"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo IX
Un dolor de cabeza le aqueja fuertemente, quiere llevarse una de sus manos para poder masajearse la zona, pero no puede… está sujeto con unas correas que están unidas a una cadena que le impide poder mover sus brazos… ¡Y sus piernas! Abre sus ojos e intenta enfocar bien para reconocer el lugar en donde se encuentra.
- ¿En dónde estoy? ¡¿Hay alguien ahí?!
- Vaaayaa… ya se despertó el señorito
- ¿Tú? ¿Por qué me tienes aquí? ¡Te exijo que me sueltes Larry!
- Hahahaha… míralo Mancuerna, a pesar de su estado se ha puesto gallito
Dijo el tal Larry ignorando la petición, a otro que estaba resguardado en la oscuridad, de presto la risa delató su ubicación… Neil gira su rostro en esa dirección e intenta mover su cuerpo, es entonces que siente como la áspera madera le hace daño en la espalda… los tobillos… sus nalgas… ¡Está completamente desnudo! Ahora entiende porque esos hombres se ríen de él
- ¿Qué piensan hacerme? Suéltenme, tengo mucho dinero y puedo pagarles muy bien
- Hahaha, aparte de gallito se cree gracioso el amadán este hahaha
- ¡Les digo que me suelten idiotas!
Los hombres no hacen más que reírse, mientras que una persona, cubierta con una capa oscura sale de las sombras y se acerca hasta la mesa donde se encuentra tendido Neil. Su rostro está cubierto por la capucha y no puede distinguir perfectamente sus facciones
- Ellos no van a hacer nada si yo no lo digo
Pronunció suavemente, una vez que estaba cerca de él… observa como el pelirrojo intenta liberarse, quiere cubrirse, siente vergüenza que tres extraños le observen su desnudez
- Y créeme… ni una de mis órdenes contempla liberarte, al menos de momento… vayaaaa, y yo que creí que al menos tendrías un miembro decente… y resulta que tienes una salchichita Hahahaha
Los otros dos hombres le acompañan en su risa cuando la persona que lleva la capa señala con su índice ese falo languidecido.
- Edam, siéntalo… es el momento de hablar
- Sí boss
Después de ajustar los grilletes a una barra, tira de la cuerda y lo engancha a un brazo mecánico, luego presiona el botón rojo y el ruido de motor llena la estancia, haciendo constatar que se mueve. Ante el estupor del pelirrojo, su torso es alzado hasta parecer que se sienta.
- Quiero decirte que nunca más volverás a hacer sufrir a nadie… ni con tus palabras ni con tus puños
- ¿Qué estás diciendo? Sueltamente de una vez loco de mierda
- Tchs, tchs, tchs, tchs
Choca su lengua con sus dientes haciendo ese ruidito tan peculiar a la vez que con su pulgar le dice que “NO”
- Mancuerna, enséñale a este hombre lo que son modales
- Sí boss
El hombre hace crujir sus nudillos entre sus manos para luego darle un puñetazo por su izquierda… a él no le dicen “Mancuerna” porque sí… ese hombre tiene unos brazos tan musculosos que parecen dobles, por lo que no es de extrañar que el golpe le sacara un par de dientes y sangre… luego le da un gancho a su mandíbula, que, con la fuerza, Neil terminó cayendo de espaldas sobre la mesa nuevamente haciendo salpicar un líquido que se encontraba dentro de la estructura que rodea la mesa. El pelirrojo pegó fuertes gritos de dolor al sentir el ácido caerle en la piel. El “Jefe” con un gesto le indica a Edam para que lo vuelva a sentar.
- Te considero un ser despreciable… nada más verte me resultas repugnante… yo no tengo razón alguna, ni mucho menos paciencia para aguantar tus estupideces. Te atreviste a pegarle a una mujer y eso es suficiente para saber cuán mierda eres… y por eso recibirás tu castigo, en tus carnes propias sentirás las lágrimas que un día fueron derramas, y todo por tu culpa Neil ¡Por tu maldita culpa!
- ¿Quién eres? ¿Por qué haces esto?
- Tu peor pesadilla Neil, la horma de tu zapato, la cual te dará por culo hasta desgarrarte por ser el maldito hijo de tu madre
Y con esas palabras, Mancuerna tuvo permiso para propinarle otro par de golpes en las costillas y el rostro; Neil cae sobre la cama semi inconsciente por el daño, cuando Edam le da una pata a la cuña cerca de una de las patas y el líquido se empieza a verter sobre el pelirrojo. Ellos se alejan de él para so ser salpicados y dejarlo sufrir solo. Entonces, entre grito y grito, mientras se retuerce queriendo escapar del ácido, ve como “El jefe” le da una palmada a Edam por la espalda haciendo que su capucha se caiga, es entonces que le reconoce
- Aaahhh… ¡¡Túuu!! Infeliiiizzz ¡Te odio! ¡Te odio! Aaaaaahhhhh
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Esa tarde de domingo, Candy llamó a su representante para que fueran a la residencia de los Legan pidiendo que la desocupen inmediatamente, al terminar la llamada y salir del despacho, ve como Archy está en el salón bebiendo, intuye la razón de pasar ese mal trago. Lo que le dijo el doctor sobre su estado, lo tiene martirizado.
El señor Legan no estaba en la ciudad, Sara aún no regresaba del hospital y el personal de limpieza no tenía idea de qué hacer. Cuando finalmente aparece la señora de la casa, se sorprende de encontrarse a los extraños en su casa
- Buenas tardes señora Legan, mi nombre es Anderson y estoy aquí en representación de mi cliente
- ¿Su cliente? ¿Quién es su cliente?
- La ex prometida de su hijo… y tal como lo estipula en el contrato pre-nupcial, esta casa pasa a ser propiedad de mi cliente, y como parte ofendida exige que la desocupen inmediatamente
- ¿Cómo dice? ¡Eso es una broma de mal gusto señor Anderson! Nunca, me oye bien ¡Nunca saldré de esta casa! Antes muerta
- Muy bien, como usted prefiera… pero conozca que tiene hasta mañana por la mañana para desocupar la vivienda, y si no lo ha hecho, vendré con la policía… y eso será una jugosa noticia para los tabloides de sociedad
Sara tensa la mandíbula restregando sus dientes entre sí de la rabia, más humillaciones para su apreciado apellido, en la calle sin dinero y sin saber a dónde ir… no sabe en qué momento su cuerpo empezó a temblar del terror, imaginarse en la calle, y justo ahora que su marido no está ¿Cómo apelar un documento que su hijo firmó y él mismo violó? Una mucama, a la espera de órdenes se mantiene cerca, pero Sara aún no se sobrepone de la impresión
- Señora…
- ¿A qué estás esperando? ¡Recoge las malditas cosas, ya!
Espetó molesta mientras va a refugiarse a su habitación.
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En la habitación del hospital, Albert vela el descanso de su tía, en principio tendría que salir ese día para New York, pero no se atreve a viajar sabiendo en el estado que está Elroy. Pese a que los doctores intentaron enmendar el corazón débil de la mujer, esperaba a que despertara de la anestesia para saber hasta qué punto perjudicó la crisis. Elroy empieza emitir ruidos llamando la atención del rubio, este de inmediato le hizo saber a la enfermera y el doctor Jackson para que la revisaran; mientras esperaba en el pasillo, Candy aparece y le saluda con un cálido abrazo
- Te veo con mala cara tío Albert ¿La tía abuela está bien?
- Ahora mismo la está viendo el doctor… pero me temo que con respecto a Anny las cosas pintan de otra manera
La rubia parece inmutarse ante su comentario, a decir verdad, le interesa muy poco y eso no pasa desapercibido para Albert
- Candy, dime una cosa…
- ¿El qué?
- ¿Es verdad de lo que te acusaba ayer Neil? Es verdad que he estado un poco ausente debido a los negocios y en el afán de cuidar de Stear que estaba en el frente… pero lo que dijo Neil ayer es muy fuerte
La rubia suelta un suspiro largo antes de proveerle su respuesta
- Tío Albert, he de admitir que había decidido darle una oportunidad de que me demostrara sus verdaderos sentimientos, pero fui muy precavida, eso lo puedo asegurar… el hecho de que no tenga los recuerdos de Candy no quiere decir que voy a creer a ojo cerrado todo.
- ¿Cómo dices?
- Sí… había aceptado la propuesta de Neil, pero con lo de ayer eso ya está más que cancelado, nunca más volverá a ponerme una mano encima ni a molestarme
- ¿Entonces es cierto que sales con Archy?
- No… al igual que contigo, hemos tenido todo este tiempo para conocernos, tratarnos… pero nunca ha sido de una manera como cortejándome, puedes preguntar a cualquiera y no me va a desmentir… solo que Anny nunca le gustó que él estuviera tan cerca de mí
- ¿Has peleado con Anny por Archy?
- No precisamente… la verdad es que con ella no he mantenido mucha relación todo este tiempo
- Eso es extraño, siendo que venís del mismo “Hogar de Ponny” y habéis crecido juntas
- Pues lo siento mucho tío Albert… pero ha sido una relación que consideré no me beneficiaba en lo más mínimo, he pasado por tantas cosas por su egoísmo, que ahora que tenía un lienzo en blanco, no quería tener problemas por su culpa
Albert se sorprende por la reacción de Candy, nunca se hubiese imaginado que cortara toda relación con quién siempre había considerado como una hermana
- Y ¿Segura no es por Archy?
- No, yo decidí mantener las distancias desde un principio… luego se ha dado la amistad entre Archy y yo… pero, si él no está con Anny y desea cortejarme puede que lo considere
- Candy, no sé si él te llegue a pedir salir, más después de lo que le ha pasado a ella
- ¿Qué le ha pasado?
- El golpe que recibió del coche fue tan fatal, que se ha fracturado la columna, y no puede moverse sola del cuello para abajo
- ¿Qué insinúas? Que la igual que con Terry debo cederlo para que se quede al lado de una enferma ¿Por compasión? ¿Lástima?
- No… no me refería a eso precisamente
- Pues no hace falta que lo pienses, si Archy es quién decide amarrarse a una mujer que nunca le hizo feliz antes cuando podía caminar ni mucho menos ahora… es muy libre, pero no voy a ser yo quién esté rogando, esperando ni mendigando amor. No tengo que ceder nada porque entre Archy y yo no hay nada.
- Está bien, lo entiendo y lo respeto
Puntualiza mientras le acaricia el rostro, ésta sorprendido con esta nueva Candy… se parece tanto a la pequeña que conoció años atrás, pero ahora es más decidida y con una determinación de hierro, casi asusta. Si no es porque aún sufre de amnesia, podría jurar que se encuentra ante otra mujer que es una réplica exacta de su pequeña, solo que a ésta no le gusta llevar coletas.
Finalmente, el doctor termina de revisar a la tía Elroy y les dice que debido al grado de estrés y sufrimiento que de seguro se haber estado sometido a la mujer ha sufrido un ICTUS, y su cuadro de apoplejía es grave, no puede mover la mitad derecha de su cuerpo y le es imposible poder comunicarse verbalmente. La noticia devastó los corazones de Albert y Archy.
- Tío Albert… sé que con lo de la tía abuela tienes cabeza para muy poca cosa, pero me gustaría acompañarte a New York
- Lo siento Candy, pero como bien has dicho, no tengo cabeza para otra cosa
- Lo sé y lo entiendo… y de buena gana iría yo sola, pero es usted quien debe estar ahí para recoger al Stear
El rubio se pasa una mano por los cabellos, siente que tiene tantas cosas encima que no da abasto.
- No te preocupes Albert, yo me puedo quedar con la tía… de seguro que saber que irás a por mi hermano le dará una gran alegría y le puede hasta ayudar a recuperarse
- Incluso, puede que no sea necesario estar tanto tiempo ahí, así no la dejamos sola y al vernos regresar a los tres, será de gran alivio para el débil corazón de la tía abuela
Los jóvenes intentan aliviar la carga del jefe de familia, desde su lugar observa a la mujer dormir plácidamente.
- Está bien, saldremos mañana por la noche… hablaré con George para que prepare los billetes
- ¡Gracias tío Albert!
Lo abraza sonriente la rubia, él corresponde al gesto y aprovecha la oportunidad
- Pero, solo vendrás conmigo si dejas de decirme tío
- Ya casi lo logro, ahora te tengo más confianza y ya no te digo tío abuelo
- Es la única condición Candy, o te vuelvo a decir pequeña
- ¡Ni hablar! Está bien, acepto en no volver a decirle tío
- Gracias.
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Desde el camino que lleva a la hasta hace pocas horas era su hogar, Sara Legan observa el edificio con pesar en su corazón… todo se había torcido en un abrir y cerrar de ojos; su hija había sido pillada por su prometido indecorosamente en una fiesta, a raíz de eso la sociedad la marginó y tuvo que casarla con ese tal Edison. Luego su muerta tan horripilante debido a un allanamiento de morada. Su marido desde entonces ya no pasaba tiempo en casa y su hijo se había dado a la bebida, misma que lo había llevado a cometer la gran estupidez de lastimar a Candice White Ardley frente de la familia y demás personas del hospital, logrando con eso que los despojaran de toda su fortuna. Se siente tan humillada que no es capaz de mostrar su cara en las calles de Chicago.
Unos pasos acercándose hacia ella le llaman la atención, son tres hombres y una mujer
- Hola señora Legan ¿Despidiéndose de su casa?
- ¿Ya estarás contenta verdad? ¡Me has dejado en la miseria!
- Todavía no es suficiente señora
Y con un gesto de su mano los hombre la agarran por la fuerza, uno la amordaza y la lleva al interior de la casa.