ES TAN SIMPLE
Por Habibi Sahara
Al fin tenía la casa sola, ya que sus guardaespaldas llámese sus amazonas, habían sido convocadas al santuario. Esas mujeres tenían que entender que, aunque había llegado a apreciarlas y acostumbrarse a su presencia, un hombre necesitaba tiempo a solas, principalmente si su pecosa estaba en la ciudad.
Terry comenzaba a amar los congresos de medicina, era la mejor forma de hacer que su pecosa viniera a Londres, y siempre estaba tan emocionada con que él la escuchara hablar todos esos términos que no comprendía, que siempre recibía su recompensa por ser tan buen oyente.
Ah, la vida puede ser tan buena.
O bueno, lo era hasta que escuchó hablar a su noviecita con sus amazonas, - mujeres al fin-, estaban discutiendo que era lo que convertía a un hombre en el mejor novio posible, no estaba prestado mucha atención, hasta que escuchó a la pecosa decir:
Creo que lo que debe distinguirlo es que sea un hombre detallista.
Alarmas sonaron en la cabeza del marqués en ese momento, él era detallista, cierto. Quizás no muy seguido, era un hombre ocupado, a fin de cuentas. Sin embargo, le había comprado detalles de muchas de las ciudades que visitaba en sus giras, era algo importante, o ¿no? El resto de la conversación terminó de hacerlo dudar. La rubia pecosa continuó.
No hay nada mejor que un hombre que conoce tus gustos y construye o hace cosas por ti, pequeñas cosas que no requieren mucho dinero, pero si tiempo.
Esa no se la esperaba, pensaba Terry; además se suponía que él estaba dormido, por lo que no era un intento de manipulación, agregando que la pecosa era tan distraída que era remotamente probable que lo estaba haciendo para manipularlo.
Silenciosamente volvió a su habitación, a pensar que haría; nadie le diría a Terry Grandchester que él no era el mejor novio del mundo. Y esa conversación lo había llevado a este día.
De acuerdo Grandchester, esta noche serás el mejor novio que cualquier mujer desearía. No hay nadie cerca, la pecosa estará aquí en tres horas y además no puede ser tan difícil.
Mientras seguía su monólogo Terry entró a la cocina de su casa. Rara vez entraba ahí pero como se había dicho cuándo comenzó este plan:
Es tan simple.
Vestido con una camiseta blanca y jeans azules el marqués de Grandchester comenzó con determinación a cumplir su tarea.
De acuerdo, comencemos. El plan es hacer un pastel de manzana. No puede ser tan complicado…
Abriendo el libro, el Marqués de Grandchester comenzó a preparar la receta:
En un bowl, cierne la harina. ¿Cernir la harina?
Terry tomó la harina con las manos y la tiró sobre el bowl como si estuviera nevando harina, lo que causó dos efectos, que la harina no estaba cernida y que su ropa comenzó a tener las primeras muestras de su aventura. Sacudiéndose la harina de la ropa, respiró hondo y continuó con la receta.
Agregue el bicarbonato, la levadura, la sal y el agua.
El caballero mezcló los ingredientes calculando las cantidades de la receta, pues no fue capaz de encontrar las cucharas medidoras en su propia cocina.
Mezcle de manera uniforme, cubra y deje reposar por 2 horas.
2 horas, no puede ser, la pecosa estará aquí en menos de 3 horas, tal vez si lo amaso un poco más, no se note la diferencia.
Una mezcla no tan uniforme fue puesta sobre la encimera de la cocina, con un espacio de 1 hora para que estuviera lista de acuerdo con los cálculos de Terry, mientras tanto continuó con la receta pues supuso que algo tenía que hacer con las manzanas.
Pele las manzanas, corte en pedazos, mezcle con el jugo de limón, azúcar, y canela, cubra con agua y cocine hasta que sea una compota. De acuerdo, no se ve tan difícil.
El ojiazul, peló las manzanas, las cortó y mezcló los ingredientes, luego las puso a cocer, preguntándose como sabría que era una compota, decidiendo que llegaría ahí en cuanto se comenzaran a cocer.
Mueva las manzanas constantemente para que no se peguen. ¿Cómo voy a estar moviendo esto, si tengo la harina esperándome?
Terry estaba comenzando a desesperarse, se suponía que era simple, Candy le había preparado pastel de manzana tantas veces que no podía ser algo tan complicado, probablemente ella tenía alguna receta sencilla de sus dos madres, mientras él tenia ese complicado libro de cocina. Eso debería ser, no era él, era la receta. Continúo moviendo la mezcla, hasta que se dio cuenta que tenia que regresar a la harina.
Amase la harina hasta que pueda extenderse sobre la tabla, y luego extienda sobre el molde engrasado.
Agarrando la mezcla procedió con el rodillo viendo que la masa no se extendía tan bien como esperaba, cuando logró extender la mezcla, notó unos cuantos bordes irregulares, pero pensó que se arreglarían cuando se estuviera horneando. Mientras esto sucedía, sintió un olor extraño, y luego recordó que tenía las manzanas en el fuego.
Corrió hacia la olla, y como pudo tiró el trasto en la encimera, y luego apagó el fuego. No sabía si gritarse, o gritarle a la olla, la manzana estaba ahí, un poco pegada en la olla, pero tendría que servir; el haría ese pastel, aunque le costara sangre, sudor y lágrimas.
Regresó a la masa, y buscó el recipiente para hornear, poniéndole aceite pues recordó que había que engrasarlo. Cuando levantó la masa, esta se quebró en algunas partes, pero no importaba, faltaba una hora para que su chica regresara y él iba a servirle un delicioso pastel de manzana.
Puso la masa en el recipiente tratando de cubrir todo el fondo y los lados, luego le agregó la mezcla de manzana quitando los pedazos que no se veían tan comestibles, y luego pasó el resto de la masa encima para sellar ese pastel.
Satisfecho que había superado la última etapa, caminó orgullosamente con el recipiente hacia el horno, pero antes volvió a consultar el libro.
Precaliente el horno a 400 grados y hornee por 30 min.
El no podía precalentar ese horno, además era un buen horno, probablemente eso era para hornos no tan modernos, tenía justo el tiempo y no lo iba a perder precalentando un horno perfectamente capaz de cocinar un pastel. Puso el pastel en el horno, y dejó que se horneara. Volvió a revisar el libro para verificar que no olvidaba nada.
Deje enfriar por 30 minutos a temperatura ambiente antes de desmoldar.
Que tenía ese libro con agregar pasos extras a un pastel, pero si debía enfriarlo, el encontraría la forma.
En lo que el pastel se horneaba, corrió por la casa buscando algo que enfriase el pastel y lo consiguió, regresó a la cocina con un ventilador. El iba a ganarle a ese confuso libro.
Luego de 30 minutos, el horno sonó y muy orgullosamente Terry abrió la puerta para ver algo parecido a un molde de pan, hundido en algunos lados, y quemado en una parte de la orilla. Candy lo comprendería, era su primer pastel. Con cuidado sacó el pastel, y poniéndolo cerca del ventilador, procedió a darle aire con este último. Luego de 10 minutos se cansó y llevó su obra maestra a la mesa para esperar a su novia. Justo en ese momento un huracán rubio entró a la casa. Terry le sonrió con su sonrisa de marca, y señalo el pastel.
Hola pecosa, supuse que estarías cansada y quería consentirte un poco.
Terry, tú lo hiciste?
Por supuesto, solo lo mejor para la más guapa.
Eres un amor, entonces, te parece si lo probamos.
La rubia no había tenido el valor de decirle que el pastel se veía extraño, pero era la intención lo que contaba. Orgullosamente el caballero partió el pastel para servirlo a la dama, quien no podía partir la corteza, pero trato de probar el centro, para no desairar al inglés.
Candy dio un par de bocados, antes de poder hablar.
Tiene tu marca Terry.
Lleno de orgullo, el actor se sentó a probar su gran obra culinaria, ni siquiera había podido tragar el primer bocado, la corteza estaba dura y con grumos y la manzana sabía a quemado.
¿Cómo te lo tragaste? – comentó vergonzosamente el caballero.
He comido en hospitales desde hace años.
Lo siento pecosa.
No te preocupes, el detalle es lo que importa.
Quieres salir a cenar, pecosita.
Que te parece si preparamos algo en la cocina.
Noooo…. – respondió el joven, recordando el desastre que había dejado en su cocina.
De acuerdo, salgamos a cenar. – sonrió la joven mujer.
Antes de salir de la casa, Candy se paró de puntillas para besar la mejilla de Terry.
Eres el mejor novio Terry, - le sonrió la rubia.
Terry sintió su pecho hincharse, él era el mejor novio del mundo.
FIN
Por Habibi Sahara
Al fin tenía la casa sola, ya que sus guardaespaldas llámese sus amazonas, habían sido convocadas al santuario. Esas mujeres tenían que entender que, aunque había llegado a apreciarlas y acostumbrarse a su presencia, un hombre necesitaba tiempo a solas, principalmente si su pecosa estaba en la ciudad.
Terry comenzaba a amar los congresos de medicina, era la mejor forma de hacer que su pecosa viniera a Londres, y siempre estaba tan emocionada con que él la escuchara hablar todos esos términos que no comprendía, que siempre recibía su recompensa por ser tan buen oyente.
Ah, la vida puede ser tan buena.
O bueno, lo era hasta que escuchó hablar a su noviecita con sus amazonas, - mujeres al fin-, estaban discutiendo que era lo que convertía a un hombre en el mejor novio posible, no estaba prestado mucha atención, hasta que escuchó a la pecosa decir:
Creo que lo que debe distinguirlo es que sea un hombre detallista.
Alarmas sonaron en la cabeza del marqués en ese momento, él era detallista, cierto. Quizás no muy seguido, era un hombre ocupado, a fin de cuentas. Sin embargo, le había comprado detalles de muchas de las ciudades que visitaba en sus giras, era algo importante, o ¿no? El resto de la conversación terminó de hacerlo dudar. La rubia pecosa continuó.
No hay nada mejor que un hombre que conoce tus gustos y construye o hace cosas por ti, pequeñas cosas que no requieren mucho dinero, pero si tiempo.
Esa no se la esperaba, pensaba Terry; además se suponía que él estaba dormido, por lo que no era un intento de manipulación, agregando que la pecosa era tan distraída que era remotamente probable que lo estaba haciendo para manipularlo.
Silenciosamente volvió a su habitación, a pensar que haría; nadie le diría a Terry Grandchester que él no era el mejor novio del mundo. Y esa conversación lo había llevado a este día.
De acuerdo Grandchester, esta noche serás el mejor novio que cualquier mujer desearía. No hay nadie cerca, la pecosa estará aquí en tres horas y además no puede ser tan difícil.
Mientras seguía su monólogo Terry entró a la cocina de su casa. Rara vez entraba ahí pero como se había dicho cuándo comenzó este plan:
Es tan simple.
Vestido con una camiseta blanca y jeans azules el marqués de Grandchester comenzó con determinación a cumplir su tarea.
De acuerdo, comencemos. El plan es hacer un pastel de manzana. No puede ser tan complicado…
Abriendo el libro, el Marqués de Grandchester comenzó a preparar la receta:
En un bowl, cierne la harina. ¿Cernir la harina?
Terry tomó la harina con las manos y la tiró sobre el bowl como si estuviera nevando harina, lo que causó dos efectos, que la harina no estaba cernida y que su ropa comenzó a tener las primeras muestras de su aventura. Sacudiéndose la harina de la ropa, respiró hondo y continuó con la receta.
Agregue el bicarbonato, la levadura, la sal y el agua.
El caballero mezcló los ingredientes calculando las cantidades de la receta, pues no fue capaz de encontrar las cucharas medidoras en su propia cocina.
Mezcle de manera uniforme, cubra y deje reposar por 2 horas.
2 horas, no puede ser, la pecosa estará aquí en menos de 3 horas, tal vez si lo amaso un poco más, no se note la diferencia.
Una mezcla no tan uniforme fue puesta sobre la encimera de la cocina, con un espacio de 1 hora para que estuviera lista de acuerdo con los cálculos de Terry, mientras tanto continuó con la receta pues supuso que algo tenía que hacer con las manzanas.
Pele las manzanas, corte en pedazos, mezcle con el jugo de limón, azúcar, y canela, cubra con agua y cocine hasta que sea una compota. De acuerdo, no se ve tan difícil.
El ojiazul, peló las manzanas, las cortó y mezcló los ingredientes, luego las puso a cocer, preguntándose como sabría que era una compota, decidiendo que llegaría ahí en cuanto se comenzaran a cocer.
Mueva las manzanas constantemente para que no se peguen. ¿Cómo voy a estar moviendo esto, si tengo la harina esperándome?
Terry estaba comenzando a desesperarse, se suponía que era simple, Candy le había preparado pastel de manzana tantas veces que no podía ser algo tan complicado, probablemente ella tenía alguna receta sencilla de sus dos madres, mientras él tenia ese complicado libro de cocina. Eso debería ser, no era él, era la receta. Continúo moviendo la mezcla, hasta que se dio cuenta que tenia que regresar a la harina.
Amase la harina hasta que pueda extenderse sobre la tabla, y luego extienda sobre el molde engrasado.
Agarrando la mezcla procedió con el rodillo viendo que la masa no se extendía tan bien como esperaba, cuando logró extender la mezcla, notó unos cuantos bordes irregulares, pero pensó que se arreglarían cuando se estuviera horneando. Mientras esto sucedía, sintió un olor extraño, y luego recordó que tenía las manzanas en el fuego.
Corrió hacia la olla, y como pudo tiró el trasto en la encimera, y luego apagó el fuego. No sabía si gritarse, o gritarle a la olla, la manzana estaba ahí, un poco pegada en la olla, pero tendría que servir; el haría ese pastel, aunque le costara sangre, sudor y lágrimas.
Regresó a la masa, y buscó el recipiente para hornear, poniéndole aceite pues recordó que había que engrasarlo. Cuando levantó la masa, esta se quebró en algunas partes, pero no importaba, faltaba una hora para que su chica regresara y él iba a servirle un delicioso pastel de manzana.
Puso la masa en el recipiente tratando de cubrir todo el fondo y los lados, luego le agregó la mezcla de manzana quitando los pedazos que no se veían tan comestibles, y luego pasó el resto de la masa encima para sellar ese pastel.
Satisfecho que había superado la última etapa, caminó orgullosamente con el recipiente hacia el horno, pero antes volvió a consultar el libro.
Precaliente el horno a 400 grados y hornee por 30 min.
El no podía precalentar ese horno, además era un buen horno, probablemente eso era para hornos no tan modernos, tenía justo el tiempo y no lo iba a perder precalentando un horno perfectamente capaz de cocinar un pastel. Puso el pastel en el horno, y dejó que se horneara. Volvió a revisar el libro para verificar que no olvidaba nada.
Deje enfriar por 30 minutos a temperatura ambiente antes de desmoldar.
Que tenía ese libro con agregar pasos extras a un pastel, pero si debía enfriarlo, el encontraría la forma.
En lo que el pastel se horneaba, corrió por la casa buscando algo que enfriase el pastel y lo consiguió, regresó a la cocina con un ventilador. El iba a ganarle a ese confuso libro.
Luego de 30 minutos, el horno sonó y muy orgullosamente Terry abrió la puerta para ver algo parecido a un molde de pan, hundido en algunos lados, y quemado en una parte de la orilla. Candy lo comprendería, era su primer pastel. Con cuidado sacó el pastel, y poniéndolo cerca del ventilador, procedió a darle aire con este último. Luego de 10 minutos se cansó y llevó su obra maestra a la mesa para esperar a su novia. Justo en ese momento un huracán rubio entró a la casa. Terry le sonrió con su sonrisa de marca, y señalo el pastel.
Hola pecosa, supuse que estarías cansada y quería consentirte un poco.
Terry, tú lo hiciste?
Por supuesto, solo lo mejor para la más guapa.
Eres un amor, entonces, te parece si lo probamos.
La rubia no había tenido el valor de decirle que el pastel se veía extraño, pero era la intención lo que contaba. Orgullosamente el caballero partió el pastel para servirlo a la dama, quien no podía partir la corteza, pero trato de probar el centro, para no desairar al inglés.
Candy dio un par de bocados, antes de poder hablar.
Tiene tu marca Terry.
Lleno de orgullo, el actor se sentó a probar su gran obra culinaria, ni siquiera había podido tragar el primer bocado, la corteza estaba dura y con grumos y la manzana sabía a quemado.
¿Cómo te lo tragaste? – comentó vergonzosamente el caballero.
He comido en hospitales desde hace años.
Lo siento pecosa.
No te preocupes, el detalle es lo que importa.
Quieres salir a cenar, pecosita.
Que te parece si preparamos algo en la cocina.
Noooo…. – respondió el joven, recordando el desastre que había dejado en su cocina.
De acuerdo, salgamos a cenar. – sonrió la joven mujer.
Antes de salir de la casa, Candy se paró de puntillas para besar la mejilla de Terry.
Eres el mejor novio Terry, - le sonrió la rubia.
Terry sintió su pecho hincharse, él era el mejor novio del mundo.
FIN