Paralizado, Terruce permaneció unos instantes; consiguientemente, su rostro fue tomando color, no teniendo la misma suerte la voz que, para hacerla salir, él tuvo que carraspear y luego cuestionar moderadamente:
— ¿Cuál es tu urgencia para conmigo?
— Por antecedentes, sé que conoció a mi madre.
— ¿Quién? — indagó Terruce.
— Annie Brighton.
— Oh — expresó él, teniendo que confirmar: — Sí, fuimos compañeros de colegio.
— Al igual que mi tía Candy.
— Sí, sí — dijo Terry; y aprovechando que ya podía mover el cuerpo, se digirió al sofá para sentarse y oír:
— Mi madre murió.
— Oh lo lamento.
— Yo más que muchos.
— Me imagino.
— Lo que no, es que… mi padre se quiere casar.
— Y al parecer tú no quieres.
— Porque nadie tiene derecho a ocupar su lugar.
— Quizá tengas razón.
— Por eso, a usted lo necesito.
— ¿Para impedir la boda?
Terry había sonado enteramente cáustico; en cambio, Allyson, segura, afirmaba:
— Sí, al decirle que quiere casarse con Candy.
— Oh me parece bien
— ¡¿De verdad?! — expresó Allyson frunciendo gravemente el ceño.
El dueño del que ya lucía más relajado, así sonaba:
— ¿Por qué a ti no?
— ¡No la quiero! — gritó la chica; empero al segundo siguiente aclaraba: — Al menos no como madre. Como tía… está bien. Es linda, tierna, comprensiva y cariñosa; sin embargo, cuando me enteré que mi padre la amó mucho antes que a mi madre, ¡yo…!
— ¿Te sientes traicionada? — preguntó Terruce percatándose de la manera en que la chica apretaba los puños, y que, con la cabeza, asentía positivamente.
— Mi madre, como haya sido, era mi madre; y él no puede hacernos esto. Y si lo hace, únicamente me comprobará que nunca la amó, sino a ella, y no lo soporto. No soporto que haya estado esperando a que muriera para poder estar juntos.
Debido a que la chica, al final de cuentas, había soltado un frustrado llanto y con sus manos se cubría el rostro, Terruce se puso de pie para ofrecerle su pañuelo y decirle:
— Lamento mucho que te sientas así.
— No quiero que lo lamente, sino que me ayude.
— ¿A qué? — Granchester preguntó, viéndola secarse sus mojadas mejillas mientras le compartía:
— Estoy bien informada que pronto regresará a Londres.
— Sí.
— Llévesela
— ¡¿Cómo?! — Terry expresó con sorpresa que también reflejaba en su rostro.
— También sé lo que sucedió entre ustedes.
— No, no, no — él decía conforme se alejaba de la chica. — Lo siento. Pides un imposible.
— Hágalo, por favor, porque de lo contrario… lo lamentará.
— ¿Cómo dices?
La amenaza había hecho que Terruce volviera sus ojos a ella que diría:
— No se le olvide que mi tía… tiene más enemigos en nuestra familia; y ellos… estarían dispuestos a ayudarme, con tal de sacarla de nuestras vidas.
— No estás hablando en serio — dijo un incrédulo Terry; en cambio, su visita inquiría:
— ¿Le parece que no? — un gesto decía todo lo contrario. — Aunque debería agradecerme que lo tomara en consideración. Otro ser más perverso, simplemente hubiera llevado a cabo su plan sin compasión alguna.
— ¿Y todo esto porque te enteraste del amor de tu padre hacia ella?
— Digamos que… sí — dijo una burlonamente sonriente Allyson, quien lo retaba con la mirada y a responder su cuestión: — ¿Entonces, me ayudará? Pero tiene que responderme rápido — al haberse quedado Terry callado y pensativo. — Ellos no tardarán en dar conmigo para llevarme a casa.
— ¿Eso… la incluye a ella?
— Desde que comenzaron a relacionarse, no se separa de él; además, recuerde que Candy es una persona que se preocupa más de otras que de sí misma. Y no le niego que deseo ver la cara que pondrá al verlo a usted, sobre todo la de mi padre con quien tuvo sus diferencias ¿por el amor de la misma mujer?
— Eres… especial, chiquilla — optó Terry por catalogarla; — y me tiene sorprendido que seas hija de la tímida Annie, aunque más bien pareces de Eliza.
— ¡Oh sí! Mi adorada tía. No tiene idea de todas las cosas que me ha contado, y por supuesto de todo el apoyo que sé me dará en caso de que usted diga “no”. Tampoco hay necesidad de decirle que esto incluiría a mi tío Neil, ¿cierto? Y él… tiene un pendiente con ella; solo que el pobre, por estar neutralizado por el tío abuelo William, lleva esperando el momento adecuado para poderse cobrar de la dama de establo.
— Insisto — dijo Terruce recorriéndola de arriba abajo. — Eres más bien engendro de ellos.
— No, porque hasta eso, sí quiero a mi tía Candy — dijo la chica en un tono hipocritón, — y por eso estoy aquí tratando de convencerlo a usted. Además, ¿no necesitará una duquesa, Duque de Granchester? ¡Mi tía es perfecta para serlo! Más ¡NO! — lo marcó con fiereza y enemistad, — la señora de Cornwell.
Noble Responsability Capítulo 4
Última edición por Citlalli Quetzalli el Vie Abr 10, 2020 6:48 pm, editado 2 veces