...IN THE DARK
Me quedé de pie mirando la mansión en la cercana distancia, a unos pasos de mi estaba el lugar donde la mitad de mi vida estaba completamente prohibida para mi, mientras el ocaso se acercaba y los últimos trazos del sol londinense me hacían compañía, mi corazón desolado se partió en dos atravesado por la imagen tuya, como entre esa multitud de la catedral me miraste y fingiste atravesarme como si fuera alguien mas, mientras cargabas en un brazo a mi hijo y la ahora señora tuya te tomaba del otro. Ella sonreía radiante, el niño jugaba con un caballito de madera y tu me ignoraste, fingiste hacerlo...
No pude llevar a cabo el plan que había estado acariciando por meses llena de rabia, decepción y una sutil esperanza, que quizá confrontandote pudieras reconsiderar tu traición y el daño tan grande que me habías ocasionado. Que plantándome frente a ti y ella y exigiéndote me regresaras lo que me habías robado finalmente te haría reaccionar y me pedirías perdón regresandome a mi hijo y retomando nuestro proyecto de vida juntos, yo soñaba con tener la oportunidad de perdonarte si tu me lo pedías, en el fondo de mi herido y aun aturdido corazón lo deseaba con desesperación.
Después de que me enteré de tu reciente matrimonio con esa dama aristócrata, perteneciente a tu mismo circulo social, a ese que nunca podría pertenecer por venir de donde vengo y dedicarme a lo que me dedico... Que me hayas arrebatado a nuestro hijo para llevártelo a vivir con otra mujer, fue más de lo que mi orgullo y mi dignidad podían soportar. Cuando confirmé por mis contactos en Inglaterra lo que habías hecho, quise morirme, acabar con mi vida, y después pensé, no, iré hasta allá y lo exhibiré como el farsante poco hombre que es!!
Pero los vi a los tres, felices, saliendo de misa como una hermosa familia tradicional. Ella de ninguna manera es ni la mitad de bella como yo, pero verla radiante, segura de su posición social y orgullosa de ir del brazo del perfecto Duque de Grandchester, con ese angelito haciéndose pasar por su primogénito... Que afortunada debe sentirse de haberle ganado semejante batalla a una cómica americana, tan poca cosa me ha de considerar que no me reconoció con la ropa sencilla que llevaba de mi disfraz de viuda. Todos esos escenarios que imaginé en mi largo camino cruzando el Atlántico se derritieron ante esa imagen de lo que pudo ser mío y que se me había robado, por que no me lo merecía en la opinión de la gente bien. Las ganas de abalanzarme sobre ti para arañarte el rostro, tomarla a ella del pelo para romperle la cara y dejársela aun mas desagraciada, llevarme a mi bebe de regreso para darle todo el amor que rebosaba en mi ser y curar a su lado la dolorosa decepción que tu abandono me había causado, que todo Londres se enterara la clase de canalla que eras, ladrón, infame... pero, no pude pagar mal por mal. Me desarmó la realidad, mi realidad. Yo no podía competir contra esa perfecta imagen que pasó con indiferencia ante mi.
Yo no podía darle a mi pequeño nada, absolutamente nada de lo que tu ya le estabas dando. El viviría a mi lado como un paria, como yo lo había sido antes y lo seguía siendo, como una mujer sin moral ni buen nombre, una actriz famosa que destacaba por su belleza, su escandalosa vida, cuya existencia era netamente para el entretenimiento y diversión de otros. Quise evaporarme en ese momento, y cuando crees que has tocado fondo en el dolor, viene otra situación en la que tu mismo te has metido y terminas sintiéndote mas miserable aun. Los vi subir en su fino carruaje y toda mi fama y encabezados de los diarios de espectáculo donde alababan mis actuaciones y mi belleza se fueron por la coladera de esa calle empedrada.
De camino a tu residencia, recordé esa noche que nos amamos después del festival aeronáutico, como al calor de la música, el vino tibio y la adrenalina de ser pioneros en el maravilloso arte de surcar los cielos nos besamos al caer la noche y bailamos mientras la banda de músicos irlandeses entonaba melodías románticas, como acabamos enredados en tu habitación y repetías sin cesar mi nombre en la oscuridad. Tu sonrisa de felicidad cuando te comuniqué mi embarazo, como me aseguraste que hablarías con tus padres en Inglaterra para informarles que abandonarías tu título y tus posesiones en Inglaterra para vivir conmigo y nuestro hijo en América. Lo valiente y motivado que te veías y escuchabas. Y yo te creí, me creí todas tus palabras y vi como los meses pasaban y no regresabas, como me conformé con tus cartas y tus telegramas, diciéndome que pronto estaríamos juntos para ser la familia que yo tanto soñaba tener, como pasé el parto de nuestro hijo sola y aun así me aferré a la esperanza de tus promesas para aguantar mi soledad y las incomodidades de ser madre primeriza y soltera. Nunca perdí el buen animo ni la fe, y mas con la presencia de mi bebe, que tanto se parecía a ti. Era como si nunca te hubieras ido, y me distraía hablándole de ti, de lo mucho que nos amabas y de lo pronto que estaríamos juntos y seríamos felices por siempre jamas como en los cuentos de hadas.
Hasta el día que finalmente volviste, casi 3 años después, muy cambiado, muy adusto, pero al fin de regreso.
¨Luego hablamos, estoy muy cansado Eleanor¨, me dijiste. Hicimos el amor y al día siguiente fuimos a ese paseo al mismo campo donde tiempo atrás habíamos vivido la emoción de volar juntos arriesgando la vida en esas maquinas peligrosas y excitantes. Y te vi jugar con nuestro hijo mientras las alegres carcajadas de él se me colaron en el alma y me hicieron sentir que los meses de soledad esperándote habían valido la pena, cada hora, cada minuto, esperando que llegara una carta, un telegrama, o mejor aun, que tú regresaras. Estaba tan feliz, que no estaba preparada para lo que pasó. Pasamos una semana muy tranquilos, tu yendo a realizar diligencias de los negocios de tu familia en Wall Street, yo atendiendo a Terry y pasando a ratos al teatro a iniciar ensayos como apoyo al elenco con el montaje de personajes, aunque ya había hablado con mi director que yo estaba por salir de la compañía para tomarme un tiempo de descanso con mi hijo y su padre. Llegabas silencioso de la calle y yo te pedía hablásemos de nuestros planes, a lo que tu solamente me mirabas en silencio y me callabas con un beso y terminábamos en la cama, mientras nuestro pequeño dormía al cuidado de la nana que trabajaba conmigo. Bien recuerdo ese día justamente pasada la semana cuando salí rumbo al teatro dejando a nuestro hijo al cuidado de Mrs. Benson. A mediodía ella llegó llorosa al teatro gritando aterrada que tu habías regresado después de que yo había salido y te habías llevado al niño con su ropa sin querer decir a donde ibas. Algo en el fondo de mi corazón se rompió por que sabía que ese día zarpaba un barco hacia Inglaterra, no pude quedarme con la premonición que me atravesó el corazón. Tomé un carruaje hacia el muelle y como loca me bajé gritando el nombre de mi hijo por la orilla viendo como la nave ya había partido. Alcancé a verlos a ti y a mi amado niño asomados por la popa. La frialdad de tu mirada, con un mal disimulado dejo de tristeza y la sonrisa de mi bebé mirando las cintas que volaban a la vera de la brisa marina como señal de despedida y buena suerte para el largo y peligroso viaje se me grabaron a fuego en la mente. Caí de bruces en el cemento del muelle y me quedé ahí, tirada, gritando como una pobre desquiciada de ver como había sido burlada de la manera que jamas pude siquiera haber soñado en la peor de mis pesadillas... Cuan difícil fue regresar a mi departamento e intentar no quitarme la vida ante la desesperación.
Ahí encontré una nota tuya en la que me decías que debido a la imposibilidad tuya de renunciar a tus obligaciones con tu familia tenías que apartarte de mi, pero que te llevabas a nuestro hijo para darle una familia formal y de buenas costumbres donde se pudiera formar y crecer en un ambiente sano y sin malas influencias, y que estabas por casarte con una mujer de noble estirpe quien se encargaría de darle el amor de madre que yo por mi disipada vida no le podría dar. Como si no pudiera caer aun mas en el sufrimiento y el dolor hice trizas el infame papel intentando romper mi despecho junto con él. Duré dos meses en un estado de sopor e incredulidad, hasta que tomé finalmente valor para venir hasta tus territorios a exigirte me devolvieras lo que me habías robado y a destruirte de la misma forma como tu lo habías hecho conmigo. Pero los vi juntos, cuando te vi... El odio se disipó y me di cuenta de que aunque quisiera jamas podría pagarte mal por mal, mi amor por ti y por mi hijo era mas grande que mi decepción y mi agonía...
Y heme aquí, mirando hacia esa hermosa residencia, que a comparación con mi sencillo departamento es un castillo de cuentos de hadas. Preguntándome si de verdad tendré el corazón de robarle a mi hijo la posibilidad de tener todo aquello que yo jamás podré darle. El sol ya no se ve en el horizonte y solo las sombras de esta noche sin luna, oscura como mi negra tristeza, me rodean y cubren mi vergüenza y mi llanto, el cochero me ha pedido que por favor me apresure por la hora que es pero le pido me espere un poco mas. Por que estoy despidiéndome, diciéndole adiós al amor de mi vida, aceptando que ustedes sean felices aun a costa de mi propia felicidad. Yo regresaré a hacer lo mejor que se hacer, a sonreír y ponerme las caretas de los personajes que interpreto, para que ellos sientan a través de mi, que sus recuerdos y experiencias sustituyan mis recuerdos y experiencias, para tratar de evadir la realidad de la vida desdichada que me tocó vivir por haber creído que una mujer como yo tenía derecho a ser feliz. Me iré a la oscuridad del alma debajo de la cegadora luz de los reflectores del teatro.
Si escuchas mi voz en ti, apágala para que no sientas ningún remordimiento que te robe la felicidad que pagaste con lo que me hiciste, Richard...
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Última edición por Maga Cafi el Sáb Abr 11, 2020 10:14 am, editado 1 vez