"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo IV
El joven baja del coche y da un portazo con fuerza excesiva, su gesto de alegría cambió totalmente al ver semejante columna de humo erguirse invencible rumbo al cielo. Miles de ideas a cuál más absurda se presentaban en su mente. La infraestructura del edificio se encontraba gravemente comprometido, los oficiales y bomberos se habían acercado ahí cuando ya era muy tarde.
Neil, rabioso le da patadas al neumático que está a merced de su disgusto; un policía que se encontraba cerca se percató de la presencia del pelirrojo
- Señor, no puede permanecer en este lugar es una propiedad privada
- Por supuesto que sé que es una propiedad privada ¡Idiota! Yo había alquilado esta villa
- Entonces será necesario que proporcione sus datos
- ¿Para qué?
- Se abrirá una investigación para saber qué es lo que ha pasado aquí… y si usted dice que ha alquilado la villa en algún momento el inspector tendrá que hablar con usted
La sangre borbotea espesamente en sus venas a causa del disgusto, Neil hace un semi giro casi crujiente de su cuello, clavando sus ojos avellanados que refulgen como las llamas que han apagado no hace mucho
- ¿Por quién me está tomando? Pedazo de imbécil ¡Yo no tengo nada que ver en ese incendio!
- Señor, sino desea colaborar me veré en la obligación de levantar cargos contra usted
- ¿Tú eres tonto o te haces?
- ¿Qué son esos gritos?
La voz carrasposa de un hombre se dejó escuchar atrayendo la atención de ellos; el oficial se cuadra automáticamente ante su superior
- Señor… este hombre aquí presente, ha alquilado la villa y se niega a colaborar
Ambos oficiales posan su mirada en Neil quien no puede bullir más indignación
- Y yo le he dicho a este pedazo de idiota que no tengo nada que ver con el incendio, yo acabo de llegar
- Muy bien ¿Señor?
- Lega, Neil Legan
Pronuncia su nombre con tanta pomposidad, como si se tratase del mismo presidente de los Estados Unidos, la comisura de la boca del agente se tuerce de manera altanera, ha reconocido el apellido y comprende perfectamente el motivo de su altivez
- Muy bien señor Legan, no se preocupe, no le haremos pasar un momento bochornoso pidiéndole que llegue a la delegación, puedo ir a su “Mansión” para tomarle la declaración o muy amablemente usted me cuenta su versión de los hechos
Neil tensa la mandíbula automáticamente, ¡está descartado categóricamente que la policía se presente en su casa! Si su madre se entera, se pondrá insoportable
- De acuerdo, cooperaré
- Estupendo señor Legan, acompáñeme… soy el Inspector Blumenthel
Se presenta el hombre mientras le pide que le siga para poder hablar más calmadamente.
En la habitación número doce una rubia observa como una enfermera trae un hermoso adorno floral, lo deja sobre la mesa y le entrega los analgésicos que le corresponden, ella los bebe sin rechistar cuando la puerta se vuelve a abrir dejando ver al tal “Albert”
- Hola Candy ¿Cómo te encuentras pequeña?
Cuando la joven escuchó la última palabra de su pregunta, levanta una ceja en evidente disgusto… rueda sus ojos hasta ponerlos en blanco al ver la sonrisa que le dedica el hombre
- ¿Qué sucede pequeña?
- ¿Pequeña? ¿Qué son esas confianzas? ¿Es que acaso no ve que soy una mujer? ¿Pequeña de dónde?
- ¿Cómo dices?
- ¿Por qué tanto empeño en saber mi estado?
- Porque me preocupo por ti pequeña
- ¡Que no me digas pequeña! Es que ¿No has entendido que no me gusta?
El hombre se sorprende por su reacción, intenta ser comprensible ya que se encuentra en cama
- Está bien, no lo volveré a decir p… Candy
- Bien… ahora si me disculpas, me gustaría estar sola
- ¿Estás segura?
La joven hace un mohín evidenciado completamente su disgusto, respira un par de veces para controlar su rebote, más que todo al ver la sorpresa pintada en cada una de las facciones del hombre
- Vamos a ver ¿Por qué me dices Candy? ¿Cuál es tu interés de estar a mi lado? Acaso ¿Eres mi chulo?
- Nooo… por favor ¿Cómo puedes pensar eso?
- ¿Un marido?
- Tampoco
- ¿Entonces? Explícate porque me estás poniendo nerviosa… y suficiente tengo ya con estar en esta cama cuando quisiera largarme de aquí
El hombre suspira un poco temeroso, luego le pregunta
- ¿No me recuerdas? ¿No sabes quién soy?
Ella niega con la cabeza
- ¿Recuerdas en dónde estabas cuando te lastimaste?
No se atreve a mover ni un solo pelo, pero él lo vuelve a intentar
- ¿Recuerdas algo de estos meses atrás? ¿Años pasados?
- ¿Qué tengo que recordar precisamente? ¿Me va a decir algo al final? ¿O seguimos con las adivinanzas?
El hombre no puede evitar sorprenderse ante esa brusquedad en la joven, la que siempre había sido sonriente, amable, dulce… ahora era más esquiva y miraba con desconfianza. Pero un momento de vital importancia entre ambos había llegado.
- Si me atrevo a decirte “Candy” y tratarte con tanta familiaridad, es por la simple razón que te conozco
- “Te conozco” hahaha ¡Qué listo! ¿En serio, sólo por eso? Hahaha
- Estuvimos viviendo juntos hasta hace unos pocos días…
Ante esa confesión a la rubia casi se le desencaja la mandíbula, pero no es capaz de decir nada
- Estuvimos viviendo juntos porque tú eres enfermera y te empecinaste en cuidar de mi cuando llegué a este hospital desde el frente de la guerra con amnesia
Él hace una pausa para darle tiempo a que digiera lo que acaba de escuchar, ve como sus ojos se mueven veloz de un extremo a otro en su cuenca, como si estuviese descifrando algo; la rubia por su parte estaba que no daba crédito ¿Enfermera? Es enfermera, de presto la voz suave de su acompañante la sacó de sus cavilaciones para seguir confesando
- Querías cuidarme porque me conoces, nos conocemos desde hace varios años atrás
- ¿Desde que yo era pequeña?
- Sí, quizás solo recuerdes nuestro encuentro después de que llegaras a la mansión de los Legan
- ¡¿Legan?!
Ante la mención de eso, pestañeo un par de veces, de repente un nombre que le llama la atención
- ¿Y por qué llegué donde los Legan? ¿En dónde estaba antes?
- Vivías en un orfanato, cerca de Lakewood. El señor Legan pensó que sería buena idea que fueras compañía de su hija, pero al final la relación entre ustedes se hizo tan tensa e insoportable que decidí ser yo quién te adoptase
- ¡¡¿C-cómo dices?!!
- Candy, soy el tío abuelo William Albert Ardley. Como has escuchado… tu nombre es “Candice White Ardley” y eres mi hija adoptiva. Esa es la razón por la cual me preocupo por ti y deseo que no te falte nada
Como acto reflejo la rubia se llevó una mano a su pecho, aún está anonadada, ese hombre frente de sí le acababa de decir que es su padre… padrastro. Tiene tantas interrogantes, quiere saber más, terminar de entender todo ese entuerto
- Candy, quisiera que una vez el doctor te dé el alta, vengas conmigo a vivir en la mansión
- ¿Contigo? Eso quiere decir que no vivía en la mansión ¿En dónde vivía?
- En un pequeño apartamento
- ¿Vivía sola? ¿Estaba viviendo sola?
- Bueno, en un principio vivías en las habitaciones de residentes del hospital, luego buscaste un lugar donde pudiésemos estar los dos
- Dices que eres mi “padre” y todo este tiempo ¿Me has dejado viviendo sola en la residencia mientras tú vivías en una mansión? ¿Y dices que yo te preocupo? ¡Por favor, no quieras jugar con mi inteligencia!
- Candy, por favor… no lo tomes como no lo es
- Por poco y me convences… pero por lo visto lo único que siempre te ha importado todo este tiempo has sido tú mismo
- Candy ¿Cómo puedes decir eso?
- ¡Porque no me creo ni una jota de esa historia tan fantasiosa que me has contado!
- ¿Qué sucede aquí?
De presto se escuchó la voz del doctor en la estancia, ambos rubios se vuelven a ver al recién llegado. En claro que ella está molesta lo cual puso sobre aviso al hombre
- Señorita, ¿Se encuentra bien?
- Saca a este hombre de aquí ¡No quiero verlo!
Fue lo único que dijo a respuesta
- Pero pequeña…
Albert detuvo su réplica al ver esa mirada con intención de fulminarle
- Candy, me gustaría poder hablar contigo
- Señor Ardley, creo que será conveniente dejarla descansar un poco, la paciente puede estar aún aturdida con tantos hechos
- ¡Yo no tengo nada que hablar con ese señor! ¿Quién se ha creído que es?
- Lo ve, ¡Aturdida! ¡Aturullada! Fuerte, muy fuerte ha de haber sido ese golpe que la hace “Decir sandeces”
La rubia se cruza de brazos y mira hacia otro extremo de la habitación; Albert deja caer sus brazos rendido, dolido por la situación que está pasando su querida. Sin añadir más sale de la habitación seguido del doctor
- Señor Ardley, debe de disculpar sus arrebatos y mal genio
- No tiene ni qué decirlo doctor Jackson, simplemente es que me duele… me cuesta verla en esa cama y aunque parezca por fuera mi querida Candy, cuando habla muestra una faceta que nunca me hubiese creído que tuviese
- ¿Tan diferente es?
- Doctor, la Candy que yo conozco es dulce, sonriente, positiva y compresiva… pero la mujer que está ahí adentro no me reconoce y desconfía de todo
- Lamento oír eso… creo que lo mejor será darle un poco de tiempo para que asimile la situación… han sido muchas emociones en tan poco tiempo
- Tiene razón, yo mejor que nadie puede entender por lo que está pasando y puede pasar… yo también padecía de amnesia hasta no hace mucho
El doctor se cruza de brazos y asiente con su rostro las confesiones del caballero frente de sí, pero no se esperaba la siguiente pregunta
- Doctor Jackson, aún no me ha dicho ¿Cómo es que Candy vino a parar aquí y en ese estado?
- B-bueno… este
Nervios, el hombre se coloca bien las gafas sobre su tabique, como buscando las palabras adecuadas para satisfacer su interrogación
- La verdad hay hechos que aún desconozco por completo señor Ardley… un caballero que se encontraba paseando por el lago Michigan vio su cuerpo flotando en el agua, la sacó de ahí y al ver que tenía lesiones, temiendo que fueran de muerte la trajo al hospital
Albert palidece ante la narración de los hechos
- Doctor ¿Tan graves son sus lesiones? ¿Le han… la han?
El rubio no era capaz de pronunciar eso que lo aterraba
- No… es decir, tiene una costilla fisurada, unos cuantos golpes en otras partes del cuerpo… y uno seguramente en su cabeza, por eso no recuerda quién es… pero nadie ha abusado de ella
- Entiendo
Fue lo único que pudo decir… en su mente masticaba la reciente información y trazaba cuales serian los pasos a seguir.
- Si me disculpa señor Ardley, voy a pasar a revisar el estado de la paciente, no se preocupe que velaré porque se encuentre bien
- Se lo agradezco doctor Jackson
Le estrecha la mano que le ofrece y lo ve ingresar a la habitación de la rubia.
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Finalmente el coche regresa a su casa trayendo consigo a un Neil atolondrado… no entendía en qué momento todo se le salió de las manos, se dirige al despacho de su padre y se sirve un vaso de coñac para que le ayude a asimilar todo, todo lo que estaba pasando. Cuatro copas después y con la razón embotada siente que las lágrimas recorren su rostro, pasa su mano por su mejilla, observa que está húmeda y entonces bromea que de seguro tiene una fuga porque los Legan no lloran.
- Neil ¿En dónde estabas?
Interrumpe su hermana en el lugar cuando una mucama le dijo su hermano se encontraba en casa.
- ¿Por qué te fuiste de la presentación en la oficina? No le dijiste nada a nadie
- ¡Déjame en paz, quieres hermana!
- Menudo genio te gasta… ¿Está bebiendo? ¿Pero qué te pasa Neil?
- Ahora mismo no estoy para tus interrogatorios Elisa
Hace un ademán de desprecio al momento que se pone en pie y coge la botella de ron y se marcha a su habitación; cuatro copas no le han ayudado mucho y la voz chillona de su hermana haciéndole preguntas tampoco lo haría… un oficial se había acercado para informarle al inspector de que habían encontrado cuatro cadáveres calcinados, ante eso, fui incapaz de seguir aguantando más preguntas por parte de Blumenthel. Se sirve otra copa más y se la termina en tres tragos.
- No… esto no es suficiente para hacerme creer que Candy está muerta.
PD: hahaha ¿Satisfecha Gezabel? No más "Pequeña" hahahaha