"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo 2
Mientras madre e hija toman el desayuno muy alegres, Neil entra en el comedor muy sonriente, le da un beso a ambas damas y se sienta en su lugar; se sirve un poco de zumo de naranja y le da un sorbo antes de hablar:
- Madre, quiero aprovechar que estáis preparado la boda de Elisa, para que también lo hagas con la mía
Ambas mujeres dejan de hacer lo que estaban y posan sus ojos abiertos en su totalidad ante lo que han escuchado
- Perdona… Neil ¿No me digas que te vas a casar con Daysi?
- ¿Con Daysi? ¿Estás loca, Elisa? A mí quién me interesa es Candy
- ¡¿Candy?!
Repitieron madre e hija
- ¿¡Estás loco!?
- ¡De ninguna manera pienso consentir semejante locura Neil!
- ¡Esa infeliz nunca, nunca será parte de esta familia! Además, Candy se ha marchado de Chicago
- Te equivocas hermanita
Le corrige después de meterse un trozo de fruta en la boca y sentencia señalándolas con el tenedor
- Está en Chicago, y me voy a casar con ella les guste o no… o es que ¿Prefieren que me enliste en el ejército al igual de Stear? Para que crean en mis palabras
- ¡¿No estarás hablando en serio? Puedes casarte con otra mujer, menos con Candy ¡Esa ni en sueños!
- Bueno… si eso es lo que piensan… si me disculpan
Se limpia la comisura de su boca con la servilleta y se levanta de su lugar y camina muy decidido
- ¿Ha dónde te crees que vas Neil?
- Ya les dije, voy a las oficinas del ejército, me voy como voluntario a la guerra
- ¡No! Espera ¿Estás loco? ¿Es que me quieres matar de un disgusto?
Las dos mujeres se levantan de sus asientos aterradas con la noticia, se sienten presionadas
- Mamá… mamá… no dejes que se vaya
Ven como lentamente gira sobre sus pasos… posa su mano sobre el pomo
- ¡Está bien!
- Está bien ¿Qué? Madre
- Que… acepto… acepto tu decisión de que quieras casarte con esa mujer… y así será… si es que ella quiere
- Oh, claro que lo aceptara madre, tenlo por seguro
Finaliza con una sonrisa pícara de medio lado y sale de la estancia, Sara suelta un suspiro pesado y tira con desprecio su servilleta sobre la mesa
- Pero mamá ¿Cómo pudiste aceptar? ¡Eso es absurdo! Me niego rotundamente que esa desgraciada sea mi cuñada
- Elisa, por favor, guarda silencio
- ¡Ni hablar! ¿Es que te has vuelto loca?
- ¿¡Puedes para de una vez!? Piensa por un momento… ¿Tú crees que Candy lo va aceptar como marido?
El enojo que desprende esa mirada le hace entender a su hija que esa mujer nunca aceptaría semejante locura… más teniendo en cuenta todas las cosas que siempre han hecho en contra de ella. Desde el minuto cero que puso un pie en su residencia en Lakewood, cuando Anthony, Stear y Archy se volvieron sus incondicionales para luego terminar abandonando la mansión Legan y convertirse en la hija del tío abuelo William, subiendo mucho más en el estatus familiar que ella, una Legan de pura sangre.
- Esa infeliz… sino fuera porque el tío abuelo aún no la ha negado… si llega a hacer uso del apellido Ardley y…
- ¿Qué balbuceas Elisa? Por favor, habla bien
- Digo, madre… que ojalá y no se le ocurra a “Candice” quejarse con el tío abuelo
- ¿Quejarse?
- Mañana será su “Gran Conferencia” en las oficinas y será muy extraño que su hija, esa niña que adoptó, no se presente a dicho acto
- Bueno, eso querrá decirle cuán equivocado estaba a la hora de adoptar a alguien tan desagradecido
- Pero sin duda la hará llamar, querrá saber de su propia boca por qué no asistió… ¿Y si nos delata? ¿Si le dice que la hemos echado de todos los hospitales?
- No creo que eso le vaya a molestar, como una “Ardley” ni siquiera debería de haberse metido en un hospital
- Madre… pensándolo bien… creo que deberíamos de hablar con él nosotras primero, para demostrarle que, a pesar de sus actitudes para nada decorosas, estamos dispuestos en ayudarle… y una relación entre Neil y Candy es lo más acertado para las dos familias
- ¿Acertado? Por favor Elisa, ahora quien desvaría eres tu
- Al contrario, madre… si Neil se casa con Candy, por derecho tendrá acceso a la fortuna de los Ardley ¿Quién mejor que nosotros? Que un infeliz muerto de hambre que conozca en esos barrios de quinta donde vive; y cuando el tío abuelo muera, que será pronto, Neil será el sucesor por el ser el marido de Candy… ¿Lo entiendes? Tendremos poder ¡Seremos los principales en la familia Ardley?
Al escuchar esas últimas confesiones, un brillo maquiavélico se vislumbró en su mirada… ahora sí, ya no le parecía tan mala idea “Ese Compromiso Horroroso”.
Después de haber falsificado la firma de su padre en unos documentos, se dirigió al banco para poder sacar dinero. Luego le hace una señal a John y este despacha a tres chicos que se suben a un coche.
- Muy bien, vamos hacia la villa a esperar que lleguen… por favor John, ve en el carruaje, quiero que te cerciores que no se equivocan en nada
- Entendido señor.
Tras haber buscado gran parte del día anterior a Albert, Candy había ido a trabajar a la “Clínica Feliz” pero su semblante era decaído; le preocupada no saber nada de él y no entiende la razón de su desaparición, finalizada su jornada de labor decide retomar la búsqueda. Cierra la puerta tras de sí y deja escapar un suspiro desganado
- Oh, Albert… ¿En dónde estarás?
- Disculpe señorita ¿Es usted la señorita “White”?
- ¿Eh? Sí… soy yo
- Estoy aquí señorita White para decirle que un hombre desea verle… en secreto
- ¿A mí? ¿Está usted seguro?
- Por supuesto señorita, el caballero es Terreuce
- ¿Terreuce?
La rubia siente que las rodillas le pueden fallar en cualquier segundo, sabia de su desaparición sobre las tablas, pero nunca se imaginó que iría a buscarla
- Seria tan amable de subir al coche
- Sssí
Logró decir una vez digerida la primera impresión. Una vez en el interior, el vehículo arranca y prosigue su camino. Candy está que no para de soñar, las mariposas se dan de golpes contra su pecho de lo eufórica que está, retuerce las manos una contra otra la otra mientras busca qué palabras puede decirle. Empieza a oscurecer y pasan por un camino cerca del lago hasta llegar a lo alto de una pequeña colina, a una villa que se encuentra sobre un acantilado.
Cuando el coche apaga su motor, la rubia desciende sin esperar que le abran la portezuela. El caballero abre la puerta principal del edificio y le indica que puede pasar, cuando se encuentra en el interior se percata que está todo oscuro y que su corazón emprende una carrera desenfrenada al saber que de un segundo a otro se verá cara a cara con él
- T-Terry…
- Hola Candy
- Esa voz… ¡Ooh!
- Hahaha
El escuchar esa risa perversa no hizo más que confirmar sus sospechas y erizarle todos los bellos de la piel
- Lo siento Candy, pero no soy para nada ese idiota de Terry
- ¡Neil!... tú… tú… diablos…
- Nunca te había visto comportarte de esta manera, me halagas nunca pensé que te hiciera ilusión verme, luces tan bella
- ¡Deja de decir tonterías Neil! Yo no vine hasta aquí para verte… eres una verdadera lagartija
- Vaya, nunca me imaginé que serías tan utilizarías ese término para decirme que te gusto
- Eres realmente malo, déjame salir quieres, no estoy con humor para aguantar tus tonterías
- ¡No! No puedo dejarte salir así tan fácilmente sin antes haber hablado
- ¿Qué quieres decir con eso?
- No seas tonta… quiero que aproveches esta intimidad para que hablemos de nosotros, que me digas que me quieres y así yo te podré decir que te quiero
- ¿De nosotros? ¿Qué te quiero? Neil te has dado un golpe en la cabeza que no sabes lo que dices
- Al contrario, Candy, estoy muy bien y muy decidido la verdad… deberías de sentirte feliz de saber que siento algo por ti ¡Toda mujer es feliz de saber que me gusta!
- Pues me alegro por ellas, pero yo no pienso igual… así te lo pido encarecidamente… hazte a un lado que me pienso ir
- ¡No seas tonta Candy! Admite que sientes algo por mí, sé que eres muy tímida para decirlo, pero estamos solos aquí
Ella se lleva una mano a su rostro anonadada por lo que acaba de escuchar, él está esperando que confiese algo que ni siquiera se lo habría cuestionado
- Está bien Neil, te lo diré
- Bien, te escucho
- ¡Yo te odio Neil! No soy vergonzosa ni tímida ¿Cómo puedes pensar que siento algo por ti? Te lo tienes muy creído ¿Eh?
- ¿Cómo dices? ¡¿Qué me odias?!
El semblante del pelirrojo demudó en uno de completa rabia
- Sí, te odio… has sido malo conmigo todo este tiempo ¿Cómo puedes esperar que yo sienta algo por ti que no sea desprecio? ¿Cómo quieres que te crea que me amas? Ahora deja de decir más tonterías y sal de mi camino que me quiero ir
- ¡Ni hablar! No pienso consentir tu altanería Candy… de aquí no saldrás hasta que digas que me amas y te quedas conmigo
- ¿¡Qué!? Tú no puedes prohibirme que me vaya
- Claro que sí
El pelirrojo se cruza de brazos y es entonces que dos hombres aparecen en la estancia, Candy da un paso hacia atrás temerosa de que le hagan daño alguno.
- La única manera que tú puedas salir de ese lugar es si dices que me quieres y te casas conmigo
- ¿¡Qué!? Neil, lo que tú dices es imposible ¡Jamás diré semejante locura! ¿Me oyes?
- Muy bien, no has querido por las buenas… será por las malas… ¡Adelante chicos!
Les hace una señal y estos se abalanzan directamente sobre la rubia para sujetarla por los brazos, ella se resiste, no entiende qué es lo que quieren hacerle
- ¡Quítenme sus asquerosas manos de encima!
- Lo siento pequeña… pero el señorito ha dicho que es por las malas
- ¡Suéltenme! ¡Déjenme en paz!
Mientras tira de sus brazos para liberarse, un tercer hombre aparece trayendo consigo una cuerda para atarla a una silla. Neil observa desde su lugar sin mover un dedo y sonríe perversamente. Candy observa con asombro desmesurado cada acto de ellos, la sonrisa pérfida conque la amordazan, grita, se retuerce y patalea, pero esos hombres pueden con ella y la terminan inmovilizando de pies y manos. Una vez que han finalizado, Legan les dice que vigilen la zona.
- Muy bien Candy, ¿Me vas a decir de una vez que me quieres?
- Eres un tonto
¡Plaf! Se escuchó el sonido de la bofetada que el pelirrojo le propinó
- Maldita sea Candy ¡Dilo de una vez!
- Eres un infeliz
¡Plaf! Otra bofetada que le cruzó la cara, esta vez con más fuerza
- No fue eso lo que pregunte… y estás acabado con mi paciencia
- ¡Te odio Neil!
Le espeto rabiosa y con las lágrimas saliendo de sus esmeraldas. Él le toma del mentón con dureza innecesaria, sus iris desprenden odio al igual que sus palabras
- Acepta de una puta vez que me quieres, si no deseas seguir recibiendo tortazos
- Suéltame Neil
- Sigues negándote… te gusta el trato duro… tranquila querida, que cada vez que te comportes como una altanera te recordaré que soy tu hombre…
- Infeliz
¡Plaf! Y le da tal guantazo que termina virando el rostro casi inconsciente…
- Se acabó… te quedarás aquí, meditando tu conducta… un poco de meditación hará que cambies de opinión
Se aleja de la joven que empieza a quedarse dormida, sintiendo que la cabeza está por estallarle del dolor y el sabor característico del plasma cubrir su lengua.
- ¡Ustedes!
Dice, dirigiéndose a los hombres
- Se encargan de que no salga de este lugar… ¡Responden con su vida si se les escapa o le pasa algo!
- Sí señor
Mientras se dirija hacia el vehículo, John se le acerca con intención ser quien dirija el aparato
- No, quiero que te quedes por cualquier cosa… yo vendré mañana con todo y el anillo
- ¿Está seguro señor?
- ¡Por supuesto! No quiero que esos infelices quieran pasarse un pelo con mi futura esposa
- Entendido señor
Ve como el pelirrojo enciende el motor y se marcha.