WAVES
Estoy de frente al puerto de Southampton, y siento como esta inseguridad que siempre me ha acompañado desde que tengo consciencia va y viene tal como el oleaje que esta noche en particular esta picado, como avisándome de una forma clara que no debo partir, y sin embargo, ese mismo toma y daca que se aleja para regresar con más fuerza me convence que necesito enfrentar la marea de mi miedo si es que deseo ser libre de una vez por todas. Que lo que sea que haya sido mi vida hasta hace poco, cuando me consideraba a mismo un jovenzuelo malcriado y privilegiado, se había ido arrastrado ante los innegables cimientos torcidos de mi existencia.
El viento me despeina y lo siento al mismo tiempo tanto como una caricia como un amable sopapo despabilante. No puedo quedarme aunque quiera y muera de amor y rabia, de indignación y hambre de justicia, se como que el cielo es negro esta noche turbia que no puedo aferrarme a nada de lo que en estos momentos estoy dejando atrás. Mi niñez robada, mi niña pecosa a quien quise salvar cual caballero de brillante armadura y que tuve que abandonar por que era la única forma de evitarle ser más humillada a causa mía. Cuanto hubiera deseado tener el poder del mar de barrer con todo aquello y aquellos que nos separaron de esa forma tan absurda, tan vil. Cuando presa de la frustración fui y lancé ese escupitajo en el rostro de la maldita aquella, yendo en contra de todos mis principios de caballerosidad y decencia... en ese momento hubiera deseado haberla sepultado bajo las mismas profundidades del océano, pero al final, de que sirvió semejante bajeza de mi parte? Aquí estoy a punto de romper con todo y bajo la superficial justificación de que quiero ser libre del Duque, su poco amor por mi como hijo, su desdén y egoísta forma de tratarme, es el miedo lo que me mueve hacia la nada. Miedo de que si me quedo y sigo por esta senda realmente terminaré siendo el paria que mi familia, la gente del colegio y todos aquellos que me conocen juran terminaré siendo para vergüenza de mi apellido. Menos ella, menos ella, menos ella que hace pocos días me abofeteó ofendida cuando quise demostrarle mi afecto... como extraño su voz, sus gritos, su amistad sin condiciones y la dignidad con la que afrontó humillaciones y ofensas. Como lloró desesperada y gritó mi nombre cuando nos separaron, su mirada vidriosa y el amor desesperado con el que la clavó en mi... Por que la única persona que me ha aceptado y amado así no puede estar junto a mi? Por que?!
Este miedo de no volverte a ver, Candy...
He visto mi juventud salvaje desaparecer
delante de mis propios ojos,
momentos de magia y maravilla,
parecen tan difíciles de encontrar.
¿Va a volver alguna vez?
¿Va a volver alguna vez?
Llévame de vuelta a la sensación,
cuando todo quedaba por descubrir.
Escucho a lo lejos la bocina del buque llamando a abordar, casi le ruego al mar que ruja tan fuerte que me aturda para no imaginar en la distancia tu voz llamándome para no irme. No podría quedarme ni aunque me lo pidieras de la forma más tentadora y seductora, no con la imposibilidad de hacer de mi vida todo aquello que mi entorno me ha repetido hasta el cansancio que jamas podré hacer. En este riesgo, estoy dispuesto a perder quizá la joya mas valiosa que pude haber encontrado en mi existir, pero si no lo hago, a que me arriesgo? A que en algún momento pueda llegar a reprocharte el no haber intentado abrir mis alas y huir de esta prisión que Inglaterra es para mi? No se si es amor o es egoísmo, pero no nos expondré a enturbiar esto tan hermoso que nació entre nosotros, prefiero creer que huir es un regalo para ti, una prorroga para que cumplas tus sueños, esos que te trajeron desde tu tierra y la misma a la que voy para cumplir los míos.
Te prometo, Candy, te juro que iré a tu famosa colina y a tu amado Hogar de Pony, te juro que esta ruptura involuntaria la voy a honrar de todas las formas que sean posibles. Que este océano de posibilidades y pretextos que se alzará entre nosotros estará con creces pagado por que voy a aferrarme como roca a la orilla a seguir ese sueño del que te hablé y que te hizo sonreír el día que te besé, pecosa. Que sin importar cuantas marejadas y olas violentas me golpeen, tu recuerdo no habrá de menguar en mi ni me quitará valor, al contrario, tu serás una luz que me guíe a encontrar mi camino en esta densa niebla que es mi futuro...