"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo X
Para Mancuernas dominar a Sara Legan no le supuso ni un problema… mientras un pañuelo nublaba la razón de la mujer, era arrastrada hasta el interior de la casa. En el despacho, movieron todos los muebles para luego depositar en el suelo a la mujer, le ataron las manos por atrás y luego los tobillos. Tortuga y Cookie se encargaron de terminar de montar la puesta en escena.
La señora Legan escucha como los hombres se ríen y dicen cosas que no entiende, el mareo cada vez va en aumento, pestañea un par de veces para espabilarse mientras maldice su torpeza de haber despachado a todo el personal que estaba a su servicio solo para que no la vieran salir a ella sola, humillada de esa casa.
- De verdad que no logro entender cómo puede haber gente tan fría, sin escrúpulos y manipuladores como usted.
- ¿Q-qué quieres?
- ¿De usted? Poca cosa más… suficiente mala sangre tienes que no le ha servido parir a dos hijos para librarse de su veneno, por eso hoy terminamos de ajustar cuentas
- ¿Ajustar cuentas?
Sara no entiende exactamente a lo que se refiere, ve como se acerca a un estuche marrón y coge un anzuelo de doce pulgadas… da tres pasos en su dirección y se lo muestra
- Cada uno de estos le va a traspasar la piel, para que sienta en carne propia cada una de las humillaciones que Candy sufrió.
La mujer traga grueso al sentir como la punta de la aguja araña su piel
- Lo considero justo que tú sufras, porque si hubieses sido una madre más entrañable, más justa y correcta, ni uno de tus bastardos se hubiese atrevido a tomar el pelo a tus sirvientes, las personas con los que se relacionaron y sobre todo a mí
- Yo no… yo no
- Sí ¡Sí! Tú sí Sara, fuiste tú la permisiva cuando ellos culpaban a otra persona de sus trastadas… y no me quieras ver la cara queriendo excusarlos cuando sabes perfectamente cuán perros son, pero te faltaron ovarios para corregirlos, en vez de eso alentabas su conducta miserable obligando a una niña inocente, ingenua e indefensa a que se arrodillara, humillándose ante ustedes como si fuesen cual marqueses solo para pedirles perdón… de algo que ella no hizo
- Yo… yo de verdad
- “Yo, yo, yo” ¡Sí túuu maldita! Tú, eras el adulto en esa habitación y te comportaste como la mierda que eres
- S-si quieres que te pida perdón… l-lo hago… pero por favor no me hagas nada
- Hahaha es curioso que ahora quieras hacerlo, solo porque mi zapato te está aplastando la cabeza, no porque en verdad lo sientas… eres una mierda, una lacra de la alta sociedad… y habría sido un castigo muy ligero el solo hecho de haberte despojado de tus riquezas, viendo cómo la crème de la crème de Chicago te da la espalda y te trata como un leproso, como la rata que eres
Es entonces que aparece Edam con una bolsa entre sus manos, todos se vuelven a mirarlo, este recibe la orden silenciosa de ponerla cerca del estuche marrón
- Listo boss, aquí está lo que encargó
- Perfecto, lo último que faltaba… sabes señora Legan… entiendo que el dinero te da cierto poder, y que esto los trae de cabeza a muchos… pero no cualquiera está preparado para eso, porque la ambición corroe… como lo hizo contigo, Sara Briand.
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- Eso no importa, lo que sí es que conozco tus orígenes: tu familia era de clase alta, se quedó sin fortuna porque tu padre no supo hacer buenos negocios, eras una joven dulce e inocente cuando tus padres murieron, que tu benefactor no le quedó más remedio que casarte con el señor Legan para que no perdieras tú comodidad, y ahí empezó tu amargura, tu tormento, tu transformación… todo por el dinero
Mete su mano en la bolsa que acaban de traer y se oye como las monedas tintinean entre sí
- Y el dinero será lo que te lleve a la tumba… chicos, ¿Quieren jugar?
Los hombres sonríen y chocan las palmas entre sí
- ¿Q-qué me van a hacer?
- Pagarte con lo que te mereces, desgraciada… venga Edam, ponle el bozal a esta perra infeliz
- Sí boss
Dicho eso, el hombre le pone un retractor metálico, gira una mini mariposa que tiene en un costado, que ajusta las piezas y estas empiezan a separarse abriéndole la boca en su totalidad. Sara incómoda, empieza a moverse como una sanguijuela. Mancuerna la acomoda en una silla y ata su cabeza en el respaldo para inmovilizarla por completo.
Los chicos empiezan a jugar a ver quién tiene mejor puntería lanzado las moneas al interior de la boca de Sara Legan y cuando alguno fallaba, le clavaba un anzuelo y lo ataba a la pared, como si formasen una tela de araña con hilo pescador. La mujer pujaba, lloraba y sufría con cada moneda que resbalaba por su garganta o con cada arponcillo que le desgarraba la piel.
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Quedaban pocas horas para salir de viaje, Candy había ido al hospital para ver a la tía abuela. Archy estaba con ella y su rostro se veía realmente cansado; la rubia quisiera consolarlo, pasar una mano por su espalda o sus cabellos, pero desde que se dieron el beso no habían hablado y tras lo pasado con Anny, no sabía qué decirle
- Archy… ¿Por qué no vas a casa un momento a descansar? Yo me quedo con ella
- No… no gracias, yo me quedo con ella
- Nosotros vamos a viajar y tú estarás con ella todo ese tiempo, por favor déjame ayudarte un poco
- Está bien… volveré a tiempo para que puedas tomar el tren… te lo agradezco, la tía abuela es muy importante, muy querida, me duele verla así
- ¿Al igual que Annie?
- Es diferente… pero también me afecta saber que ha terminado atada a una cama de por vida… por un arrebato, un coraje que cogió porque terminé con ella
- ¿Piensas volver con Annie?
- No quiero hablar de eso… nos vemos después
Dijo el castaño mientras se levanta de su asiento sin siquiera mirar a los ojos a la rubia. Sale de la habitación rumbo a la mansión, mientras que Candy se queda de piedra observando a la tía abuela descansar. En eso un toque a la puerta la trae de regreso al momento, cuando ve al doctor Jackson a su lado
- ¿Cómo estás?
- Estoy bien
- ¿Seguro?
- Sí ¿Por qué lo dudas?
- Estas corriendo, vas a contra corriente, te estás esforzando… y me temo que últimamente, llamando mucho la atención
- Bueno, está bien… estoy agotada Doc, quisiera dejarlo todo y terminar con esto, largarme de una vez… pero la veo a ella, tan frágil y postrada en esa cama que me hierve la sangre, retomo fuerzas y coraje
- Deberías reencausarte, es obvio que no puedes seguir así, puedes terminar enfermando
- Lo haré hasta que ella se levante…
- Doctor ¡Doctor! Lo necesitan en la habitación veinte y dos
Irrumpió una enfermera en la habitación dando por finalizada la conversación. Horas después da un pequeño rodeo por la décima avenida de su antiguo barrio. En una pequeña plaza estaba un teatro ambulante realizando una obra, Candy se detiene un momento para ver de qué iba la escena, cuando comprueba que es muy deprimente, más ese Romeo que se tambalea como flan mientras recita su monólogo que habla sobre la luna.
Una niña que vende flores se acerca hasta donde está la rubia, ella le remueve sus cabellos oscuros como un dulce gesto, la pequeña le guiña un ojo y Candy la imita, por lo que ambas terminan riendo a carcajadas, llamando la atención de todos. La joven Ardley charla un rato con la niña y le termina comprando todas las flores por una suma superior a la que supone debía recoger, finalmente se aleja del lugar para ir hacia la estación de trenes cuando una voz carrasposa la llama.
- Candy… ¿Eres Candy?
La joven se gira para conocer quién le estaba llamando insistentemente; ante ella está un joven alto, de cabellos castaños largos y espalda amplia, es la misma persona que había estado declamando los diálogos de Romeo tan patéticamente.
- Candy… oh, Candy
- ¿Quién eres y qué quieres?
- C-candy… n-no me lo puedo creer
- No tengo idea de quién eres, ni me interesa… así que por favor déjame en paz
Se gira para alejarse de él cuando siente que la retiene del brazo, se vuelve molesta y justo en ese momento otro hombre se acerca tras el castaño, lo toma con una mano y con la otra acerca una navaja a su cuello
- ¿Estás molestando a la señorita?
- Suéltame
Pide el castaño mientras levanta sus palmas en alto haciendo ver se rinde y está indefenso
- ¿Qué quiere que haga con él señorita?
- Nada… ya bastante tiene con aguantar su miserable vida que lleva gracias a sus vicios.
La rubia se da la vuelta y sigue su camino hasta llegar a la estación, para salir rumbo a New York.
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A primera hora de la mañana un oficial conduce el coche en dirección a la residencia de los Legan, en el asiento del copiloto el Inspector Jason Blumenthel revisa unos documentos; al llegar a la mansión ve como un policía toma nota de lo que le está hablando el señor Legan, cruza el cordón que se ha establecido y llega hasta la biblioteca… se horroriza ante la escena: una Sara Legan atada sobre una silla, de su boda se aprecian cientos de monedas de un dólar; alrededor de sus labios nariz y párpados varios anzuelos está enganchados y el hilo de pescar tira de ellos hasta la pared en diferentes direcciones.
- Esto es curioso, otro miembro más de la familia Legan que muere…
- Tiene alguna teoría inspector
- Que esto no tiene la pinta de ser un simple robo, ¿Había alguna persona del servicio en la casa?
- Nadie señor
- Averigüe ¿En dónde estaba esa gente? Una casa como esta no la limpian los señores, siempre tienen mucamas y a veces son muy comunicativas
Dice, a la vez que da tres golpecitos a cigarrillo sobre la caja metálica antes de encenderlo.
- Señor Blumenthel, han llamado de la central para informar de un cuerpo en un almacén abandonado
- ¡Vamos señores, a trabajar! Que hay mucho trabajo y los cadáveres se nos están acumulando.
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Una vez en New York se registran en el “Hotel Savoy” Albert se fue con George Johnson a la cita que habían logrado reprogramar con el Vicepresidente Thomas R. Marshall, quien les había estado ayudado con el tema de Alistear Corwell todo este tiempo.
Mientras espera a que regresen, Candy pasa al restaurante para tomar zumo con unos panecillos… está ansiosa con todo lo que se avecina, incluso reencontrarse con el joven que viene de Europa y ella… la tal Patricia O'Bryan, la conversación en el tren viene a su memoria:
- En el hotel nos encontraremos con la señorita Patty, ha podido realizar el viaje después de todo
- Muy bien George, de seguro estará muy ansiosa por la llegada de Stear… Candy, imagino que también te hace ilusión ver a Patty
Comenta el rubio a la joven que observaba por la ventana sin prestar mucho interés en los detalles que compartían
- A Patty ¿Por qué?
- Porque es tu amiga
- ¿Amiga mía o de Annie?
Él alza una ceja por su pregunta… entonces cree que aún no tiene los recuerdos de la relación que hay entre ellas y por los malos términos en que se encuentra con Anny, es normal que no le interese tratar con alguien que sea más a fin a la morena
- Tal vez deberías tratarla antes de decidir si es amiga, sería bueno que empiezas con ella desde cero
La rubia hace un movimiento de cabeza como señal de aceptación.
Capítulo 11
Última edición por Cherry Cheddar el Vie Mayo 08, 2020 10:35 pm, editado 1 vez