Era media noche, y en un algún punto de Nueva York se encontraba una frágil y vulnerable rubia teniendo los pensamientos más tristes hasta ese momento en su vida - Quiero dormir para olvidar todo, pero no puedo, tengo escalofríos, todo me da vueltas... Creo que tengo fiebre, ¡Basta! ¡Por favor! Ya no quiero seguir escuchando el grito de Anthony, ¡Fue un accidente! - Decía Candy mientras lloraba amargamente tratando de olvidar aquellos últimos momentos que paso cerca de su querido hermano, él era su mayor por 3 años, estaba por irse a la universidad de Massachusetts Institute of Technology (MIT) para concluir sus estudios superiores en Arquitectura, ambos jóvenes crecieron junto a sus padres con todas las comodidades que ellos les pudieron brindar. Su padre William Andrew con el pasar de los años y su propio esfuerzo logro formar su propia firma de Diseño y Arquitectura, el buen ejemplo ante su familia en todos los aspectos de su vida es lo que motivo a su hijo mayor a seguir sus pasos en la decisión de que carrera debía estudiar. Rose Mary Andrew madre de ellos era una mujer muy alegre, se dedicó por completo a sus hijos y fue cofundadora de la empresa de su esposo gracias a sus estudios en finanzas. Toda esta familia jamás se imaginó el dolor tan grande que sufriría a causa de una mente trastornada que haría que el rumbo de todos cambiara drásticamente.
- Stear ¿Qué vamos a hacer? ¡Candy está muy mal! Ha pasado una semana y no quiere salir de su habitación, no quiere comer ni ir al médico a que revisen el estado de sus heridas, quise hablar hoy día con ella, pero no acepto, solo pude ver a sus padres, ella no quiso bajar a recibirme.
-Tranquilo hermano, Candy siempre fue muy fuerte, se va a recuperar de este trauma, solo debemos ayudarla a que sobrelleve este dolor con mucha paciencia, sobre todo tu que eres su novio, ella te necesita más que nunca. La muerte de Anthony es algo con lo que ella tendrá que aprender a vivir.
-Es cierto… Pero mi gatita se siente muy culpable por lo que paso - Archie dio un suspiro profundo, se sirvió un poco del wiski que compartía con su hermano mayor y empezó a recordar…
- El día que Anthony murió, Candy y yo estábamos en casa de los Leagan, los hermanos querían hacer una pequeña fiesta de bienvenida al San Pablo para Candy, como es nuestro primer año en ese colegio querían darnos la bienvenida, ya que en Londres no se podría hacer la fiesta porque según Neal, las monjas jamás lo permitirían. Estábamos muy felices, nos metimos a la piscina que tienen en su enorme casa, había muchos jóvenes, algunos conocidos y otros no, dentro de los invitados estaba Annie Brighton, ¡Te juro que no la aguanto! Se acercó a desearnos un buen viaje y a comentarnos con gran ironía que ella también fue aceptada en el Real Colegio San Pablo de Londres, la verdad pienso que sus padres pagaron por su ingreso; en ese instante casi vomito sobre ella… Candy la felicito, le dijo que se sentía feliz de tener cerca a sus amigos al otro lado del mundo. No sé cómo es que mi gatita sobrelleva esta situación y de alguna manera aun la considera su amiga, es muy inocente o no desea tener problemas con nadie.
Ambos jóvenes seguían bebiendo el licor, lo cual ya causaba el efecto relajante en ellos, Stear también tenía un cigarrillo en sus dedos y estaba a punto de encender otro cuando dijo.
- Ustedes saben que Annie sigue enamorada de ti, te lo dijo muchas veces y también te advirtió que no le importaba que fueras novio de Candy, esa loquilla aprovechara cualquier oportunidad para que caigas en sus brazos. Aunque no es para nada fea, si se me presenta la oportunidad en Londres le daré algunas recomendaciones para que la pase bien en la cama -El pelinegro empezó a reír a carcajadas olvidando por un momento el dolor que sentía por la pérdida de su amigo, Alistear Cornwell era un joven que gozaba de disfrutar de los placeres de la vida, ya había tenido sexo con otras varias chicas y ahora tenía una amante secreta, como el mismo la llamaba, no tenía novia por que a todas las quería por igual.
El castaño puso una expresión de terror y asco - ¡Jamás pasara eso! yo nunca dejare a mi gatita, ella fue mi amor desde siempre y será mi esposa en un futuro, la madre de mis hijos – dijo dando un último sorbo a su vaso y disponiéndose a servir un poco de agua para bajar los mareos que sentía.
-Resultaste ser muy intenso cabron y algo mojigato, ¡Hasta ya planificaste tu vida al lado de Candy! ahora bien, la pregunta del millón es... ¿Tu gatita ya está enterada que será tu esposa y madre de tus hijos? Por qué conociéndola como la conozco sé que a ella no le gustan esas ideas... aunque también esa algo mojigata, es un alma libre y no piensa en ataduras por el momento y con la muerte de Anthony no creo que cambie su pensar.
Ambos jóvenes callaron por unos segundos al recordar a su gran amigo, bajaron la cabeza y continuaron - ¡Era tan joven! no merecía lo que le paso, pienso que algo lo tenía un poco agobiado por que los días antes de su muerte estaba distinto, lucia preocupado, dijo que tenía algo que contarme después de la fiesta, pero ese día nunca llego... Me siento mal por él y su familia, Rose y William están muy tristes, pero Candy esta devastada y yo aquí bebiendo y recordando con tantos deseos ese día. Me siento un canalla por lo que te voy a contar, ese día nosotros casi... No sé cómo explicarlo, me da vergüenza contar cosas privadas, no soy como tú que vas contando a medio mundo tus aventuras, pero como eres mi hermano sé que me entenderás… Tomamos algunas bebidas y nuestras caricias y besos se tornaron más excitantes así que fuimos a parar a la habitación de Eliza y casi hacemos…. Bueno ya te imaginaras que…
-No me hagas reír pendejo, te has vuelto rojo como un tomate, eres toda una vieja pudorosa ¡Debiste pedirme un consejo! No todo el tiempo estarán de besitos, ya es hora de que cojan y bien duro, ¿Supongo que llevaste algún preservativo?
-Nooooo ¿Cómo crees? Mi intención no era follar con mi gatita el licor hizo que me sobrepasara con ella – Aunque esas palabras salían de su boca por dentro él sabía que deseaba con todas sus fuerzas hacer el amor con Candy, aún era casto sin ninguna experiencia en el sexo más que los relatos que escuchaba de su hermano – ¡Quiero que sea algo especial el día que tengamos que entregarnos!
- Con solo escucharte, parece que estaría oyendo a la abuela Paulin, creo que seré yo el que vomite, solo falta que digas que llegaran castos al altar- Las risas fueron tan fuertes que ambos jóvenes quedaron sin aliento – No es para tanto solo quiero que sea especial… algún día te vas a enamorar y ahí quiero ver cómo te vas a comportar.
Mientras los hermanos Cornwell seguían charlando acerca de sus experiencias y deseos en su habitación, en otro lugar de la ciudad se encontraba una rubia pecosa llegando a casa luego de acudir a su cita con el médico – ¡Al fin quiso salir nuestra pequeña William! El medico dice que sus heridas están sanando, y no tiene más complicaciones, solo que está muy callada, casi no hablo en el trayecto, pienso que lo mejor para ella sea quedarse aquí en Nueva York, hay tantas escuelas a las que puede asistir, tal vez no sería bueno que cruce todo el océano para estudiar, en estos momentos necesita estar cerca de nosotros que somos su familia, además Rose Mary está muy deprimida , aun no sale de la cama, ella necesita por lo menos de unos de sus hijos ¿Tu qué crees cuñado? – Al otro lado de la línea escuchaba muy nostálgico y pensativo el padre de la pequeña rubia.
-Elroy querida te agradezco por todo lo que estás haciendo por mi familia en estos momentos, me ha tocado llorar a mi hijo desde lejos, a los dos días de su muerte tuve que viajar para ver a mi madre, su enfermedad está en su etapa final y no me atrevo siquiera a contarle lo de Anthony, parce que en pocos días ella también nos dejara…
- ¡Eres un gran hombre William! – La mujer con un nudo en la garganta ya no pudo contener sus lágrimas, trato de que su sobrina no lo notara, no quería aumentar más su dolor – Lo siento, no fue mi intención llorar, no quiero que te preocupes, aquí todos estamos cuidando a Rose y a Candy, quédate tranquilo.
-Descuida Elroy, cuando llegue veremos que decisión sea la mejor para toda mi familia – Ambos se despidieron – “Espero llegar antes de que se cumpla el plazo para que mi hija realice el viaje, creo que lo mejor es que ella se vaya a Londres, es muy joven para cargar tremendo peso, con el tiempo aprenderá a vivir con este dolor como nosotros lo haremos, sus amigos, personas nuevas que conocerá le ayudaran a superar pronto la muerte de mi hijo” – unas lágrimas se asomaban por las mejillas de aquel hombre mientras pensaba en lo que haría para ayudar a su familia a salir adelante después de pasar por una situación que no desearía ni a su peor enemigo.
Los días pasaron y solo quedaba tres días para el viajar a su nueva escuela, el padre de Candy le dio la opción de escoger si viajaría a Londres o irse con ellos a Brasil ya que junto con su esposa decidieron que sería mejor tomar unas vacaciones por así decirlo, el estar en la misma casa donde convivieron por tantos años no les hacía bien a ninguno de los dos, por todas partes había recuerdos de Anthony, necesitaban tiempo para acostumbrarse a su ausencia, dejarían el negocio en manos del Señor Leagan, era de su total confianza y ocupaba el puesto de administrador de su empresa.
No fue una decisión muy fácil de tomar, la ojiverde pensó que su hermano no hubiera querido que dejara atrás sus metas y sueños, así que les dijo a sus padres que iría al colegio San Pablo, aquella rubiecilla no tenía ni idea de lo que estaba a punto de vivir, seria víctima de una cruel venganza y aprendería a ver la vida y vivirla de una manera distinta a la que acostumbraba.
Llego el día del ansiado viaje, sus padres ya no estaban con ella porque partieron ese mismo día a su destino horas antes, la joven se distrajo despidiéndose de su tía Elroy, fue algo emotiva la despedida para la mujer mayor, Candy siempre fue su engreída y la idea de tenerla tan lejos le causaba preocupación y tristeza, el llanto y las palabras de recomendaciones hicieron que no prestara atención a las llamadas a los pasajeros para el vuelo al país de Inglaterra
- ¡Candy, el avión partirá sin nosotros! – le grito Archie - ¡Tenemos que correr o nos quedaremos, ya todos están abordo, solo faltamos los dos! ¡Corre Candy! ¡Corre!
Candy tenía la cara roja de tanto correr, se distrajo por unos segundos al querer abrir su cartera cuando de pronto sintió que chocaba con una figura alta, era un muchacho, ambos jóvenes terminaron cayendo al suelo, sus pertenencias volaron por los aires… Ella quedo debajo de un joven de pelo largo que trataba de sostenerse sobre sus codos para no terminar cayendo sobre los pechos de Candy.
CONTINUARA……