Esto fue algo que se dio al final, llame a Stear desde la cabina del avión, infomándole que si no cuidaba de mi hijo, no le volveríamos a cuidar a los suyos para su siguiente luna de miel.
--- ¡Albert!
--- Ya no puedo dejarte hablar, pensé que esto era un secuestro, en vez de poner una banda en la boca, te tomare a besos, y si te ato, será solo con mis brazos y bajo mi cuerpo. Ella se quedaba viendo a su mirada obscurecida, viendo sus labios y deseándola, aun cansado por las actividades del día. Y la madrugada de ambos que no deseaban finalizar,
--- Sabes que no traigo nada para cambiarme de vestido.
--- No lo necesitaremos, compraremos en el camino lo que ocupes. Eres mi prisionera, y soy tu secuestrador. Un tibio beso se fue dando, la tomo de su asiento para colocarla sobre sus piernas, poco a poco se quedaron dormidos. Tiempo más tarde, el aviso del piloto para aterrizar los despertaba. Colocando sus cinturones, aterrizaron. Para recargar turbosina o cambiar de jet, porque así fue, esta vez uno más grande al anterior.
--- ¿A dónde iremos, Albert?
--- Si te digo, ya no estarás secuestrada, y sin tus papeles, tendremos que esperar a que nos los envíen.
--- ¿Por qué? ¿Dónde estamos?,
---Requerimos de documentos y no traigo los tuyos, a menos que pueda conseguirte unos… depende de ti.
--- Albert, me estas asustando.
--- Tendrás que confiar en mí, porque mi vida te pertenece ahora, y de ti, solo espero… que me digas que… si.
El lugar era incierto, estaban solos, el personal hablaba un idioma que no entendía. Pero las prendas de vestir llegaron lentamente, durante la semana.
--- ¿Ahora si tendré para vestirme?
--- Vamos, cuanto duraremos vestidos, mi amor.
--- ¡Albert!
Llevaban días, no completaban aun la semana, pero los paisajes eran hermosos, el mar, el sol, los atardeceres coloridos, y a diario por un aparato de radio, lograban comunicarse con su hijo que estaba feliz de escucharlos y saber que pronto regresarían.
--- Si Mami, mi Tío Stear dice que si me porto bien, me podrían traer un hermanito. Albert se quedaba serio, su sonrisa se le borraba. Candy levantaba las cejas en señal de asombro, tratando de recordar cuando fue su periodo y eso fue mucho antes de la boda de Annie. En Lakewood. Sin poder responder, se sintió mareada al meditar fechas.
Terminaban la llamada y se desconectaba la frecuencia del radio.
--- ¿Te molesta tocar el tema, Candy?
--- No, no es eso. Realmente me asombra lo listo que es tu hermano, si sigue diciéndole eso a sus hijos, pronto tendrán más niños en la familia.
--- Eso significa que te estás cuidando.
--- Eso no significa nada. Es solo que… no has pedido mi rescate.
--- ¿Tu qué?
Candy bromista para cambiar el tema, correteaba a Albert para pedirle que le dijera cuando iban a regresar, pero la respuesta siempre se alargaba con una noche más, un beso más, un poco más…
Tres semanas se pasaron de un lugar a otro de un paisaje diferente a otro, los lugares totalmente desconocidos, las largas caminatas, paseos y destinos que poco a poco descubría que no habían salido del país, solo estaban en lugares jamás visitados.
Amarse dejo de ser pecado, desearse significaba estar bien, hacer el amor, era parte de las buenas noches y conversar se había vuelto tan familiar, tan sencillo y tan parecido a cuando vivieron juntos.
--- Recuerdas que te dije que si te ibas conmigo, te lo pasarías mejor.
--- Si, pero… sentí que no deseabas que continuáramos juntos.
--- Si no fuera así, porque te invitaría a irte conmigo.
--- Porque te sentías comprometido al tenerme tanto, tiempo a tu lado… eso fue lo que… creí.
--- Pensaba que, no me amabas lo suficiente y yo… sentía que estaba dándome por completo, cuando temía que averiguaras que, no era mi nombre.
--- No más mentiras entre nosotros, Albert.
--- No más mentiras. Pero dime, porque hace días que estas tensa y siento que me ocultas algo.
--- Me conoces tan bien. Creo que mi intimidad está siendo evaluada.
--- ¿Es algo intimo?
--- Tú eres algo muy íntimo, Albert. Con iniciativa de un beso y las caricias el sonreía y regresaba a la conversación…
--- Quieres que olvide de nuevo el tema del que estamos hablando…
--- Lo siento, es que, debió llegar mi periodo después de la boda de Annie y Archie. Ahora el sorprendido fue él y levantando las cejas esperaba que ella confirmara, pero no lo hacía, sino que estaba nerviosa,
--- No te pongas así, estamos juntos, no me iré a ningún lado… y tú, tampoco lo harás, ¿cierto?
Ella asintió suavemente, asegurando que no se iría, se recargaba en el pecho desnudo y suspiraba, hacía tanto tiempo, no necesitaba cuidarse, ni usar métodos, no había nadie y no tenía relaciones con nadie, ahora volvía a verlo y en la primera ocasión que lo vio se dejo llevar y sin poder resistirse a él, tenía la posibilidad de haber quedado embarazada,
--- Te dije que soy el culpable, Candy. De todo, soy responsable, no me protegí esa tarde, estaba tan inmerso en tenerte, en saberte mía de nuevo que… no te cuide.
--- No se trata de culpas.
--- Entonces de que se trata…
--- De que tienes un hermano adivino que le dijo a nuestro hijo, que tendrá un hermanito y yo… en ese momento apenas me percate de esto.
El la atrajo a sus brazos, recostados en su cama, ambos se comprendían, la charla llevo a la explicación que ella guardaba en mente, no había habido nadie después de él y sentía que el si tenía a otras después de ella.
--- ¡Ah no! Una cosa es que tuve un par de relaciones formales, pero no significa que las haya llevado a la cama, a ninguna, eran hijas de socios y de negocios, nunca tuve esa intimidad… ni tuve este amor y seguridad que poseo cuando estoy contigo.
--- ¡Albert!
--- Me dijiste en un arranque si había habido consecuencias con esas relaciones, pero nunca lo entendí así. Hoy te digo que no hay nadie que haya tenido nada de mí, como tú, porque cuando te fuiste aquella tarde… también me fui… pero parte de mi corazón se quedo desde entonces contigo, puedo jurarlo, no sabía que tuviéramos un hijo, pero cuando lo vi, dentro de mi fue como ver ese amor que te llevaste, regresar con vida… y verte ahí… fue mucho más que eso, fue temblar al pensar que me dijeras que estabas casada y que ese niño ya tuviera un padre… fue difícil para mí esos momentos hasta que hablaste… aun así, amarte esa ocasión, fue decirte… fue comprobarte, que seguía siendo tuyo.
--- Y ahora sabes que también soy tuya, Albert.
--- Si. Este amor, después de todo… sobrevivió a los engaños, a la separación y al tiempo. Ella tomo la iniciativa, tomo su rostro y beso despacio, iniciando ahora el amor de cada noche, de cada amanecer, de cada que lo deseaban otra vez.
CONTINUARÁ...
igual me da penita la tía, pero solo cosecho lo que sembro.
