"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo XVI
Un coche negro se detiene frente de una hermosa residencia a las afueras de la ciudad, un hombre abre la puerta y su ocupante desciende de este, luego pasa al interior de la casa sin necesidad de ser anunciado, digamos que su arribo era más que esperado; cuando las puertas del despacho se abren, el invitado puede ver a las personas que se encuentran ahí, reconoce unos cuantos rostros; saluda al caballero que está sentado en el sillón de cuero tras el escritorio
- Hola, ya estoy aquí
- Qué bueno que ya estás aquí, te esperábamos
- Perdonad la tardanza
- Está bien, toma asiento aquí, a mi vera…
Le indica dando una palmada a la silla que estaba a su diestra, éste accede a la petición y toma lugar ante la atenta mirada de todos
- Muy bien señores, continuemos.
Y en ese ambiente tranquilo la conversación gira en torno a negocios, sospechas, estrategias y resultados. Cuando la reunión termina el jefe se dirige en un tono paternalista a la persona a su lado.
- ¿Cómo estás?
- Bien señor
- No te estoy preguntando como jefe, quiero que me digas de verdad cómo te sientes pues tengo entendido que hace unos meses tuviste un accidente
Al escuchar eso, abre sus ojos de par en par, no esperaba que él supiera ese detalle de su vida
- Te lo contó Anderson ¿Verdad? Estoy bien papá… no fue nada serio, Jack me atendió perfectamente
- Jumm
Asiente el hombre mientras se cruza de brazos y el ceño fruncido
- ¿Quién te hizo daño? ¿Qué infeliz oso en ponerte una mano encima?
- No te preocupes por eso daidí… ya Harris y Anderson me ayudaron a darles a cada uno lo que se merecen
- Me parece bien, ningún infeliz le pone una mano encima a un Dwyer y vive para contarlo
- Lo sé… pero ahora mismo tengo hambre ¡Vamos a comer!
- Claro que sí cariño, he pedido que preparen tu platillo favorito
- Muchas gracias daidí
- Para ti, todo… estoy muy orgulloso de ti
Le dice a la vez que le da un abrazo y un beso en la frente para luego salir del despacho e ir a comer.
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La rubia camina por las calles de New York, meditando y sin rumbo fijo, sintiendo que le falta algo a su corazón… hasta que se choca con alguien y este la sujeta de los brazos para que no caiga al suelo
- Lo siento… no estaba prestando atención por dónde caminaba
- ¡Candy! ¿Eres tú?
- ¡Terry!
Ambos se sorprenden por el encuentro tan repentino y accidentado, el castaño la suelta y hace un asentimiento de cabeza para confirmar su identidad. Candy lo mira de arriba abajo y viceversa ante semejante aparición; realmente dista mucho del hombre que viese semanas atrás, duchado y perfumado, ropas limpias y de aspecto muy decente, casi burgués
- No me imagine que te vería por esta ciudad ¿Qué haces aquí Candy?
- Yo tampoco pensé que te vería… estás… estás muy cambiado
- ¿Qué pasa? ¿A caso ahora sí vas a declararme tu amor, pequeña pecosa?
- ¡No seas insolente!
- Hahaha lo siento Candy, pero es que me observas tanto, que voy a terminar por creer que solo de esta manera es que te gusto
- Te equivocas, sigo pensando igual ¡A mí, No Gustas Grandchester!
- Está bien, no hace falta que te alteres, oh si no las pecas saltarán de tu rostro… hahaha
- ¡Eres un atrevido! Insolente ¡Déjame en paz!
- ¿La está molestado este hombre señorita?
Un caballero que se había mantenido en la distancia se acerca al ver el enfado en la rubia, ella le hace un ademán para que no intervenga; Terry se sorprende del intruso y la forma de Candy para controlar la situación
- Será mejor que me marche, no tengo ganas de discutir contigo Terry
- ¡Espera! Dame un momento
- ¿Qué quieres?
- Quiero darte las gracias… siempre has logrado hacerme ver las cosas desde una perspectiva diferente, me has motivado a cambiar y ser alguien mejor… y la conversación que tuvimos hace unas semanas me hizo ver cuán estúpido he sido todo este tiempo
- ¡Ya era hora que te dieras cuenta!
- Sé que no merezco tu perdón por el daño que te hice, las lágrimas que derramaste por mi culpa, pero te prometo que de ahora en adelante podrás sentirte tranquila y en paz, cuando me veas que sigo mi camino del que una vez hui
- ¿Qué quieres decir exactamente?
- Te estoy dando las gracias y me estoy despidiendo, te deseo lo mejor Candy
El castaño toma una de sus manos y tras la inclinación deposita un beso sobre esta como último gesto, aunque con esto pierda su corazón, su primer amor; un señor se acerca a ellos y le habla a él
- Señor Grandchester, el coche nos espera
- Sí, en seguida voy… hasta luego Candy
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El castaño, dentro de la habitación de Candy, observa su interior… no se ha llevado nada, está todo intacto, como si ella fuese a aparecer de un momento a otro, pero sabe que no es así… suelta un suspiro largo y pesado antes de salir de ese lugar. Cuando cierra la puerta camina por el pasillo, se topa con su hermano, pero ni cuenta se da de su presencia, realmente sus pensamientos están lejos, muy lejos de ese lugar. Stear observa el andar y aspecto de Archy, quien parece un zombi… no es tonto y sabe que su estado actual y la ausencia de Candy tienen mucho que ver.
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Un hombre camina tras la joven mientras le suplica que vuelva, pero ella no quiere, se siente bien y con fuerzas para seguir adelante, quiere hacerlo. Un hombre le muestra la placa a la vez que hace la pregunta
- ¿Le está molestando este hombre señorita?
- ¿Eh? No, por supuesto que no hehehe
- Señorita Ardley ¿Es usted? Soy el “Teniente Jeremy Smith”
- Soy Candy “Teniente Smith” y no, este hombre no me está molestando hehehe simplemente quiere que regrese a la casa, teme que me pueda pasar algo, nada más
- Entiendo, perdone la intrusión…
Levanta su sobrero como disculpa y se marcha un poco confundido por el trato y apariencia de la joven. Al querer seguir con su marcha, la rubia se tambalea y se apoya en la pared debido al mareo que sintió en ese momento
- Ve que le dije jefe, no es correcto que ande sola por la calle… está bien Mancuerna, regresemos
Se resigna a volver, de momento, pues siente que no tiene fuerzas. Al ver su estado, el hombre decide cargarla en brazos para regresar a la casa. Cuanto el teniente Smith regresa a la delegación, le comenta a Blumenthel el extraño encuentro que tuvo con la señorita Ardley y su acompañante
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Una vez cumplidos sus deberes, vuelve para encargarse de lo que más le importa; es septiembre y hace un calor horrible, la brisa que corre en ese momento la recibe como si le dijese que ese será un gran día. Mientras la rubia habla con su acompañante salen de la estación, ambos se sorprenden cuando un hombre fornido se acerca ellos a toda prisa y con los pulmones en la garganta
- ¡Jefe! Jefe, que bueno que está aquí
- ¿Qué sucede Cookie?
Inquiere al hombre quien intenta recuperar el aire para poder seguir hablando
- Jefe, ella… se ha escapada
- ¿¡Cómo dices!?
- Se coló por la ventana… es muy inquieta y tozuda, cualquiera la contradice
- ¿Qué estás esperando? ¡Búsquenla! Como le llegue a pasar algo te arranco la piel ¡Más te vale que la encuentres y no le haya pasado nada!
- S-sí boss
Contestó temeroso el hombre al ver esos mismos ojos furibundos hablarle, le dio hasta escalofríos y no esperó más para salir a buscarla. Ellos también hacen lo mismo y corren por otra avenida… la mujer está preocupada, y siente una gran opresión en su corazón… corre empleando todas sus fuerzas y concentración… es entonces cuando llega a una esquina y la ve que camina en su dirección, a escasos metros se detienen ambas y se observan completamente.
Parece como si el aire se les hubiese escapado de sus pulmones, los corazones laten al unísono con fuerza hasta en sus cabezas… todo parece girar a su derredor como si amenazara con desaparecer… entonces la rubia cae de rodillas sobrepasada de la impresión, no es un espejismo, ni ilusión, un juego macabro de su imaginación debido a algún golpe ¡De verdad está apreciando su mismo reflejo! ¡Que camina hacia ella! ¡Que la mota de sus brazos! ¡La observa con sus esmeraldas humedecidas por las lágrimas contenidas! Y le pregunta con ternura
- ¿Estás bien Candy?
- T-tú… tu, eres real
La rubia solo puede asentir con su cabeza y abrazarla.