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Capítulo 3
¡¡¡ADVERTENCIA!!! Contenido fuerte, si no te gusta, favor pasa de largo.
Terry perdió el control, nunca imagino que a sus treinta y dos años se sentiría como un estúpido adolescente, en un arrebato tomo el rostro de Candy entre sus manos y la beso, fue tan intenso que sus cuerpos chocaron y una electricidad se sintió entre ellos, la tomo por sus caderas acercándola a él, haciéndole sentir el grado de excitación en el que irremediablemente estaba su cuerpo, Candy se sintió poderosa, y estaba tan mojada, sus diminutas bragas se empaparon de excitación, nunca antes había hecho delirar a un hombre de la manera en que lo estaba haciendo con él, sintió que sus rodillas temblaban cuando Terry susurro a su oído.
-Estoy ardiendo por ti, ¿Qué estás haciendo conmigo Candy?, ¡no me provoques! -dijo el castaño ya con su cuerpo al límite- se apartó un poco para mirar su rostro, un brillo travieso y desafiante salió de esas esmeraldas.
- ¿Qué pasa si lo hago? -entonces Terry no se contuvo, junto sus labios con los de ella siendo más rudo esta vez, no era un beso tierno, era un beso exigente, salvaje y hasta desesperado, Candy estaba tan excitada que lo tomo por los hombros y lo atrajo más hacia ella para restregarse contra su cuerpo, no supo en qué momento llegaron al escritorio. enrosco sus piernas alrededor de las caderas de Terry dándole mejor acceso a su intimidad, su falda subió hasta su cintura y ella gimió haciendo que el fuego interno del castaño llegara al tope, ya no le importaba si era ético o no.
Mandando todo a los infiernos, Terry llevo su mano bajo su blusa, acaricio sus pechos rodeando el pezón con sus dedos, haciéndola delirar -¡Eres tan ardiente cariño!- la voz ronca de Terry se cernía sobre su cuello, mientras ella lo besaba con pasión – sus caricias llegaron a los firmes muslos de Candy haciendo que ella se estremeciera, en el momento en que encontró su centro de placer, y presiono con su cálida mano, su mente se llenó de imágenes de lo que haría con ella, froto delicadamente su pequeño botón– ohh ¡estas lista tan pronto para mí!- de inmediato Terry noto lo receptiva que estaba- Candy se estremeció ante el contacto - ¿Acaso no sabias que te podías quemar conmigo?.
Pero Candy ya no pensaba, solo se dejaba llevar, sentía la larga longitud de la excitación de Terry chocando justo en su intimidad, Terry introdujo dos dedos en la suave carnosidad de Candy haciendo que gimiera y ondeara sus caderas descaradamente hacia él- oh ¡Por favor, no pares! -decía la rubia al borde del orgasmo.
-Todavía no querida – pronuncio Terry más afectado de lo que quería sonar, pues él también estaba conteniéndose para prolongar el placer más tiempo, Terry se inclinó y poco a poco la hizo recostarse en su escritorio, ella cerro sus ojos al sentir como él la besaba y acariciaba mientras bajaba por su abdomen -¡tengo que probarte!, llevo noches soñando con eso -dijo Terry arrodillándose en el instante y colocando las piernas de Candy en sus hombros, suspiro al sentir la excitación de la rubia, rápidamente se deshizo de sus bragas y separo sus muslos y se deleitó con el olor de su sexo, paso su lengua por sus pliegues, introduciendo un poco la misma, Candy gemía como si estuviera en celo, su espalda se arqueo cuando Terry se apodero de su clítoris chupando una y otra vez, haciendo movimientos circulares con su lengua, sus caderas vibraron, y Candy tiro de sus cabellos llevando su intimidad más hacia su boca –¡sabes tan bien Candy!, eres miel en mi boca -decía Terry ya muy fuera de sí.
- ¡Oh Terry no puedo más! – decía Candy casi llegando al límite.
- ¡Aun no!, quiero hacerte pagar, por todo lo que me hiciste en clase -y así la tuvo Terry, al borde del éxtasis una y otra vez, chupando, lamiendo y probando, hasta que Candy no pudo más.
- ¡córrete Candy!, córrete para mí y luego te follare duro, ese dulce coño será mío- Candy no pudo más y se dejó ir, su mundo se estremeció viendo muchas estrellas y subiendo hasta el infinito.
Terry se incorporó sintiendo que su polla iba a estallar dentro de sus pantalones, se preparaba para liberar su ya de por si impaciente miembro, cuando unos toques en la puerta lo volvieron a la realidad, gracias a Dios su despacho estaba aislado de ruido y no podían escucharlos a menos que tuvieran la puerta abierta, pero él se había asegurado que no fuera así.
Rápidamente se acomodaron sus ropas lo mejor que pudieron y se dirigió a la puerta con mala cara pues acababan de frustrarlo. ¡que pasa! Dijo bruscamente al abrir la puerta.
- ¡Lo siento! no quería molestarte -era Susana Marlow la empleada de biblioteca, la misma que la noche anterior, había tenido que despacharla rápido para que no viera su falta de interés, - Terry Salió de la oficina, colocando un folio entre sus manos para disimular su falo que sentía ya apretado.
Si acaso estaba impactado al ver a Susana al otro lado de la puerta, no lo demostró, pues su semblante estaba frio y daba la impresión de haber estado en una discusión con la señorita White.
-Yo... yo quería hablar contigo, si no estas muy ocupado -la voz de Susana se escuchaba ansiosa.
-No es el mejor momento ahora, eh estoy …. Aclarando una situación con una alumna- la voz de Terry era de disgusto, pero Susana supuso que era por la discusión - “demonios no puedo creer que me este pasando esto”-pensaba de Terry ya bastante trastornado, por tener a Candy del otro lado de la puerta, escuchando todo.
-Puedo volver más tarde, ¿o podemos cenar?, ¿Qué te parece? - dijo Susana en un tono sugerente, se acerco a Terry hasta susurrar- creo que podemos continuar lo de anoche.
Aunque Susana trato de que no fuera escuchada por otra persona que no fuera Terry, Candy estaba espiando tras la puerta entre abierta, el interior de Candy se revolvió de la rabia que sintió, todo este tiempo pensaba que el profesor, ¡¡su querido profesor!!, estaba babeando por ella. - “estúpida de mi”- pensó Candy con un dolor creciente en su pecho.
-Si, claro, eh... te parece si te llamo y te confirmo -dijo el profesor, conteniendo al máximo la ansiedad que sentía al saber quien estaba en su oficina esperándolo.
-Por supuesto, esperare ansiosa tu llamada- se estiro y dio un breve beso en los labios a Terry, tomándolo desprevenido y sin poder evitarlo, luego giro sus talones y se alejo por el pasillo, Terry volvió rápidamente a la oficina, Candy se encontraba terminando de recoger sus cosas y se disponía a salir.
- ¡Que se supone que haces! -pregunta Terry, con un tono alarmante, mientras la rubia lo enfrentaba y en sus ojos se reflejaba la lucha en su interior por no llorar frente a él.
-Creo que me equivoque- Candy sonó bastante afectada, sentía un nudo en su garganta y si no salía de ahí, lo más seguro es que se pondría a llorar como un bebé, y no quería darle esa satisfacción a Grandchester.
-Lo siento esto no debió pasar, dijo Terry, y en su semblante había arrepentimiento, esto es bastante incómodo.
- ¿Qué cosa?, el que me comporte como una mujer fácil, el que seas mi profesor o el que valga madres que hace apenas hace cinco minutos tenías tu boca en mi coño – Candy no se pudo controlar, su ira estaba saliendo a flote y no iba a ser nada amable – has jugado conmigo desde el principio, por que esta claro que esa mujer que acaba de irse, lleva bastante tiempo contigo si es que se atreve a despedirse de ti como lo hizo - su tono era de reclamo.
-No voy a discutir contigo eso Candy, perdóname por haber llegado tan lejos contigo, me deje llevar, jamás me había pasado con...
…- ¿Con una simple alumna? -Candy interrumpió indignada su explicación… ¡entiendo! - Terry se incorporó y aclaro su garganta, en un gesto incómodo, seguía sintiendo los estragos de su excitación.
-Lo ultimo que quiero es hacerte sentir mal o lastimarte Candy, será mejor que de ahora en adelante, evitemos el contacto, soy tu profesor y no es correcto, nuestra relación será estrictamente profesional.
- lo entiendo – seguía repitiendo Candy más para si mima, su rostro estaba lívido ante las palabras de Terry, -volveré al lugar que me corresponde y que no debí atreverme a pasar- dijo Candy mientras sentía como su corazón se hundía en el dolor.
-No, no es lo que piensas Candy, eso no tiene nada que ver.
-No es lo que yo pienso, es lo que quedo bastante claro con la llegada de esa mujer- debiste haberte reído mucho de mí – una sonrisa triste se escapó de su garganta.
- ¡Demonios! Tú haces que mi cuerpo arda Candy –dijo Terry desesperado por hacerle entender tomando la mano de la chica y colocándola en su miembro abultado – acaso tú quieres que te tome como un animal para dejarte después.
Los ojos de Candy se abrieron descomunalmente y sus pupilas se dilataron, a mirarlo noto la misma expresión en los ojos de él, ese simple hecho, hizo que Candy, se abalanzara sobre Terry y lo besara con desesperación, dejando en ese beso todo el deseo, y la añoranza de un amor verdadero y de paso su dignidad.
Terry necesito de todo su aplomo, para separarse – ¡No Candy!, no puedo, no es correcto, tomándola por los hombros la llevo a la puerta y luego la abrió, en una petición silenciosa le dijo con su mirada que se fuera,
Candy atravesó la puerta del despacho del profesor y este la cerro dejándola con el alma en un hilo y su dignidad por el suelo, Candy ya no sería la misma, pero si por un momento, Terry pensó que esto se había acabado ahí, los que sucedería los siguientes días le demostrarían que no, pues en un giro de la vida su corazón y sus deseos, estarían al rojo vivo, demostrando que nada se puede hacer cuando los hilos del destino aparecen en escena.
sus deseos y frustración aflorarían de la manera más cruda, poniendo a prueba su fuerza de voluntad y lujuria contenida.
-Estoy ardiendo por ti, ¿Qué estás haciendo conmigo Candy?, ¡no me provoques! -dijo el castaño ya con su cuerpo al límite- se apartó un poco para mirar su rostro, un brillo travieso y desafiante salió de esas esmeraldas.
- ¿Qué pasa si lo hago? -entonces Terry no se contuvo, junto sus labios con los de ella siendo más rudo esta vez, no era un beso tierno, era un beso exigente, salvaje y hasta desesperado, Candy estaba tan excitada que lo tomo por los hombros y lo atrajo más hacia ella para restregarse contra su cuerpo, no supo en qué momento llegaron al escritorio. enrosco sus piernas alrededor de las caderas de Terry dándole mejor acceso a su intimidad, su falda subió hasta su cintura y ella gimió haciendo que el fuego interno del castaño llegara al tope, ya no le importaba si era ético o no.
Mandando todo a los infiernos, Terry llevo su mano bajo su blusa, acaricio sus pechos rodeando el pezón con sus dedos, haciéndola delirar -¡Eres tan ardiente cariño!- la voz ronca de Terry se cernía sobre su cuello, mientras ella lo besaba con pasión – sus caricias llegaron a los firmes muslos de Candy haciendo que ella se estremeciera, en el momento en que encontró su centro de placer, y presiono con su cálida mano, su mente se llenó de imágenes de lo que haría con ella, froto delicadamente su pequeño botón– ohh ¡estas lista tan pronto para mí!- de inmediato Terry noto lo receptiva que estaba- Candy se estremeció ante el contacto - ¿Acaso no sabias que te podías quemar conmigo?.
Pero Candy ya no pensaba, solo se dejaba llevar, sentía la larga longitud de la excitación de Terry chocando justo en su intimidad, Terry introdujo dos dedos en la suave carnosidad de Candy haciendo que gimiera y ondeara sus caderas descaradamente hacia él- oh ¡Por favor, no pares! -decía la rubia al borde del orgasmo.
-Todavía no querida – pronuncio Terry más afectado de lo que quería sonar, pues él también estaba conteniéndose para prolongar el placer más tiempo, Terry se inclinó y poco a poco la hizo recostarse en su escritorio, ella cerro sus ojos al sentir como él la besaba y acariciaba mientras bajaba por su abdomen -¡tengo que probarte!, llevo noches soñando con eso -dijo Terry arrodillándose en el instante y colocando las piernas de Candy en sus hombros, suspiro al sentir la excitación de la rubia, rápidamente se deshizo de sus bragas y separo sus muslos y se deleitó con el olor de su sexo, paso su lengua por sus pliegues, introduciendo un poco la misma, Candy gemía como si estuviera en celo, su espalda se arqueo cuando Terry se apodero de su clítoris chupando una y otra vez, haciendo movimientos circulares con su lengua, sus caderas vibraron, y Candy tiro de sus cabellos llevando su intimidad más hacia su boca –¡sabes tan bien Candy!, eres miel en mi boca -decía Terry ya muy fuera de sí.
- ¡Oh Terry no puedo más! – decía Candy casi llegando al límite.
- ¡Aun no!, quiero hacerte pagar, por todo lo que me hiciste en clase -y así la tuvo Terry, al borde del éxtasis una y otra vez, chupando, lamiendo y probando, hasta que Candy no pudo más.
- ¡córrete Candy!, córrete para mí y luego te follare duro, ese dulce coño será mío- Candy no pudo más y se dejó ir, su mundo se estremeció viendo muchas estrellas y subiendo hasta el infinito.
Terry se incorporó sintiendo que su polla iba a estallar dentro de sus pantalones, se preparaba para liberar su ya de por si impaciente miembro, cuando unos toques en la puerta lo volvieron a la realidad, gracias a Dios su despacho estaba aislado de ruido y no podían escucharlos a menos que tuvieran la puerta abierta, pero él se había asegurado que no fuera así.
Rápidamente se acomodaron sus ropas lo mejor que pudieron y se dirigió a la puerta con mala cara pues acababan de frustrarlo. ¡que pasa! Dijo bruscamente al abrir la puerta.
- ¡Lo siento! no quería molestarte -era Susana Marlow la empleada de biblioteca, la misma que la noche anterior, había tenido que despacharla rápido para que no viera su falta de interés, - Terry Salió de la oficina, colocando un folio entre sus manos para disimular su falo que sentía ya apretado.
Si acaso estaba impactado al ver a Susana al otro lado de la puerta, no lo demostró, pues su semblante estaba frio y daba la impresión de haber estado en una discusión con la señorita White.
-Yo... yo quería hablar contigo, si no estas muy ocupado -la voz de Susana se escuchaba ansiosa.
-No es el mejor momento ahora, eh estoy …. Aclarando una situación con una alumna- la voz de Terry era de disgusto, pero Susana supuso que era por la discusión - “demonios no puedo creer que me este pasando esto”-pensaba de Terry ya bastante trastornado, por tener a Candy del otro lado de la puerta, escuchando todo.
-Puedo volver más tarde, ¿o podemos cenar?, ¿Qué te parece? - dijo Susana en un tono sugerente, se acerco a Terry hasta susurrar- creo que podemos continuar lo de anoche.
Aunque Susana trato de que no fuera escuchada por otra persona que no fuera Terry, Candy estaba espiando tras la puerta entre abierta, el interior de Candy se revolvió de la rabia que sintió, todo este tiempo pensaba que el profesor, ¡¡su querido profesor!!, estaba babeando por ella. - “estúpida de mi”- pensó Candy con un dolor creciente en su pecho.
-Si, claro, eh... te parece si te llamo y te confirmo -dijo el profesor, conteniendo al máximo la ansiedad que sentía al saber quien estaba en su oficina esperándolo.
-Por supuesto, esperare ansiosa tu llamada- se estiro y dio un breve beso en los labios a Terry, tomándolo desprevenido y sin poder evitarlo, luego giro sus talones y se alejo por el pasillo, Terry volvió rápidamente a la oficina, Candy se encontraba terminando de recoger sus cosas y se disponía a salir.
- ¡Que se supone que haces! -pregunta Terry, con un tono alarmante, mientras la rubia lo enfrentaba y en sus ojos se reflejaba la lucha en su interior por no llorar frente a él.
-Creo que me equivoque- Candy sonó bastante afectada, sentía un nudo en su garganta y si no salía de ahí, lo más seguro es que se pondría a llorar como un bebé, y no quería darle esa satisfacción a Grandchester.
-Lo siento esto no debió pasar, dijo Terry, y en su semblante había arrepentimiento, esto es bastante incómodo.
- ¿Qué cosa?, el que me comporte como una mujer fácil, el que seas mi profesor o el que valga madres que hace apenas hace cinco minutos tenías tu boca en mi coño – Candy no se pudo controlar, su ira estaba saliendo a flote y no iba a ser nada amable – has jugado conmigo desde el principio, por que esta claro que esa mujer que acaba de irse, lleva bastante tiempo contigo si es que se atreve a despedirse de ti como lo hizo - su tono era de reclamo.
-No voy a discutir contigo eso Candy, perdóname por haber llegado tan lejos contigo, me deje llevar, jamás me había pasado con...
…- ¿Con una simple alumna? -Candy interrumpió indignada su explicación… ¡entiendo! - Terry se incorporó y aclaro su garganta, en un gesto incómodo, seguía sintiendo los estragos de su excitación.
-Lo ultimo que quiero es hacerte sentir mal o lastimarte Candy, será mejor que de ahora en adelante, evitemos el contacto, soy tu profesor y no es correcto, nuestra relación será estrictamente profesional.
- lo entiendo – seguía repitiendo Candy más para si mima, su rostro estaba lívido ante las palabras de Terry, -volveré al lugar que me corresponde y que no debí atreverme a pasar- dijo Candy mientras sentía como su corazón se hundía en el dolor.
-No, no es lo que piensas Candy, eso no tiene nada que ver.
-No es lo que yo pienso, es lo que quedo bastante claro con la llegada de esa mujer- debiste haberte reído mucho de mí – una sonrisa triste se escapó de su garganta.
- ¡Demonios! Tú haces que mi cuerpo arda Candy –dijo Terry desesperado por hacerle entender tomando la mano de la chica y colocándola en su miembro abultado – acaso tú quieres que te tome como un animal para dejarte después.
Los ojos de Candy se abrieron descomunalmente y sus pupilas se dilataron, a mirarlo noto la misma expresión en los ojos de él, ese simple hecho, hizo que Candy, se abalanzara sobre Terry y lo besara con desesperación, dejando en ese beso todo el deseo, y la añoranza de un amor verdadero y de paso su dignidad.
Terry necesito de todo su aplomo, para separarse – ¡No Candy!, no puedo, no es correcto, tomándola por los hombros la llevo a la puerta y luego la abrió, en una petición silenciosa le dijo con su mirada que se fuera,
Candy atravesó la puerta del despacho del profesor y este la cerro dejándola con el alma en un hilo y su dignidad por el suelo, Candy ya no sería la misma, pero si por un momento, Terry pensó que esto se había acabado ahí, los que sucedería los siguientes días le demostrarían que no, pues en un giro de la vida su corazón y sus deseos, estarían al rojo vivo, demostrando que nada se puede hacer cuando los hilos del destino aparecen en escena.
sus deseos y frustración aflorarían de la manera más cruda, poniendo a prueba su fuerza de voluntad y lujuria contenida.
️
¡excelente capitulo Didi! 
¡sigue así!
. Sería bueno una pequeña venganza: quizás llevarlo al extremo con celos? 
