Encontramos nuestro lugar
En la rama de un viejo roble...
En la rama de un viejo roble...
La Señorita Pony cerró la enorme puerta de madera después de despedir las visitas que acababan de partir, ella quien había criado a un sinnúmero de niños a lo largo de las décadas que el Hogar había funcionado como hospicio, no podía dejar de pensar que había alguien muy especial para ella. Ese día de diciembre vinieron 3 parejas de jóvenes adultos a llevar regalos y donativos para los 21 niños desde 3 meses hasta 9 años que vivían en ese tiempo a su cuidado. La hermana María en ese momento estaba encargándose de acostarlos y ella se ocupaba de apagar luces y avivar la hoguera de la chimenea para hacer más agradable el clima. Cerró los ojos emocionada de pensar en esa niña especial que de alguna manera podía decir sin dudar era su consentida.
Era una noche muy similar como esa, aunque nevaba mas y el frío era algo mas agresivo cuando ella llegó a su vida. En el momento que la tomó en sus brazos la intuición le dijo que esa hermosa muñeca gritona tendría un destino particular, la adoró desde el instante que sus ojos verdes la miraron con atenta ternura. En verdad que su belleza e inteligencia eran sobresalientes. Cuantas cosas no había vivido ella a una edad muy temprana? Verla ahora del brazo de su gallardo esposo, después de tantos años de tragedias, sucesos absurdos y desafortunados. Y con una redonda barriga de embarazo, no pudo evitar sentir agradecimiento con Dios de haber permitido en su sabiduría que hubiera la posibilidad para ellos de hacer una vida juntos. Annie también estuvo ese día con su esposo de muchos años y su pequeño hijo, verla tan hermosa y feliz, libre de ese mohin de tristeza que tuvo desde prácticamente el instante que llegó al hospicio. Era evidente que el amor de su propia familia había sanado cualquier inseguridad, su marido era un caballero solicito y un padre atento.
Las dos venían con esposos y el padre adoptivo de Candy, el señor Williams, que desde hacía muchos años se había convertido en el mayor benefactor del hogar de Pony. Gracias a sus contribuciones estaba equipado con todo lo necesario para que los niños vivieran cómodamente y ellas pudieran realizar su labor sin estar tronándose los nudillos de nervios viendo mes con mes como afrontar los gastos del mantenimiento como antes de su llegada a sus vidas. El señor Williams era como un roble, como el padre árbol, y cada vez que visitaba el Hogar se daba el tiempo de jugar y entretener a los niños que anhelaban sus visitas. Ahora él estaba casado y su mujer, una bella escritora, le acompañaba en todos sus compromisos y actividades altruistas.
Candy la abrazó llena de emoción cuando le dio la sorpresa de su embarazo. En ninguna de sus constantes cartas le había comunicado este feliz suceso. Verla llegar con la enorme panza fue sin duda una de las mayores alegrías que en su larga vida había experimentado. Ella que hacía muchos años atrás, había perdido un hijo muy pequeño y a un joven y dulce esposo a causa de la guerra civil. No fue fácil para ella abandonar su hogar frente al mar donde fue una feliz esposa y madre para rehacer en un lugar lejano su vida siendo una joven viuda, necesitó toda la fuerza y ayuda de Dios para no morir de la pena, pero el destino que es la herramienta suya, quiso ponerla en ese lugar donde su vida había recobrado sentido, y con la llegada de una jovencita hermana María, dejó que su perdida fuera el combustible para darla a niños infortunados el amor y el cuidado que al propio no le pudo brindar.
-Candy, que feliz soy de ver que serás madre! Mi corazón reboza de alegría por ti, mi pequeña!
-Miss Pony, quería darle esta sorpresa como regalo y decirle que si es niña le pondré su nombre, por que usted al final es mi madre!
-Oh Candy, me honras en sobremanera, pero que dirá tu esposo, él con seguridad le gustaría que se llamará como tú o su madre...!
-No, él esté de acuerdo! Ya lo hemos platicado y esta feliz, pero me puso de condición que si es niño él elegirá el nombre.
Pony sonrió recordando la forma como Terry abrazaba a su hija consentida en su gravidez, una sensación de agradecimiento le llenó el pecho de un calor agradable, no sintió necesidad de tomar su copita de ron que gustaba beber antes de dormir para relajarse. Se fue directamente a su cama y sin desvestirse siquiera, se recostó como en un trance de felicidad y plenitud absolutos. Respiraba con serenidad y un cansancio suave fue cayendo sobre ella como una fina capa de nieve. En su imaginación, vio las raíces de un hermoso árbol, profundas y nudosas, aferradas a la tierra y como de estas subía hacia el cielo el tronco poderoso del cual salían ramas llenas de un follaje brillante, y en cada una de ellas, miles de nidos y el canto de las aves que trinaban melodiosa pero fuertemente con un cielo majestuoso de color azul de fondo, cuyo sol dorado se filtraba entre nubes blancas cual suaves borlas de algodón.
Pony sonrió con los ojos cerrados y esa visión en su pensamiento, y en ese instante su sueño se hizo eterno.
Última edición por Maga Cafi el Jue Abr 30, 2020 1:32 am, editado 5 veces