Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
"Céanna agus Difriúil"
By Cherry
Capítulo XIII
Un joven da un golpe seco con el vaso sobre la barra para llamar con eso la atención del camarero… éste de mala gana le sirve otro trago más, no le da buena espina que un joven este bebiendo como esponja, esa mirada azul cristalina por las lágrimas contenidas le hace pensar que solo lo hace para olvidarse de algo o quizás de alguien. El chico se pasa el dorso de su mano por su frente como queriendo con ese gesto borrar, borrar las imágenes, las palabras… ese recuerdo.
-.-.-
Ella camina a toda prisa, sus ropas no le permiten moverse con agilidad a la que se había acostumbrado, además, no son muy discretas teniendo en cuenta por los lugares en donde anda. Él, camina apesadumbrado, arrastrando los pies, sin rumbo fijo, sin sentido ni razón… sus ojos y corazón se empecinaban en decirle que la había visto, que era ella, pero la mente le decía que seguramente se había equivocado
- Es imposible que exista otra igual
Con ese pensamiento presente, se choca de bruces con una joven, al sujetarla para que no se caiga, descubre que es una hermosa rubia que lo observa como si fuese transparente
- Lo siento, perdón no me fijé por donde iba
- Candy… ¡Eres tú!
- ¿Y tú eres?
Pregunta la joven alzando una ceja, ese hombre la reconocía por segunda vez
- Soy Terry, Terry Grandchester ¿Por qué te haces la que no me conoces?
- ¡¿Terry?!
Pronuncia sorprendida, por un momento no pudo evitar ponerse alerta, no se esperaba que fuese él quien estuviese ahí frente a ella, en esas condiciones y en ese lugar. El castaño por su parte se había deslumbrado por su belleza y frialdad
- Candy…
- ¿Qué quieres Terry?
- Yo… yo quisiera
- Lo siento, pero no tengo tiempo para tus ambigüedades… adiós
Menciona la rubia con intención de marcharse, él la sujeta del brazo para evitar que se marche, estaba seguro que tenía algo que decirle, una conversación pendiente pero no se había preparado para un encuentro tan abrupto e inesperado; Candy molesta, tira del agarre para liberarse y lo mira de la cabeza a los pies y viceversa, no daba crédito que ese fuese el famoso “Terreuce Grandchester”
- Espera, déjame decirte que
- ¿Qué vas a decirme? ¡¿Qué lo lamentas?! ¿Qué estás arrepentido? ¿Qué aceptas que te equivocaste?... me parece estupendo, pero no hace falta que digas nada, con solo verte ya lo doy por hecho
- Escúchame Candy, todo ha sido tan difícil para mí… n-no, no sabía qué hacer
- Hahahaha… Terry, tú nunca has sabido qué hacer con tu vida… y para una vez que te tienes que fajar bien los pantalones y plantarte frente a tu destino, te faltaron huevos… así que no me vengas con estupideces
- Escúchame de una vez ¡Maldita sea!
- ¿Oh qué? ¿Me vas a pegar cómo lo hiciste en Londres y Escocia?
- No, por supuesto que no… yo he cambiado, sabes que…
- Habrás cambiado de ropa, porque sigues siendo el mismo solo que más perdido de nunca, porque ahora que estás solo sin la protección del “Prestigioso apellido Grandchester” tienes que resolver tus problemas tú solito… pero por lo demás, sigues siendo el mismo caprichoso, bebedor, fumador y de mal carácter
- Te falto decir que “me gusta pelear” …
Añadió sarcásticamente, de presto un orgullo propio que creía dormido o esfumado hacia acto de presencia
- … Pero no he necesitado del apellido Grandchester para abrirme mi camino
- ¡Já! ¿Tú camino hacia dónde figura? Si nada más tienes que verte cómo estás… esas pintas, con resaca y apestando a tabaco
- Claro, porque ahora la burguesita resultaste ser tú, “Candice White Ardley” … la que antes le encantaba trepar por los árboles para visitar a sus “Primos” en la habitación de los chicos… de seguro estarían haciendo travesuras para nada inocentes
- ¡¡¿Cómo te atreves?!! - ¡Plaf!
La rubia le propino una bofetada con fuerzas por la indignación, estaba furiosa porque ese hombre hubiese insinuado que Candy tenía una relación del tipo sexual con Stear y Archy
- El hecho que tú seas un golfo que te gusta ir con mujerzuelas no quiere decir que todos seamos iguales… debiste seguir siendo el típico burguesito que se tiraba cualquier mujer, hasta una falda con escobas si eso te hacía feliz, solo por llamar la atención de tu padre… pero con Candy, nunca debiste de meterte; debiste seguir bajo la falda de tu padre y haberme dejado en paz, así nunca habría sufrido tanto por un infeliz como tú, que no se lo merece
- Lo hice para protegerte, porque te quiero Candy
- Hahaha… pues menuda manera la de querer la tuya, más me vale… ¡Eres un egocéntrico machito, violento e infantil! Quieres que te crea que me quieres cuando a la primera dificultad te marchas, abandonándome en un colegio con la reputación por los suelos gracias a ti… y para cuando nos venimos a reencontrar en New York, resulta que estabas pensando cómo decirme que te comprometías con otra mujer, ¿Por mero agradecimiento? ¿¡Porque te salvó la vida!?… pero no fuiste capaz de ver sus verdaderas intenciones
- C-Candy… yo… yo, es verdad… estaba aturdido con lo del accidente de Susana, pero me he dado cuenta que… que… que es a ti a quien quiero
Logró decir cómo pudo, la furia de ella es justificada, se había comportado como un completo patán
- Pues ¡A buena hora te das cuenta! Pero eso se acabó… porque yo, mírame bien, ¡Yo, no te quiero! Y no quiero saber nada de ti, tal vez ella… ggg…
Se muerde la lengua, está por decir algo que puede ser mucho peor, perjudicial; siente que su sangre le hierve de la rabia, inspira aire con fuerza para terminar lo que quiere decir
- Tal vez la Candy de ese día te quería, te quería tanto que no le importó hacerse a un lado para que pudieses cumplir una estúpida deuda de honor porque claramente tus sentimientos no eran tan fuertes, reales, genuinos y fieles como para luchar para permanecer a su lado; porque no estabas dispuesto ni interesado en buscar otra solución porque creíste ciegamente las acusaciones de esas mujeres cuando te decían que “por tu culpa, Susana había perdido la pierna” y estabas dispuesto a permanecer a su lado de por vida por agradecerle y mira cómo has terminado gracias a eso ¡Hecho una estropicio!, confirmando que esa no fue la mejor decisión
- Pero si fuiste tú quien me abandonó
- Yo no te abandoné, la Candy que creías querer fue la que simplemente facilitó las cosas ya que tú no tenías lo que hacía falta para dar la cara y tomar la decisión. La misma Candy que había aprendido a quererte a pesar de tus arrebatos de mal humor; era tan tonta y masoquista que a pesar de que le diste dos bofetadas estaba de ti prendada… la que no le importaba colarse por la ventaba para verse contigo a escondidas en los establos, o para buscarte medicamentos porque estabas herido… porque el señorito aquí presente buscaba de manera desesperada llamar la atención de su padre de una forma más estúpida y cobarde
- No pienso pedirte perdón por ser como soy…
Espetó el castaño molesto, nunca le había gustado que le recriminara las cosas, ni mucho menos aquellas que habían hecho para ayudarle, siempre se había sentido tan autosuficiente y que no necesitaba de nadie
- … Yo no lo hacía por eso
- ¡Oh, claro que sí! Porque eras tan impulsivo y malhumorado que no te importaba la manera, simplemente querías que tu padre supiera que estabas ahí, que existías y respirabas… desatando tu carácter de mierda, bebiendo como esponja, fumando y fornicando como si fueses un adulto… porque estabas enojado con él por cómo era contigo y el ambiente hostil que se desataba cada vez que a la mansión llegabas
- ¿Qué vas a saber tú de mi relación como mi padre si tú no tie…?
- Pues déjame decirte que te entiendo perfectamente ¡Cabeza hueca!… la única diferencia es que yo no fui tan estúpida como tú para estarme metiendo en problemas… busqué la manera de mejorar, superarme, ser mejor que él… para que cuando me viera se sintiera orgulloso y lamentara su comportamiento y el no haber estado conmigo… lo único que me importaba era superarlo ¡Superarlo y ser mucho mejor que él! Y no tener su atención solo porque le daba dolores de cabeza
- No te consciente que me hables de esa manera
Farfulla molesto mientras levanta una mano, la rubia se adelanta al gesto y le termina pillando la palma, sujeta con fuerza sus falanges haciéndolos girar rozando su límite y causándole dolor… el castaño al sentir que sus dedos se pueden salir de un momento a otro de su lugar se inclina buscando aliviar el dolor, pero ella sigue presionando más, hasta que él termina de rodillas
- Y yo no pienso consentir que vuelvas a ponerle una mano encima a una mujer… eres un estúpido y cobarde, pegarle a una mujer es de idiotas… y por lo patán que eres, no vales la pena Terry Grandchester… no lo vales
Soltó el agarre del chicho y se aleja de él haciendo un gesto con su muñeca, medio giro, quizás para cerciorarse de que no se ha hecho daño o para no llamar la atención de unos hombres ahí cerca
.
-.-.-
.
Stear fue muy amable al pedirle a Candy que le acompañara dónde el doctor Martín, en el trayecto intentó disculparse por su comportamiento y que las palabras que le había dicho esa madrugada lo habían hecho reaccionar, y el aseguraba que haría cambios. Cuando llegaron a la “Clínica Feliz” el doctor se sorprendió en gran manera, y con gusto aceptó en atender al joven… como era de esperarse, Martín le pedía ayuda con cosas que la joven no tenía idea a lo que se refería, por lo que se excusó y dijo que prefería esperar afuera; mientras estaban ahí varios niños se acercaron para hablar con la rubia, jugar con ella.
.
.
El inspector Blumenthel le había comentado que con sus investigaciones había descubierto que la familia Legan no se llevaba bien con la señorita Ardley, que misteriosamente el día que ella había desaparecido y encontrado flotando en el lago, habían estado en una villa que está sobre un precipicio que curiosamente da al lago; querían saber si conocía al salvador de la rubia, pero Albert había admitido que desconocía la identidad de esa persona. Se había olvidado de ese detalle cuando encontró a la joven en el hospital y su preocupación era otra. Por lo que al preguntarle al doctor Jackson sobre ese individuo, éste fue muy ambiguo en su respuesta. Así que empezó a indagar por su propia cuenta.
En el viejo “BOB’S Saloon”, Albert hablaba con un par de colegas del restaurante donde estuvo trabajando antes, queriendo indagar sobre si a alguien del barrio que le gustase pescar habría encontrado a un herido y lo había llevado al hospital, pero no obtuvo resultado, lo que sí le comentaron es que en ocasiones se había visto a Candy pasar por esos lados, hablando con unos chicos y luego se marchaba; todo realmente sospechoso. Ambos caballeros se despidieron y el rubio se quedó pensativo, no entendía muy bien lo que estaba pasando.
Se pasa una mano por los cabellos desesperado por no encontrar al hombre y por lo que le han dicho de Candy; de presto escucha como un borracho le exige al barman que le sirva más whisky, pero este se niega al verlo en su estado tan lamentable
- Cuide sus asuntos hombre ¡Deme whisky ¿Quiere?! ¡Rápido!
- No, no, no, que va a crear más problemas si bébe más ¿Entendido? ¡Borracho!
- ¡¿Cómo se atreve?! ¡Diablooos!
Furioso le lanza su vaso que se termina estrellando contra la estantería rompiendo más cosas, el barman, desesperado, quiere quitarse de encima a ese joven infeliz mal bebedor
- ¡Tendrá que pagar todo eso!
Se levanta de su taburete tambaleándose; Albert al escuchar el estruendo de los cristales y la perorata del borracho se gira para ver quién es, cuando lo escucha declamar
- El que muestra así las cicatrices es que ha tenido dolorosas heridas, profundas heridas… ¿Qué luz entra por vuestra ventana?
- ¡Tú eres Terry ¿No es cierto?!
Albert se levanta de su lugar y se acerca hasta donde el joven quien ignora su pregunta
- Es el Este y Julieta es el sol… aparece rubio sol y mata la envidiosa luna
- Terry ¿No me recuerdas? Soy Albert
- ¿¡Albert!?
Ese nombre lo reconoce al instante, incapaz de poder mantenerle la mirada, gira su rostro a un lado
- No. Yo no lo conozco
- ¿Te has olvidado que nos veíamos en el zoológico de Londres? Éramos muy buenos amigos, igual que hermanos
- Diablos no hable más ¡No soy Terry! No me hable como si fuera su amigo
Molesto por los recuerdos el castaño intenta darle un puñetazo, pero Albert lo esquiva; el joven se apoya en la barra para no perder el equilibrio y con sus dedos araña la barra
- Un amigo como tú no puede pegarme ¿Qué ha pasado contigo Terry?
- ¿¡Por qué? diablos?!
Cansado de que lo llame por ese nombre, que le recuerde viejos tiempos donde tenía una ilusión, un sueño, un amor… intenta propinarle otro golpe al rubio, pero este lo esquiva, es más ágil pues no está tan borracho como él… torpemente se gira y mueve su puño derecho, luego el izquierdo, pero solo es el aire quien recibe el daño
- No puedo creer que seas el hombre que sostenía una buena pelea junto conmigo contra chicos malos en Londres
- ¡Diablos! Te voy a desmayar esta vez
¡Bien! Bien, eso es más como tú Terry ¡Vamos, lucha conmigo!
Lo incita, logrando que este se abalance sobre él para luego darle un gancho de derecha que lo tumba de una vez, este se vuelve a levantar y recibe golpe tras golpe mientras gimotea
- Vamos Terry ¡Reacciona!
- ¡No soy Terry!
- ¡Reacciona! ¡Vuelve en ti!
- ¡Que No Soy Terry!
Y termina desplomado en el suelo mientras que sus ojos vierten las lágrimas que ha estado conteniendo todo este tiempo; cuando Albert se acerca y lo ayuda a sentarse, ve como su amigo entre lágrimas le pide que le siga pegando, tal vez con la intención de perder la razón, los recuerdos o con ganas de volver al pasado. El rubio lo ayuda a levantarse y lo lleva consigo a dar una vuelta para hablar con él, tal vez pueda ayudarle
En el parque que está cerca, Terry le pide que se sienten un momento, entonces le cuenta cómo es que ha llegado a Chicago, cómo sus pies decidieron ser quienes lo guiaran vagando de un lugar a otro, en busca de algo, mejor dicho, alguien. O ¿Era para olvidarla? Cayendo en un bucle de desesperación y la locura, más aún después de haber oído de sus propios labios como ella lo rechazaba
- Terry, no es demasiado tarde… piensa en ti
- ¡Oh, Albert! Es demasiado tarde, me hundí en el fango, no tengo remedio y ella no quiere saber de mí
- Vamos Terry, aún te queda el escenario… es parte de tu alma, a pesar de tu embriaguez recitaste Romeo y Julieta, no todo está perdido
- No, simplemente estaba borracho, no sabía lo que decía… estoy perdido
- Vamos Terry, compórtate un poco un hombre, no eres el único que ha estado perdió y no sabe qué hacer… yo lo he estado, Candy lo ha estado y ha buscado la manera de seguir
- Sí… sí lo sé
Le espeta molesto y se levanta para caminar, se siente exasperado con sus palabras y los recuerdos de la rubia, aun le duele saber lo que ahora ella siente por él. Albert, se levanta y lo sigue, no piensa dejarle marchar dejando la conversación a medias
- ¡No! No lo sabes Terry… no te haces una idea por todo lo que ha pasado Candy, pero aun así siguió luchando por salir adelante, no perdió tiempo auto compadeciéndose y lamiendo sus heridas, se ha esforzado para seguir a pesar de su enfermedad, mientras ¿Qué has hecho tú con las tuyas? Has evitado enfrentarte con tu realidad, has huido de tus problemas porque no has sabido plantarle cara, santo cielos Terry ¡Ya no eres un niño!
Llegan hasta lo algo de una escalera, donde se puede ver al otro lado de la calle a unos niños jugando con una rubia, impactado por la escena y molesto consigo mismo, pues sus pasos le han llevado justo donde Candy, quien sonríe feliz. El rubio aprovecha y le confiesa
- Ella ha pasado duros momentos después de su secuestro y el accidente, de repente se encontró sin memoria, con terribles secuelas gracias a unos infelices, pero aun así ha intentado seguir adelante, crear su propio camino, un camino que ella eligió
- ¿El camino que ella eligió?
- Nunca se ha dado por vencida, a pesar no saber quién era ni nada de su vida, sin darse por vencida de las situaciones difíciles, buscó la forma de seguir
De cierta manera entiende ahora cuán estúpido ha sido este tiempo… las ilusiones que tenía se habían esfumado por su inmadurez, y le había terminado haciendo daño a quien había amado tanto y era tan cierto que ella pensara y sintiera todo lo que le había dicho
- Albert… sabes una cosa… he decidido regresar al grupo Stratford para finiquitar los pendientes
- Eso es bueno
- Iré por el camino que he elegido, afrontaré mis problemas y buscaré cómo solucionarlos sin evadir mi responsabilidad
- Me parece bien, ¿Quieres hablar con Candy?
- No, me iré a Londres, lo que hemos hablado me ha dejado en claro que ya no siente como yo, su amor ha madurado y yo tengo que hacer lo mismo, aunque ella ha decidido ir por un camino que está lejos de mí…
Y sintiendo la brisa acariciar los cabellos, observa por última vez al amor de su juventud jugar con los niños, mientras que en sus pensamientos le manda un “ADIÓS” deseándole lo mejor. Se dio la vuelta y empezó a alejarse de ese lugar, por lo que no vio cuando un hombre se había acercado hasta ella, entregándole una flor, la rubia se puso nerviosa, caminando de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer, entonces Stear y el doctor Martín aparecen por la puerta justo en el momento que Candy se desmaya; Albert, al ver que la joven se desvanece y corre hasta donde ella está.
Albert ha descubierto que a ella la han visto por esa zona con varios hombres, según lo que ha investigado... él no entiende nada... al igual que yo. 
le dice todas sus verdades y lo llama "hijo de papi", burgués, golpeador, peleonero, fumador y fornicador 
además le retuerce los dedos haciéndolo que él se retuerza del dolor... y lo llama cobarde, que la OTRA CANDY, tal vez se lo permitía porque estaba muy enamorada de él... pero que ella ha madurado y que ha superado a su padre... 
¿qué no es huérfana?, ¿de qué padre habla... Albert? 
no lo creo... porque se está valiendo de él para llevar a cabo su venganza con todos los que le hicieron daño. 
que tanto se conmociona que hasta se desmaya... 
. ya que esta historia me tiene en shock. 
Te mando un abrazo. 
? Bien confundida e intrigada al final de éste capítulo pero. ¡¡¡Siguiente por favor que no puedo con la incertidumbre!!! 
